El mundo de Jaemin se había detenido en ese momento exacto. Parecía que no podía respirar o como si sus pulmones simplemente se hubieran detenido tras las palabras dichas por su madre quien lucía completamente contenta. No era tonto, siempre supo que ese era su plan, quería enlazarlo con Jaehyun pero una parte de si, muy en el fondo, esperaba que ella se diera cuenta de la locura del plan. En definitiva, Jihyun no se replanteó lo que su hijo quería, no lo pensó. No pensó en si sería feliz al lado del alfa o si en siquiera era un buen sujeto. Jaehyun era casi un desconocido, al menos para la idea del matrimonio. Miró a su madre con ojos llorosos pidiendo en silencio que se retractara de sus palabras, que no le hiciera aquello pero esa mujer solo podía sonreír victoriosa. Las exclamaciones y murmullos se incrementaron tanto que debió regresar su vista al frente. Su boca no pudo evitar abrirse y de sus ojos comenzaron a rodar lágrimas incontenibles. Jaehyun estaba frente a él, arrodillado y sosteniendo entre una de sus manos la pequeña caja de terciopelo abierta con un brillante anillo en medio. Los ojos del alfa demostraban dolor, angustia y pena. También había una gran cantidad de lágrimas que no iba a dejar salir.
— Oh cariño, no le dejes esperando o creerá que le estas rechazando.
El tono de la voz de su madre volvió a ser dulce y casi risueño. Escuchó pequeñas risitas enternecidas de la gente, también comentarios sobre la linda pareja que formaban. Allí lo comprendió, nadie sabía lo que estaba pasando. Nadie sabía que estaba siendo obligado. Pensaban que sus lágrimas y nervios eran por la felicidad. Las personas del club de campo les habían visto juntos, pasar horas enteras charlando e incluso marcharse a la vez. Creían que eran una joven pareja enamorada y no los títeres que sus padres habían estado manipulando. Presenciaban un acto terrible y no tenían idea de ello.
Levantó su mano temblorosa, no tenía otra opción en ese preciso momento. Jaehyun sujetó su mano con delicadeza modulando un "Lo siento" con sus labios mientras colocaba el anillo en su dedo. Cuando el alfa se levantó poniéndose a su lado los aplausos estallaron tan fuerte, al punto de sentir que quedaría sordo en ese momento. Aún así logro escuchar el sonido de una copa romperse aunque nadie más pareció lograr oírlo o si lo hicieron, no les importo pues la pareja en frente era más importante.
— ¡Un brindis por la feliz pareja!
Su madre exclamó levantando su copa siendo imitada por casi todos los invitados que les sonreían con ternura. Brindaron como si fuera el mejor momento de sus vidas y finalmente las luces volvieron a encenderse de manera correcta. Ellos dejaron de ser el centro de atención por lo que se dio la vuelta encarando a su madre a la cara.
— Si alguna vez te considere mi madre eso ha dejado de ser así en este momento.
No le dio tiempo a responder ya que se marchó rápidamente. No iba a poder resistir saludar a todos los amigos y socios de su madre felicitándole por el compromiso. No podría hacerlo sin llorar, no iba a tolerarlo.
El anillo pesaba demasiado en su mano, casi como si tuviera más de diez kilos alrededor de su delgado anular. Buscó a sus amigos casi corriendo hacia ellos necesitando ser reconfortado por la única persona que quería en ese momento. Más al llegar, él no estaba ahí. Mark le miró con pena, negando con su cabeza mientras que la bajaba con una expresión triste como todos. Haechan tampoco estaba y se preguntaba a donde es que se habían marchado. Quiso hacer un paso más pero noto un crujido bajo su zapato. Al bajar su vista noto los cristales de una copa hecha añicos con pequeñas manchas de sangre en ella.
— Se fue de aquí antes del brindis, Haechan le siguió. Creo que necesitara estar solo Jaemin.
Renjun apoyó una de sus manos en su hombro mientras hablaba, apretándoselo ligeramente queriendo mostrar su apoyo de alguna forma pues no creía tener palabras que ayudaran en un momento como aquel. Jaehyun apareció poniéndose a su lado con una expresión sombría y ganándose la mirada de odio de todos los presentes.
— Lárgate Jung, lárgate antes que yo mismo te saque a patadas de este lugar. Me importa una mierda que tú seas un jodido alfa, voy a patearte el trasero si es que no te marchas en este preciso instante.
