No he logrado concentrarme en nada, ni siquiera en los informes que no muy dispuesta, Bea me trajo de la clínica.
Aún no puedo regresar a trabajar, mis tíos están empeñados en dejar que muera del aburrimiento. Sin embargo, amenacé a Bea y a John con cierta evidencia que tengo de ambos y les exigí que me entregaran copias de mis pacientes. Estar sin saber qué sucede con ellos me tiene en vilo y llena de angustia. Especialmente el cachorrito, a quien hemos decido bautizar, Ángel.
Según lo poco que he podido leer gracias a mi falta de atención, tanto él como mis otros pacientes están evolucionando satisfactoriamente, lo cual es un alivio parcial.
No dejo de pensar en lo que sucedió anoche. Y ahora, con la luz del día y con mis sentidos y emociones más claras, me doy cuenta de que, si otra persona me contara lo sucedido anoche, diría que esa persona está loca, demente, de psiquiátrico. Por eso no quise decirle nada a Bea, no quiero preocuparla. Todo fue muy extraño, era como si él lobo supiera quien soy y me hubiera entendido, hubiera estado esperándome y se encontrara feliz de verme.
También, está el hecho de que realmente me corté el codo. Sé que me corté, lo sentí; pero, luego de que el lobo lamiera la herida, ya no estaba. Se me eriza la piel de sólo recordarlo. Paso mi dedo nuevamente sobre la piel donde debería haber un corte cicatrizando, pero no, no hay nada, mi piel está lisa y sin rastro del corte.
Y, para echarle más leña al fuego, anoche tuve sueños muy extraños, a diferencia de las sombras que me han estado atormentando, esta vez soñé con el lobo. Según mi mente —la cual creo que está delirando— yo volvía a ser un lobo, me encontraba cerca de un río, acechando a un ciervo. El día era frío, había neblina, lo que me "hacia fácil de camuflar" entre el follaje de los arbustos bajo los árboles. El lobo negro de ojos verdes estaba muy cerca de mí, animándome, esperando mi movimiento. Yo podía sentirlo todo, el sueño era muy real para mí, el frío en mi nariz —hocico en este caso—, la hierba húmeda bajo mis garras, el olor de la tierra mojada. Los sonidos, podía ser testigo de todos, el sonido del río, de los árboles al moverse, los grillos, las aves al emprender su vuelo, el crack de las ramas rotas por los pasos de los ciervos y los jabalíes, la respiración del lobo, la respiración de mi presa.
Podía verle perfectamente, cada detalle, cada surco. Mi mente inmediatamente dibujó un diagrama mental de cómo atacar, era instinto, instinto puro. Sin haber cazado antes, ya sabía dónde debía atacar, en qué parte debía hincar mis dientes y qué parte de su cuerpo sería perfecta para empezar a comer. Creí que sentiría nauseas de sólo pensar en eso, pero no fue así, en ese maldito sueño yo estaba más que dispuesta a comerme un animal, ahí, en medio del bosque.
Lo siguiente que supe, fue que ataqué y lo logré, tuve éxito, el lobo negro inmediatamente acudió también, orgulloso y contento por lo que hice. Gracias al cielo que el sueño cambió inmediatamente, si sentía todo a la perfección no quería sentir como mis "dientes" desgarraban al pobre animal y masticaban su carne. Ya no estaba cazando, ahora estaba peleando, con otro lobo de pelaje gris y marrón; me asusté un poco apenas vi que me atacaba, pero su mordida fue suave, se retiró y movió su cabeza, entendí entonces que no estábamos peleando de verdad, estábamos entrenando, él me enseñaba cómo defenderme mientras el lobo negro de ojos verdes seguía observándome, siempre con orgullo. Cada vez que lograba aferrar con mis dientes al lobo gris, miraba al lobo negro para ver su cara de satisfacción y sus ojos, siempre atentos, siempre amables, siempre cariñosos viéndome a mí, sólo a mí. Cuando logré derribar al lobo gris, otros tres lobos más se acercaron y empezaron a mover sus colas y a hacer sonidos que yo, Aryam, no entendía, pero a los que respondía la loba. El lobo negro se acercó a mí y frotó su hocico con el mío, para luego empezar a lamerme.
Lo siguiente que se presentó ante mí fue una especie de carrera, los cuatro lobos anteriores, el lobo negro y yo, corríamos por el bosque. El lobo negro de ojos verdes a mi lado, siempre. El aire golpeaba mi pelaje y me sentía bien, feliz; por momentos mientras corríamos, aullábamos a la luna, nos mirábamos y seguíamos corriendo, tratando de sobrepasar y ganarles a los otros.
