-Shiawase, por favor -rogó Satsuki, llevaba ignorandola casi toda la semana
-ya Satsuki, déjala ser, ya volverá con nosotros -se metió Daiki, también lo ignoraba a él, pero por otros motivos.
Salí del salón con mi libro de matemáticas, había tarea, subí hasta la puerta de la azotea y me senté en el último escalón, pero... para llegar ahí tuve que pasar por el salón de Imayoshi, quien al verme me siguió ¿Por qué mierda siempre lo hace? ¿Por qué tuve que venir a este colegio? Aght, el chico me seguía en silencio y se sentó frente a mi y no me quitaba la vista de encima
-¿Tan desesperado estás de que entre al equipo que ahora me acosas? -le pregunté quitando la vista del ejercicio
-no, pero me resulta interesante que alguien que se supone ama el basket más que a su propia vida lo deje así de repente -comentó
-¿y tú que sabes si lo dejé o no? Perfectamente puedo estar en un equipo fuera del colegio -rodé los ojos
-pero no lo estás, Momoi-chan ya me lo dijo y Aomine me lo confimó -se encogió de hombros
-par de chismosos ¿Por qué te importa? -lo miré fijamente
-por mera curiosidad -ladeo un poco su cabeza
-aght, dejame en paz -comencé a ignorarlo y empecé mi tarea
-debiste haberla hecho ayer -me dijo señalándo el libro
-¿Y dejar de jugar con la psp? Na...
-deberías de hacer algún deporte en vez de eso -me regaño ¿Y este quién se cree?
-me largo -me levanté dispuesta a ir a clases, pero me agarró del brazo
-te llevaré a comer luego de clases -me dijo serio ¿está bromeando?
-lo siento, no puedo -solté mi brazo
-no te estaba preguntando, pasaré por tu salón -se fue dejándome plantada en mi lugar. Ok... primero me sigue, luego me hace preguntas personales, me regaña y ahora me quiere llevar a comer ¿Qué le pasa a este?
Cuando terminaron las clases me levanté rápidamente y guardé todo, seguía sin dirigirle la palabra a Daiki y Satsuki, por lo que prácticamente salí huyendo para no tener que toparme con el capitán, sin embargo él ya estaba ahí junto a la puerta, por lo que me agarró y empezó a arrastrarme hasta mi casillero, una vez ahí hizo por mí lo de sacarme los zapatos para interior y ponerme los míos, guardó alguna que otra de mis cosas, todo con una mano, mientras yo trataba de liberarme.
-sabía que tratarías de escapar -por primera vez desde que prácticamente me secuestró decidió hablar, aún no me soltaba y llevabamos mucho tiempo caminando, hasta que reconocí el camino al Maji Burger donde encontré a Tetsu
-no... no por favor, donde sea menos ese lugar -rogué tratando de soltarme mientras temía encontrarme al fantasma, pero me ignoró y siguió arrastrándome.
-vamos, elige el combo que quieras, yo pago -dijo una vez que nos tocó turno
-no creo que puedas pagar todo lo que como, déjame pagar a mi, 5 hamburguesas, dos papas grandes y una gaseosa mediana, por favor -empecé a sacar el dinero para pagar, pero él se me adelantó
-dos hamburguesas, una papa y una gaseosa, ambas de tamaño mediano, por favor, las dos órdenes son para llevar -pidió sonriéndole a la dependienta, que era una mujer joven, no mucho mayor que él, mientras esperábamos observé a mi alrededor, en busca de alguna señal de Tetsu, quien si me veía con este, la próxima vez que nos veamos, me interrogará.
Nuestra orden llegó y él las recibió, ni siquiera me dio tiempo de ver la mía, con la mano libre, agarró una de las mías y empezó a arrastrarme, literalmente mis pies hacían ese rechinido contra el suelo, quiero mi comida..., me estaba empezando a enojar. Cuando íbamos de salida, Tetsu y su gigantón amigo aparecieron, tal vez sea mi oportunidad de escapar, traté de hacerme con mi parte de la comida, pero Imayoshi me esquivó, Tetsu nos miró curioso
-no te salvaras, hazle caso a tu superior, es lo que debes hacer -dijo el de anteojos sacándome a rastras del lugar.