Amenazó Chenle tratando de lucir intimidante aunque era obvio que no podría ganarle nunca al alfa allí presente. En fuerza y altura era claramente superior por lo que la amenaza del beta para un sujeto como él no significaría nada.
— ¿Crees siquiera que tuve una opción en esto? ¿O que siquiera quiero hacerlo? Estoy atascado en esto al igual que él. Maldición, tengo una maldita pareja a la cual jamás dejaría o le haría algo así por gusto.
El alfa se defendió casi al punto de gruñir sus palabras haciendo que el chino se encogiera un poco en su lugar para luego mirar hacia otro lado sintiéndose claramente intimidado por su forma de hablar.
Jaemin estaba simplemente allí parado en un completo silencio sin saber muy bien que hacer, decir o simplemente como se suponía que iba a seguir a partir de ese momento. Pensó en Jeno, en cómo se había ido sin ser capaz de verle y las lágrimas volvieron a caer por su rostro sintiéndose completamente angustiado. Había estado tan feliz esta mañana junto a él y ahora eso parecía un recuerdo lejano. Ten le sujetó por un hombro antes de empujarle ligeramente para que volvieran a salir de allí. Ninguno les siguió suponiendo que el tailandés sería el único capaz de calmarle en ese momento al ser otro omega.
Le llevó hasta unos bancos alejados de toda la fiesta en donde le hizo sentarse. Se puso en cuclillas frente a él, dejando sus manos las rodillas del menor mientras le dejaba llorar en silencio por unos momentos queriendo que se desahogara un poco antes de poder hablar. Parecieron horas eternas en las que el chico de cabellos rosados estuvo llorando, horas en las que fue silenciosamente acompañado para estar apoyándole en aquel duro momento. Cuando finalmente Jaemin había logrado calmarse un poco Ten se movió para abrazarle con fuerza.
— Tranquilo pequeño, vamos a encontrar la forma de solucionar esto ¿De acuerdo? No pudiste enfrentarla aquí pero eso no quiere decir que ella haya ganado esta guerra. Juntos vamos a planear algo Jaemin.
La voz del mayor, dicha con tanta calma y suavidad, lograba calmarle un poco. Asintió, queriendo ser positivo y pensar en que tendrían una forma de escapar de eso. Mordisqueo su labio inferior queriendo pensar en posibilidades pero que no venían a su cabeza.
— Toma, necesitas un trago mucho más que yo.
El tailandés le extendió su copa de champagne. El otro omega la tomó entre sus finos dedos y se la llevó a su boca, bebiéndola de un solo trago sintiendo el alcohol quemar en su garganta. Al observarla por unos segundos, un destello del anillo le hizo verlo. Era genuinamente hermoso y seguramente muy costoso. Muchos estarían felices de recibir algo como eso, habría sido una noche perfecta pero para él era una pesadilla de la cual esperaba poder despertar pronto.
— No puedo creer que me haya hecho esto. No creía que llegaría a ser capaz, quise pensar en que mi felicidad de verdad le importaba hasta cierto punto pero me equivoque. Me siento como un objeto, como algo que puede ser vendido y usado por otros.
— No lo eres Jaemin, eres mucho más que eso. Todos lo sabemos... Aunque por lo menos no es tan malo.
Jaemin miró con ojos sorprendidos a su amigo, quien le veía con una expresión extraña. Su boca se abrió y cerró un par de veces sin ser capaz de gesticular algo de manera correcta.
— ¿Qué?
— Yoon Oh luce como un buen alfa. Respetable y amable. Es un buen partido para cualquier omega. Si no pudiéramos evitarlo, si no encontráramos la forma, de todos modos no terminarías en las manos de cualquiera. Yo estaría contento sinceramente, es un opción mucho mejor que...—El omega detuvo sus palabras mordiendo su labio inferior creyendo que tal vez estaba llegando muy lejos.—
— ¿Mejor que quien? Dilo. —Al ver que no obtenía una respuesta comenzó a enfurecerse. — ¡Dilo!
— ¡Mejor que Jeno! Maldición Jaemin, piénsalo realmente un poco ¿Realmente sería tan malo casarte con él? Debe de ser uno de los mejores partidos que hay en esta maldita ciudad. Ese sujeto podría darte el mundo entero y de una manera respetable ¿Qué podría llegar a ofrecerte Jeno? Ni siquiera-
El más bajo no pudo seguir hablando debido a que fue cortado por un repentino golpe aterrizando violentamente contra su mejilla haciéndolo tambalearse y casi caer al suelo. Miró sorprendido al pelirosa mientras se sujetaba su rostro completamente adolorido y sorprendido. Jaemin frente a él lucía completamente furioso y jadeante mientras le miraba de una forma que jamás le había visto, era una mirada de completo odio.
