Opuestos En Común. Nomin

By MyLostSoul98

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Jeno no era el alfa bueno que pretendía, Jaemin podía sentirlo. Había algo en sus ojos, cuando le miraba, que... More

Introducción
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31 (primera parte)
31 (segunda parte)
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Epílogo (Taeten)
MarkHyuck (Especial)
Nomin (Especial)
¡Aviso! Nueva historia ♥️

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By MyLostSoul98

La señora Na había estado dando vueltas, asegurándose de tener todo listo para cuando fuera la hora adecuada. Ya muchos de los invitados habían llegado y se encargó de recibir a cada uno con una enorme sonrisa, sobre todo a los señores Jung que venían acompañados de su hijo quien desapareció en cuanto le saludo formalmente. Estaba contenta, las cosas estaban saliendo como lo planeó. Claro que, en cuanto buscó a su hijo con los ojos, la sonrisa en su rostro se borró de manera casi inmediata. Allí estaba ese chico, aquel muchacho desconocido y quién le daba una sensación extraña desde la primera vez que le conoció. Sabía que ese alfa había ayudado a su hijo en su presentación y, aunque en el fondo estuviera agradecida de que no le hubiera tocado un solo cabello, tampoco le agradaba la cercanía de este con su hijo. No confiaba en que ningún alfa tan solo fuera amigo de un omega sin intenciones escondidas. Una de las encargadas se acercaba a preguntarle sobre unos asuntos pero ella apenas y podía responderle con naturalidad. Estaba a nada de morder una de sus perfectas uñas acrílicas y decidió que era suficiente.

Comenzó a caminar hacia ellos, manteniendo una sonrisa queriendo hacerlo pasar como un simple acercamiento casual notando que el grupo de jóvenes le miraba casi atentamente. Apenas se había acercado cuando el aroma choco en su rostro con fuerza. El aroma a café de un alfa, el mismo aroma que la sudadera escondida en el armario de su hijo tenía. Eso no estaba para nada bien. Como si no fuera suficiente la presencia de ese alfa notó a un omega que también le resultaba desconocido y a leguas se veía corriente aunque tratara de ocultarlo con ropa elegante ¿En qué momento su hijo había hecho aquellas amistades?

— Jaemin cielo. — Habló en un falso tono dulce. —¿La estas pasando bien? ¿Y tus amigos?

La mano fría y delgada de la mujer se posó sobre el hombro de su hijo haciéndole temblar, el ambiente se había tornado tenso en cuestión de un solo segundo. Pequeños comentarios hablando sobre la elegancia de la fiesta y lo bien que lucía fueron los únicos pronunciados. Ella dejó ir su sonrisa hasta clavar sus duros ojos sobre el alfa que desconocía y el omega a su lado.

— Oh, disculpen. Soy la madre de Jaemin pero pueden llamarme Jihyun si quieren. No hemos sido presentados formalmente antes.

Su voz sonaba tan dulce, como la de una verdadera madre amorosa que buscaba conocer a los amigos de su hijo aunque claro, aquello estaba bastante alejado de la realidad.

— Es un gusto señora Na, lamento no haberme presentado antes cuando asistí a la fiesta en su hogar. No se dio la oportunidad en su momento supongo y me disculpo por eso. No fue nada cordial de mi parte. Soy Lee Je No, compañero de su hijo.

El tono de voz usado por el chico la sorprendió. No había titubeos, nerviosismo ni nada similar. Era un tono demasiado firme y seguro para un joven de su edad, incluso había hablado con adultos menos seguros de sus palabras. Sin contar la mirada que había en esos jóvenes ojos. Era dura, penetrante y en definitiva intimidaba. Podía percibir la ligera hostilidad en su cuerpo, el chico reconocía que ella no estaba feliz de verle ahí. Era impresionante y preocupante en partes iguales. Ese niño exudaba alfa por todo su cuerpo y la tenía pasmada. La situación podía ser peor de lo que pensaba. Decidió tratar de ignorarle por unos segunodos y posar sus ojos sobre el omega a su lado quien pareció pegarse más al pelinegro al notar sus ojos.

