Zona de Amigos

By PinkGlitterKiss

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Traducción de mi novela 'Friend Zone' ¿Qué es lo que harías si cada chico que te gusta te coloca en la zona d... More

Zona de Amigos
¡Sigo viva!
Capítulo 1: Dicen Por Ahí
Capítulo 2: Al Fin Te Encontré
Capítulo 3: Todo Cambió
Capítulo 4: Déjalo
Capítulo 5: Dime Que No
Capítulo 6: No-Oh Se Apaga
Capítulo 7: No Me Digas Que No
Capítulo 8: Déjame Ir
Capítulo 9: Duele Amarte Así
Capítulo 10: Un Nuevo Amor
Capítulo 11: ¿Qué Me Faltó?
Capítulo 12: Suerte
Capítulo 13: Entra En Mi Vida
Capítulo 14: Volverte a Amar
Capítulo 15: Paraíso en Destrucción
Capítulo 16: Simplemente Amigos
Capítulo 17: Deseo de Cosas Imposibles
Capítulo 18: Otras Se Pierden
Capítulo 19: Bailar
Capítulo 20: De Verano a Invierno
Capítulo 21: Qué Vida La Mía
Capítulo 22: Si Te Vas
Capítulo 23: No Fue Suficiente
Capítulo 24: Entrega Total
Capítulo 25: Ni Rosas Ni Juguetes
Capítulo 26: Ahora Entendí
Capítulo 27: Propuesta Indecente
Capítulo 28: Hasta Que Llegaste Tú
Capítulo 29: La Duda
Capítulo 30: Inocente
Capítulo 31: Por Última Vez
Capítulo 32: Goma de Mascar
Capítulo 33: Dolerá
Capítulo 34: Buena Señal
Capítulo 35: Un Vicio Caro Es El Amor
Capítulo 36: Mal Acompañados
El Flashback
Capítulo 38: Ayúdame
Capítulo 39: Volver a Comenzar
Capítulo 40: Cuarto de Hotel
Capítulo 41: En Ésta No
Capítulo 42: Vengo del Futuro
Capítulo 43: Amor Del Bueno
Capítulo 44: Sabes Lo Que Quieres
Capítulo 45: Más Que Amigos

Capítulo 37: Sin Querer Queriendo

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By PinkGlitterKiss




ANTERIORMENTE EN ZONA DE AMIGOS:

—Nos besamos —Jay me miró seriamente.

—Lo que pasa en el castillo, se queda en el castillo —Me sentía feliz, mi recuerdo había quedado intacto. Lo podía enmarcar en un lugar especial de mi corazón, donde nadie lo contaminara de sus arrepentimientos y disculpas.

—¿Y qué vas a hacer al respecto? —Sammy intentó bajar el volumen de su voz, pero no pude evitar escucharlo, había algo en la manera en que dijo eso que llamaba la atención. Volteé a verla y la encontré observándome.

—¿Vas a bailar conmigo hoy? —Jayden susurró. Sus labios hacían contacto con la parte trasera de mi oído.

Cuando ya me estaba lavando las manos, escuché una canción que me encantaba, me apresuré a salir y regresar hasta donde estaban los demás. Cuando estuve ahí fue como si hubieran apagado la música. Jayden se estaba besando con una pelirroja, ella tenía sus brazos alrededor de su cuello.

Caminé a la barra y pedí dos shots de tequila.

De repente, sentí unos brazos en la cintura y me sorprendí al ver al rubio. Intenté asegurar mis manos, pero fracasé debido a que su cinturón ocupaba todo el espacio de los hoyos del pantalón, así que, rodeé su cuello con mis brazos.

—¡Salud!

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No sé lo que me pasa,
Yo no duermo en otra cama
Pero te veías muy contenta conmigo
-Sin Querer Queriendo de Lali ft Mau y Ricky-


Abrí los ojos desorientada.

¿Dónde estoy?

Sentía un golpeteo en la cabeza, mi cuerpo dolía en partes que no sabía que existían. Estaba en mi habitación, era un alivio, volteé abajo, la falda se me había subido considerablemente, pero la traía puesta y estaba sola en la cama. Bien.

Me acomodé la falda y miré mi reloj, decía que eran las diez de la mañana. Demasiado temprano. No había rastros de Sammy ni Maddie, eso me preocupaba, pero no tenía la fuerza ni siquiera de sentarme.

