El Proyecto Glee 2 [Concurso]

By DanielTGrey

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El Proyecto Glee 2
The Gleest 2
Los Jueces
Gleestory 1: Sexy and I know it
Gleestory 2: Somebody that I used to know
Gleestory 3: Rolling in the deep
Gleestory 4: Love song
Gleestory 5: Dancing Queen
Gleestory 6: Teenage Dream
Gleestory 7: Marry you
Gleeviews
First nominations
First votings
Gleestory 8: Fly / I believe I can fly
Gleestory 9: Womanizer
Gleestory 10: Run the world
Gleestory 12: Wrecking Ball
Gleestory 12+1: Don't stop me now
Gleestory 14: La Isla Bonita
Second nominations
Second votings
Gleestory 15: Valerie
Gleestory 16: Let's have a kiki / It's Turkey Lurkey time
Gleestory 17: Super Bass / I still believe
Gleestory 18: We found love
Gleestory 19: Stronger (What doesn't kill you)
Gleestory 20: Mean
Third Nominations
Third Votings
Final
Story of my life
Hello
Last Votings
Y EL GANADOR ES...

Gleestory 11: Wings

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By DanielTGrey

Canción: Wings

Artista original: Little Mix

La cantan Frida y The Hossierdaddies.

Aparece en el episodio 22 de la 4º temporada, se llama All or Nothing.

@Ineedacarrot y @currula

.

Observo como el hombre de naranja da el pistoletazo de salida y todos comenzamos a correr. Atravieso torpemente la marea de gente en el suelo , que está tirada por culpa de una salida tan inesperada para algunos, y rápidamente me posiciono más o menos en la mitad.

Nunca me había interesado por el deporte, y mucho menos por correr. Pero me ayudaba a olvidar.

***

A finales del 2009, mi madre decidió que sería bueno cambiar, así que nos mudamos a este pequeño pueblo llamado Noia, ciudad natal de ella. El primer día que pasé aquí fui a dar un paseo para conocer el lugar. Después de caminar un poco vi un edificio grande, viejo, de piedra y con las ventanas y puertas azules. Me acerqué y vi una placa en la que ponía "IES Virxe Do Mar".

Al lado había un pequeño campo de fútbol que supuse que sería propiedad del instituto. Allí estaban unos niños jugando con un balón, y justo cuando pasé por su lado se les escapó. Vi que intentaban decirme algo, pero yo no los escuchaba. Empezaron a pegarme y, a lo que parecía por su cara a insultarme.

Ahora, a finales del 2013 seguía siendo lo mismo, sólo cambió en que aquellos niños se habían hecho más mayores, y por lo tanto, más fuertes.

***

Sigo corriendo.

Comienza a llover, ya me empiezo a cansar y respiro con dificultad. Cada vez llueve con más fuerza. A los lados veo que los espectadores abren sus paraguas o se marchan. También algunos de los corredores se van a junto de su familia espantados por la lluvia. Aquellos niños escapando de la lluvia me recordaron al que probablemente podría considerar uno de los peores de mi vida.

***

Durante unas dos semanas alguien me había estado metiendo notitas en mi taquilla o escribiéndolas en mis libretas. Eran cartas en las que me insultaban, me decían que no valía para nada y que algún día me arrepentiría de haber ido a ese instituto. Cada vez eran más frecuentes, y aunque yo las tiraba tan pronto las veía no podía evitar sentirme realmente mal. Pensaba que tenían razón.

Pero una mañana mis ''agradables'' compañeros decidieron que sería divertido tirar la mezcla de cosas más repugnantes del mundo.

Cuando iba para clase, al llegar al pasillo más transitado de todo el instituto vi a un niño tirar de una cuerda. Al cabo de un segundo, yo y el suelo de mi alrededor estábamos cubiertos de algo asqueroso: mierda de perro, gallina, huevos podridos... todo lo que os podáis imaginar.

