Muñeca del Destino [COMPLETA]

Da NoelbyAp

30.3K 3.5K 4.9K

Cuando Emma Pierceston consigue su primer trabajo luego de graduarse, pensó que ganaría experiencia y conocim... Altro

Muñeca del Destino
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33 FINAL

CAPITULO 5

823 119 42
Da NoelbyAp

Los primeros diez minutos fueron silenciosos. Jeremías no fue capaz de encender la radio para atenuar mi incomodidad. Quizás lo hace a propósito al darse cuenta de lo que su cercanía provoca en mí. Estoy aterrada con que escuche el malón que galopa salvajemente en mi interior.

-No es necesario que me lleves hasta la puerta de mi casa – comento para llenar el vacío que reina.

-¿Qué clase de hombre sería si te dejo tirada por cualquier lado? – me mira de costado.

Si Nicolás me ve llegando en un auto acompañada de este sexy hombre ¡me mata! 

Las muñequitas desaparecen automáticamente al recordar a mi novio. Sin poder evitarlo, la culpa empieza a crecer en mi pecho, sé que no estoy haciendo nada malo pero mis deseos reprimidos son lo suficientemente intensos como para que me sienta mal. 

¿Qué pasaría si Nick estuviese en esta situación con alguna chica? ¿Estaría bien? No, claro que no... Siempre y cuando no se entere de lo que ronda por mi cabeza cada vez que estoy cerca de Jeremías estaremos bien. Nick no tiene que saber sobre esto, ni sobre mi relación con el señor Zret, si es que se puede llamar relación, mejor "pequeños contactos" o "algunos cruces de palabras"... Tampoco lo tiene que conocer, es demasiado atractivo para mi bien.

-¿Qué sucede? Estás pálida – pregunta Jeremías.

-Preferiría que me dejes por lo menos a una cuadra de mi casa – solicito en voz baja, preocupada.

Jamás me había pasado algo así. 

Desde que estoy con Nicolás no me sentí atraída por ningún otro hombre... Hasta ahora. 

Jeremías despierta en mí sentimientos novedosos. Me dan ganas de conocerlo, de abrazarlo, besarlo, de que sea mío. Es inexplicable. Una atracción incontrolable me invade cada vez que lo veo. Tal vez sea por su mirada intensa y sus ojos oscuros penetrantes, o por lo bien que le queda el traje, o la camiseta, o cualquier cosa que lleve encima. 

Siento que tenemos una conexión más allá de lo físico. 

Percibo las palabras no dichas que pugnan por salir de su garganta, el misterio en sus acciones contradictorias. Jeremías tiene algo que me hipnotiza, que me acerca, que me hace pulular a su alrededor sin siquiera proponérmelo. Es como si el destino estuviese empecinado en cruzarnos, en unirnos, en hacernos encontrar.

-¿Por qué razón? – veo como aprieta las manos en el volante hasta que los nudillos se le ponen blancos.

-Es que... - dudo en contarle la verdad, pero no tiene nada de malo ¿no? - Mi novio es un poco celoso. No quiero ni imaginar el escándalo que montaría si me viera bajando de este coche, que supongo debe ser bastante costoso – emito un risita estúpida para sonar despreocupada.

El rostro de Jeremías se contrae. Su mandíbula está apretada, su nariz arrugada como si algo oliera mal. ¿Huelo mal? Disimuladamente huelo mi camisa.

-¡Oh por Dios! – Grito impulsivamente mientras el rubor pinta mis mejillas.

-¿Qué sucede? - Jeremías frena de golpe y un chillido estridente, producido por las ruedas que derrapan contra el asfalto, perfora mis tímpanos. Estamos quietos a un costado de la calle.

Tengo olor a humedad. ¡Qué vergüenza! 

¿Qué esperaba? Estuve casi todo el día con la ropa mojada, nunca se hubiese secado bien. No puedo creer estar tan cerca de este hombre extremadamente sexy oliendo como un cerdo. Aferro la tela con fuerza como si de esa forma consiguiera atrapar el hedor que despide. ¡Es imposible! Huelo mal de pies a cabeza y recién ahora lo percibo. 

Ando coqueteando con el magnate Jeremías Zret, con ínfulas de conejita de Play Boy, cuando huelo como los mil demonios.

–Lo siento, no quise asustarte... No sabía que olía tan mal – confieso avergonzada. Paso mis manos por mi cabello acomodando mechones que en mi imaginación están fuera de lugar. Si no puedo oler bien, al menos que mi rostro se vea algo bonito.

-¿Yo? – pregunta abriendo grande los ojos y oliendo su camiseta.

