Compañeros | Completa

By NonoHache

2.5K 202 257

Tras sobrevivir a su propia ejecución y al ataque de un dragón, Ahrin descubre un emocionante secreto sobre s... More

~ Nota de la autora ~
Capítulo 1: Carrera Blanca
Capítulo 2: Jorrvaskr
Capítulo 3: Sangre de Dragón
~ Paréntesis #1 ~
Capítulo 4: Cachorro
Capítulo 5: Túmulo del Hombre Polvoriento
~ Paréntesis #2 ~
Capítulo 7: La Mano de Plata
Capítulo 8: La maldición de Hircine
Capítulo 9: Las brujas de Glenmoril
~ Paréntesis #3 ~
Capítulo 10: Venganza
Capítulo 11: La tumba de Ysgramor
Capítulo 12: Compañeros
~ Impresiones y comentarios ~

Capítulo 6: La Forja Inferior

133 11 11
By NonoHache


Cuando salimos del Túmulo del Hombre Polvoriento, está a punto de amanecer. Ya no se ven las estrellas en el este, deslumbradas por la línea del alba. Caminamos de vuelta a Carrera Blanca, pero esta vez el camino es más animoso. Comentamos lo vivido en el Túmulo, la pelea contra las arañas y los draugr, aunque noto que Farkas evita hablar del tema de la licantropía. No es hasta que estamos frente a las puertas de la ciudad que menciona el tema por primera vez desde su transformación.

- No digas nada sobre los hombres lobo. Se supone que todavía no deberías saberlo. Yo lo mencionaré al Círculo. Pero tú no abras la boca.

Asiento. Farkas empuja las puertas de madera y ambos entramos en Carrera Blanca. Ya es pasado el mediodía. Avanzamos por la calle hacia el Distrito del Viento, y en la plaza del Verdeoro, giramos hacia Jorrvaskr. Me sorprendo al encontrarme con Vilkas esperándonos al final de las escaleras.

- Llegáis pronto – dice únicamente.

Le miro y sonrío. Se hace el duro, pero sé que se alegra de verme. Sé que le importo.

- Hermano – saluda Farkas.

- Hermano – responde Vilkas.

Ambos se abrazan, y mi sonrisa se ensancha al verlo. Esta misión ha hecho que me sienta más cercana a los dos, a pesar de que no he pasado tiempo físico con Vilkas.

- Todo está preparado – susurra Vilkas, aunque le escucho. - Ve.

Farkas asiente y se marcha, rodeando el edificio en dirección al patio. Vilkas me mira de arriba a abajo.

- ¿Qué? - pregunto, sin poder evitar una sonrisa.

El niega con la cabeza. Curiosamente, parece de buen humor. Y lo que es mejor, se lo noto.

- Vamos, sígueme. Están todos esperándote.

- ¿Esperándome? - me extraño. - ¿Para qué?

Pero Vilkas, como siempre, me deja con la incertidumbre. Echa a correr hacia el patio.

- ¿Esperándome para qué? - insisto, echando a correr detrás de él.

Cuando llego al patio, me encuentro al Círculo completo, esperándome. Kodlak está en medio. Curiosamente, no tiene esa mueca amable tan característica suya, sino un rostro solemne, y me contempla con semblante serio y decidido. A su lado, Skjor luce con una cara parecida. Y lo mismo Aela y Farkas. De repente, me pongo nerviosa. Lanzo una mirada de pánico a Vilkas, pero él me tranquiliza con un asentimiento de cabeza. Trago saliva y vuelvo a mirar a Kodlak, quien toma la palabra.

- Hermanos y Hermanas del Círculo. Hoy damos la bienvenida a una nueva alma en nuestro redil mortal.

Doy un respingo, casi imperceptible. ¿Qué está pasando aquí?

- Esta mujer ha resistido, ha luchado y a mostrado su valor – sigue hablando Kodlak.

¿Mujer? Solo tengo diecinueve. Pasé mi último cumpleaños en Alto Hrothgar.

- ¿Quién hablará por ella? - pregunta el Heraldo.

