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By rae-narry

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En dónde Harry, un estudiante en su último año de universidad, consigue una pasantía en uno de los laboratori... More

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By rae-narry

-Le gustas -dijo Niall, sentándose junto a Harry a la mañana siguiente, con el cabello desordenado y sosteniendo dos tazas humeantes de té con leche.

-¿A quién?

Niall lo miró con los ojos serios y caídos, mientras su boca se mantenía recta. ¿En serio? Cuestionaba su mirada, pero Harry no pareció captar ni una sola pista.

-Piper -dijo, pasándole una de las tazas de té. Harry entonces dejó salir una risa ronca desde el fondo de su garganta.

-No seas absurdo.

-Lo juro por lo que quieras Harry, no hay persona más cegatona que tú. -Harry lo miró con el ceño fruncido, por fin captando su atención.

-¿A qué te refieres ahora?

-Tu nivel de ingenuidad es insuperable. Nunca notas cuando alguien siente atracción por ti ¿cierto? Primero yo, y ahora Piper.

-¿Puedes culparme? Me chantajeaste para que hiciera todo lo que pedías, me trataste como esclavo, y no olvidemos la vez que cambiaste el fondo de pantalla de mi computadora por una foto del primer ministro en el cuerpo de Zack Efron. Todos en la oficina se la pasaron señalándome durante el resto de la semana.

-Bien, quizá no me gustabas mucho en un principio, pero fuiste bastante lento al notarlo. Creo que ni siquiera te lo imaginaste cuando te besé ebrio, ¿cierto?

-Eres algo complicado de leer. No sabía si en verdad te gustaba o solo querías tener otra excusa para chantajearme...

-O quizá quería hacer ambos -ronroneó Niall en el oído de Harry. Dejando de lado su taza de té, se montó sobre el regazo del castaño, quien desde abajo lo veía con ojos brillantes y labios entreabiertos. Apoyó su barbilla sobre el pecho de Niall y paseó sus manos por su espalda-, no lo sé, tal vez me gusta molestarte tanto como me gustas tú.

Harry entornó los ojos, encontrando muy difícil concentrarse, cuando tenía los dedos de Niall jugando con los pequeños rizos que crecían en su nuca.

-Eso sería un poco bizarro, ¿no crees?

Niall negó con la cabeza, sus brazos colgando sobre los hombros de Harry.

-Creo que es excitante. -Harry se rio en su cuello.

-Por supuesto que lo crees, no eres tú el molestado.

Niall sonrió, mordiéndose la lengua. Harry no había notado los hoyuelos que aparecían en sus pómulos cuando reía, o el bonito brillo que sus ojos adquiría. No era ese brillo malicioso que tenía cada vez que hacía una travesura, era un brillo tierno y juvenil.

-¿Por qué me miras tanto? -preguntó Niall, su risa muriendo en su garganta. Harry solo negó con la cabeza, sin despegar sus ojos de Niall.

-Es solo que... tienes algo atorado en los frenos.

Con los ojos bien abiertos, el rostro de Niall se tornó colorado de repente, mientras se llevaba una mano a los labios para cubrirse. Levantó la pierna para salir del regazo de Harry, pero rápidamente fue retenido por la mano del castaño, que lo mantuvo firme en su lugar.

Con su mano libre atrapó su quijada y lo acercó tentativamente a sus labios, sintiendo su aliento hacerle cosquillas en la nariz. Niall estaba mucho más arriba, por lo que Harry tenía que estirar el cuello para acercarse, pero de cierta manera, lo encontraba bastante excitante. Tenerlo sobre él con el rostro enrojecido y su sonrisa burlona ya hace tiempo desaparecida.

-Eres infame -dijo Niall, demasiado cerca de sus labios.

-Usas palabras muy grandes para alguien tan pequeño.

Abriendo la boca con indignación, Niall le dio en el pecho un golpe que, aunque no lo quisiera admitir, había dolido.

-Es descortés insultar así a tus amigos. -Harry se rio en su cara.

-No somos amigos y lo sabes.

