||+18|| ADRINETTE...

Av Bugginette_7u7

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Félix y Marinette son pareja desde hace dos años. La pareja soñada para algunos, y un completo caos para sus... Mer

SINOPSIS
PRÓLOGO
1. VOYEUR
2. PROPOSITION
3. DECISION
4. SEXY
5. TEMPT ME
6. PARTY
7. BURNING DESIRE
8. SENSATION
9. ALONE
10. TELL ME YOUR SECRETS
11. EXCLUSIVE
12. WHAT YOU WANT
13. I CAN'T STOP IT
14. YOURS
15. HIDDING
16. EPIPHANY
17. LOST AND FOUND
18. WHY?
19. LITTLE LIES
20. IN TROUBLE
21. ASHAMED
22. NO MORE HIDDING
24. BE MINE
25. FEELINGS
26. FEAR
27. TROUBLE TRIP
28. WILD LOVE
29. MINE & YOURS
EPÍLOGO
ANUNCIO. SEGUNDA TEMPORADA

23. THE TRUTH

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Av Bugginette_7u7

A la mañana siguiente, Marinette estaba con los nervios en el estómago. Por una parte, se sentía eufórica de al fin haberse atrevido a expresar sus sentimientos hacia Adrien, y por otro lado, temía su próximo encuentro con Félix.

Entusiasmo y miedo se mezclaban y la tenían en un estado agitado que apenas le dejó pegar ojo durante toda la noche.

Nada más levantarse de la cama, se dio una ducha rápida y vistió con una falda y una blusa negra de tirantes. Mirándose en el espejo con seriedad, mientras se debatía por dentro en cómo plantar cara a su novio.

« Quizás debería invitarlo a un café y plantearle la situación... »

Soltó un bufido y luego de despejarse un poco, bajó las escaleras hacia la cocina para tomar un croissant de la mesa donde sus padres desayunaban con apacibilidad.

- ¿Dónde vas tan apurada, cielo?- preguntó su padre con extrañeza-. Siéntate con nosotros.

- No puedo, papá.- dio un bocado de su pasta-. Tengo que ir a la Universidad...

- ¿Tan pronto?- titubeó el mayor-. Pero si vas con más de media hora de antelación...

La joven alcanzó un vaso con un poco de jugo de naranja y bebió ante la mirada de sus mentores.

- Habrá quedado con Adrien...

La universitaria se atragantó al escuchar el comentario intencionado de su madre, la cual sonreía con picardía mientras que el hombre permanecía con una expresión incrédula.

- ¿Adrien?- vaciló desconcertado-. ¿Quién es Adrien?

- El novio de Marinette.

- ¡Mamá!

- ¿El novio? ¿Pero que no se llamaba Félix?

- Mismo apellido, distinto rostro...- añadió la mujer, dando un sorbo de su taza de café.

- Va-vale, suficiente.- atajó toda ruborizada la menor, retrocediendo hacia el pasillo-. Tengo que irme, así que... Ya nos veremos por la tarde.

- Pero...

- Lo siento, pero tengo mucha prisa.- se excusó sin ganas de continuar con esa conversación, inmiscuyéndose por el corredor en dirección al recibidor-. ¡Os quiero!

Podía oír los remilgos de Tom desde la cocina, pero de igual manera, la aspirante a diseñadora de modas logró alcanzar su mochila de la percha y salir urgida hacia la calle.

Adoraba a su madre, pero su don innato de ponerla en aprietos era algo que la desesperaba. Entonces no tenía solo que preocuparse de lo que le diría a su novio, sino también sobre qué explicación tendría que improvisar de cara a su padre.

« Aunque Félix nunca le cayó demasiado bien a papá... »

Ese argumento de su subconsciente la tranquilizó mínimamente, pero tampoco la liberó de la carga que le producían sus propios temores.

En lo que duraba el trayecto, sacó el móvil del bolsillo de la mochila y revisó las notificaciones, entre las cuales se encontraba un mensaje de ese chico que la tenía con una sonrisa permanente en los labios.

Gatito_07:15
Buenos días, Princesa... Ya quiero verte. 🥺

Ella escribió su respuesta y la envió sin demora.

Yo_07:50
No me pongas esa carita, Gatito.
Pd.: Yo también quiero verte, pero ya sabes que antes he de hablar con tu hermano... 😥

La azabache esperó unos instantes y enseguida una nueva contestación apareció en su pantalla.