-¡No! – Lanzo una carcajada – ¡Yo huelo mal! Huelo a humedad.

Me contempla con una mezcla de alivio y diversión.

-¿Recién ahora lo notas? Todo el día oliste así, hasta infectaste mi abrigo – escucho como ríe por primera vez. Es una melodía genuina, grave, encantadora.

-Gracias por haberme informado sobre esta horrible situación, SEÑOR ZRET – golpeo su hombro amistosamente – Mis compañeros estuvieron bastante hipócritas que no me dijeron nada. ¡No puedo creer que estuve moviéndome por la oficina con este olor!

-Pasa desapercibido Emma, habría que acercarse bastante para notarlo.

Creo que es la primera vez que lo escucho pronunciar mi nombre, me produce una sensación tan placentera. Cada letra fluyendo sensualmente por su lengua, sus dientes... Sueño con el contacto de sus labios a lo largo de mi vientre, con el calor de su pecho sobre el mío, por sentirlo plenamente. 

¡No sé qué me sucede! No puedo parar de pensar y conectar todo con el sexo.

-¿Puedo encender la radio? – propongo para desconectar los pensamientos demasiado comprometedores que tanto me atosigan.

Jeremías asiente. La música llena el espacio apaciguando la tensión sexual presente en el aire; lo que no logro descubrir es si es sólo de mi parte.

Tal como le pedí, Jeremías detiene su auto a una cuadra de mi casa. Recién me percato de que nunca me preguntó la dirección. Encuentro la justificación en que es el presidente de donde trabajo, por lo tanto tendrá acceso al registro de cada empleado donde figuran esos datos básicos.

-Gracias por traerme – lo miro nerviosa por la despedida.

Soy patética. ¿Qué espero? ¿Una despedida de película? Sonrío internamente. 

El romanticismo me hace tan mal...

-Espero que haya sido un viaje placentero – su tono de voz es seco nuevamente.

No me mira. A veces es simpático, otras veces es distante. ¡No lo entiendo! 

Suspiro abriendo la puerta.

-Emma – volteo ante su llamado.

Me mira fijamente. ¿No respira? Percibo como su cuerpo está tenso. No dice nada. El auto parece estar encogiéndose en cámara lenta, acercándonos sin poder evitarlo.

-¡No te olvides de respirar! – me adelanto convirtiendo esa frase en nuestra primera broma interna.

Luego de disfrutar de su expresión pasmada, le dedico una sonrisa torcida y me bajo del auto.

 No sé si fueron los nervios, o que Nick puede estar en mi departamento tan cerca de donde nos encontramos, pero elegí no permanecer un minuto más en ese coche por el gigantesco riesgo de caer en la tentación.


El aire fresco de la noche me despabila. Hoy han sucedido tantas cosas con Jeremías que me siento recién salida de un sueño. Estoy empezando a preocuparme. Este hombre está demasiado tiempo en mi mente. 

¿Qué significa esto para mi relación con Nicolás? 

Últimamente hemos estado distantes, pero eso no significa que no haya amor. Yo lo amo. Lo amo de verdad. Quizás necesito un poco más de atención para sacarme la estupidez de la cabeza.

Al entrar en casa, todas las luces están apagadas. Voy a la habitación para ver si encuentro a Nick, tal vez está durmiendo, pero no hay nadie. 

Miro mi celular, no tengo ninguna llamada perdida ni mensajes de su parte. Lo llamo por teléfono. Al cuarto pitido corto. ¡Qué raro que no se haya comunicado conmigo! Antes se preocupaba por mí, hablábamos casi todo el día. 

Las cosas cambian...

Cuando voy a la cocina para ver qué puedo comer, la furia se apodera de mí. En la mesa hay varios platos y vasos sucios. Servilletas de papel usadas, algunas mojadas. Restos de pan sobre la mesada, en el piso, ¡es un asco! Todo sucio. 

Indudablemente Nicolás estuvo almorzando con algunos de sus amigos aquí. ¿Qué le cuesta dejar todo ordenado y limpio? No tengo inconvenientes con que se reúna en mi casa con quien quiera, pero por respeto debería dejar todo en orden. ¡Encima que soy la única que tiene un trabajo de verdad! ¡Soy la única que genera dinero! 

Vuelvo a llamarlo por teléfono. No atiende. Intento de nuevo, hasta que en la quinta llamada responde.

-¡Princesa! – suena tan relajado como una persona que no hizo nada en todo el día.

-¿Dónde estás? – pregunto molesta mientras abro el grifo de agua caliente para lavar los platos.

-Estoy ensayando con los chicos.