— ¡Que tú te vendas a un alfa no significa que yo vaya a hacerlo!
Aquel grito había salido desde lo profundo de su garganta. Jamás creyó llegar a oír algo así salir desde la boca de quien creía que había sido uno de sus mejores amigos. Hoy le miraba y después de saber tanto sobre él, cosas que jamás imagino, no podía reconocerle ¿Realmente había conocido a Ten durante este tiempo? De repente, no sabía quién era la persona frente a él y eso le asustaba. Notó la mueca de dolor del otro omega por sus palabras.
— Jaemin no era eso lo que quería decir pero vamos, sabes que no me estoy equivocando en mis palabras. Con Jaehyun al menos puedes llegar a tener un futuro, al lado de Jeno solo vas a tener problemas. Hay muchas cosas de las que no tienes idea Nana, solo quiero lo mejor para ti.
El menor cerró sus ojos con fuerza, respirando profundamente un par de veces para lograr calmarse pues sentía la furia correr por sus venas como lava ardiente.
— Si quisieras lo mejor para mí, estarías deseando que fuera feliz con la persona que yo quiera, no con alguien a quien me están obligando a estar. Ahora, por favor, vete o llamaré a seguridad para que te saquen.
El rostro del mayor se tensó y supo que en ese momento, no había nada que pudiera decir para calmar la ira del menor. Suspiró y asintió de manera leve antes de acomodar su ropa un poco y caminar para salir de allí, pasando justo a su lado y dándole un pequeño golpe en su hombro. Algún día le entendería y esperaba que cuando lo hiciera, no fuera demasiado tarde.
Jaemin se quedó allí solo unos segundos, tomando profundas bocanadas de aire tratando de calmarse y no volver a llorar aunque sus ojos estaban levemente nublados debido a sus lágrimas que querían seguir su camino. Con manos temblorosas sacó su celular del bolsillo y busco entre los contactos a Jeno. Una, dos, tres y cuatro llamadas fueron las que le hizo y ninguna obtuvo una respuesta. Necesitaba poder hablar con él, tenía que hacerlo pero el alfa no parecía estar de acuerdo con ello.
Rindiéndose por el momento, volvió a entrar al salón buscando a sus amigos. Todos se mantenían con rostros serios y hablando por lo bajo hasta que le vieron llegar. No fue nada discreto pero al omega tampoco le importo en ese momento, no le interesaba nada en realidad.
— Chenle ¿Crees poder llamar al chófer de tu familia para que venga antes? Quiero irme de aquí en este instante pero si ustedes prefieren quedarse y seguir disfrutando de la fiesta, lo entiendo.
Todos negaron con su cabeza, incluso Jaehyun que parecía estar metido en sus pensamientos, seguramente pensando en cómo le diría a su novio lo que había pasado. Chenle se alejó para hacer la llamada y todos se quedaron en silencio. Sólo RenJun se animó a preguntar por el tailandés, Jaemin le respondió que debió marcharse antes por un improvisto.
Casi media hora después, el chófer de los Zhong había pasado por ellos. Jaehyun simplemente dijo que debería de marcharse con sus propios padres así que solo vio a los adolecentes partir. El chófer se mantenía sumamente rígido en su asiento sin mirar ni una sola vez hacia atrás siendo profesional. El omega no pudo evitar pensar en el Señor Kim que se comportaba siempre amable y en cada ocasión que pasaba por él, siempre le preguntaba como le había ido.
Cuando estuvo frente a su casa, tuvo que llamar por el intercomunicador un par de veces pues no había llevado unas llaves consigo. Los pocos sirvientes que vivían allí debían ya de estar durmiendo a esa hora por lo que costó despertarles. La señora Lee, aún adormilada, le respondió con un poco de confusión antes de apresurarse a abrirle la puerta cuando le reconoció.
Al entrar a su casa, vio a la mujer con una bata mirándole confundida por su llegada a esas horas y solo. El omega levantó su mano izquierda mostrando el reluciente anillo. La señora Lee le miró unos segundos sin entender, seguramente pues aún seguía un poco adormilada, hasta que el brillo de la comprensión atravesó sus ojos y su boca se abrió. El labio inferior del omega comenzó a temblar antes de casi correr hasta ella y abrazarse al menudo cuerpo para llorar. Ella le sujetó entre sus brazos pasando amorosamente una de sus manos por los cabellos de este y la otra por su espalda.