Gatito_07:51
Quiero verte... 🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺

Gatito_07:51
Vale, ya me controlo... Pero en verdad tengo ganas de estar contigo...

Un suspiro escapó de los carmesíes de la chica al imaginarse a brazos de aquel príncipe de faz angelical. Maldiciéndose por tener que posponer sus deseos para afrontar la cruda realidad.

Se debatió indecisa en su siguiente respuesta. Sin embargo, antes de llegar a presionar una sola letra, se detuvo al doblar la esquina que daba con la entrada de la facultad. Sorpresivamente vislumbrando a Félix recargado en la pared y en un semblante serio que dejó a la fémina paralizada.

¿Qué hacía tan pronto ahí? ¿Es que quizás...?

Cuando él giró el rostro y cruzó su mirada con la de ella, Marinette se sintió desfallecer. No sabiendo interpretar del todo esa forma en como él adhería sus grises a su persona.

Tardó unos segundos en reaccionar. Adoptando una postura relajada al aproximarse cautelosa a su encuentro, y observar el mirar frío que le dedicaba.

« Venga, Mari... Que no vea que tienes miedo. Aparenta naturalidad. »

Se frenó al quedar enfrente suyo y una sonrisa amable surcó su cara de muñeca de porcelana.

- Hey, hola... ¿Cómo es que est...?

- Tenemos que hablar.

Ella pestañeó fuera de lugar y se mantuvo imperturbable.

- Claro, pero en un rato empiezan las clases.- indicó en un tono suave-. ¿No piensas que sería mejor hacerlo después?- se abrazó con nerviosismo-. Podríamos ir a una cafetería del centro y...

- Tus calificaciones son suficientemente buenas como para que puedas ausentarte un par de horas.- argumentó con tenacidad y sonrió malicioso-. ¿No crees?

Algo dentro de ella le instaba a desconfiar. Clamando que no aceptara esa invitación que tan mala espina le daba, y que tan ingrata se le hacía.

« Solo tienes miedo de afrontar la verdad. Solo eso. »

Inspiró profundo y relajó los hombros. Asintiendo levemente y así accediendo a ese plan inesperado.

- Genial, pues ya podemos irnos.

Félix dio media vuelta y encabezó el trayecto, con un comportamiento que era de lo más distante y atípico, mientras ella se limitaba a seguir sus pasos con prudencia.

- Y... ¿A dónde vamos?- se interesó en un tono recatado.

El mayor no la miró siquiera, continuando marcando el camino.

- A mi casa, ¿dónde sino?- contestó con voz lineal-. Adrien ya debe estar de camino al instituto y mi padre en el trabajo, así que... Nadie nos molestará.

Aquello hizo que la joven se estremeciera. Revisando con disimulo la pantalla de conversación de su móvil.

- ¿Y no preferirías ir a una terraza y tomar un helado?- inquirió a la vez que trataba escribir en su teléfono.

- En esos sitios no hay privacidad.- comentó con elocuencia y luego se asomó por encima de su hombro-. En cambio, en mi habitación sí...

La azabache sintió su sangre helarse y el terror nublar sus pensamientos. Nada de aquel escenario era racional. Si bien pensaba que Félix le replicaría y pediría explicaciones por su mentira, no entendía porqué daba la impresión de que nada hubiera ocurrido.

Seguramente esperaría a llegar a casa para hablar sin que nadie curioseara al respecto. Y de ser así, Marinette no se sentía nada segura.

Tal vez sería sensato tantear un poco el terreno, en vez de esperar a que la bomba estallara sin más. Ella vio la espalda del universitario y contuvo un suspiro derrotista; aferrándose a las tiras de la mochila y arrugando el entrecejo.

- Esto... Mi madre me dijo que te pasaste por la panadería.

Un silencio desolador los acompañó en los próximos instantes. Haciendo de la espera un suplicio para la chica de orbes azuladas.

- Sí, supongo que... Me preocupé al verte marchar tan repentinamente.

Esa contestación hizo que la muchacha se afligiera y culpara de su traición. Pues mientras ella era egoísta al dejarse llevar por sus emociones, descuidaba el daño que podía ocasionarle a su novio. Creyéndolo el villano, cuando posiblemente era la víctima de su engaño.

- Félix, yo...

- Llegamos.

Cualquier clase de conversación quedó en suspenso al plantarse en el prominente portal de esa mansión de dimensiones considerables. La euroasiática aguardó recelosa, fijándose en cómo el rubio abría y le cedía el paso.