Un reflejo en el suelo llamo mi atención, era la hebilla de un cinturón que aún estaba en un pantalón de mezclilla. De hombre. Miré alrededor y no encontré mi maleta, ninguna de mis pertenencias. Había ropa tirada, camisas, bóxers, una botella de agua en la mesita de noche. Esa no era mi habitación, pero era mi hotel.

Intenté pensar en lo que había pasado la noche anterior. Jayden se besó con una pelirroja, me enojé, bebí desesperadamente a propósito y... ¡Un rubio!

>> Después de un rato, y unos vasos más, me relajé un poco. El desconocido resultó ser muy agradable, a pesar de estar muy pasado de copas, tenía una actitud relajada y divertida, no era el típico chico que se te acerca, no le ves la cara, te agarra de la cintura con una mano, con la otra sostiene su bebida, bailan y ya. El rubio platicaba, y con cada canción hacía una tontería nueva, ya sea un pasito ridículo o un grito gracioso.

—¿En qué hotel te hospedas? —me preguntó al oído de repente.

—En el Olas turquesa —le contesté mientras me daba la vuelta.

Seguimos bailando y tenía que aceptar que me caía bien.

—¿Quieres que te lleve al hotel? —soltó de la nada. Me le quedé mirando sin entender. ¿Quiere que compartamos taxi?

—Renté una moto —sonrió con suficiencia. Ahora todo tenía sentido. Faltaba poco para que el lugar cerrara y yo había quedado de ver a mis amigos en el punto de reunión, a pesar de eso, estaba considerando su propuesta.

¡Soy una tonta! ¿Por qué acepté irme con un desconocido?

Al menos sabía que estaba en mi hotel, solo tenía que correr a mi habitación.

Escuché la descarga del baño y entré en pánico. Cerré los ojos cobardemente, me haría la dormida en lo que pensaba en cómo salir de esa situación.

Sentí como la cama se hundía a mi izquierda, el rubio se abrazó a mi brazo y se acurrucó en mi cuello. ¡Cuanta confianza! Me dio el olor de su colonia, ya entendía por qué me había ido con él, era un aroma delicioso, me hacía sentir en casa.

¡Tiempo!

Abrí los ojos de golpe y giré mi cabeza. Jayden estaba a mi lado, respirando profundamente. Sin playera. Solo en un bóxer.

¡¿Pero qué rayos?!

¡¿Me tiré a Jayden?!

¿Cómo pasó eso?

¿Y el rubio?

Eran tantas incógnitas, no podía creer que, a pesar de estar enfadada con Jayden, terminé en su cama. Ahora no solamente estaba furiosa con él, también conmigo misma.

Me lo quité de encima y, gracias al cielo, no se despertó. Me levanté de la cama, no se veía que Polo hubiera dormido en la suya, era un alivio. Salí de la habitación con mis zapatos en la mano, tratando de hacer el menor ruido posible.

No entendía nada, no sabía cómo había terminado ahí, lo último que recordaba era el rubio. Todo lo demás estaba enredado, envuelto en una niebla. Corrí a la playa descalza sin prestar atención al camino, tenía que buscar un lugar donde nadie me encontrara.

Pronto, distintas escenas me invadieron la mente, el rubio, Jayden, la noche fría, un elevador, el balcón de la caja de cristal, yo enojada y después besando a alguien. Me quejé.

Encontré una orilla rocosa alejada del hotel y agradecí, nuevamente, mi tamaño. Dejé mis zapatos en un hueco cerca de donde estaba y me senté entre las piedras. Cerré los ojos y me recargué. Esa era la embarrada más grande que había hecho. Todo por despecho. Bueno, no sabía si tirarme a Jayden era despecho, pero al menos no recordar lo sucedido lo era.

Según yo, no me había hecho ilusiones con Jayden y, aún así, lo que había hecho me había afectado tanto que había bebido al grado de no recordar la noche anterior y ahora estaba aquí, alejada y escondida de todos.

Necesitaba pensar. Tal vez, si Jayden tampoco recordaba lo que pasó, podría fingir que dormí en mi habitación y nada pasó, o que me fui con el rubio, a estas alturas eso sonaba mejor. Después recordé que Jayden había ido al baño en la mañana y que, si antes podía no recordar que había pasado la noche con él, al menos me había visto dormida en su cama. Me quejé. Estaba condenada.