Miro a todos los presentes, asustada. No sé qué está pasando, no sé qué hacer ni qué decir. Entonces, Vilkas da un paso al frente.

- Seré testigo del coraje del alma que se encuentra ante nosotros – declama.

Le miro, sin entender.

- ¿Alzarías tu escudo para defenderla?

- Permanecería con ella para que el mundo nunca pudiera darnos alcance – responde Vilkas.

Lo miro, y en mis ojos hay asombro y gratitud. No sé qué significan sus palabras, pero sé que lo que dice es hermoso e importante.

- ¿Y alzarías tu espada para honrarla? - pregunta Kodlak.

- Se alza dispuesta a encontrarse con la sangre de sus enemigos - responde Vilkas.

Noto calidez en mi corazón. Esto es importante.

- ¿Y alzarías tu jarra para brindar por ella?

- Dirigiré la canción del triunfo mientras nuestro salón del aguamiel se deleita con sus historias – promete Vilkas.

- Entonces la decisión de este Círculo está tomada.

Kodlak habla, pero no puedo mirarle. Solo puedo mirar a Vilkas, quien también me mira. Esto es importante. Me estoy convirtiendo en un auténtico miembro de Los Compañeros.

- Su corazón late con la furia y el coraje que han unido a Los Compañeros desde los días de los distantes veranos verdes – sigue hablando Kodlak, pero yo sigo mirando a Vilkas. No puedo dejar de mirarle. Siento como si ahora, en este momento, estuviéramos conectados. Más conectados que nunca. - Que lata con el nuestro, que las montañas reverberen y que nuestros enemigos tiemblen ante nuestro grito.

- Así será – responden todos, Vilkas, Farkas, Aela y Skjor.

Y es precisamente la voz de todos lo que me saca de mi letargo. Durante un instante, solo existían la mirada de Vilkas y la voz de Kodlak, como si fueran una caricia y una nana respectivamente, que me hacían sentir bien, amada, protegida y en casa. Entonces, el Círculo se disgrega y Kodlak se acerca a mí, y eso me obliga a clavar mi mirada en él.

- Bien, Ahrin, ya eres oficialmente uno de los nuestros. Confío en que no nos defraudarás.

- Es todo un honor – respondo, haciendo una reverencia y entregándole el fragmento.

- No te inclines – pide Kodlak, cogiéndolo y guardándoselo. - Eres un Compañero, alégrate por ello.

Me incorporo y le miro. Debería estar contenta, lucir una enorme sonrisa, pero en mi cabeza, la palabra "Compañeros" va unida irremediablemente a la palabra "Licántropo".

- ¿Hay algo que te preocupa? - pregunta Kodlak.

Miro a Farkas, que se encuentra hablando con Vilkas. Me pregunto si le estará contando sobre su transformación en el Túmulo del Hombre Polvoriento. Sé que acepté no decir nada sobre ello, pero ahora soy un miembro oficial de los Compañeros. Y confío en Kodlak.

- ¿Es verdad que todos los Compañeros sois hombres-lobo?

- Vaya... Veo que se te han confiado algunos secretos antes de tiempo.

Agacho la cabeza.

- A estas alturas, tanto da... - dice Kodlak, y vuelvo a levantar la cabeza para mirarle, sorprendida y al mismo tiempo agradecida de que no se haya molestado ni enfadado. - Sí, es cierto – me confirma. - Aunque no todos los Compañeros lo son. Solo los miembros del Círculo comparten la sangre de la bestia.

Asiento. Es tal y como me dijo Farkas.

- Aunque en algunos fluye con más fuerza que en otros... - añade, con cierto pesar.

Estoy a punto de preguntar más, pero Kodlak habla antes.

- Ve a ver a Eorlund. Creo que tiene algo para ti.

Y, sin decir más, se aleja. Le veo irse durante unos segundos y después busco con la mirada a Vilkas. Sigue hablando con Farkas. Como no quiero interrumpirles, empiezo a subir las escaleras hacia la Forja de Cielo.