No las tenía todas consigo, pero aún y así, ella se atrevió a irrumpir en esa especie de fortaleza, a la vez que él la escoltaba de cerca hasta la entrada principal de su hogar.

Inconscientemente, Marinette ya trazaba en su mente como escabullirse de lo que le parecía una emboscada. Se odiaba por esa desconfianza hacia Félix, pero también era verdad que las circunstancias en las que se encontraba actualmente no la ayudaban a no malpensar.

Recorrió el vestíbulo en dirección a las escaleras y sus latidos se encabritaron. Observando las paredes de los pasillos por tal de distraer sus pensamientos y no hacerse ideas preconcebidas.

« Tendría que haber insistido más en ir a una cafetería... »

En cuanto irrumpió en el cuarto del universitario, un escalofrío recorrió su columna y la hizo arrepentirse de su elección. Sin embargo, ya era tarde para desdecirse, sobre todo, cuando los ojos de ella y de su anfitrión chocaron con virulencia.

Ya no era posible irse de allí. Ya no era posible esquivar esa conversación de la que apenas conocía su propósito.

Félix fue aproximándose con pasos parsimoniosos y una mirada careciente de emociones. Luego pasando por su lado en dirección directa al enorme ventanal que adornaba la estancia, y así ver a través del cristal el jardín de la finca.

Marinette tragó saliva con dificultad y se abrazó inquieta. No sabiendo hacia adónde mirar ni qué decir, si es que era lo propio.

- Puedes sentarte.- indicó él sin volver a mirarla.

Ella se humedeció los labios, y con cautela, tomó asiento en el borde de la cama. Jugueteando nerviosa con sus manos, a la vez que oteaba de soslayo al varón.

« Si va a ser así todo el rato, no es que haya mucho de qué hablar. »

- Marinette.- la susodicha se tensó de pies a cabeza y atendió temerosa-. Antes de interpretar las cosas de forma errónea, me gustaría saber algo...- ella guardó silencio y esperó inmóvil. Viendo cómo el zagal la ojeaba-. Tú... ¿Me quieres?

La azabache retuvo el aire en sus pulmones. Fijando la vista en el suelo al animarse a curiosear al respecto.

- ¿Po-por qué lo preguntas?

- ¿Y por qué no contestas?- rebatió en un tono ácido y una sonrisa cínica-. ¿Es que hay algo que no quieras que sepa?

- ¿Qu-qué? ¡No!- replicó asustadiza y con sus zafiros focalizándose en su pareja-. Bu-bueno... Tal vez sí tenía que comentarte algo, pero...

- No estás enamorada de mí.- interrumpió con hosquedad y una pose cerrada-. Es eso, ¿cierto?

- Fel, tú... Eres muy importante para mí...

- No es eso lo que te estoy preguntando, Marinette.- espetó exasperado-. Estás enamorada de mí, ¿sí o no?

Por unos instantes ella no supo responder. Arrugando el entrecejo y apretando los puños sobre sus rodillas.

- Félix, yo...

- ¡Responde, joder!- se desquició con voz altiva, plantándose justo enfrente de ella-. ¡Deja de esquivarme y di la puta verdad!

La muchacha notó sus gemas empañarse y los latidos rezumbando contra sus oídos. Suspirando hondamente al armarse del valor suficiente para contestar.

- Pues... La verdad, es que... Yo...- contó hasta tres por dentro y cerró los ojos con fuerza-. Estoy... enamorada de Adrien.

Silencio. Sin ningún ruido que se oyera. Ninguna palabra que discutiera esa revelación que se acababa de producir. Ninguna señal de que aquel ambiente turbio fuera a disiparse.

Entonces, ella comenzó a abrir sus párpados al oír una risa que iba in crescendo de tonalidad. Sorprendiéndose de hallar al rubio en esa inesperada y rara reacción.

- ¿Fel...?

- Sabía que había algo entre vosotros dos.- alegó con una mueca escéptica-. Aunque nunca pensé que se tratara de amor, es decir... ¿Tan bien te folló como para que te pillaras de él?

- El sexo aquí no tiene nada que ver...

- Ah, ¿no? ¿Entonces no te lo has vuelto a follar desde mi cumpleaños?

Marinette se mordió la lengua al ser descubierta y los pretextos se esfumaron como por arte de magia de su mente. Dándole la razón al rubio con su falta de respuesta.