Aquella noche Jaemin se durmió en su cama llorando mientras que la Señora Lee le arrullaba suavemente acariciando su cabello tratando de calmarle.
Al otro lado de la ciudad, un pelinegro gruñía a la vez que mordía una vieja camiseta suya. Haechan se encontraba sacando los vidrios rotos de la copa que su amigo había apretado hasta hacer añicos con el anuncio del compromiso. En un comienzo el omega había pensado que solo había dejado caer la elegante copa por la sorpresa, no se fijó en su momento. Tampoco tuvo tiempo de hacerlo debido a que Jeno había salido hecho una furia del lugar. El omega le siguió, sintiéndose preocupado y angustiado por lo que acababa de pasar. Fuera del club de campo, le pidió que se calmara mientras pedía un taxi para volver a casa. Apenas estaba terminando de hacer el pedido cuando un estruendo seguido de un pequeño y grave grito le hizo voltearse asustado cortando la llamada. Jeno le había dado un fuerte golpe de puño cerrado a uno de los muros que cercaban el terreno y su mano estaba empapada de sangre. Haechan se asustó pensando en que debió de romperse la mano contra el muro para sangrar de esa manera pero al sujetársela notó los fragmentos de vidrio incrustados profundamente en el piel.
— Mierda Jeno, tenemos que ir a un hospital. — Habló rápidamente mientras se sacaba su corbata tratando de envolver la mano ajena para que no sangrara tanto.—
— No. Vamos a casa. Has curado peores cosas que estas en mí.
— Jeno, un corte limpio o una herida abierta por tus peleas no son como esto. Si dejo un trozo de cristal adentro podría empeorarlo todo. — Le miró completamente preocupado y nervioso por aquello.—
— Pues entonces no los dejes y ya.
La seca contestación del alfa le dio a entender que no había forma de ser escuchado en ese momento por lo que ahí estaban, luego de haber peleado con el taxista por no quererles dejar subir y luego por no querer meterse en su barrio por miedo, en la pequeña mesa de la cocina tratando de limpiar la herida. El omega había sacado ya seis trozos de cristal de la mano de su amigo y aún le quedaban al menos tres o era lo que podía ver. Tan solo tenía unas pequeñas pinzas para cejas y una botella de vodka barato para limpiar la herida. No estaba siendo sencillo y menos con el alfa gruñendo con cada pequeño movimiento que hacía por el dolor causado. Llegó a tomar la botella para darle un par de tragos tratando de así olvidarse del punzante ardor y dolor. La luz sobre ellos también era escasa, un viejo foco que casi parecía colgar pendiendo de un hilo y si uno soplaba con fuerza, haría que se tambaleara. La luz de este era apenas brillante y dibujaba extrañas sombras sobre los chicos haciendo ver todo más sombrío de lo que realmente era.
— Si hubiéramos ido a un hospital esto hubiera sido más rápido y con un anestésico.
— Cállate Donghyuck y solo hazlo.
Gruñó el pelinegro. Deseaba fuertemente cerrar sus ojos y dejarse caer sobre la mesa para tratar de pasar aquello pero cada vez que los cerraba, el recuerdo de Jaehyun arrodillándose frente a Jaemin llegaba a su mente y le hacía querer romper lo primero que se atravesara en su camino. Había visto la expresión en el rostro del chico de cabellos rosados y fue devastadora, había deseado fuertemente correr hacia él para abrazarle y sacarlo de allí pero no podía. Únicamente pudo salir de ese lugar sintiéndose enfurecido.
No podía comprender realmente porque una madre entregaría de esa forma a su hijo por dinero. Él nunca tuvo mucho, casi no tenía nada en su niñez. Había crecido jugando con una pequeña pelota desgastada que encontró abandonada en un parque. A veces jugaba con los juguetes que su pequeño amigo semi-cleptomano se llevaba a casa pero en realidad, jamás había logrado tener grandes cosas. Su madre, con el poco dinero que le sobrara, prefería comprarle ropa a él y Taeyong. Eran prendas de segunda mano pero que cumplían perfectamente su función. Nunca tuvieron mucho y aún así su madre jamás hubiera entregado a sus hijos a alguien por dinero. Ella sabía en carne propia lo que era eso y no lo haría con sus pequeños.
