MONTSERRAT
Tres días después, Jack por fin estaba dado de alta del hospital. La herida que presentaba, a pesar de haber sido ocasionada con un arma de fuego, no había sido lo suficientemente grave como para retenerlo en el hospital por más tiempo.
Me alegraba que por fin pudiéramos regresar a casa, Sara había sido arrestada y ahora mismo probablemente estaba esperando por un juicio. Tenía la esperanza de que pasara un gran tiempo encerrada, o al menos el suficiente como para permitirnos a Jack y a mí estar en paz.
Él me había dicho lo que había pasado en el hospital y agradecía enormemente que Adler hubiese actuado a tiempo, no quería ni imaginar que hubiese ocurrido si yo fuese la que se encontraba en la habitación con Jack en esos momentos.
—Con cuidado —Pronuncio ayudando a Jack a bajar del auto, habíamos llegado a su departamento hace algunos momentos, mis padres nos esperaban dentro con nuestra hija, Blake, Adler y mis hermanos. Habíamos decidido organizarle una pequeña fiesta sorpresa de bienvenida y era mi deber actuar como si nadie estuviera en casa.
— ¿Llamaste a tu madre para que trajera a Hanny? —Inquiere él mientras se apoya de mi brazo. —Quiero verla, la he extrañado muchísimo.
—Si —Miento —Le envié un mensaje, dice que viene en camino.
Él asiente.
Nuestros pasos son lentos, el doctor había recomendado reposo absoluto para Jack. Como la herida estaba localizada en una zona que estaba en frecuente movimiento, era mejor evitar esto a toda costa.
Ninguno de los dos dice nada más mientras caminamos hacia el interior del edificio que se encuentra frente a nosotros. El portero nos saluda, diciendo que se alegra de que Jack estuviera tan recuperado, y tras agradecerle retomamos nuestro camino hacia el departamento.
— ¿Tienes las llaves? —Inquiere cuando nos detenemos frente a la puerta.
—Si —Le enseño las llaves que cuelgan de un pequeño llavero en forma de corazón y él sonríe, me tomo mi tiempo para abrir la puerta y darles tiempo a las personas que se encuentran dentro de prepararse.
—Todo está muy silencioso —Murmura. Soy la primera en ingresar al departamento, y cuando Jack lo hace y enciendo la luz, todos gritan.
— ¡Bienvenido! —El grito unísono y la explosión de confeti hacen sobresaltar a Jack, quien parece demasiado alarmado en estos momentos.
La expresión de alarma y sobresalto comienza a desaparecer de su rostro cuando nota quienes son las personas que se encuentran dentro y el enorme letrero con la palabra "bienvenido a casa".
—Oh, muchas gracias —Dice él soltando una risa. —¿Esto fue idea tuya? —Inquiere dedicándome una sonrisa.
—En realidad fue idea de todos —Respondo —Queríamos demostrarte que estamos felices de que sigas con nosotros.
Mi madre se acerca en esos momentos hacia nosotros sosteniendo a mi hija entre sus brazos, los ojos de Jack se iluminan cuando la mira y mi corazón se estruja con ternura ante tal escena.
Jack tiene que sentarse en el sillón de la sala para poder abrazar a nuestra pequeña con mayor comodidad, y a pesar de que hay otras personas en la habitación, él parece enfocarse por completo en Hanny.
—Hola mi princesa ¿extrañaste a papi? —Inquiere con dulzura mientras deja un beso sobre la frente de nuestra nena. —Yo si te extrañé demasiado mi princesa, no hubo día en que no pensara en ti.
—Nos alegra verte bien Jack, y saber que esa mujer ya se encuentra pagando por todo lo que hizo —Interviene mi madre haciéndole levantar la vista.
—Si —Responde él —Creo que jamás íbamos a estar completamente seguros si ella seguía libre. Ahora solo nos queda esperar porque vaya a la cárcel.
—Sara tiene influencias y mucho dinero —Interviene ahora Adler —Y probablemente sus padres intentarán sacarla a toda costa.
—Es lo más seguro —Responde Jack —Pero se arriesgó demasiado al ir al hospital, hay demasiados testigos. No creo que pueda salir fácilmente de algo como eso.
Todos asentimos.
—Oh, y tengo una sorpresa más para ti —Murmuro incorporándome del sillón en el que había tomado asiento. —Me enteré apenas esta mañana.