Eso no consiguió más que enfurecer al varón. Apretando los puños con rabia.

- Creo que tu silencio hablar por ti...

Ella se aferró a la colcha y sus zafiros se adhirieron como a dagas en los grises del mayor.

- Independientemente, yo no quiero a Adrien solo por eso...- inspiró profundo-. Quizás no sepa explicarme, pero... Cuando estoy con él, siento que... Es mi mitad...

- Tu mitad.- repitió con repelús-. ¿Así como lo fui yo?

La joven frunció los labios.

- No, esto es... Distinto.

Félix redujo ese espacio que había entre ambos y acorraló a la azabache sobre el colchón, al él posicionarse encima suyo cual depredador salvaje.

Frente aquella maniobra, la muchacha quedó enmudecida e inmóvil. Sin llegar a apartarlo, que él la sujetó de las muñecas para que no pudiera zafarse de su prisión.

- Fel, ¿qué es...?

- Sshh...- seseó con una sonrisa torcida-. Calma, Ratoncita.- colocó sus manos encima de su cabeza, de mientras que con la que él tenía libre surcaba la orilla de su falda-. No voy a hacer nada que no te guste...

- Félix, por favor...- suplicó verdaderamente asustada. Controlando las ganas de llorar al verse en los iris del universitario-. Por favor, suéltame...

- ¿Y por qué debería hacerlo?- escondió el rostro en el hueco de su cuello, dándole una larga lamida-. Al fin de cuentas, nuestra relación es libre...- inhaló el aroma de sus cabellos-. Que te tires a mi hermano, no impide que yo pueda seguir disfrutándote...

- ¡Lo impide si yo no quiero!- se removió y trató liberarse sin éxito alguno-. Y yo... No quiero...- su voz se rompió, sintiendo asco al notar cómo él desobedecía y tanteaba con los dedos su bragadura. Provocando que lágrimas emergieran se sus zafiros-. El único al que quiero y deseo... Es a Adrien...

Al escuchar los sollozos de la fémina, él se frenó en seco y la miró a los ojos con perplejidad y consternación. Pues si bien había desestimado esa confesión que le parecía burda palabrería, entonces las dudas tomaban el control en sí mismo.

Estaba enfadado. Y no solo con ella, por sentirse traicionado, sino también consigo por cómo estaba conduciendo todo aquello.

- ¡Marinette!- vociferó una conocida voz desde el vestíbulo-. ¡Marinette!

Félix se fue incorporando el oír el correteo de unos pasos que se iban acercando rápidamente, y así permitiendo que Marinette también se enderezara con su cuerpo temblando y la mirada vidriosa.

Ninguno se movió o dijo nada que, al cabo de unos segundos, la puerta se abrió de par en par y Adrien apareció en un semblante acongojado, que no mejoró al contemplar el panorama. En concreto, al contemplar el rostro desencajado de la chica.

Entonces, sus esmeraldas buscaron con odio a su hermano y se acercó a él con la furia adueñándose de su ser.

- Maldito, ¿qué le has hecho?- alzó el puño, ya dispuesto a propinarle un golpe.

- A-Adrien, ¡no, détente!

El adolescente interrumpió el puñetazo antes de llegar a alcanzar la mandíbula de su contrario y respiró profundo. Sin desincrustar su mirada de la de aquel verdugo desvergonzado.

Después, y viendo que aquello no seguía envenenándose, la azabache se acercó a su salvador y colocó una mano sobre su hombro por tal de alentarlo, mientras que Félix lucía una expresión burlesca.

- Últimamente estás muy violento, hermanito.- masculló el primogénito-. ¿No piensas que deberías rebajar un poco tu mala leche?

El menor continuó mostrándose desconfiado.

- Puede que lo haga cuando dejes de ser tan capullo...

- Chicos...

- Y yo puede que lo haga cuando dejes de follarte a mi novia a mis espaldas.- Adrien abrió los ojos en sobre mesura y con ello su opuesto sonrió con más malicia-. Sí, Mari me lo ha contado... Bueno, más o menos...- la atención de ambos rubios se enfocó en la joven en cuestión y la atmósfera se tornó más tensa-. Así que ya estás dejando de hacerte el héroe y admitiendo tu parte de culpa.

El pubescente pestañeó anonadado.