El sonido de la puerta ser abierta hizo que ambos adolecentes se giraran viendo a Taeyong entrar. Él se sorprendió de verles, sorpresa que paso a preocupación al notar la sangre sobre la mesa y la mano lastimada de su hermano. Se acercó rápidamente, sujetando cuidadosamente la muñeca del chico para ver qué tan grave era el asunto.
— ¿Qué paso? — La pregunta fue directamente hacia el omega con un tono autoritario. Haechan se encogió un poco en su lugar sabiendo que no podría mentirle. Odiaba ceder así.—
— En la fiesta se anunció el compromiso de Na Jae Min con el hijo de los Jung, Yoon Oh.
Taeyong asintió brevemente apretando sus labios en una fina línea. Camino hasta el fregadero de la cocina para lavarse sus manos antes de volver con ellos y sacar a Haechan de la silla en donde había estado sentado para ocupar su lugar.
— Yo me encargare de esto. Donghyuck ve a mi cuarto, bajo la cama encontraras dos maletas. Llénalas con la ropa de mi hermano. Debemos sacarlo de aquí antes de que la noticia se esparza.
El omega casi corrió a hacer lo que dijo, entrando al cuarto del mayor y saliendo con las dos maletas para luego meterse en el otro. El de cabellos rojos comenzó a tantear con sus manos las heridas verificando en qué lugar aún habían cristales para sacarlos, importándole muy poco si al menor le dolía o no. Tenían que ser rápidos en ello.
— Yang va a estar encolerizado por la pérdida de su tiempo y dinero contigo. Esto no es final, Jaemin aún no se va a casar al menos hasta que termine el año escolar. Tienes tiempo pero eso no calmara la furia de Yang. Tendrás suerte si solo manda a que te den una paliza.
Con maestría y poco cuidado, sacó los cuatro pequeños trozos que aún estaban incrustados en la piel del menor. Le pasó nuevamente la vieja camiseta que había estado mordiendo hace tan solo unos minutos. Espero a que la mordiera para dejar caer el vodka sobre la mano de su hermano escuchando el grito ahogado de este por el dolor. Seguramente sus vecinos podrían oírlo pero nadie llamaría nunca a la policía o trataría de saber que pasaba. Taeyong tomó un trapo de la cocina, desinfectándolo de la misma forma que a la herida antes de vendarle con él.
Se levantó luego de eso para hacer una llamada, dejando por unos momentos al menor solo quien cerró sus ojos sintiéndose tanto emocional como físicamente cansado en ese instante. Se dejó caer sobre la mesa, dejando su vista fija sobre la botella de alcohol ya casi vacía. Quiso volver a ser un niño, un niño que aún no descubría que era un alfa, un niño que aún tenía una madre, un niño cuyas únicas heridas eran pequeños raspones sobre sus rodillas por caerse al correr tras su mejor amigo. Quería a su madre besando sus heridas y acariciando su cabello diciéndole que todo estaría bien, que el dolor pasaría y volvería a jugar como si nada hubiera pasado.
"¿Te enojarías si voy a tu encuentro a esta edad?"
Fue la pregunta que le hizo a la mujer en su mente, sabía que la respuesta seria un muy enojado "Si". Su madre siempre quiso una larga y buena vida para él y él tan solo tiro todos sus sacrificios por la borda e hizo de su vida una miseria. Su madre estaría tan decepcionada de él y de la persona que era.
— ¡Me importa un carajo si te agrada o no! ¡Yo pagó ese maldito lugar y si no quieres que te saque a la calle vas a hacer lo que te diga!
Escuchó gritar a su hermano a través del teléfono antes de colgar. Volvió hacia donde estaba él con el rostro ligeramente molesto. Tomó la botella de vodka bebiendo el poco alcohol que quedaba en ella notándose evidentemente necesitado de más. Haechan tardó unos pocos minutos más en salir del cuarto con las dos maletas llenas de su ropa. Apenas y podía arrastrarlas a ambas a la vez y se hubiera reído de eso en otro momento pero en aquel, la verdad es que no tenía ganas de nada. Escuchó a su hermano suspirar antes de sujetar las maletas.
— Debemos esconderte de Yang al menos por el fin de semana en lo que se calma su furia pero no podemos darnos el gusto de decir que va a estar tan tranquilo en unos días. Te sacare de aquí hasta estar seguro que no vaya a matarte. Ahora andando, compraremos vendas para tu mano en el camino, Ten nos está esperando en su departamento.