Camino hasta el pequeño taburete que se encuentra a un costado de la puerta para poder tomar las llaves de nuestra nueva casa, si, por fin podríamos mudarnos a un lugar en el que podríamos comenzar desde cero.
—¿Qué cosa?
Regreso hacia donde él se encuentra y le enseño las llaves, parece tomarle un momento el entender a que hago referencia, pero tras algunos segundos, lo comprende.
—¿Han aceptado nuestra oferta? —Inquiere con emoción mientras acomoda a Hannah entre sus brazos.
—Lo han hecho —Confirmo con una sonrisa —Somos oficialmente los nuevos dueños de esa casa.
Todos aplauden mientras Jack intenta incorporarse y soy yo la que se termina inclinando para evitar que se lastime, nuestros labios se unen de la única manera en la que saben hacerse antes de que mi madre interrumpa.
—Un momento —Pronuncia captando la atención de todos y haciendo que comience a temer de que la idea de que Jack y yo nos mudemos juntos no le parezca en nada. —Cariño, sabes que te apoyo en cualquier cosa que quieras comenzar, pero esto me parece algo apresurado. Es decir, aún no tienen un compromiso seguro y...
—De hecho señora Lewis —Interrumpe Jack entregándome a Hanny. Se incorpora con algo de cuidado mientras se sostiene de una de las mesas de madera que se encuentran cerca. —Yo quería aprovechar que ustedes se encuentran aquí, para pedirles algo.
Mi corazón aumenta de ritmo, comienzo a caer en cuenta de lo que va a hacer y a pesar de que Jack me observa, no puedo hacer otra cosa que no sea intentar no entrar en pánico.
— ¿Qué ocurre Jack? —Inquiere mi padre acercándose hacia él.
—Sé que aún no me gano su simpatía por completo, sé que dañé a Montserrat de tal forma que ningún padre me querría cerca de su hija si hubiesen pasado por esa situación y también sé que a pesar de que estoy intentando reparar mis errores, aún falta mucho por mejorar.
—Amo a su hija como no tienen una idea, Hannah y ella son las mujeres más importantes en mi vida en estos momentos, no puedo imaginarme ni un solo día sin ellas, me he vuelto dependiente de su presencia. —Continúa —Pero quiero hacer las cosas bien, y por eso quiero pedirles la mano de Montserrat.
A pesar de que él ya me lo había propuesto y yo había aceptado, nunca imaginé que Jack se atreviera a pedir mi mano a mis padres. Ellos parecen tan sorprendidos como yo por lo que no dicen nada durante algunos minutos.
— ¿Quieres decir que...? —Mi padre no es capaz de terminar la frase.
—Que quiero casarme con su hija señores Lewis, y nada me gustaría más que contar con su aprobación.
Me sorprende no haber colapsado en estos momentos, sujeto a mi pequeña con fuerza mientras miro con sorpresa y emoción a Jack, él centra su mirada en mí por algunos segundos y una pequeña sonrisa tira de sus labios antes de mirar otra vez a mis padres.
Mi madre parece increíblemente emocionada, mi padre, a pesar de aparentar un estado de shock, también sonríe.
—Jack, creo que no hay mucho que podamos decir —Responde —Montserrat te ha elegido y si lo hizo es por algo, solo espero que puedas hacerla feliz. —Él se acerca hasta donde Jack se encuentra para extender su mano. —Será un placer recibirte en la familia.
—Oh Dios mío —Exclamo.
—Espera, espera —Interviene Luke — Me parece grandioso que quieras casarte con mi hermana pero ¿Y el anillo?
Ruedo los ojos con fastidio.
—No arruines el momento Luke, por favor —Pido dedicándole una mirada de pocos amigos, sin embargo, antes de que mi hermano pueda responderme, Jack de adelante.
—En realidad quería hacer esto cuando tuviéramos un momento más privado, pero creo justo ahora es el momento perfecto. —Jack extiende una de sus manos en dirección a Adler, quien parece rebuscar algo en sus bolsillos.
Cuando le entrega una pequeña caja a su hermano, comienzo a caer en cuenta de lo que va a hacer y mis nervios se disparan.
—Creo que tomaré a mi sobrina porque necesitas tener las manos libres —Pronuncia Caleb con una sonrisa mientras toma con suavidad a mi hija entre sus brazos.
Adler nos está enfocando con su celular y le hago una seña a Jack para que se detenga cuando noto que el se está arrodillando.
—No, no vayas a lastimarte —Pronuncio con preocupación.
—Estoy bien —Responde él.