- ¿Que admita mi parte de culpa?- se mofó incrédulo-. Es cierto que he estado loco por Mari desde que la conocí, es cierto que, entre miles de chicas, de la que estoy enamorado es tu novia.- lo señaló acusatoriamente-. Pero, aunque así sea, no siento nada de culpa ni remordimientos, porque por más que pueda joderte, ella es la chica que amo y tanto me da lo que pienses de esto... Hermano.

Marinette notó sus latidos acelerarse y una sensación cálida propagarse bajo su pecho. Sin poder dejar de mirar a ese apuesto zagal que la había flechado.

- Muy bien...- sentenció el universitario con sorna-. En ese caso...- alzó el puño y le encestó un golpe en la mandíbula a su adversario que lo hizo retroceder tambaleándose.

- ¡Adrien!- nombró ella atemorizada.

- Eso por ser un gilipollas.- indicó Félix con desfachatez y luego se encaminó hacia la puerta-. Si me disculpáis, me iré a clase...- ojeó por encima del hombro a la joven pareja y sonrió con desgana-. Más vale que no folléis en mi cama, o me encargaré también de marcarte el otro ojo, Adri.

La azabache frenó al menor por el pecho mientras veía a Félix marcharse. Controlando que Adrien no perdiera los estribos y luego mirándolo a la cara con preocupación.

Aprovechando que estaba distraído, atrajo su rostro y lo estudió con pesar. Delineando con las yemas de los dedos la zona del impacto y el anterior golpe que recibió.

Al notar esas delicadas caricias, él fue serenándose y regresando sus focos a los de la muchacha. Apreciando esa pena que se identificaba en su mirar.

- Bichito...

- Fue Félix quien te pegó.- intervino sin esperar a que él terminara de hablar y el adolescente apartó la vista al suelo-. ¿Por qué no me dijiste que había sido él?

- Mari, yo...

- ¿Lo enfrentaste?

- Sí, lo hice.- contestó exasperado-. Pero tenía mis motivos, no fue por... Confesarme ni nada de eso, solo...

- Me da igual.- se pasó las manos por la frente-. Creí que dijimos que no iba a haber mentiras entre nosotros...

- ¡No mentí, simplemente no te dije lo que ocurrió!

- ¡Pues debiste hacerlo!- vociferó aún con los ojos empañados-. Joder, ¿qué habría pasado si las cosas hubieran empeorado más? ¿Cómo se supone que te iba a proteger?

- Mari...

- ¡No! ¡Ni Mari, ni ostias!- acalló con impotencia-. Yo... No quiero que te pase nada malo, mucho menos por mi culpa, yo...- apretó los nudillos y frunció el ceño. Dándose fuerza y omitiendo ese nudo de su garganta que la entorpecía-. No quiero que nos mintamos o que haya secretos entre nosotros...- incrustó sus azules en los verdes del menor-. Así que, si quieres que haya algo entre tú y yo, tenemos que confiar el uno en el otro...

Adrien se mostró inescrutable e intentó relajar la tensión de sus hombros.

- Yo... Quiero estar contigo, Marinette.- tragó saliva-. Y... En cuanto a lo de Félix...- bajó la vista al suelo-. Supongo que debí haberte explicado lo que pasó, pero... Pensé que sería él quien lo haría, y... La fastidié.

La azabache lo estudió reflexiva. Luego acercándose y tomando una de sus manos con gentileza, para tirar de él hacia el pasillo.

- Entonces ya va siendo hora de que me cuentes qué fue lo que ocurrió.- sonrió apesadumbrada, luego acariciando con recato una de sus mejillas-. Y de paso te echaré un vistazo a ese golpe y decidiré si te mereces o no una paliza extra.

El rubio rio por lo bajo y se dejó guiar por la universitaria hasta su habitación. Pensando cómo iba a enfocar el asunto de Félix, sin terminar recibiendo una reprimenda por su silencio.

××××××××

Continuará!

Puede que parezca que está todo dicho, pero aún queda por aclarar 👀

Félix no ha tenido de las mejores reacciones, pero... ¿Recapacitó? ¿Ya está todo arreglado?

Y en cuanto a Adrien... Le debe una charla a Mari, ¿delatará a su hermano del todo?

Como dije, queda poquito para el final y ahora es ver si se enreda todo o se soluciona... 🤔

Espero que os haya gustado el capitulo y aguardo por vuestros comentarios 😊

Un besoo 😘

Fortsett å les

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