— ¿Y tú cielo? — Le habló al chico, tenía unos cabellos en una extraña tonalidad morada que le resultaba desagradable. Tal vez de ese niño su hijo había sacado la absurda idea del cabello rosado. —

— Mi nombre es Donghyuck y yo...—Pero antes de que pudiera seguir hablando, la mano en su cintura perteneciente al alfa le callo. —

— Es mi novio, espero que no sea un problema su presencia aquí. Jaemin me dijo que estaría bien si traía a Donghyuck conmigo.

Todos los presentes abrieron sus ojos sorprendidos ante las palabras dichas por el pelinegro quien parecía tan seguro y firme, como si eso fuera una verdad inquebrantable. Haechan por su parte sonrió, inclinándose más hacia el alfa poniendo su cabeza sobre el hombro de este. El corazón de Jaemin dolió por un segundo y se sintió inseguro ante ello. "Donghyuck es solo un amigo, solo quiere alejar a mamá" se repitió mentalmente aunque sus ojos no se apartaban de la mano en la cintura ajena. Su propia mano subió hasta el collar que Jeno le había dado esa mañana, apretándolo ligeramente entre sus dedos.

Jihyun se mostró plenamente sorprendida y evidentemente un poco más relajada. Si ese chico ya tenía un omega a su lado, no significaría un peligro pero la chispa del dolor en los ojos de su hijo no pasó desapercibida. Tal vez estaba pasando algo por alto o su hijo tuviera una especie de enamoramiento juvenil por aquel muchacho emparejado, cosa que tampoco le gustaba nada pero era mejor un corazón roto. Le convenía.

— Oh no cielo, mientras más personas en la fiesta es mejor de hecho. Me sorprendí de verlos únicamente, jamás había escuchado sus nombres ni en boca de alguno de mis socios o compañeros del club ¿A que se dedican sus padres?

Un silencio sepulcral se instaló en el aire por unos momentos mientras que todos los ojos se posaban sobre el alfa quien estaba apretando su mandíbula visualmente tenso por la pregunta hecha.

— No tengo padres, señora Na. No llegué a conocer a mi padre y mi madre murió hace ya años pero he tenido suerte en la vida. Yang Hyun Suk, un abogado que se dedica a ser inversionista, me acogió a mí y a mi hermano por amistad con mis padres. Mi hermano trabaja para él y a cambio paga mi educación en un lugar tan prestigioso como la escuela a la que usted misma manda a su hijo.

La mujer se mostró un poco estupefacta. Conocía, al menos de nombre, a quien se refería aunque nunca le haya visto en persona. Había sido inversionista de su propia farmacéutica desde hace ya mucho.

— No sabía que el señor Yang tuviera tan buen corazón ni el dinero para ello. Supe que sus hijos no estaban en aquella escuela y siempre me pregunte la razón de ello.

— Prefiere que estudien en casa, es un maníaco con la seguridad de sus hijos y les sobreprotege tanto como sea posible.

Gran mentira, estudian en casa para que sus rostros no se volvieran públicamente conocidos y pudieran atacarles como a un punto débil pero no podría decirlo en voz alta. La mirada de la mujer volvió a posarse sobre el omega quien se pegó mucho más a su amigo en busca de poder esconderse de aquella beta quien daba más miedo que cualquier alfa. Quizás la mujer pensara que era solo un Omega tímido.

— ¿Y los tuyos querido?

— Mis padres son gente común señora. Simples trabajadores de clase media pero muy honrados.

Mas mentiras pero no podría responder que estaba viviendo casi con lo puesto cada día. Era difícil y no lo reconocería nunca frente a una mujer como la que tenía al frente.

— Oh pero ¿No es ese un reloj muy caro para alguien de tu clase? — El tono despectivo y prejuicioso de ella le hizo encogerse mientras escondía su mano tratando de que no viera con tanta atención aquello. Quizás podría reconocerle y no quería estar en problemas.

— Lo es, yo se lo he comprado como regalo de aniversario. Un buen alfa debe de proveer bien a su pareja ¿No lo cree?

La mujer pareció callar en ese momento por fin, asintiendo sin saber muy bien como continuar esa charla. Aquel muchacho parecía bastante molesto y hostil, supuso que estaba defendiendo a su pareja. Eso le hizo sonreír. Hubiera seguido aquello, tratando de ver que tan lejos estaba dispuesto a ir para defender el honor de su tan preciado novio a pesar de saber que eso lastimaría posiblemente a su hijo. A fin de cuentas, un corazón roto sanaba más rápido de lo que se pensaba. Iba a seguir hablando hasta que su asistente apareció, pidiéndole en voz baja y temerosa que la siguiera pues debían de arreglar unos detalles finales.