Eorlund está trabajando en su forja, y no es hasta que me ve llegar que no cesa en su trabajo.

- Me alegra que hayas vuelto de una pieza – me saluda. - Ten, esto es para ti – dice, tomando algo largo y envuelto en una tela.

No necesito tomarlo para saber que es un mandoble. Aparto las telas y lo tomo. Un auténtico mandoble de la Forja de Cielo. Es más ligero que el que estaba cargando hasta ahora, y más bonito.

- Gracias.

- No hay de qué.

- ¿Qué hago con este? - le pregunto, desatándome la vaina del otro y ofreciéndosela.

- Puedes venderlo en El Cazador Ebrio, y con los septims que ganes quizá puedas comprarte un arco mejor.

Sonrío.

- Ahora ve al Salón – me dice Eorlund. - Es tu momento. Celébralo como se merece.

- ¿Tú no vienes?

- Estoy demasiado viejo como para emborracharme, y no soy muy amigo de las fiestas. Prefiero volver a casa con mi mujer.

Le vuelvo a sonreír y me despido de él con un gesto antes de volver a Jorrvaskr. Farkas y Vilkas han desaparecido. Imagino que estarán dentro, así que cruzo las puertas. Tengo ganas de hablar con Vilkas, pero esta vez está hablando con Kodlak. Tampoco tengo mucho tiempo para decidir si unirme a ellos o no, puesto que Athis, Torvar, una extrañamente tímida Ría e incluso Njada se me acercan.

- Enhorabuena, Ahrin – me felicita Athis.

- Es increíble – dice Torvar. Su voz vuelve a denotar que lleva varias cervezas encima. - Fuiste la última en llegar y la primera en ascender.

- Está claro que me equivoqué contigo – dice Njada. - Estoy dispuesta a ser amiga tuya, si quieres.

En cualquier otra situación, quizás hubiera pasado de ella, incluso le hubiera enseñado el dedo medio. Pero estoy demasiado contenta. Así que simplemente me río y asiento. Si ella está dispuesta a poner de su parte, no veo por qué no puedo hacerlo yo también. Además, creo que necesito otra amiga. Miro a Ría. Los otros tres reclutas se dan cuenta de la situación y nos dejan solos.

- Bueno, enhorabuena – dice Ría, aunque sin sonreír ni sonar entusiasmada.

- Gracias – respondo.

- ¿Sigues odiándome? - me pregunta.

Su pregunta me topa por sorpresa.

- No te odio – respondo.

- Claro que sí. Me lo dijo Torvar.

- ¡Qué sabrá ese borracho! - exclamo.

- Sabe lo mismo que yo. El motivo por el que nos hemos distanciado.

Me quedo callada, porque no estoy muy segura de cuál es ese motivo.

- A las dos nos gusta la misma persona - termina Ría.

La miro, no muy segura de querer saberlo.

- Vilkas – aclara.

Sacudo la cabeza.

- ¿Q-qué?

- En serio, Ahrin, ¿de verdad no te has dado cuenta?

Me quedo parada en el sitio. Recuerdo la conversación que tuve con Torvar en La Yegua Abanderada. Me decía que estaba celosa de Ría, no porque entrenara conmigo, sino porque Vilkas le hacía el mismo caso que me hacía a mí. Algo en mi interior me lo gritaba, pero no quería escucharlo. Supongo que me negaba a creer lo que sentía por Vilkas, y mucho menos que Ría sintiera lo mismo. Pero ahora, el escucharlo de labios de Ría, me hace darme cuenta de que es verdad. Me gusta Vilkas. Me gusta desde el principio. Por eso estaba tan nerviosa cuando luché con él la primera vez; no porque de él dependiera mi ingreso, sino porque me gustaba. Por eso quería que me entrenara; no porque fuera bueno con las armas a dos manos, sino porque me gustaba. Por eso me gustaba que me llamara cachorro. Por eso eso quería que viniera conmigo a ver a Kodlak, que me diera consejos y que me llamara por mi nombre, porque me gustaba. Por eso me sentía tan feliz en la ceremonia de hace un momento, cuando respondió por mí, porque me gustaba.