El próximo escenario se parecía a un granero. Yo estaba en mi forma de lobo, recostada en un montón de paja, no podía moverme bien, algo me impedía ordenarle a mi cuerpo que funcionara y nos sacara de aquí. Luego vi a la mujer, una mujer muy hermosa y vestida extrañamente, como de época pasada, frente a mí; su mirada era todo menos agradable y amable, me odiaba. Podía sentirlo, olerlo. Sus ojos enrojecidos disparaban dagas hacía mí. A su lado, un hombre, o lo que parecía serlo, vestido de igual forma, con trajes de época, se inclinaba sobre ella; su olor era muy diferente y enviaba señales de alerta y pánico a mi cerebro. Tenía que huir, alejarme de ellos, de él. Su sonrisa era siniestra, sus dos ojos oscuros se concentraban en mí, sentía que por todo mi cuerpo una especie de aceite viscoso se derramaba. Un gimoteo salió de mí, causando que el hombre sonriera más amplio. No podía abrir mi boca ni llamar a mi lobo, algo me había pasado. Volví a mirar a la mujer y mi corazón se llenó de odio. La odiaba incluso más de lo que ella estaba odiándome a mí, traté de gruñirle, no pude. Otros dos lobos en forma de humano llegaron, el mismo estilo de prendas sobre sus cuerpos me hizo saber que este sueño no se desarrollaba en mi tiempo, miraron a la mujer y le dijeron algo que no pude descifrar, luego se volvieron hacia mí, el más bajo me dio una mirada arrepentida, el otro por su parte, dejó mostrar su desprecio. Él también me odia.
Tenía que salir de ahí. Mi mente me lo decía una y mil veces. No pude. Lo intentaba y lo intentaba, en vano. Unos momentos después, los dos hombres lobo me levantaron y llevaron hasta un carruaje, donde una nueva mujer, con el mismo olor del hombre de sonrisa siniestra, nos esperaba. Me colocaron en el suelo del carruaje y me taparon con unas mantas que olían a varios machos de mi especie. Reconocí los olores, eran parte de mi manada, lobos que habían intentado coquetearme y seducirme para molestar a mi lobo, los recordaba a cada uno, y mi corazón se llenó de dudas. ¿Qué estaba pasando?
El hombre y la mujer se acomodaron en el carruaje. No vi a la mujer lobo, pero la olí y escuché cuando pidió le aseguraran que yo jamás volvería, el hombre y la mujer del carruaje rieron y cerraron la puerta. El carruaje arrancó y lo supe, supe que, si no salía rápido de ahí, jamás volvería a ver a mi lobo de ojos verdes.
Me desperté justo en ese último pensamiento. El de huir. Eso fue todo.
Suspiro y froto mis sienes, presintiendo que un dolor de cabeza se aproximará. Froto mi cuello, dejando el sueño que tuve atrás y lo que recordarlo le hace mi corazón. Trato de concertarme en los informes una vez más, pero el timbre de mensaje de mi celular me lo impide.
Zacklocoderemate: ¿Cómo te acaba de ir con tus pesadillas? Sabes que si quieres saber qué está pasando sólo tienes que aceptar venir conmigo.
Yo: *RODANDO LOS OJOS*
¿Y unirme a tu loca secta de "Hombres Lobo", cazar conejos, ¿vivir en cavernas y aullar a la luna llena?
Zacklocoderemate: *SUSPIRANDO*
Primero: NO es una secta, se llama manada. Deberías saber eso.
Segundo: NO cazamos conejos, demasiada energía que se gasta en ellos para una comida tan pequeña. Preferimos las ovejas, vacas, ciervos, y así sucesivamente. Pero, por lo general, hacemos grandes compras de carne en los supermercados, mucho más fácil y rápido.
Tercero: NO vivimos en cavernas, ¿en qué año crees que estamos?, tenemos nuestras propias casas y lo necesario para vivir.
Cuarto: Sí, le aullamos a la luna, pero sólo en nuestra verdadera forma.
¿Algo más que quieras saber?
Eres como una niña que apenas entra al Kínder.
Yo: Guau, no sé qué haré con toda esta información de vital importancia, déjame la guardo aquí en mi saco con el bolsillo roto.
Zacklocoderemate: ¬¬ la ignorancia es peligrosa para seres como nosotros.
Yo: Estoy más que feliz de vivir en mi ignorancia sobre las costumbres Lycans o, como sea que se llamen ustedes.
Lo único que me interesa es saber sobre esas sombras.
Pero tú no quieres decirme la verdad sobre dónde obtuviste esos dibujos.
Zacklocoderemate: Mira esto y dime si sigues pensando que lo saqué de algún otro lugar.
Envía un vídeo. Espero hasta que cargue completamente y le doy clic.
—Oh mi Dios —susurro.
En el vídeo se ve a Zack tomando una hoja en blanco y varios lápices. Al principio, no es claro lo que está dibujando, pero unos minutos después, las horribles criaturas que aterrorizan mi sueño aparecen, pero, no están solas, un lobo se abre paso triunfante entre ellas.
El maldito lobo negro de ojos verdes.
Yo: ¿Dónde?
Zacklocoderemate: The Cavern Club. Mañana. 8:00 pm.
Vuelvo a reproducir el vídeo, pauso justo en el momento en que el lobo negro es claro.
Es él.
El mismo lobo. Su pelaje negro, la forma de sus orejas y hocico, sus ojos verdes, sus garras... todo. Es idéntico al lobo de mis sueños, el mismo con quien me cruce anoche.
Esto es una muy jodida broma.