Al marcharse la mujer, todos parecieron respirar más tranquilos. El omega miró el suelo con una expresión decaída ¿En qué momento había llegado a ser tan incómodo estar siquiera en la presencia de su madre? ¿En qué momento había dejado de ser una mujer amorosa y dulce? Y la respuesta llegó más rápido de lo pensado, desde que su padre había muerto. Una mano sujetando amablemente la suya le hizo levantar su rostro, notando al alfa que le miraba con una expresión herida.

— Lo lamento...

Jaemin sacudió su cabeza dándole a entender que no importaba. Entendía la razón de porque lo había hecho, de las mentiras que habían salido de su boca. Tal vez era lo mejor, quería pasar aquella fiesta bien y si no hubieran despistado a su madre de esa forma, no les dejaría en paz. Eso no quería decir que no le hubiera dolido.

A su lado, el único otro alfa del grupo había quedado pensativo. Yang Hyun Suk era un nombre que no dejaba de pasar por su cabeza y sabía que le había oído antes pero no estaba seguro en dónde. Observó al tailandés que, gracias a conversaciones anteriores con su novio y pocas cosas dichas en la charla, reconoció como el ex del hermano de Jeno. La molestia e incomodidad en su cuerpo al mirar al pelinegro era palpable y quiso saber que tanto sabía sobre el chico. Paso su lengua por su labio inferior posando su mirada en el joven alfa. No quería ser prejuicioso pero había empezado a desconfiar del chico. No solo por lo que se había enterado sino por su actitud. Jeno parecía evidenciar que no era un chico normal, había algo extraño en él. Había conocido alfas como él en el pasado, alfas con historias surcadas por el poder, la violencia y la avaricia. El pelinegro, cuando dejaba atrás la expresión de niño bueno, irradiaba una sensación peligrosa que te decía "No te metas conmigo". Era extraño.

Chittaphon era otro quien se mantenía en un estado extraño, observando el pequeño detalle de las manos enlazadas por escasos segundos del alfa y su amigo. Sospechaba que Jaemin no le había contado muchas cosas y no le culpaba. La presencia de Haechan allí también le dejó perplejo, le había conocido antes, visto en muy escasas ocasiones. Se sorprendía de lo mucho que había cambiado y casi le era imposible de recordar aquel niño asustado de su propia condición que se sentía maravillado al tener a otro omega a quien hacerle preguntas. Claro que no se había tragado la historia de esos dos siendo una pareja. Eran los mejores amigos que habían conocido, dos niños que no tenían nada y se habían apoyado al crecer siendo cada uno el pilar del otro. No había amistad más pura que la de ellos en donde ningún otro sentimiento se atravesaba.

Tomó la mano de su amigo con suavidad, llamando su atención y pidiéndole que hablaran en privado por unos segundos. Jaemin apretó sus labios en una fina línea antes de asentir, caminando fuera del salón en donde casi no había nadie. Ambos se miraron con cierta incomodidad por unos segundos antes que el mayor de ellos suspirara.

— ¿Qué tan lejos han llegado? — Preguntó sin tapujos haciendo que el menor se sonrojara casi con violencia.—

— No ha pasado nada de lo que piensas, Ten. Jeno ha sido siempre muy respetuoso. Sé que no te agrada pero estamos saliendo. Él es mi novio.

Una mueca de dolor se pasó por el rostro del tailandés. Había obligado a Taeyong a confesarle la verdad y, una vez que supo la verdad, estrelló su mano firmemente contra la cara del pelirrojo haciendo que una gran marca rojiza se instalara allí. Era asqueroso, repugnante y su corazón dolía al pensar en lo que le estaban haciendo al chico quien tenía un corazón de oro puro. Quería gritarle todo, quería decirle todo en su cara y que por fin aquella locura diera fin. Jaemin no lo merecía y la mirada en los ojos de Jeno le decía que él opinaba lo mismo. Notaba el dolor en los ojos del alfa, notaba que sufría con cada paso dado y pensó que era justo, debía de sentir aquel dolor en su pecho por lo que hacía. Jeno era un buen chico, lo sabía pero había tomado malas decisiones que le llevaron a donde estaba.