En ese momento, viendo como los demás se reían de mí, empecé a correr.

Paso tras paso, descargaba mi furia y mantenía fuera de mi mente las imágenes de toda la tortura que recibía. Sentía como si tuviera aquel valor que siempre necesité.

Mi madre estaba regando las flores cuando vio como estaba. Yo nunca le había contado las cosas que me pasaban en el instituto, pero aquel día necesitaba decirle todo.

Cuando terminé, me miró a los ojos y simplemente dijo:

-Siempre habrá mucha gente que ponga obstáculos en tu camino, te empujarás y harán que te caigas más de una vez. Pero tú te levantarás todas las veces que haga falta y no te derrumbarás. Caerse está permitido, levantarse obligatorio. Demuéstrales lo que vales.

***

Aquellas palabras se me quedaron grabadas para toda la vida. Gracias a ella sigo en pie.

Correr, lo que se dice correr, todos corremos. Todos huimos de algo, corremos hacia alguien o algo. Da igual si eres el niño más lento en clase de gimnasia o el hombre más rápido del mundo, no importa, hay ciertas cosas que nos podrás alcanzar. Al fin y al cabo hay cosas que logran alcanzarte...

Y a mi madre la alcanzaron demasiado pronto.

***

Era un día soleado así que decidir salir a correr. Cuando volví a casa ayudé a mi madre a poner la mesa. Estábamos comiendo tranquilamente cuando ella se comenzó a poner pálida y a toser. No era capaz de respirar. Rápidamente salí de casa y corrí hasta la casa del vecino. Se lo expliqué apresuradamente y llamó a una ambulancia. No me separé de mi madre hasta que en el hospital tuve que quedar en la sala de espera. Contacté con mi padre y le expliqué lo ocurrido. Él estaba en la ciudad que vivíamos antes, tuvo que ir a arreglar unos papeles. Me dijo que llegaría lo antes posible.

Pasaron las horas y yo solo podía mirar el reloj y rezar para que todo estuviera bien. Pero había algo dentro de mí que sabía que no lo estaba. Cuando salió el doctor, mi padre ya había llegado y comenzó a hablar con él. Cuando terminó, me dijo que ya me lo contaría al llegar a casa, que no me preocupara.

Sabía que estaba mintiendo.

Porque a la noche descubrí que la razón por la que volvimos al pueblo natal de mi madre, Noia, era porque ella tenía cáncer.

***

Con lágrimas a punto de salir sigo corriendo. Me duelen las piernas, aunque nada es comparable con el dolor que siento en el corazón al recordar esto.

No me fijo por donde voy y acabo en el suelo. Me levanto inmediatamente y sigo con la carrera. Si antes me dolían las piernas, ahora parecía que se me iban cayendo a trozos. Pero no me importaba, terminaría esta carrera fuese como fuese.

A mi lado, pasa una participante que lleva un colgante con una estrella. Oh, estrellas... siempre me había gustado ir al jardín a verlas, hasta que un día comencé a odiarlas...

***

Contemplaba las estrellas en el jardín. Las lágrimas corrían por mis mejillas. Esto no estaba pasando, no podía ser real. Sentí una mano posándose sobre mi hombro. Giré la cabeza y suspiré.

-Bruno...

-Déjame -respondí.

-Por favor cariño...

-¿Desde cuando lo sabes?

Mi madre se sentó a mi lado.

-Desde hace seis meses.

Me levanté enfadado.

Vi cómo los ojos de mi madre se aguaban. Hice lo único que podía hacer en ese momento.

Correr.

No me importaba la hora que fuera, sentía mi corazón roto en millones de partes, como si nada tuviera sentido en este preciso momento.

Porque no lo tenía.

Corrí hasta que mis piernas no pudieron más. No sabía que hora era ni donde estaba. Solo veía un campo rodeado por árboles. Me senté en el medio de la hierba. No sabía que hacer. Mi cabeza estaba hecha un lío. Mi corazón destrozado. Vi como poco a poco el sol aparecía, como el tiempo pasaba... y yo seguía igual.