Miro a Vilkas, que sigue hablando con Kodlak. Ya no me sorprende que pueda fijarme en todos sus detalles; en las marcas de sus ojos grises, en la cicatriz de su párpado izquierdo, en la forma en que se le rizan las puntas de los mechones... Sería capaz de diferenciarlo de Farkas con los ojos cerrados. Sí, me gusta Vilkas.

Y a Ría también le gusta.

- Entonces, supongo que somos rivales – comento.

Ría se encoge de hombros.

- No creo que esté interesado en mí.

- ¿Por qué dices eso? - pregunto.

- Desde que te fuiste ayer, no ha parado quieto. Le costaba concentrarse en el entrenamiento. Se notaba que estaba preocupado. Por ti – añade.

Trato de esconder una sonrisa.

- Deberías hablar con él – me aconseja Ría.

- ¿Tú crees?

- Hazlo antes de que lo haga yo – me insta, y vuelve a adoptar ese tono amigable de hace unos meses.

Sonrío. Lo cierto es que la echaba de menos. Por primera vez desde que nos conocemos, soy yo la que la abraza a ella. Ría me envuelve con sus brazos pintados y luego me separa.

- Ve, anda – insiste, dándome un pequeño empujón.

Me recojo un mechón detrás de la oreja, y avanzo lentamente hacia Vilkas y Kodlak, sorteando a Tilma, la sirvienta, que al pasar por mi lado me ofrece un vaso de aguamiel. Nunca antes me había sentido tan nerviosa ante la perspectiva de hablar con Vilkas. Me siento cómo si fuera una niña. Pero cuando estoy a unos pocos metros de Vilkas y Kodlak, Skjor me sale al paso.

- Tenemos que hablar – me dice en voz baja.

- ¿Qué ocurre?

- Aquí no. No es algo que todos deban oír. Reúnete conmigo en la Forja Inferior al caer la noche. Asegúrate de que nadie te siga.

Arrugo la frente. ¿Una reunión clandestina con Skjor? ¿Y qué demonios es eso de la Forja Inferior?

- ¿Para qué?

- Ya lo verás.

- ¿Dónde está esa Forja Inferior? - pregunto.

- Debajo de la Forja de Cielo. La entrada está oculta - explica Skjor. - Ah, y hazme un favor: no le digas nada de esto a tu amiguito Vilkas, ni a Kodlak.

Tras decir esto, Skjor se marcha. Frunzo aún más el ceño. ¿A qué viene tanto secretismo? Lanzo una mirada hacia Vilkas, y me lo encuentro mirándome. Me pongo nerviosa. Ahora tengo que ocultarle algo. No me gusta. No ahora, no cuando iba a ser completamente sincera con él. ¡Maldito Skjor! ¡Tenía que arruinar el momento!

Me siento en un banco algo apartada y contemplo el panorama. En la mesa principal, Athis y Torvar hacen un concurso de a ver quién puede beber más sin desmayarse. No tengo muy claro quién de los dos vaya a ganar. Torvar tiene más experiencia bebiendo, pero no por ello tolera mejor el alcohol. Farkas, Vilkas y Kodlak siguen conversando sentados en una mesa aparte. No hay ni rastro de Aela y Skjor.

Todo el mundo parece disfrutar de mi fiesta. Todos menos yo. No dejo de darle vueltas a la cabeza a la invitación de Skjor. ¿Qué querrá de mí? ¿Y por qué no quiere que se lo cuente a Vilkas ni a Kodlak? ¿Acaso se trata de algo que vaya a perjudicarles? Sacudo la cabeza. No, no puede ser eso, es imposible. Son Compañeros, y miembros del Círculo. No conspirarían a sus espaldas. Respiro largamente, tratando de pensar. Pero alguien se sienta a mi lado y me saca de mis cavilaciones. Pienso que es Ría, pero se trata de Njada. Me sorprende que esté tan cerca de mí cuando hace unos meses decía que quería estrangularme, pero supongo que, ahora que somos amigas, ese sentimiento es agua pasada.