Me puse de pie y caminé hasta donde las olas del mar podían mojar mis pies de vez en cuando. Quería estar en el sol un momento, necesitaba el calor, no era una experta en resacas, pero mi lógica me decía que, si me ponía en el sol, el alcohol se evaporaría de mi cuerpo.

Me entretuve observando como iba y venía el agua. Me sentía en un trance. Mi mente vacía, solo estaba existiendo.

Escuché voces y giré mi cabeza rápidamente, dos chicos caminaban por la orilla de la playa en mi dirección. Las rocas me restaban visibilidad y lo único que podía ver eran sus cabezas. Uno tenía el cabello negro y el otro era rubio. Rubio.

Corrí a mi escondite, no sabía como había pasado de llegar con el rubio y despertar con Jayden, pero no quería darle la cara a ninguno.

>> —¿Estás en condiciones de conducir?

—Sí, claro. Mi hotel no está tan lejos del tuyo —me dio una sonrisa retorcida.

—¿No estás hospedado en el Olas turquesa? —había supuesto que estaba en el mismo y por eso se había ofrecido a llevarme.

—Estoy en el Marina —se encogió de hombros. No tenía idea de donde estaba ese hotel, así que solo sonreí.

Lo observé, tenía los ojos a medio cerrar. Sinceramente no confiaba en que fuera llegar sano y salvo a su propio hotel, mucho menos que me llevara al mío y después regresar al suyo.

—Anda, vente conmigo —me abrazó. Empecé a desconfiar, seguramente quería hacer una parada extra en su hotel antes de llevarme al mío.

Jadeé sorprendida. ¿Y si su plan es llevarme a su hotel y regresarme en la mañana?

—Bebiste, no deberías conducir —le dije estampada en su pecho. Debía sentir miedo. Un desconocido en estado de ebriedad estaba insistiendo en que me fuera con él, pero por alguna razón, tal vez que yo estaba más cuerda que él, no sentía temor. No pasaría nada que yo no quisiera.

—Bueno, vamos al balcón —me tomó de la mano y me llevó. Lo seguí sin decir nada, sabía a qué quería ir al balcón, no era tan ingenua, pero en ese momento no me importaba mucho. Mientras no me encerrara en una habitación, no me oponía. Era guapo, era agradable y no era cierto chico de ojos esmeralda.

No pienses en él.

Me reprendí enfadada y miré al frente con convicción.

Al salir, me di cuenta de que Juan tenía razón. Sentí una ráfaga de aire frío sobre mi ropa, que estaba mojada del sudor por bailar.

—No sé por qué salí contigo, está helando —me quejé. Las luces provenientes del interior de la caja traspasaban las paredes y se reflejaban en el cielo.

—Porque te vas a ir conmigo —dijo señalando a la salida. Paré en seco.

—Estás loco —no podía mover mis ojos de donde salían los botes para el muelle, tampoco podía mover mi cuerpo.

—¿Por qué no? —Me tomó de la mano, sin forzarme a caminar, sin guiarme a la salida, sólo la sostuvo y me dio una tierna sonrisa.

¡Porque no te conozco!

Estaba comenzando a darme cuenta de lo tonta que estaba siendo, no debía estar sola con él. Tenía que deshacerme de él.

—Está bien, tenía que intentarlo, ven —me guió a una orilla y se recargó en la baradilla de cristal. Me dejé llevar. La música estaba en esas canciones que ponen al final que hacen que la gente empiece a bajar el ritmo para no salir tan descontrolados. Tenía que regresar con mis amigos antes de que se empezaran a preocupar.

Regresé al presente mientras los chicos pasaban frente a mí sin notarme. El rubio, no era mi rubio. Solté el aire aliviada, si antes no lo quería ver, después de recordar eso, menos. Aunque era poco probable que lo viera, no estaba en el mismo hotel.

Mi mente dio vueltas.

Entonces, ¿los chicos me salvaron? ¿Jayden me salvó? ¿Y se lo agradecí durmiendo con él? ¿De verdad hice eso?

No me parecía algo que normalmente hiciera, pero el hecho de haber despertado en la cama de Jayden no era tranquilizador.

Me di cuenta de que haber estado bajo el sol no había sido tan buena idea, el dolor de cabeza se había agudizado y mi sed multiplicado. Levanté la muñeca para ver la hora, el reloj me estaba siendo de mucha utilidad en los últimos días sin celular. Era medio día, el bar estaría abriendo.