Llegamos a un parque, que estaba casi vacío y nos dirigimos hacia el tobogán, para cuando eso, ya me estaba resignando a mi destino de comer con el chico, y bueno, ya que es inevitable, subí al tobogán, sobre las hamacas y la calesita, él sonrió y subió tras de mi, me dió mi parte y yo me ofrecí a pagarle, pero en vez de aceptar, me rechazó alegando que estaba compensando mi secuestro
-¿Te das cuenta de que si hubieses intentado escapar ya lo hubieses hecho hace un rato? -me miró sonriendo mientras terminaba la primera mitad de su hamburguesa, mientras yo ya iba por la segunda
-si lo hubiese hecho no hubiese obtenido comida gratis -me encogí de hombros
-interesada -terminó de comer y me codeó, por reflejo (o al propósito) le devolví el doble de fuerte, lo que hizo que casi echara su comida, reí fuerte
-te ofrecí pagar, pero rechazaste -empecé mi tercera hamburguesa
-eres violenta -se quejó agarrándose el costado -si... bueno, no importa -se encogió de hombros
-¿Por qué haces esto? -luego de un largo silencio, donde ambos terminamos de comer, me acomodé para quedar con la cabeza colgando, sentía la sangre ir a mis oídos tapándolos, era relajante
-porque se me antoja -no lo pude ver, pero lo imaginé sonriendo con burla.
Al fin viernes, me levanté con todas las energías del mundo, mentira, el retrasado de mi vecino gritando fue quien causo mi malhumor ¿Qué culpa tenía su pobre perro de que no lo alimentara y que por eso tuviese que buscar comida asaltando el basurero de su cocina? Baje al comedor, mamá terminaba su desayuno mientras que mi abuela servía la mesa, saludé y me senté, mi abuela se burló de mi por mi mal humor, en tanto que mamá me ignoró, estaba enojada por no haber llegado temprano del colegio, ni siquiera se despidió de mi cuando se dirigió a tomar sus cosas para ir a su trabajo.
Como que era temprano y Daiki junto con Satsuki debían pasar (sí, por más de que los haya estado ignorando, no romperé la tradición de ir con ellos al colegio), subí a cambiarme, odio la estúpida falda del uniforme, estuve jugando Shaiya, qué es un juego de rol de guerra, hasta que sonó el timbre y corriendo fuí a despedirme de mi abuela y luego agarré mi mochila para abrir la puerta, sin embargo, frente a mi no estaba quienes yo creía, sino que Imayoshi, el chico saludó y cuando iba a responder aparcieron mis salvadores, cerré la puerta y corrí para luego saltar sobre Daiki y darle un beso en la mejilla
-parece que te despertaste de buen humor y quieres molestar a todo el mundo -dijo agarrándome
-hola Satsuki... -le sonreí mientras saludaba con la mano
-hola Shia-chan -saludó -parece que ya no estás enojada -comentó alegre
-es de mala educación irse sin saludar -apareció Imayoshi mientras negaba con la cabeza
-es de mala educación aparecer sin avisar -lo imité
-¿Desde cuando este tipo sabe donde queda tu casa? -preguntó Daiki señalándolo
-desde que ayer que me secuestró -lo señalé, esperé a que Daiki lo mate o al menos lo golpée, pero en vez de eso lo agarró de la camisa y tiró de él
-le haces daño y no solo ella te destrozará -amenazó
-ya, ya... solo quiero ser amable -dijo levantándo sus manos en señal de rendición, Daiki lo soltó con brusquedad.
