La Horma de tus Zapatos

By Iselayuki

98.4K 9.7K 557

Hannia, una chica que siempre ha sido considerada como la hija perfecta, pues es recatada, estudiosa, obedien... More

Capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Epilogo

Capítulo 31

2K 220 12
By Iselayuki

― ¡Lagartija! ―Exclame sorprendida. Su sonrisa se amplió aún más al escuchar ese apodo que le había puesto― Quiero decir ¿Ji? ―Asintió con un movimiento de cabeza.

―Ese soy yo, Ji Yong ―Contesto haciendo una reverencia― Tu debes ser Hannia ¿Cierto?

―Si ―Conteste con una sonrisa nerviosa― Mucho gusto ―Mire al interior, ni Febe ni nadie más había aparecido ¿Acaso no habían escuchado el timbre? ― Pasa ―Dije moviendo a un lado.

―Gracias ―Se quedó de pie delante de mí, mientras cerraba la puerta.

―Supongo que vienes a buscar a Febe ¿Verdad? ―Se giró y me miro con una sonrisa.

―Eso mismo.

―Vaya que inesperado ―Comente― Pasa y ponte cómodo, estaba con mi madre, no debe tardar.

― ¿Quién era Hannia? ―Pregunto mi madre. Lo miro de arriba abajo y luego me miro interrogante.

―Él es Ji Yong y es el novio de Febe.

―Señora, lamento las molestias ―Se disculpó con una radiante sonrisa que derritió a mi madre. Tenía que admitirlo, con esa cara de querubín y con esa sonrisa, podría incluso domar a alguien tan complicado como Febe. El tipo tenía su encanto.

―Ninguna molestia, ponte cómodo y siéntete como en tu casa ―Contesto mi madre, sonrojada. ¡Vaya! Que inesperado. Solo le faltó decir “Y si quieres puedes quedarte a vivir”

―Termine… ―Febe apareció con Suk y miro sorprendida a Ji― ¡Ji! ―Exclamo Febe.

―Hola ―contesto con ternura Ji.

― ¿Qué haces aquí? ―Pregunto Febe un poco nerviosa, mirando a mi madre. Él se encogió de hombros.

―Supuse que era una buena época para unas vacaciones exprés ―Contesto y mi madre sonrió de oreja a oreja.

―Eres encantador ―Dijo mi madre― Buena elección. Por cierto ¿Quieres algo de tomar?

―No se moleste señora ―Contesto Febe. Mientras negaba con la cabeza.

―Ninguna molestia. Dime ―Insistió mi madre  mirando a Ji. Quien miraba a Febe un tanto preocupado. Y como no, si Febe era encantadora por las buenas pero por las malas.

―Yo creo que una de tus limonadas le caería muy bien ―Intervine. Tratando de aligerar la tensión de momento.

―Entonces limonada para todos ―Dijo mi madre mientras se encaminaba a la cocina.

―Genial. Vayamos a la sala ―Dije caminando. Febe me tomo del brazo.

―Tu no deberías de andar moviéndote ―Me reprendió.

―Nadie más abrió ―Conteste. Suk no dejaba de mirar a Ji.

―Mucho gusto ―Dije Ji extendiendo su mano a Suk quien la miro unos segundos y después la estrecho― Soy el novio de Febe ―Wow, vaya forma de marcar terreno.

―Igualmente ―Respondió Suk con indiferencia. Fue un instante en el que se miraron fijamente, creí que se golpearían, pero relajaron la presión de sus manos hasta soltarse. Ji se acercó y se sentó junto a Febe, quien lo fulmino con la mirada.

―Voy a ayudarle a mi madre ―Explico Suk, desapareciendo. Sentí un poco de lastima. “Ni modo hermanito” pensé al ver su expresión. Lo cierto era que nada me haría más feliz que verlo encontrar a alguien, pero desde luego que Febe no era para él. No porque fuera mala, todo lo contrario me gustaba mucho, pero ella solo tenía ojos para la lagartija. Quien por lo visto sabia como persuadirla y mantenerla enamorada.