En la playa había un pequeño stand/bar donde algunas personas ya comenzaban a ir por bebidas, unas que otras, como yo, para revivir. Me acerqué con la esperanza de que tuvieran agua y mis plegarias fueron escuchadas.

El barman me entregó el vaso y al levantar la mirada, abrí los ojos grandes. Por encima de la barra, podía ver a Jayden caminando en dirección a la playa, se abría paso por el sendero. Él no me podía ver ya que el barman me cubría, aproveché eso y me agaché. Lo espié por el costado de la barra. Se veía preocupado. Se paró en la cima de las escaleras que conducían a la arena y miró alrededor. Me estaba buscando, lo sabía. Contuve la respiración en anticipación, si me encontraba iba a ser muy vergonzoso explicar mi posición. Sus hombros se desplomaron y se giró derrotado, regresando por donde había venido.

Me dejé caer en la arena.

>> El elevador abrió sus puertas y di un paso para entrar, pero una mano en mi brazo me detuvo.

—Basta de huir. Vamos a hablar ahora —Jayden me llevó al sendero que conducía a la playa. El aire corría y entre más cerca estábamos del agua, más frío se sentía.

¿Qué no puede ser otro lugar más calientito? Ya me harté de congelarme el trasero.

Me solté de su agarré y me rehusé a caminar más. Estábamos cerca de las escaleras que llevaban a la arena, pero aún sobre piso firme. Me miró con el ceño fruncido.

—Primero no quieres escucharme y te alejas, después te vas con el primero que ves —parecía como si estuviera tratando de descifrar un acertijo muy difícil.

—¡¿Y a ti qué te importa?! —le dije con fastidio. Él se besaba con pelirrojas y yo no le decía nada, al contrario. Quería regresar adentro e irme a mi cuarto.

—¡Me importa, Minnerva! —gritó y me encogí.

—Ay, se enojó —susurré para mí misma mientras lo veía con sorpresa.

Nunca me había llamado Minnerva. Me llevé las manos a la cabeza, no estaba en condiciones de tener esta conversación. Necesitaba sentarme. Vi una banca, a unos pasos y me senté.

Me recargué en la barra con la respiración agitada. Eso último que había recordado, me había revelado mucho. Entendí que era crucial desenredar lo sucedido para poder enfrentar a mis amigos.

Me levanté de la arena con mi vaso de agua en la mano y mis zapatos en la otra. La gente me veía con extrañeza al ver mi comportamiento y vestimenta, pero no les presté atención. Tenía pinta de haber hecho el camino de la vergüenza, y sí lo había hecho, más o menos. ¡Que se preocupen de sus asuntos!

Pedí un bocadillo, si iba a resolver un rompecabezas, tenía que cargar mi cerebro de glucosa. Cuando tuve mis municiones, caminé hasta un camastro lista para completar este reto.

¿Qué era lo que sabía?

1. El rubio se había ofrecido a llevarme.

2. Temía que el rubio se propasara.

3. El rubio me llevó al hotel sana y salva.

4. Jayden me interceptó y se enfadó.

5. Había despertado con Jayden.

Estaba usando la arena como pizarrón, hacía que viera todo más claro.

Al parecer, había aceptado el aventón del rubio y fue buena persona. En ese momento lo único que me preocupaba era que se propasara, pero ahora que lo pensaba pude haber sido secuestrada. ¡Meh! Sobreviví.

Ahora, mi incógnita era:

¿Cómo había pasado del punto cuatro al cinco?

Lo único que podía imaginar era estar discutiendo con Jayden, que la frustración y el alcohol nos abrumaran al grado de...

¡Dios! No sabía que tenía tanta frustración sexual guardada.

Espera un segundo... ¿Por qué se había enfadado Jayden conmigo?

No podía estar celoso, ¿cierto? ¡Se había besado con esa pelirroja fea! Y yo tuve la cortesía de no hacerle un drama ya que no tenía por qué darme explicaciones.

¿Y si había sido porque se preocuparon por mí?

Seguramente eso era. Me fui sin avisar y se quedaron preocupados y le dio rabia que yo llegara muy fresca al hotel. En sentido figurado, porque me estaba cayendo de ebriedad. Después yo lo ataqué sexualmente y Jayden... es hombre.

¡Misterio resuelto!

No me quedaba nada, más que dar la cara. Me levanté.

>> ¿Me atrevía a besarlo?

Yo sólo quiero besar a Jayden. Estar en sus brazos, queriéndome como lo quiero a él. En una burbuja siendo felices.