- ¿Sabes? Dicen que entre Skjor y Aela hay algo - me confía.

La miro.

- ¿Quién dice eso? - pregunto. No me interesa demasiado, pero igual tener una conversación banal con Njada hace que me olvide de mis preocupaciones por un momento.

- Gente, en el distrito. Siempre están juntos.

Ladeo la cabeza. Es cierto que siempre están sentados juntos, y a veces desaparecen. Pero se me hace extraño. Aela es joven y hermosa, mientras que Skjor está ya mayor, calvo y le falta un ojo. No me los imagino siendo una pareja.

- No parece que te diviertas – me dice Njada.

- Sí, sí que me divierto – miento, y para apoyar mi mentira, doy un trago al vaso de aguamiel que tengo en la mano desde hace una hora.

Njada me mira.

- Hace poco que somos amigas, así que todavía no te conozco mucho, pero creo que no me estás diciendo la verdad.

En el fondo, agradezco su preocupación.

- Es solo que estoy cansada – invento.

- Deberías dormir, entonces. ¿Quieres que te acompañe al dormitorio?

- No hace falta, gracias.

Me levanto, rodeo la mesa principal y avanzo hacia las escaleras que llevan a los dormitorios. Lanzo una última mirada a Vilkas, y parece que este la siente, pues levanta la cabeza y me mira. Nuestras miradas se mantienen un par de segundos, hasta que agacho la cabeza, incapaz de mirarle a los ojos sabiendo que le estoy ocultado algo, y empiezo a bajar las escaleras.

Me meto en la cama, pero no me duermo. Doy vueltas, y más vueltas. Al cabo de un rato escucho a Athis y Torvar entrar en el cuarto de los chicos, borrachos como cubas, y a las chicas chistándoles para que no hagan ruido. Luego, el suave ruido de la puerta abriéndose. Seguramente Njada y Ría se piensen que estoy durmiendo y no quieran despertarme. Finjo hacerlo, y al cabo de casi una hora las escucho respirar profundamente, dormidas. Con mucho cuidado, me levanto y, sin hacer ruido, salgo de la habitación. Miro a ambos lados del pasillo para cerciorarme de que no hay nadie, y subo por las escaleras hacia el salón. El fuego sigue crepitando, pero la estancia está desierta. Salgo al patio. Junto a la roca, está Skjor, de pie, sosteniendo una antorcha. Avanzo hacia él.

- Entremos – dice.

Miro la pared de piedra. Al principio no veo nada, pero entonces distingo una puerta camuflada en la roca.

- ¿Qué es este lugar? - pregunto.

- Lo único que debes saber – responde Skjor, con su tono de siempre – es que Jorrvaskr es el edificio más antiguo de Carrera Blanca. La Forja de Cielo estaba aquí mucho antes, y la Forja Inferior contiene una magia de tiempos pasados más antigua que los hombres o los elfos. Te hemos traído aquí para hacerte más fuerte, sangre nueva. Sígueme.

Sin decir nada, Skjor empuja la puerta de piedra, y esta se retira hacia un lado, revelando una estancia de piedra iluminada por unas piedras que irradian unas luces blancas y azules. Escucho la puerta cerrarse a mis espaldas. Cuando Skjor se aparta, en el interior de la estancia solo veo dos cosas. Una pila de piedra con runas e inscripciones antiguas que no entiendo, y un hombre lobo. Me quedo quieta en el sitio, sobrecogida y algo temerosa. No voy a tener que luchar contra un hombre lobo, ¿verdad?

- Esperaba que reconocieras a Aela, incluso bajo esta forma.

Miro a Skjor, confundida. Él avanza hacia la criatura, que luce aterradora y mortífera, sin ningún temor. La criatura -Aela, si es que de verdad es ella- está quieta junto a la pila, aunque puedo oír su respiración desde la distancia.

- Ella ha accedido a ser tu antepasada – dice Skjor, aunque no entiendo qué quiere decir. - Vamos, acércate.