¡¿Cómo no?! El señor está de lo más tranquilo con su música, sus amigos, seguramente acompañado por unas cuantas cervezas, y yo aquí, limpiando su mugre. 

Come de la comida de mi heladera que yo pago, duerme cuando quiere en mi casa, hasta me deja ropa para que se la lave. ¿Para qué diablos tiene una casa? 

Decide que no es momento para convivir por un tema financiero, sin embargo aprovecha los beneficios de casi vivir con una mujer. No limpia, no aporta dinero, no hace las compras, no paga las cuentas... La estúpida soy yo que permito que esté tan cómodo a mi alrededor, nunca le puse límites. Soy una arrastrada...

-Nicolás ¿es mucho trabajo lavar los platos cuando comes en mi casa? ¿Ordenar un poco lo que desordenas? – mi tono es directo, punzante.

-Tranquila Emma – me crispa los nervios cuando me habla así, como si fuera una loca por los reclamos que hago - Veo que no tuviste un buen día. ¿Es por el mensaje que me enviaste? Ese que decía que te habías mojado y un chico te ofreció su abrigo...

-He tenido un día ESPECTACULAR – recalco la última palabra – Pero llego cansada por estar afuera todo el maldito día y me encuentro con un departamento que parecería haber estado en medio de una guerra.

-Estás insoportable princesa, será mejor que me quede en mi casa esta noche.

-¡Qué fácil para ti! – Exclamo con ironía – En vez de venir a dar la cara y solucionar el problema, lo evitas y haces la tuya. Perfecto, señor comodidad, puedes irte a tu casa...

-¿Dónde quieres llegar con este planteo? – noto intolerancia en su voz.

-A ningún lado Nicolás- suspiro mordiéndome la lengua – Si piensas que esta relación está yendo por buen camino sigue haciendo lo que estás haciendo.

-¿Qué quieres decir con eso Emma?

¿Tan idiota puede ser que no entiende que de esta forma no estamos bien? ¿Tan poco le importo?

-Nada Nicolás. Lo hablaremos en persona.

-¿Qué es lo que tenemos que hablar?

-Nada, adiós.

Al colgar el teléfono me quedo parada mirando la pared de la cocina con las manos debajo del agua caliente. Agarro la esponja, le pongo detergente y comienzo a fregar los bártulos. 

Realmente se me soltó la cadena. Varias veces le pedí que deje mi casa ordenada, pero nunca había sido motivo de discusión. Parece que he llegado al límite de mi paciencia. No me escucha, no me presta atención, no limpia, no nada... Algo de razón tengo que tener. ¿O soy demasiado histérica? No, lo que pido es un poco, sólo un poco, de consideración.

Con el apetito perdido me quito la ropa del trabajo y me pongo el piyama. Cepillo mis dientes, enjuago mi rostro para quitar la suciedad del día y me trenzo el cabello para irme a dormir. Hundo mi cuerpo en el colchón cubriéndome con las sábanas. 

Repaso sonriendo todo lo que viví hoy, los gestos de Jeremías, su sonrisa. ¿Cómo se relaciona todo lo que me provoca Jeremías con mi discusión con Nicolás? 

Tengo que admitir que está afectando mi vida, influyendo en mi cotidianeidad, cambiando mi percepción respecto a varias cosas, como el sexo. 

Descubrí que poseo una imaginación vívida, un apetito sexual voraz, necesidades no satisfechas que gritan por ser saciadas. Solamente con un roce de manos hace que me estremezca de pies a cabeza. Imagínense lo que un beso podría ocasionar... ¿Y una buena embestida? Uff, sería la muerte misma, una muerte de éxtasis absoluto.   

****************************

Hola!!! Recuerden votar si les gusta y comentar : ) 

Su apoyo es todo y me motiva para seguir escribiendo

Seguime en Instagram: Noelbyap


Continua a leggere

Ti piacerà anche

Amarte Duele Da Nayla

Storie d'amore

10.2K 703 17
Ana y Erick se conocen desde siempre. Ana es tímida. Erick no lo es. Ellos son tan distintos, pero eso no evita que sean grandes amigos . Y de esa am...
52.7K 3.3K 33
Sí leíste el libro de "Nunca Dije Nada", esta es la historia que te gustaría seguir leyendo. ¿Quieres seguir averiguando sobre la vida de nuestros q...
18K 971 40
Se prohibe cualquier copia o modificacion a esta novela. Obra registrada en safe creative con el código 1502133249190 Todos los derechos reservados...
94.5K 2.4K 13
Dicen que cuando eres diferente, eres raro. Cuando tienes gustos diferentes también dicen lo mismo.. Pero, ¿qué pasaría si mis gustos son un poco ext...