¿Y por qué estoy pensando en Jayden?

Me tomó de la mano dulcemente y poco a poco me acerco a él. Sus ojos celestes me observaban con miedo de que lo rechazara.

¿Pero esto no me convierte en una hipócrita?

Estoy a punto de hacer lo mismo por lo que yo me enojé. La diferencia es que a mí me importa y él está adentro probablemente disfrutando de la pelirroja.

A la mierda todo, si Jayden no me quiere, ¿de qué me preocupo?

Eliminé el resto de la distancia y le di un firme y decidido beso en los labios. No hubo amor, pasión ni lujuria. Solo un casto beso.

La verdad era que no me apetecía, ni siquiera por venganza, él no era Jayden.

Me alejé sin verlo a los ojos y me di la media vuelta sin decir nada más, dispuesta a entrar de regreso a la caja de cristal y lo primero que vi fue a Jayden.

¡Oh! Deseo concedido.

—¿Qué haces? —Jayden preguntó con incredulidad.

¿No puede creer que alguien sí me quiera? De pronto, recordé mi enfado.

Me senté de nuevo.

Estaba en shock. Jayden me vio besando al rubio. Por eso me estaba esperando al llegar al hotel. ¿Creyó que había pasado algo más? ¿Pasó algo más?

Dejé caer mis zapatos en la arena otra vez y me llevé las manos a mi cabello alborotado. La cabeza me retumbaba. Hasta ahora sabía que, me había ido con el rubio y Jayden me había visto besarlo, pero aún así desperté en su cama.

¡No tenía sentido!

Me recosté en el camastro y cerré los ojos. Faltaba una parte crucial de este rompecabezas y por más que lo intentaba, no lograba recordar. Los fragmentos venían a mí solos, no podía convocarlos a mi conveniencia.

—¡Minnie!

Me quejé por lo bajo. Me levanté de golpe. Me había quedado dormida en el camastro.

—¡Minish!

—¡Mierda! —miré a la dirección de donde provenían las voces.

Sammy y Jayden caminaban en la playa mirando a todas partes, gritando mi nombre al aire.

No me habían visto. Tomé mis zapatos y corrí de regreso a mi escondite en las rocas.

No estaba lista para enfrentarlo, aún no terminaba de entender la noche anterior. ¿Qué se suponía que le diría? Oye, Jayden, disculpa por haberme aprovechado de ti, aunque no te preocupes porque no recuerdo el seguramente grandioso sexo que tuvimos. No. Era un desastre.

Eventualmente, Sammy y Jayden tuvieron que caminar por un costado de las rocas. Estaba temblando.

—¿Qué vamos a hacer si no la encontramos? Jayden, ya son las tres de la tarde—escuché la preocupada voz de Sammy.

Pobre Sammy. Ella solo era daño colateral, al que no quería ver era a Jayden.

—La tenemos que encontrar —Jayden dijo con convicción.

—Espero que Maddie y Polo hayan tenido suerte al frente del hotel —Sammy contestó.

—¡¿Por qué tuve que poner esa estúpida regla?! —gruñó Jayden. —Si tuviéramos nuestros celulares esto no estuviera pasando —su tono cambió a derrotado y culpable.

Habían caminado lo suficiente para poder ver sus espaldas, no se habían detenido un solo momento.

—Vamos —Sammy susurró y le dijo algo más que no pude escuchar. Vi a Jayden poner su brazo alrededor de sus hombros y le dio un beso en el cabello. Sammy puso su mano en su cintura y se alejaron.

>> —Te acompaño a la puerta —me alcanzó hasta estar junto a mí, nuestros costados chocando de vez en cuando. Sonreí internamente sin levantar la mirada del suelo de cristal, era un lindo detalle.

Caminar era bueno, tenía un destino a dónde dirigirme y me concentraba en llegar a él. Seguramente no estaba caminando en línea recta, pero al menos me movía hacia donde quería, ya que mi cuerpo no tenía el balance necesario para quedarme parada en un lugar fijo.

No era mucha distancia desde al balcón hasta la puerta de la caja de cristal, así que el momento terminó rápido.

Subimos el escalón que estaba en la entrada, estaba lista para reincorporarme a la fiesta. Por el rabillo del ojo, vi como se llevaba las manos a la cabeza con exasperación, revolviendo su cabello rubio. Dejó de caminar y giró hacia mí con expresión derrotada.