Con su labio inferior atrapado entre sus dientes, Niall se deslizó sobre el regazo de Harry, solo para terminar más cerca de él, pecho contra pecho. Liberó su labio para tomar en cambio el de Harry, sintiendo el calor de su aliento hacerle cosquillas en su nariz.

Harry ajustó su agarre sobre la cintura de Niall, arrugando la suave tela de su camiseta mientras se sumergía de lleno en el beso infatuado y caluroso, que le mandaba corrientes eléctricas desde su cuello hasta su espalda baja.

Ambos se separaron del beso que se movía despacio, calmo, intentando recuperar el aliento.

-¿Puedo preguntarte algo? -Niall asintió- ¿cuándo comenzaste a sentir atracción por mi?

Pareció pensárselo por momentos, como si el mismo Niall tampoco supiera la respuesta a la pregunta, pero finalmente respondió:

-Cuando me llevaste esas margaritas, tal vez. Pensé que simplemente me resultabas menos insoportable que los demás empleados antes de ti, pero supongo que después de navidad dejé esa idea de lado.

-Y lo que pasó durante todo el mes pasado, ¿acaso no piensas hablar de eso conmigo? -habló Harry en voz baja, arrepintiéndose al instante cuando vio el cambio en la expresión de Niall.

De inmediato se bajó del regazo de Harry, tajante y serio. Se envolvió de nuevo con la frazada pétrea, que le causaba comezón en la piel. Era una fría mañana de sábado.

-No tienes que decirlo, si no quieres...

-Algo pasó con mi padre...-comenzó, inspirando profundamente. Tomó su taza de té, y mientras le daba un alargado sorbo, encogió sus rodillas contra su pecho- tuvimos una pelea, todo porque pedí salir a dar una vuelta por la ciudad. Me dijo que, si no era con Louis, no iría a ningún lado, pero Louis siempre estaba ocupado haciendo trabajos para él, así que era imposible que me acompañase.

Tenía planeado alejarme de ti hasta que todo se calmara entre nosotros, pero justo después de la pelea, cuando mi padre abandonó la habitación y me fui a la cama, recibí tu llamada. Decidí contestarla porque -Niall comenzó a jugar con sus dedos, mirando directamente a su regazo-... no lo sé, supongo que lo necesitaba. Me distraes ¿sabes?

-Aunque te comportaste como un pelmazo -dijo Harry, con la misma seriedad.

Niall pareció reír avergonzado.

-Sí, lo siento, supongo que aún estaba afectado por la discusión con mi padre, además, no quería que te apegaras más a mí. En serio, Harry, todo sería más fácil si volvieras a odiarme -bufó Niall.

-¿Qué te hace creer que dejé de odiarte?

Riendo, Niall se volvió hacia Harry, que lo miraba con una sonrisa vacilante.

-Imbécil. -Niall se aclaró la garganta y se recompuso. -Pero cuando me dijiste sobre tu cumpleaños, supe que prefería estar aquí contigo que una semana más junto a Louis y mi padre.

Cuando el silencio cayó sobre ellos, Harry supo que no quería que la conversación muriera ahí, no cuando Niall estaba siendo medianamente agradable con él.

-Y ¿qué estuviste haciendo durante todo ese mes? En realidad, mejor no respondas, no quiero saber.

-Me escape un par de veces. No fue muy difícil, en el tiempo que estuvimos ahí solo recuerdo haber visto a mi padre unas dos veces, y una fue por accidente. Prefiero estar aquí, definitivamente.

Con una sonrisa ladina, casi conmovida, Harry estiró la mano para acariciar el envés de la cabeza de Niall, pasando sus dedos entre las hebras de cabello teñido.

-Harry -masculló Niall.

-¿Sí?

-No pruebes el té, es asqueroso. -dijo con una mueca, dejando su taza de vuelta en la mesa de centro. Harry soltó una carcajada, haciendo su cabeza hacia atrás.

-¡Es té! ¿Cómo puedes arruinar el té?

-¡No lo sé! ¡esta vez le puse azúcar, lo juro!

-¿Le pusiste algo más?