Pero tenía que volver a casa.

Cuando llegué, mi madre tenía los ojos rojos e hinchados, sabía como se sentía, ya que yo también estaba así. Me abrazó y comenzó a llorar, dejé que lo hiciera porque la parte que venía ahora iba a ser dura. Muy dura. Después de unos minutos ella se tranquilizó y me miró, sabía lo que iba pasar. Se sentó en la cocina conmigo y se limpió las lágrimas. Yo fui el primero en hablar:

-¿Qué es exactamente lo que tienes?

-Se llama condrosarcoma. Al principio solo me dolía la cadera, sobretodo por la noche, pero al tomar un ibuprofeno me aliviaba. Poco a poco el dolor me iba aumentando. Un día, noté la cadera hinchada y fui al médico. Entonces me contaron lo que tenía, comencé a recibir un tratamiento. Me dijeron que no era muy grave. Yo no quería preocuparte Bruno, eres mi vida. Después de tres meses, llegué a la consulta del médico y me dijo que no había evidencias de cáncer, lo había superado.

-Pero no acaba ahí -dije.

-Al mes siguiente comencé a sentir el mismo dolor, pero en diferentes partes del cuerpo. No lo podía creer. Volví al médico. El condrosarcoma volviera, e hiciera metástasis en los pulmones. Fue cuando decidí volver a Noia. Comencé a ir a radioterapia, de momento voy bien.

-¿Y lo que pasó el otro día?

-Fue un ataque leve. Pensaba decírtelo el día que llegaste llorando pero no quería preocuparte.

-Joder mamá, ¿cómo crees que me sentí cuando te vi incapaz de respirar?- pregunté intentando quitar el recuerdo de mi mente.

-No se dicen palabrotas -dijo mi madre con una sonrisa.

Reí y la abracé.

A partir de aquel día comencé a acompañar por las tardes a mi madre al hospital donde recibía la radioterapia. Solía llevar un libro o corría alrededor. Todo iba bien.

Iba.

Un día, estaba terminando de leer mi libro cuando salió mi madre. Estaba un poco pálida, le pregunté si se encontraba bien y ella asintió con una sonrisa débil. Salimos del hospital y caminamos hacia el coche, cuando casi estábamos llegando mi madre se desplomó. La agarré, estaba muy fría. Corrí con ella en brazos hacia el hospital por donde habíamos salido hacía unos minutos. Se la llevaron mientras lo único que podía hacer yo era llorar. No sabía cuanto tiempo había pasado llorando. Cuando miré el reloj eran las ocho y media. Mi padre estaba a mi lado.

No fue hasta las nueve y media cuando el médico llegó.

-Me temo que el cáncer está avanzando más y más, se quedará en observación durante un tiempo- dijo el doctor.

-¿Podemos pasar a verla?- preguntó mi padre.

-Claro- afirmó.

-Vamos Bruno- se dirigió a mí.

Intenté levantarme pero mis piernas no querían. No podía aceptar la realidad. Era demasiado para mí.

Después de intentar asimilar todo fui hacia la habitación de mi madre con pasos inseguros. Cuando llegué, encontré a mi madre llena de tubos y cables. Mis ojos comenzaron a aguarse, respiré profundamente y me senté en una de las sillas con mi padre. Poco después, él bajó a la cafetería. Le agarré la mano a mi madre. Ella abrió los ojos y pestañeó.

-Ahora viene papá- expliqué- bajó a la cafetería.

Ella solo asintió mirando hacia mí.

Cuando mi padre volvió decidí dejarlos a solas. Bajé hasta la planta principal y salí. Me senté en el borde de la acera y observé como gente entraba preocupada, estresada, llorando. Al cabo de un tiempo mi padre salió y me explicó que hoy no nos podíamos quedar por la noche. Asentí y monté en el coche. Todo el camino observé por la ventanilla. Cuando llegamos a casa subí directamente y me fui a dormir.