—¿Ni siquiera me vas a dar tu número?

No pude evitar reírme. Me lo decía como si se lo hubiera negado cuando ni siquiera me lo había pedido. Cierto, mi plan era no volver a verlo, pero al parecer él no quería eso.

Soltó el aire al sonreír y ver mi reacción.

—No me lo habías pedido —le contesté al parar de reír.

—Entonces, ¿me lo pasas? —bajó el escalón y se acercó a mí para estar en la orilla y no obstruir el paso. Volteé hacia él, dándole la espalda a la entrada. Al usar tacones y estar un escalón más arriba, me daba la oportunidad de estar casi a su altura.

Dudaba que realmente me escribiera un mensaje, probablemente mañana no recordaría mi nombre. Probablemente mañana yo no recuerde su nombre. ¿Qué más daba?

Pero no traía mi celular y, en el improbable caso de que sí me escribiera, le podría responder dentro de diez días. No tenía caso.

Puse mis manos en sus hombros.

—¿Por qué no dejamos que esto sólo sea una historia de la caja de cristal? —lo miré directo a los ojos. No parecía muy convencido, pero asintió. Regresé mis manos a los costados.

—Adiós —le sonreí.

—Adiós —me devolvió la sonrisa, pero no se movía.

—Adiós —insistí, esperando que se fuera.

—Adiós —me contestó, encogiéndose de hombros.

Era ridículo, parecíamos dos adolescentes en el teléfono esperando que el otro colgara. Estábamos viéndonos a los ojos, sonriendo, pero ninguno de los dos se movía. No sabía si darle un beso en la mejilla, abrazarlo o lanzarme encima de él. Por eso estaba esperando que él tomara la decisión, por eso no me movía.

Lo miré tratando de descifrar como quería despedirse y cuando lo vi mirando mis labios, lo supe.

¡Nos despedimos en la entrada de la caja de cristal!

¡No me fui con el rubio!

¡El beso fue de despedida!

Solté el aire aliviada. Mi consciencia se sentía más tranquila, lo único que había sucedido con el rubio era ese beso de despedida. Hubiera sido mucho enrollarme con el rubio y después con Jayden.

Volteé a donde había visto por última vez a Sammy y Jayden, ya no había rastros de ellos. Estaba sola. Acomodé mis zapatos donde los había puesto ese mismo día en la mañana. Ya estaba cansada de cargarlos para todas partes, pero no podía ponérmelos, los tacones no estaban hechos para pisar la arena.

A pesar de todo, me sentía bien conmigo misma. Era una pena haber dudado de mi buen juicio. Cometí un error al haberlo besado, pero ¿qué más podía hacer si mi amor estaba con una pelirroja? Quería olvidarlo. Al menos, tuve el buen sentido de no irme con el rubio.

Era gracioso que desde anoche sabía que hoy no recordaría su nombre. Ni siquiera me había tomado el tiempo de pensar en su nombre, solo lo bauticé como el rubio. Ahora, tenía curiosidad por saberlo.

>> —Espero coincidir de nuevo —le dije sinceramente, después me di cuenta de que eso era poco probable. —... Algún día —agregué.

No creía que fuera mala persona, sólo otro turista queriéndose divertir.

Abrió los ojos con incredulidad. Me quería reír de su expresión, era cómo si lo que le estaba diciendo fuera algo ilógico, como si después de este día nos fuéramos a ver con regularidad, y el no vernos fuera absurdo.

—¿Algún día? ¿Cuándo? —Resopló, mirando al cielo, aún recargado en la barandilla de cristal. Tenía ambas manos sujetando las mías y jugaba con mis dedos.

—No sé, cuando nuestros caminos se vuelvan a cruzar —le sonreí con picardía.

—¿Y si eso nunca sucede? —Su tono transmitía la preocupación que sentía. Lo miré sin saber qué decir, casi podía asegurar que después de ese día no lo volvería a ver. Entendió mi mirada y me jaló hacia él, envolviéndome en sus brazos.

—Sí hace frío —susurró con sus labios pegados a mi cabello.

No dije nada. Necesitaba ese abrazo, sin palabras vacías, sin fantasías sobre el futuro, sin promesas, sin ataduras. Solo alguien que quería mi compañía en ese momento. También agradecía el soporte, ya no sabía si podía quedarme parada sin caerme de lado. Cerré los ojos y respiré profundo.

—Fue un placer conocerte, Ricardo —lo solté y me di media vuelta, mirando al suelo de cristal.

¿Ricardo?

Sí tenía cara de Ricardo, supongo que le quedaba.

Me recosté boca abajo sobre la roca más grande, mirando al horizonte donde el mar se juntaba con el cielo. Por un momento me sentí la sirenita y me reí. Las olas chocaban levemente con la roca y la brisa se levantaba hasta mi rostro. Era hermoso. El océano me trasmitía paz, algo que me había faltado en lo que llevábamos de viaje.

Y yo que decía que en este viaje desarrollaría mi empoderamiento femenino.

Jayden se había ocupado de impedirlo, y solo era el cuarto día.

Al menos creía que había mostrado que no estaba aquí por él, que no era irremplazable. Después de lo que había pasado en Dolz tenía mucho miedo de que me mandara a la zona de amigos, ya era la reina ahí. No iba a permitirme demostrarle lo profundos que eran mis sentimientos sólo para ser aplastada de nuevo, tenía que levantar la cabeza y seguir adelante. No necesitaba de chicos.

>> —Quítate de mi camino, Jayden —lo miré desenfocadamente, con los ojos a medio cerrar. No quería hablar con él, ni en ese momento, ni nunca.

Encontré al resto de mis amigos y juntos tomamos un taxi de regreso. Otra vez me senté en las piernas de Jayden, pero ninguno de los dos intentó entablar una conversación.

¿Cómo se atrevía a molestarse? ¡Él hizo lo mismo! Además ¿Quién se creía? No tenía por qué darle explicaciones de lo que hacía.

Los demás parecían que aún tenían energía y querían seguir la fiesta en el bar del hotel. Sentía como el auto me daba vueltas, una gota más de alcohol y moría de congestión.

Al llegar al hotel, rechacé la insistencia de Sammy de ir al bar, no quería hablar con Jayden, ni verlo, ni estar en su presencia. Quería arrastrarme a mi cama, así que, me dirigí al elevador rápidamente.

Rodé los ojos. Si Jayden se había divertido con la pelirroja, ¿por qué se empeñó en seguirme al elevador? Yo no tenía que ser miserable por su culpa.

Él estuvo con la pelirroja, yo con el rubio... Ricardo, y cada uno feliz por su lado. Bueno, Jayden feliz por su lado. Y feliz doble porque después yo lo rematé.

Me estremecí.

Hasta aquí.

—Me rindo. Regresaré y que Jayden diga lo que quiera, no me importa —me levanté de mi posición de morsa varada y tomé mis zapatos. Caminé por la playa hacia las escaleras que llevaban al sendero.

No podía cambiar lo que sea que había pasado entre nosotros la noche anterior. Y si me lo tiré, al menos yo sentía amor.

—Que se enorgullezca de haber llegado a donde nadie pudo —murmuré por lo bajo mientras subía los cinco escalones que me sacaban de la playa.

Caminaba enfurruñada con la mirada en el suelo y no vi cuando un niño pasó corriendo y me empujó contra una banca de piedra.

—¡Auch! —me sobé la pierna y volteé a ver la razón de mi futuro moretón.

>> —Claro que estoy enojado —Jayden me siguió a la banca, pero no se sentó, se quedó de pie frente a mí. —Creí que... Después de Dolz... ¡Nada está saliendo como quería!

Comenzó a caminar de izquierda a derecha, tratando de encontrar sentido o calmar su enfado. No sabía cuál de los dos.

—Me estás mareando —me llevé las manos al estómago. Gracias al cielo, se detuvo. Se puso de cuclillas frente a mí con las manos en mis rodillas.

—¿Por qué lo besaste? —me pregunto con seriedad. Su cabello castaño estaba desarreglado y sus ojos esmeraldas encontraron los míos.

No se desbalanceaba ni un poquito, si yo me pusiera en esa posición, seguro no aguantaba ni dos segundos.

—En una escala del uno al diez, ¿qué tanto bebiste? —entrecerré los ojos para que no me mintiera. Se veía muy sobrio.

Consideré recostarme en esa banca y dormirme, estaba cansada de que me gritara, si la enojada era yo.

—Minnerva, contesta mi maldita pregunta —gruñó.

—¡Deja de llamarme Minnerva! —le dije con vehemencia.

—¡Así te llamas!

—¡Nunca me habías dicho así!

—¡Nunca me había enojado contigo!

—¡Que te contente la pelirroja!

Frenó y parpadeó dos veces.