― ¿Qué haces aquí? ―Exploto Febe mirando con reproche a Ji, quien no sabía dónde meterse.

―Sabes que a donde vayas tú, voy yo ―Respondió con firmeza.

― ¿Qué? ―Pregunto ella molesta― Te dije que no vinieras.

― ¿Por qué no? Yo te dije que quería venir ―Debatió él, manteniendo su sonrisa, a pesar de la expresión molesta de mi amiga.

―Y yo te dije, que no podías venir.

―No puedo estar sin ti ―Admitió apenado mientras desviaba la vista. Febe soplo enojada.

―Pero podemos causar problemas ―Contesto.

― ¿Qué problemas? ―Pregunto con aire inocente, Ji.

―Eres un imprudente.

―Pero Febe… ―Ji parecía un niño siendo reprendido por su madre, la verdad no quería ser él. Me pregunte ¿Cómo le hacía para aguantar a mi amiga?

―Nada, Ji… ―Verlos discutir, trajo a mi mente a Jae.

Quien me había intentado llamar toda la noche y esa misma mañana, por lo que había optado por mantener apagado el móvil. Era demasiado infantil mi comportamiento, había prometido no enojarme y yo misma, lo había acuciado para que me contara las cosas. Pero decirlo y hacerlo eran dos cosas completamente distintas, no podía evitar que doliera. La sola idea de que el aun sintiera algo por ella me enfermaba, quería a Jae mucho más de lo que había imaginado y por lo mismo no estaba dispuesta a compartir su amor con nadie más, nadie.

Sentí envidia al ver la forma en la que reñían, de la manera en la que Ji miraba a Febe. Ahí no había dudas, y aun cuando Febe se mostraba huraña y molesta, la conocía tan bien, para saber que el gesto de que Ji, hubiera venido hasta aquí para verla, la había conmovido tanto, como a mí. ¿Era así como era el verdadero amor? ¿Eso era el amor? Durante años había creído que el amor era solo una carga, solo causante de problemas, lágrimas y dramas, que arruinaban la diversión de la vida. Que equivocada estaba. Ellos se veían tan felices, sentí envidia de ellos, de su relación, de la forma en la que se hablaban, como se miraban. Una lagrima rodo por mi mejilla y rápido me la limpie para que ninguno de los dos se diera cuanta, pero en ese instante me percaté de que Suk me miraba. Estaba de pie junto a la entrada de la sala y me había visto.

―Bueno Febe, ya está aquí no deberías de regañarlo ―Comente tratando de desviar la atención de Suk de mí.

― ¿Lo ves? ―Pregunto Ji a Febe. Mientras me guiñaba un ojo― Ella si sabe ―Ella negó con un movimiento de cabeza y entonces vio a Suk que continuaba solo mirándonos.

―Lo siento ―Se disculpó con él, Febe.

―Descuida ―Contesto Suk y avanzo dejando una jarra de limonada sobre la mesa de centro― Aquí tienen la limonada ―Anuncio mirándome acusadoramente. Me mordí nerviosamente el labio, aun teníamos una charla pendiente él y yo.

―Gracias ―Dijo Ji mientras se servía un vaso para darle un largo sorbo.

― ¿Qué tal esta? ―Pregunto mi madre, quien se unía a nosotros.

―Deliciosa señora, la mejor que haya probado ―Sin duda, él sabia como adular a una mujer.

―No es tan buena ―Contesto ruborizada mi madre.

―Por cierto ¿Dónde te estas quedando? ―Pregunto Suk.

―En la posada de la plaza.

―No deberías ―Contesto mi madre― ¿Por qué no te quedas con nosotros? ―Los tres, Suk, Febe y yo, miramos sorprendidos a mi madre. ¿Por qué lo estaba invitando? Note como Suk apretaba la mandíbula, pero desde luego no le llevaría la contraria a mi madre.

―No creo que haga falta… ―Comenzó a decir Febe, pero mi madre la interrumpió.

―Por supuesto que sí hace falta, si es amigo de mi hija eres bienvenido.

―En realidad no es mi amigo ―Susurre tan bajo que nadie me escucho.

―Muchas gracias señora. Acepto su oferta ―Contesto con una sonrisa Ji.

―No se hable más ―Miro mi madre a Suk― Dormirás con mi hijo ―Mi hermano no pudo ocultar su inconformidad, pero si algo sabia era comportarse, aunque estuviera muriendo por dentro, a diferencia de mí. Si me hubieran impuesto a alguien, seguro en ese instante estaría haciendo una tremenda rabieta.

― ¿Segura? ―Pregunto Ji con aire inocente― ¿No habrá ningún problema?

―Ninguno ―Afirmo secamente Suk. De nuevo se miraron como dos depredadores peleando por su presa. Me pareció irónico y algo gracioso, sería una lucho entre… una lagartija y un… ¿Qué sería mi hermano? ¿Un leopardo? Astuto y sigilo. Pobre lagartija. Cuando claro en la vida real, Ji no parecía tan inofensivo.

Genial, mi madre se había convertido en la ferviente seguidora de Ji y Suk desde luego al percatarse de lo que había entre ese par, le había mostrado hostilidad y su cara lo decía todo. Mi casa se convertiría en un campo de batalla y no precisamente por mi causa. Quién lo diría.

―Deberían de ir a dar un paseo ―Comente a mitad del día. Febe me miro como preguntándome si era por Jae. Con un movimiento de cabeza y un gesto de dolor en el rostro, negué. No habíamos podido hablar del tema. Pero ella entendió.

― ¿Te gusta la idea? ―Pregunto Ji emocionado a Febe.

―Lo que quiere Hannia es deshacerse de nosotros ―Explico Febe― Así que no le siguas el juego ―Sentencio Febe.

―Oye ―Me queje. Ji se echó a reír y apretó de la cintura a Febe.

―Esa es mi chica, tan astuta como siempre ―Ella puso los ojos en blanco.

―Y tú no me tienes tan contenta ―Dijo empujándolo.

― ¿Por qué? ―Pregunto ofendido.

―Porque que no me haces caso. Te dije que volvería en un par de días.

―Aunque fueran unos minutos, no puedo estar lejos de ti.

―Exagerado.

―Tú tienes la culpa ―Se quejó.

― ¿Yo? ―Pregunto ofendida Febe.

―Sí, tu. Por volverme un loco de amor por ti.

― ¡Dios! ¿Qué hago? No solo tengo a una loca por amiga sino también un loco por novio ―Ji me miro y ambos nos echamos a reír.

―Nos amabas ―Comente sacándole la lengua.

―Exacto ―Concordó Ji abrazándola de nuevo.

―Son imposibles.

― ¿Puedo preguntarles algo? ―Dijo Ji.

―Adelante ―Conteste.

― ¿Por qué lagartija? ―Febe y yo nos miramos y nos soltamos a reír― ¿Qué? ―Pregunto desconcertado.

―Lo siento Febe, no pude evitar llamarlo así hace un rato ―Explique en medio de risas― ¿No te molesta? ¿Verdad? ―Le pregunte.

―No del todo, pero me gustaría saber el porqué.

―Chiste personal de chicas ―Conteste.

―Mmm ―Nos miró curiosos, pero ninguna de las dos respondió.

―Hablando enserio, deberían salir un rato. Llévalo a conocer el pueblo…

―Yo lo acompaño ―Exclamo mi madre entusiasmada. No supe de donde salió pero estaba ahí con su rostro sonriente.

―Pero… ―Intento protestar Febe.

―Vayas, estoy bien. Ya escuchaste al médico ―Dije tratando de confortar a Febe.

―De acuerdo ―Mi madre tomo del brazo a Ji y la arrastro hacia la puerta. Febe rodo los ojos y los siguió― Si necesitas algo, llámame ―Me dijo antes de salir.

―Si.

Los vi salir y se recosté sobre el sillón. Tome el celular de la bolsa de mi sudadera y lo encendí. Varias llamas pérdidas de Jae. ¿Debería contestar? Me pregunte mientras lo observaba. Pero aún tenía muchas dudas e inseguridades. Quien diría que la reina de vanidad y de la fiesta, que la loca mayor, se sentiría así por un pueblerino.

―Es mejor que te olvides de el ―Deje caer el celular al escuchar la voz de Suk. Su rostro estaba completamente serio y me miraba con los brazos cruzados.

―Me asustaste ―Conteste mientras me levantaba e intentaba de tomar el celular, pero debido a las costillas, Suk lo tomo primero― Dámelo.

―Hannia.

―Dámelo.

―Solo sufrirás si sigues con eso.

―Ese es mi problema entonces.

― ¿Acaso estas mal de la cabeza?

―Sí, si lo estoy. Pero ese no es tu problema ―Note la furia en su cara y como jalaba aire para controlarse.

―Escúchame… soy tu hermano y me preocupas.

―No lo creo ―Me miro sorprendido― Si te preocuparas jamás me hubieras dicho lo que me dijiste el día del accidente.

― ¿Qué?

― ¿No lo recuerdas? Tú me corriste y me dijiste que fuera y lo buscara.

― ¿Crees que tengo la culpa?

―Si. Eso porque fui y lo busque. Él me lo confirmo. Ella estaba embarazada…

― ¿Y aun así insistes?

―Eres un ciego. ¿Crees que él le puso un arma para que lo hiciera? ¿Crees que él fue quien se lo saco? ―Suk palideció y apretó las manos en puños.

―No lo entiendes.

―El único que no entiende nada eres tú. Abre los ojos y date cuenta, por más que ella lo amara si hubiera querido a ese niño lo hubiera tenido.

―Es fácil para ti decir eso.

―Te equivocas no es fácil. Pero así como yo te culpo del accidente, tú lo culpas a él.

―Son cosas totalmente diferentes.

―Para mí son lo mismo. Suk cada uno es responsable de las decisiones que toma y por eso mismo debe aceptar las consecuencias…

―Digas lo que digas… nunca permitiré que estén juntos.

― ¡Suk!

― ¡No Hannia! ¡Nunca! Antes soy capaz de contarles todo a nuestros padres.

―No te atreverías.

―Ya una vez te lo dije y te lo repito. No me pruebes.

―No me importa ―Conteste firme― Hazlo.

―Lo hare. ¿Qué crees que dirán si saben lo que hizo Jae?

― ¿Por qué insistes? Jae no hizo es culpable.

―Estas ciega de amor.

―Puede ser, pero no lo suficiente para no ver las cosas. En cambio tu estas ciego de odio y rencor un rencor infundado.

― ¿Infundado? ―Se mofo― No sabes nada.

―Te equivocas, claro que se. Sé que el cometió un error al merecer con ella siendo tu novia, pero él estaba enamorado de ella.

―Son pretextos.

―No, no lo son. De la misma forma en la que tú la amabas, Jae se enamoró. ¿Nunca te diste cuenta? Era tu amigo ¿Nunca te percataste de nada? ¿Estás seguro de que ella era lo que tu creías?

―Basta, deja de intentar justificarlo.

―No lo justifico. Sé que cometió errores, pero… pero… aun así lo amo ―Dije al borde del llanto― Lo amo…

―Tu estas solo confundida. Te dejaste enredar por él.

―Ojala fuera eso ―Dije mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas― Ojala solo fuera una confusión. Lo siento, si te he lastimado, si dije cosas que te lastimaron. Lo amo y entiendo lo que debiste sentir.

―No, no puedes ―Contesto y la voz se le rompió. Jamás había visto llorar a mi hermano, nunca. Y ahora justo delante de mí, sus ojos se llenaron de lágrimas.

―Lo lamento ―Solloce― Pero… eso no cambia mis sentimientos.

―No pienso permitirlo ―Se dio media vuelta y se fue. Todo el llanto que había contenido salió a mares de mis ojos. Me arrodille frente a la mesa dela sala y comencé a llorar. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

Después de que sentí que ya no podía derramar más lágrimas, con paso lento subí las escaleras, aun cuando el médico me lo había prohibido expresamente. Pero me sentía tan abatida y agotada. Odiaba ver sufrir de ese modo a mi hermano y me odiaba a mí misma por ser la causa de ese dolor, sin embargo, no podía hacer nada al respecto de mis sentimientos por Jae. Amaba como loca a ese hombre, aun cuando estuviera enojada y sentía con él, aun cuando no contestara sus llamadas, aun cuando no quisiera verlo, lo seguía amando tanto. Pero necesitaba tiempo, para aclarar mis sentimientos y los de Suk. Llegue a mi cuarto después de lo que pareció una eternidad y me recosté, mientras el sentimiento del llanto desaparecía y unas últimas lágrimas se hacían presentes.

No supe cuando me quede dormida. Desperté cuando sentí la mano de Febe sobre mi pelo.

―Buenos días dormilona ―Saludo. Mire por la venta.

― ¿Qué hora es?

―Las 10.

― ¿Qué? ¡Rayos! ¿Cuánto tiempo dormí?

―Bastante.

― ¿Y la lagartija? Digo Ji.

―Por ahí con tu madre. Sabes comienzo a creer que tu madre será mi rival ―Bromeo. Pero en mi estado anímico no me provoco la menor gracia.

―Supongo ―Conteste con apatía.

―Hannia. Dime que es lo que pasa. Desde ese llanto repentino de hace dos días y ahora esa cara de tristeza ¿Te hizo algo ese pueblerino?

―No.

― ¿Entonces?

―Febe, tenemos que ir.

― ¿Qué? ―Pregunto mirándome con el ceño fruncido― ¿Adonde?

―Tu sabes a donde.

―Hannia…

―El medico dijo que podía caminar, siempre y cuando no hiciera esfuerzo. Por favor, más que nunca necesito verla.

― ¿Estas segura?

―Si. Necesito respuesta y ella es la nunca que me las puede dar ―La puerta se abrió y Ji apareció con un panecillo en la mano.

―Buenos días ―Me saludo con una sonrisa.

―Hola ―Conteste.

―Ji, consigue un auto ―Le dijo Febe. El la miro son comprender.

― ¿Un auto? ¿Para qué?

―Para volar ―Contesto con ironía Febe.

― ¿Qué? ―Pregunto confundido.

― ¿Para qué crees que se usan los autos?

―Ok, ok… pero ¿dónde?

―En el pueblo, podemos rentar uno ―Explique.

―Genial ―Contesto Febe― Cámbiate y nos vamos.

―Chicas no me han dicho a donde vamos ―Dijo Ji.

―Vamos a cazar una zorra ―Contesto con seriedad Febe.

Continue Reading

You'll Also Like

2.2K 176 6
Pasate y leela, probablemente no la termine pero tengo ideas interesantes que quiza te gusten, dale una oportunidad
79.8K 4.8K 28
-Buscabas esto princesa? Las luces se encendieron y mi cuerpo se heló, las cenizas habían vuelto a reunirse, las pesadillas se hicieron reales, los p...
54.3K 841 5
Anderson el chico callado y misterioso , Brad el chico gruñón y sin compasión , Cody el chico amable y simpático. Tres personas diferentes , Cada cua...