Miré la hora, estábamos justo a tiempo, apuré a Satsuki y fuimos trotando. Llegamos aparentando tranquilidad, aunque por dentro estabamos que nos moríamos de cansancio, anduvimos casi corriendo todo el trayecto, y perdimos a esos 2 a una cuantas cuadras de aquí
-Satsuki, creo que me he lesionado de vuelta -avisé cuando un dolor agudo recorrió mi pierna derecha como si una barra de metal la estuviera atravezando desde el tobillo hasta la rodilla, me quejé, era como el infierno
-Shia-chan -me agarró del brazo y me ayudó a ir hasta un banco, en eso llegaron Daiki e Imayoshi.
Con solo ver el dolor en mi rostro, Daiki se agachó para que subiera a su espalda, lo hice y me llevó a la enfermería, Satsuki y el otro tipo iban tras de nosotros
-permiso -dijo Satsuki abriendo la puerta, el enfermero estaba sentado anotando algo, pero dejó lo que estaba haciendo para prestarnos atención
-se ha vuelto a dañar una antigua lesión -contó Daiki poniéndome en la camilla me quejé al tener que doblar la rodilla para sentarme
-no es eso, es solo que... ¡Ay! -tocó mi pierna haciendo que el dolor se expanda
-¿Te la haz roto? -negué -¿sufrido un golpe fuerte? -asentí
-también se torció el tobillo, es por eso que siente ambas articulaciones cuando se lastima alguna -agregó Satsuki, le chisté, no quería que Imayoshi supiera de mi debilidad, pero al parecer eso era inevitable
-podemos llamar a algún pariente para que venga a recogerla, por ahora, lo único que puedo darle son calmantes para el dolor -dijo el hombre -¿tienen algún número de contacto? Madre...
-¡No! -interrumpimos los tres al mismo tiempo asustando al hombre y causando que Imayoshi riera
-Esa mujer es un demonio -dijimos Daiki y yo al mismo tiempo
-la hundiría viva -comentó Satsuki con un escalofrío
-no creo que sea para tanto -se metió Imayoshi, le miré mal
-chicos, a ver, creo que exageran, por favor, calmaos -pidió el enfermero poniendo orden y volvió su atención a mi pierna, la examinó con cuidado de que no me dañara más -si no hay rotura y solo consecuencias de una antigua lesión, creo que solo debe descansar -dictaminó hacia Satsuki, quien era la mas sensata entre nosotros -puedes quedarte aquí o volver a tu casa -nominó, miré a Satsuki y luego a Daiki, una preferiría que me quedara aquí, al otro le daría igual
-puedo retirarme, tengo un pariente que vive a dos cuadras de aquí, podría ir a su casa y luego volverme con mis amigos a la mía -respondí, no mentía sobre lo del pariente, pero no pensaba ir ni allí, ni a mi casa, Daiki me miró con sospecha y dio una sonrisa fugaz, sabía lo que pretendía, Satsuki en cambio, aunque dudosa, dejó que escogiera esa opción.
Luego de un rato esperando a que hiciera efecto el calmante, me dirigí a la salida aprovechando que habían mandado a los otros a clases y aún faltaba mucho para el receso, antes, había llevado mi justificativo a la profesora, quien lo tomó algo preocupada.
Como estaba en mis planes, en vez de dirigirme a la casa de mis tíos, fuí a un parque, donde vi a unos chicos jugando basket, tenía ganas de ir y jugar con ellos, sentía esa necesidad a pesar de mi lesión, suspire negando con la cabeza, ya es pasado, no planeo volver a tocar el balón.
Los muchachos que habían estado jugando pararon para descanzar, los observaba de lejos. Tengo la sensacion de que mi pecho aprieta, como si quisiera llorar, mis manos están inquietas, mis piernas quieren moverse, correr y saltar, pero sería un suicidio si lo hiciera, o bueno, no, pero perdería totalmente mis energías que ni sería capaz de levantarme.
Caminé hasta el río Arakawa y me tumbé en la orilla, cerca del puente, el sol estaba muy alto por lo que la sombra no era tan refrescante como se esperaba, puse mi mochila como almohada y dejé a mi mente divagar.
Recordé algunas escenas de nuestra niñez, Daiki era una cosita tan tierna de pequeño... ¿Cómo se pudo volver algo tan malo? Amaba el basquet, pero ahora se había aburrido de el.
12 Años atrás
Una niña pelinaranja corría apurada de un lado para otro buscando sus cosas para su primer día de clases, su madre reía y trataba de calmarla, pero esa mañana había consumido una gran cantidad de dulce y estaba hiperactiva
-¡MAMÁ!!! No encuentro mi cuaderno que tiene el dragón en la tapa -se quejó, la mujer con tranquilidad se lo paso y la niña guardó en su mochila -ya estoy -se puso la mochila en la espalda y con actitud altanera posó, su uniforme consistía en un guardapolvo verde y un pantalón buso negro, sus zapatos del color del pantalón, no llevaba pollera, había llorado toda la noche anterior para no ponérsela y había ganado.
Al entrar a su clase había muchos niños, corriendo, pintando o haciendo desastre, estaba en su lugar perfecto; una niña de pelo rosa se acercó a ella y la observó curiosa después sonrió
-soy Satsuki Momoi -se presentó sonriendo
-Shiawase Hanarenji -contestó de la misma forma
-lo sé, vives al lado de mi casa -le tomo de la mano y comenzó a caminar llevándosela a algún lado -no sueles salir mucho de tu casa y todo el día te la pasas con tu perro -comentó parando -eh, Dai-chan ¿Te acuerdas de la niña de la que siempre te hablo? -Satsuki pateó a un niño de pelo azul para que este le hiciera caso
-¡Oye ¿Pero qué rayos te pasa?! -se quejó el niño
-te presento a Shiawase Hanarenji -la presentó como si fuera una estrella
-¿Hola? -Shiawase se sonrojó e hizo una reverencia, nunca había tenido amigos, no salía mucho de su casa
-¿Juegas basquet? -preguntó el niño emocionado
-si ¿por? -la niña inclinó su cabeza hacia un lado
-¡Yo también! -saltó -Daiki Aomine -se presentó tendiéndole la mano
-Satsuki-chan ya dijo mi nombre
-vivo al lado de su casa, solemos ir a jugar con los niños grandes a la plaza del barrio -dijo entusiasmado -¿quieres ir?
-¡Si! -aceptó ella con la misma emoción
-sientate con nosotros Shia-chan -pidió Satsuki, quien durante ese tiempo había estado mirándolos con una sonrisa, sabía que había empezado una gran amistad.
Esa misma tarde pidió permiso a su madre para salir a jugar con sus nuevos amigos, pero ella no le dejó diciendo que no conocía a su familia y Shiawase se fue llorando a su habitación.
Pasó el tiempo, crecieron y fueron a primaria, para cuando eso ella ya había adoptado la costumbre de escapar de su casa para ir junto a sus amigos y juntos jugaban su deporte favorito, o bueno, Satsuki los miraba mientras ella y Daiki se enfrentaban o enfrentaban a los demás.
Ya en secundaria cuando era prácticamente inseparables, la madre de ella aceptó que saliera de vez en cuando con Daiki y Satsuki, además de que se uniera al equipo femenino de basquet en Teiko.
Actualmente
Desperté de mi letargo, cuando me dí cuenta de que ya era tarde y me levanté para irme a casa, sin embargo una sombra apareció, Daiki, hice caso omiso y empecé a caminar en dirección opuesta, pero me alcanzó
-no huyas -dijo poniendo una mano en mi hombro mientras bostezaba, me abrazó y se dejó caer al suelo conmigo, se aflojó la corbata y volvió a bostezar - ¿Qué puedo hacer para que vuelvas a pasar tiempo con nosotros? Satsuki te extraña, yo... lo siento, sé que te ofendió el que quiera enfrentarme a ti, pero... -me acurruqué a su lado para que se callara y funcionó
-solo cállate y déjame seguir durmiendo, despiértame cuando llegue Satsuki -le dije y así nos quedamos, lo tenía abrazado y usado como almohada por lo que si trataba de escapar me daría cuenta.