—¿Lo besaste por lo de la pelirroja? —sonrió levemente.

—Vete, Jayden —quité sus manos de mis rodillas y miré a la derecha. La banca estaba vacía y se veía cómoda.

—Minish, yo no... ¿Qué haces? —preguntó cuando me vió recostándome.

—Hasta mañana —cerré los ojos.

—¡Minish! —me taclearon de un abrazo. —¿Estás bien? ¿Dónde estabas? Estábamos preocupados —Jayden puso sus manos en mis mejillas y observó cada rincón de mi rostro, como si se quisiera asegurar de que fuera real.

—En la playa —le dije aturdida, aún no terminaba de procesar lo que acababa de recordar. El golpe de la pierna olvidado.

—¡Qué ironía encontrarte en el mismo lugar dónde te vi despierta por última vez!

Lo miré sin decir nada.

—Deberías de agradecerme, te cargué hasta mi habitación para que no despertaras con una contractura por dormir sobre una banca de piedra —me dijo con aires de suficiencia, soltando mis mejillas.

Entonces terminé de armar el rompecabezas. Bailé con el rubio y me ofreció llevarme, comencé a desconfiar de sus intenciones cuando me llevó al balcón, lo rechacé, resultó ser buena persona, pero aún así me despedí de él con nada menos que un beso, el cual Jayden presenció y no quise hablar del asunto, regresé al hotel con mis amigos, pero ellos se fueron al bar mientras yo me fui a mi habitación, Jayden me interceptó, discutimos y había tomado tanto que me quedé dormida en plena discusión. Jayden me cargó a su habitación y ahí desperté.

No me lo tiré. No sabía si sentir alivio o decepción.

—¿Por qué no me llevaste a mi habitación? —solté irritada.

Todo esto se pudo haber evitado, si me hubiera llevado a mi habitación. Como si no supiera cual era. Además, Ricardo no había cumplido su propósito, aún recordaba que Jayden se había besado con la pelirroja.

—No tenía la tarjeta de acceso, era más práctico —me miró sin comprender mi irritación.

—Iré a ducharme —dije lo más tranquila que pude y me alejé, dejando a un confundido Jayden atrás.


Yo tengo muy claro lo que pasó ayer
Yo tuve la culpa, pero tú también
-Sin Querer Queriendo de Lali ft Mau y Ricky-


Copyright © 2019 PinkGlitterKiss
Pendientes el sábado 15/06 para el próximo capítulo: canción por confirmar...


N/A:

Sábado 8 junio, 2019

Dedicación para pache_24 

Ella quería que le dedicara un capítulo donde a Jayden le diera un ataque de celos y aquí está. Jayden es celosito, pero creo que aquí es la primera vez que se lo demuestra a Minnie y pues ella esta más preocupada por otras cosas :P Espero que te haya gustado!!

Datos curiosos:

1. Todo lo del flashback es algo real que me pasó. En este caso, sucedió en la fiesta de navidad 2018 de mi ex-trabajo (en donde me colé) el rubio era un chico que entró a trabajar ahí después que yo renuncié por lo tanto yo no lo conocía, pero los demás sí y bueno terminé bailando con él porque me gustó hahaha

2. Lo agregué a la historia porque un amigo me hizo contarle la anécdota en detalle y lo escribí como si estuviera haciendo zona de amigos y se me hizo cool agregarlo. Ya tenía algunos párrafos escritos.

3. ¿Qué pasó con el rubio (que no es rubio) en la vida real?

Sí le pasé mi número, no me escribió, como 2 meses después me agregó a facebook, lo despidieron de ese trabajo (por razones que aún no sabemos), me escribió por messenger e hicimos un bond por las series medievales (algo en lo que yo estaba bien documentada porque necesitaba la información para escribir lo del castillo de Dolz y Ethamun), después comenzamos a hablar por whatsapp esporadicamente y es todo! No lo volví a ver después de la fiesta, no me invitó a salir y si algo le aprendí a Aarón es que no me debo aferrar, así que aquí andamos.

4. Esto es el día 4 y los flashbacks son del día 3. Fue el primer día que escribí completo, en enero, porque ya tenía la historia del rubio en mi cabeza y me inspiré.

5. Me causó mil dolores de cabeza acomodar los flashbacks.

Gracias por leer, votar, comentar y compartir.

Bye 👋🏽
Los quiero ❤️
Besos color rosa y con brillitos 💋

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