—Montserrat Lewis, ya te lo he preguntado una vez, y espero que ahora que lo hago por segunda ocasión la respuesta sea la misma —Apoya una de sus rodillas en el suelo mientras mantiene la otra firme. —Te amo, te estoy amando y te amaré hasta mis últimos días si me lo permites. Quiero pasar el resto de mi vida contigo así que, Montserrat ¿Me concederías el honor de casarte conmigo?
El abre la caja que se encuentra entre sus manos, lo primero que mis ojos captan es una rosa que se abre al igual que la caja revelando un diamante que se encuentra justo en el centro de esta.
—Claro que sí, claro que quiero casarme contigo —Respondo con la voz llena de la emoción. Jack se incorpora con mi ayuda y pronto sus brazos se encuentran rodeando los míos, apegándome a su cuerpo y proporcionándome la sensación de bienestar que tanto me gustaba experimentar.
Todos gritan y aplauden, pero solamente puedo concentrarme en el hombre que se encuentra frente a mí, y con el que tengo la seguridad que seré inmensa y profundamente feliz.
JACK
El anillo reluce en una de sus manos, estoy completamente maravillado de solo mirarla.
Montse deja con suavidad a Hannah dentro de su cuna, la cubre con una pequeña manta y luego se gira hacia mí.
—Al fin se ha quedado dormida —Murmura, camina hacia donde me encuentro para colocarse a un costado de la cama. Su mirada inmediatamente se dirige hacia la joya que se encuentra en uno de sus dedos.
—Es hermoso —Pronuncia —No lo esperaba tan pronto.
—Te dije que en cuanto saliera del hospital te daría uno —Recuerdo tomando una de sus manos.
Luego de que todo el caos que Sara había causado se calmara, había hablado con mi hermano para que me ayudara a buscar un anillo para entregarle a Montserrat. No me importaba el precio, no me importaba en lo absoluto gastar una enorme cantidad de dinero si eso significaba hacer feliz a Montserrat.
Adler había sido de gran ayuda, aún tengo las cientos de imágenes que mi hermano me había enviado por WhatsApp mientras visitaba todas las joyerías de la ciudad intentando encontrar el anillo perfecto.
—Lo sé —Responde —Solo no lo esperaba tan pronto.
Ella observa con detenimiento el anillo mientras una sonrisa se apodera de sus labios.
—No puedo creer que en serio vayamos a casarnos —Murmura —Todo esto parece un sueño.
—Sin duda alguna —Concuerdo —Pero me alegra estarlo viviendo en la vida real a tu lado. No hay nada que me haga tan feliz como estar contigo y con nuestra nena, son lo único que necesito justo ahora.
Sonríe.
—¿Sabes que es lo que yo necesito justo ahora? —Inquiere acercándose a mi rostro.
—¿Qué?
—Una enorme taza de café, porque en serio necesito cafeína en mi sistema —Una carcajada brota de mis labios en esos momentos y ella me manda a callar de manera inmediata.
— ¿Estás hablando en serio? A cabo de hacer una mini declaración de amor y tú me dices que necesitas café —Pronuncio con fingido reproche.
Ella ríe mientras se incorpora de la cama en la que nos encontramos.
—El dueño de la casa dijo que podemos tomar posesión de ella cuando queramos —Informa — Podemos ir mañana mismo si quieres.
—Oh si, eso me encantaría —Murmuro —Quiero que nos mudemos cuanto antes.
—Primero tienes que recuperarte completamente —Recuerda —Para que se nos haga más fácil decorar la casa. Además, aún tenemos algunos asuntos por resolver así que creo que mañana podemos ir y ver como se encuentra la casa y comenzar con arreglos pequeños. No se te olvide que el doctor te recomendó reposo absoluto.
—Lo sé, pero estoy bien lindura. De verdad —Afirmo —Estoy seguro que en unos pocos días estaré como nuevo. Sin ningún daño.
—No me queda duda de eso —Murmura ella acercándose a mi rostro para dejar un rápido beso sobre mis labios. —Ahora si me disculpas voy por mi necesaria taza de café.
Asiento con una sonrisa mientras la observo salir de la habitación.
Dios, como amaba a esta mujer. A pesar de todo y de todos, habíamos logrado salir adelante y vencer todos los obstáculos que la vida nos había puesto.
Y no podía esperar por el momento para llamarla oficialmente mi esposa.
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¡Solo nos queda un capítulo más y el epílogo, que emoción!
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