Comencé a visitar a mi madre cada tarde y alguna que otra noche. En una de esas estaba con ella hablando. Después de un silencio dijo:

-Quiero que me prometas una cosa.

Me acerqué mas a ella.

-Lo que quieras.

-Quiero que demuestres que nada ni nadie puede contigo. Que eres fuerte. Que no te rendirás nunca. Eres especial Bruno. Prométeme que se lo demostrarás al mundo.

-Mamá...

-Prometemelo.

-Te lo prometo.

-Te quiero mucho mami.

Noches después mi madre tuvo un ataque. Comenzó a toser y a quedarse sin aire poco a poco. Las enfermeras me sacaron de ahí junto con mi padre. Una hora después me dieron una de las peores noticias que recibí en mis años de vida: no iba a volver a hablar con mi madre. La habían inducido al coma y no la volverían a despertar porque el dolor sería insoportable para ella. Sólo quedaba esperar.

Seis días después ella murió.

***

Nunca olvidaré ese día. <<Mamá, lo haré, demostraré lo que valgo, y estarás muy orgullosa de mí.>> Cuando murió mi madre lo pasé fatal, aún no lo supero. El peor momento fue su funeral, la realidad me golpeó muy fuerte. Me sentí solo, triste y como una basura; porque aunque tenía a mi padre ya nada sería lo mismo. Llorando, sigo corriendo y recuerdo aquel fatídico día.

***

-Estamos hoy aquí para memorar la vida de Natalia. Una buena madre, hija y esposa. A continuación su hijo nos dirá unas palabras.

Me levanté de mi silla y caminé hacia donde el cura me observaba. Dejé los papeles sobre el atril y limpié el sudor de mis manos contra mis pantalones.

-Nunca podré agradecerle a mi madre lo que hizo por mí. Desde cambiarme los pañales cuando era un bebé, hasta ahora. En esta vida toda las personas nacemos con unas alas que nos harán volar hasta donde le permitamos. Ella me decía que habría muchas montañas y yo las intentaría mover. No se trata de lo rápido que la pasas, o lo que hay al otro lado. Lo importante es la subida. Mamá, quiero que sepas que siempre estarás en mi corazón, gracias por dejarme llorar en tu hombro, por las noches en vela cuidándome cuando enfermaba, por darme ánimos cuando no podía más. Yo...lo siento.

Comienzo a correr lejos del cementerio. Quiero despertar de esta maldita pesadilla. Quiero que todo sea como antes de venir a este pueblo. Quiero volver a ser feliz

***

Me da un punto. Aun así sigo corriendo, ese dolor no es comparable con el que he sentido todos estos años.

Veo la línea de meta. Lo voy conseguir... Mis ojos se empañan con lágrimas, lágrimas de alegría. Sólo unos metros, unos cuantos pasos y demostraré a esos idiotas que sí sirvo para algo, que no soy un inútil. Cruzo la meta, siento algo en el cuerpo que no soy capaz de describir, ¿alegría?;¿orgullo? Tristeza tal vez. Veía a la gente aplaudir, y aunque sabía que se lo hacían a todos, yo me daba el lujo de pensar que todos esas personas solo me aplaudían a mí.

En ese momento sentí que no valía la pena preocuparse por todas aquellas burlas, que había gente que me quería y a la que hacía feliz, eso era lo único que contaba. Echaba mucho de menos a mi madre, sobretodo justo ahora. Mamá, lo he logrado, he cumplido la promesa, demostré lo que valgo. Yo sé que estarías orgullosa de mí si estuvieras aquí. Te quiero.

Me dan un botellín de agua y una chocolatina. Mientras como y bebo me dedico a ver la llegada de los demás. Cuando todos llegaron, comenzaron los premios. Yo aplaudía sin saber quién ganó, no oía nada, nunca lo hice.

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