Obedezco, aunque lo hago muy despacio. Conforme me acerco, compruebo que el tamaño de la mujer loba es más grande. La tengo más cerca que a Farkas, y el hecho de que no haya una puerta de hierro entre nosotros hace que me sienta muy poco segura. Contemplo la nueva forma de Aela con miedo, pero también con fascinación. Sus ojos, sus garras, sus colmillos... La voz de Skjor me hace girarme hacia él.

- Hacemos esto en secreto porque Kodlak está ocupado intentando desperdiciar este gran don que hemos recibido – la voz de Skjor está cargada de furia reprimida y acusación. Es como si llevara guardándose esto mucho tiempo. - Cree que nos han maldecido, pero se equivoca. ¿Cómo puede una maldición dar semejante poder, semejante fuerza? Este don es una bendición.

A mi mente acuden imágenes de Farkas, degollando a los guerreros de La Mano de Plata con solo un zarpazo, sin sufrir daño alguno.

- Te mereces algo más que aguamiel, chica.

Le miro, mordiéndome el labio. No me gusta el camino que esta tomando todo esto.

- Para llegar a lo más alto de los Compañeros, debes unirte a nosotros en la sangre compartida del lobo.

Niego con la cabeza, más por miedo que por desacuerdo.

- No tengas miedo. Piensa en todo lo que puedes lograr. Ser una gran guerrera, más fuerte que nadie. Sangre de Dragón y Sangre de Lobo. Serías imparable.

Las palabras de Skjor me dejan pensativa. Recuerdo cuando llegue por primera vez a Carrera Blanca. Apenas sabía empuñar un martillo de guerra, y soñaba con ansias de gloria y batalla. Me uní a los Compañeros con el deseo de convertirme en una experta luchadora, ágil y fuerte como los héroes de las historias, como los guerreros imperiales que me atraparon. Más, incluso. Con todos los conocimientos de Alto Hrothgar, mi aptitudes para la lucha aprendidas y mi sangre de dragón, soy fuerte. Pero Skjor tiene razón. Si me convierto en licántropo, seré aquella guerrera que sueño ser. Seré como Vilkas.

Miro a Skjor con decisión.

- Hagámoslo.

- Muy bien.

Skjor desenvaina su espada con un rápido movimiento, y retrocedo un par de pasos. Pero no avanza hacia mí, sino hacia Aela. Toma uno de sus peludos brazos y, con su espada, le hace un corte. La bestia ni se inmuta. La sangre, de un color rojo demasiado oscuro, gotea en el interior de la pila, formando un pequeño charco. Skjor suelta el brazo de Aela y me mira.

- La sangre llama, Hermana.

No necesita decirme nada para saber que tengo que beberla. Noto una arcada con solo pensarlo, pero aprieto los puños, me agacho, cierro los ojos y bebo la sangre.

Nada más hacerlo, todo se vuelve negro. Siento calor por todo mi cuerpo, como me invade una fuerza inmensa, indomable. Mi cuerpo es ligero y me siento volar. Siento que vuelo. Y lo único que oigo es un rugido antes de caer en un sueño negro y rojo, pero increíblemente real, en el que me veo corriendo por Skyrim a una velocidad tan grande que solo distingo cosas borrosas. Vuelo. Soy fuerte. Soy imparable.



Próximamente... Capítulo 7: La Mano de Plata

Continue Reading

You'll Also Like

22.1K 1.5K 65
He visto muchas historias de este tipo pero ninguna me convenció entonces decidí hacer mi propia versión de games system en Naruto esta tratará de Na...
118K 12.2K 125
Comparta esta historia sin fines de lucro todos los derechos reservados al autor Autor: 辞奴 Traductor: Terracota45 ...
61.5K 4.2K 26
una noche Taris un hombre lobo se conoce con Dáiady,una sirena quien es buscada y perseguida por un grupo de piratas, liderado por el terrible capi...
19.9K 2K 51
Un humano reencarnado en my little pony Esta historia le pertenece a Blacklares de Different Royal Pony. que está en inglés y la intento traer en esp...