Pasaron las horas y Daiki se removió, sentí que algo brusco lo golpeó, cosa que nos desperto
-¡Con que aquí estaban! Shiawase ¿No te dije que fueras directo a casa? Aomine-kun, me pareció haberte dicho la misma cosa a ti también -una enojada Satsuki estaba sobre nosotros regañandonos
-¿Desde cuando te hacemos caso Satsuki? -sobe mis ojos incorporándome, pero Daiki se quedó ahí mirando un punto fijo hacia Satsuki, mire en la misma dirección que él, ella llevaba falda -¡Aomine Daiki -lo pateé -deja de acosar a Satsuki -regañé
-ay... ya... -el chico rodó sus ojos y se paró para luego pasarme la mano con la intención de levantarme, no caeré en ese truco tan tonto Aomine Daiki, lo mire mal y me levanté
-te conozco demasiado bien para leer tus intenciones -le dije cuando él me miró levantando una ceja
-aja... -bostezó y luego se metió un dedo en la oreja
-¡Que asco! -dijimos al mismo tiempo con Satsuki -vamonos de aquí -nos miramos y empezamos a caminar alejándonos de Daiki quien se quedó extrañado
-¿Y ahora qué les pasa a ustedes dos? -empezó a seguirnos, con Satsuki nos miramos y sonreímos mientras empezábamos a correr -ah... con que quieren jugar ¡Pues juguemos! -gritó Daiki empezando a correr trás nosotras.
Llegamos a casa de Satsuki cansados y entre risas, mi respiración estaba acelerada, más que la de ellos, pero podía aguantar hasta al menos llegar al sofá de Satsuki.
Una vez adentro con Daiki nos tumbamos en el sofa entrecruzando nuestras piernas
-Satsuki... ¿Qué hay para comer? Cualquier cosa que tu no hayas cocinado -trate de no reir pero fué imposible, la cara de nuestra amiga al escucharlo fue épica, demostraba lo enojada que estaba con Daiki, y si le daba una paliza, o al menos lo intentaba, también lo iba a hacer conmigo. Me tiré al suelo para escapar de un peluche volador que venía de parte de Satsuki en dirección a Daiki, pero que si no me quitaba iba a darme
-ya... Satsuki, Daiki habla en serio, necesito azúcar -dije a mitad de la risa poniendome seria, me miró elevando una ceja -ok... Daiki, levántate a traerme comida -le ordené tirando de su brazo levemente, pero este en vez de hacerme caso, se dejó caer sobre mí, me cortó la respiración
-no -dijo con la voz cansada, estoy asfixiándome...
-Daiki, quítate -se removió y se acomodó poniendose bien sobre mi, en una posicion algo incómoda y que cualquiera que no supiera como es la relación entre él y yo malinterpretatría.
Satsuki nos llevó a su habitación y para comer trajo... puros dulces, genial, esta quiere que en vez de recuperarme me dé diabetes. Comimos, y mucho, bueno, Satsuki no, porque estaba con su "son deportistas, tienen que cuidar su alimentación", aght ¿Cuando se resignará a que Daiki y yo no engordamos?
-¿se quedan a dormir? Mamá y papá no están y no quiero estar sola, por favor... -pidió con una cara tierna
-solo si dejas que Shia sea la que cocine -condicionó Daiki
-tengo que pedir permiso -bajé la cabeza, vamos, ya hacía mucho que eramos amigos, ya debería confiar mi mamá en ellos, pero sé que no lo hace por culpa de Daiki, pero bue... la casa de Satsuki está pegada a la mía, puedo cruzar a medianoche.