— Jaemin solo prométeme una cosa. Si ves cosas extrañas, si las cosas se ponen difíciles, aléjate sin mirar atrás. Si quiere que hagas algo de lo que no estás seguro márchate cuanto antes. No lo pienses mucho, solo aléjate ¿Si?

Las palabras habían sido dichas con tanta preocupación que Jaemin solo pudo asentir, aceptando aquello sin decir nada más. Volvieron a entrar, encontrándose que su pequeño grupo estaba hablando entre ellos con calma y riendo. Se adaptaron rápidamente a la conversación siendo únicamente interrumpidos por uno de los meseros que se acercó para darles una copa de champagne. Los presentes le miraron extrañados pues su madre no era muy partidaria de que bebieran a "su edad tan joven" pero, al mirar al salón en general, notaron que todos los meseros estaban repartiendo las copas a cada uno de los invitados.

Las luces bajaron un poco, dejando tan solo una pocas encendidas en su totalidad apuntando hacia su madre quien sonreía con una copa en la mano. Llamó a Jaemin con un pequeño gesto. Suspirando se acercó en silencio parándose a un lado de ella quien le sonrió dulcemente antes de ver a todos sus invitados.

— Hoy estamos aquí para celebrar el cumpleaños de mi amado hijo quien se ha convertido en un adulto y ha dejado de ser mi pequeño niño adorado. Mi Jaeminnie es ya todo un hombre aunque pareciera ser ayer el día que estaba jugando en pañales.

Las sonrisas de las personas en el lugar no se hicieron esperar, incluso en el propio omega que recordó su infancia con cariño. Su madre volteó a mirarle aún sonriente y feliz.

— Es una fecha muy especial hoy y por ello quería que tuvieras a una de las personas más importantes de tu vida acompañándote en este momento, aunque fuera en espíritu.

Jihyun hizo una pequeña seña hacia dos de sus empleados quienes quitaron una de las telas de la pared, la cual parecía solo de adorno hasta ese momento,  mostrando que allí había estado oculta una gran fotografía. Era una foto de él junto a su padre cuando aún era un niño. Su padre le estaba llevando en sus hombros con una gran sonrisa mientas que Jaemin se sujetaba de sus cabellos con tal vez demasiada fuerza pero sin recibir ni una sola queja mientras se reía. Era su foto favorita de ellos y, verla allí, de verdad le emocionó. Le extrañaba demasiado. Sus ojos se llenaron de lágrimas para luego ver a su madre.

— Gracias Mamá, es el mejor regalo de todos.

Sus palabras fueron totalmente sinceras y vio el brillo de la emoción en los ojos de la mujer. Era difícil para ella ver las fotografías de su padre, aún dolía por ello aquel gesto había sido más especial de lo que alguno podría pensar. Lo siguiente debía de ser el pastel como en cada fiesta que se le había hecho. Esperó por esas palabras que nunca llegaron.

— Como ya lo he dicho, hoy es un día muy especial para mi niño y debido a eso deseaba que tu padre este a tu lado pues no es sólo el día en el que te has convertido en un adulto mi cielo.

Le miró confundido. Por el rabillo de su ojo logró ver a los señores Jung caminando directo hacia su hijo, apartándolo del grupo mientras que este se mostraba completamente extrañado. Comenzó a hiperventilar, sintiendo el terror en la sangre mirando de forma casi desesperada a su madre. Su mente estaba ideando cosas y escenarios que esperaba no fueran ciertos.

Los padres de Jaehyun se acercaron a ellos, con rostros sonrientes trayendo a su hijo allí también bajo el centro de todas las miradas. Por lo bajo notaba al padre del castaño murmurarle algo que no logró escuchar. La expresión del alfa no era nada alentadora y, aunque hubiera preferido no hacerlo, vio como su padre le pasaba discretamente una pequeña caja de terciopelo negro.

— Hoy no es solo el día en que mi pequeño se ha hecho un hombre. Es el día en el que he ganado otro hijo. Hoy no solo festejamos su mayoría de edad sino que también anunciamos y celebramos su compromiso con Jung Yoon Oh. Bienvenido a la familia cariño.

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