CAPITULO 26

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Hoy decido llegar más temprano a la empresa para ver si lo encuentro a Jeremías sin que haya tantas personas a nuestro alrededor. ¿Cuánto más sostendrá esta actitud para conmigo? Ignorarme rotundamente como si tuviese quince años... Además, existe la posibilidad de que lo llame por una emergencia, por ayuda; si realmente estoy marcada por su culpa como mínimo debería atenderme el teléfono. Hay tantas cosas de las que tenemos que hablar...

Ingreso a la oficina apresurada, ansiosa por verlo. Su escritorio está vacío, sin indicios de que haya llegado. Son las ocho de la mañana, somos muy pocos a esta hora, la mayoría llega a las nueve. Tenemos cierta flexibilidad horaria, como hoy empiezo más temprano puedo elegir retirarme una hora antes, siempre y cuando cumpla con las nueve horas obligatorias de la jornada laboral.

Aprovecho la falta de movimiento y busco en mi bolso la fotografía que me dio Jacobo Zret, esa en la que aparezco hablando con Jeremías justo aquí, donde me encuentro parada. Observo los lugares vacíos barajando distintas hipótesis acerca de quién pudo haberla tomado. Me muevo buscando el lugar y el ángulo exacto desde donde se captó la imagen hasta estar casi segura del punto; en el medio del pasillo que utilizo diariamente para ir a mi lugar. Deduzco que el responsable circula regularmente por aquí, se ubicó dos filas de mesas más adelante que la mía. Puede ser cualquiera... La altura del ángulo es similar a mi estatura, si la hubiese tomado un hombre, por regla general más altos que las mujeres, el retrato tendría una leve inclinación descendiente. Tiene que haber sido una mujer o un hombre bajo.

Amelia... Ella esconde algo. Sus ojos siempre vivaces la delatan, siempre observándonos, alerta, como si supiera el secreto de cada uno de nosotros. ¿Podrá ser parte de los que quieren dañarme? Miro de reojo su escritorio, tengo el impulso de husmear entre sus cosas, pero no puedo hacerlo, hay cámaras de seguridad, además no estoy completamente sola.

Para cuando Jimmy llega, estoy casi saltando en una pata por la ansiedad que me golpea sin descanso.

-Jimmy ¿vienes a tomar un café conmigo? – Alza las cejas queriendo leer mis verdaderas intenciones, echa un vistazo a su alrededor, y avanza hacia la cocina del piso.

-Necesito que me ayudes con algo relacionado con su investigación...

-Emma, no podemos hacer estas cosas aquí – susurra con voz monótona, sin expresión facial.

-¡Lo hacemos rápido! – Exclamo excitada - ¿Investigaste a Amelia? – Tuerce la boca ante mi perseverancia.

-No puedo darte información porque no eres parte del equipo – se masajea el mentón ocultando por momentos la boca, como si quisiera disimular que estamos charlando, ni siquiera me mira.

-¡Déjate de estupideces! Me tiene sin cuidado si soy o no parte del equipo. ¿La investigaste? – Repito la pregunta con tono autoritario.

-Está limpia – asegura clavando sus ojos en los míos.

-¿Estás seguro? – Asiente. Algo me dice que está implicada, una sensación en el pecho que me remueve cada vez que cruzo una palabra con ella. – Mira esta foto... - extiendo la imagen sin precaución. Jimmy la oculta entre sus manos y me hace una seña, casi imperceptible, hacia las cámaras ubicadas en las esquinas del techo - Fue tomada cerca de nuestro sitio por una persona de mi altura. Tiene que ser una mujer. ¡Es ella, Jimmy! – Planteo apenas modulando, imitando la forma en que Jimmy pretende enmascarar sus palabras, para que si alguien nos está observando no logre descifrar nuestra conversación.

-¿De dónde la sacaste?

-Jacobo Zret – la estudia en silencio, con una parsimonia que exacerba mis nervios. 

¿Está viendo algo que pasé por alto? Memoricé cada detalle por más insignificante que sea, con tal de que no se me escape nada.

-Estás en lo cierto, hay altas probabilidades de que el fotógrafo sea una mujer, por la altura y porque los pocos hombres que suelen pasar por este corredor miden por lo menos 1,70. En la oficina, hombres bajos hay pocos. Se me viene a la cabeza uno de sistemas, el Gerente de Finanzas, y un chico de recursos humanos; sus mesas se ubican del otro lado, por lo tanto sería extraño que tomaran la imagen – hace una pausa echando un último vistazo a la fotografía y me la devuelve – Amelia está limpia, ni siquiera tiene antecedentes de multas de tránsito. Tiene que ser otra persona, algo se nos está escapando.

Muñeca del Destino [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora