—Jimin... —la voz de JungKook suena apagada y de cierta forma, esperanzada.
El menor da un paso al frente, queriendo acercársele y Jimin se siente ansioso. Quizás porque quiere sentirlo de nuevo entre sus brazos; sin embargo, la madre de los chicos se interpone en su camino y, no sólo lo observa con asco a él, sino también a JungKook.
Y Jimin lo entiende todo.
—Mira... Jimin —la mujer dice su nombre con un tono déspota y le mira sardónicamente. El aludido la observa—. No quiero que ni tú ni tu hermano se acerquen a mis hijos. No quiero que terminen infectados y, de paso, homosexuales.
Jin abre la boca para decir algo pero Jimin lo hace callar, tomándolo de la mano y negando con la cabeza.
Y nadie dice nada más. La mujer retoma el paso y arrastra a sus hijos con ella, lanzándole una última mirada de desagrado al portador del virus y una mirada de advertencia a su hermano.
Así que eso había pasado...