-Y leche, nada más. Solo las hierbas dentro del paquete, leche y azúcar, no comprendo -se preguntó, mientras Harry mordía su labio, tratando de reprimir la sonrisa que quería escabullirse al ver la mueca contemplativa de Niall, como si intentara resolver un rompecabezas.

-¡¿Paquete?! ¡Niall, esa es la bolsa! ¡tenías que meter la bolsa en el agua caliente, no abrirla! -una carcajada resonó por todo el salón, y Niall lo golpeó con el puño cerrado sobre su brazo, que, sin querer admitir, estaba más duro y torneado de lo que pensó.

• • •

Harry venía apedreado. Sus músculos tensos le dolían y sus extremidades colgaban lánguidas de su torso. Le costaba mantener los ojos abiertos, y, sin embargo, a pesar de todo el cansancio acumulado en su cuerpo a lo largo del día, logró tropezarse con el buró del recibidor cuando vio, echado en el sillón del salón, una figura pálida y medio desnuda.

Niall sostenía con pereza el control del remoto, mientras su brazo caía sobre el borde del sofá. Sus caderas no estaban cubiertas más que por un pequeño bañador color rojo escarlata, mientras su espalda descubierta relucía por el brillo del televisor.

Los ojos cerúleos cayeron sobre él, con despectiva frialdad.

-No hagas tanto escándalo, molestarás a los demás.

Harry cerró la boca y tragó la saliva que se le había acumulado.

-No sabía que te habías vuelto considerado con los vecinos tan repentinamente.

-Con los demás me refiero a mí. -Niall cambió el canal.

-¿Qué... qué haces en bañador?

Niall se incorporó en el sofá, llevando sus brazos pálidos, necesitados de sol, sobre su cabeza para estirarse. Harry deseó que no hubiera hecho eso, pues sus ojos hambrientos fueron capaces de ver la flexión de sus músculos, su estómago estirándose y su cuello al descubierto cuando hizo la cabeza hacia atrás.

-Pensaba que podríamos tomar un baño cuando llegases. -el rostro de Harry se tornó rojo hasta las orejas, casi tan rojo como el bañador de Niall.

-Y con baño te refieres a...

-A tomar un baño en la tina del balcón, obviamente. No tomo baños íntimos hasta la segunda cita -provocó Niall con un guiño de ojo.

-Humm -balbuceó Harry-, estoy algo cansado.

-Mhmm -dijo Niall, arrojando el control remoto al otro lado del sofá. Se puso de pie y tomó la toalla que estaba en el reposabrazos-. Bien, supongo que lo tomaré yo solo.

Con una última mirada lasciva que echó sobre su hombro hacia Harry, y media sonrisa en el rostro, Niall pasó por las puertaventanas hacia el balcón y desapareció entre las paredes.

-Mierda -maldijo Harry, y con un gruñido comenzó a deshacerse de su ropa desesperadamente.

Como si tratara de salir a flote en el profundo mar, sus manos y pies se movían con necesidad y torpe rapidez, hasta que, por fin, quedó vestido en simples bóxers y cacetas negras.

Caminó a grandes zancadas hasta el balcón, solo para encontrarse a Niall en la tina, con los brazos expandidos y mirando a la puerta con detenimiento. A Harry le encantaba la manera en la que su cabello brillaba con un tono casi platinado por las luces de la noche en su cabeza.

-Te tardaste -dijo, haciéndose a un lado en el agua. Su pecho brillaba húmedo y su piel lucía más pálida de lo habitual.

Harry se mordió el labio inferior y miró hacia el cielo para no reparar en lo erecto de sus rosáceos pezones por el gélido clima. Su piel se había erizado sobre los tatuajes de sus brazos, y no sabía si era por la emoción que recorría su espalda ver a Niall en una tina frente a él, o el frío aire que azotaba los últimos pisos del edificio.

Se quitó las calcetas con rapidez, arrojándolas en algún lugar de la terraza, y dejó entrar un pie después del otro en la burbujeante tina. Se preguntó si ese era el tipo de cosas que disfrutaba hacer Louis en su tiempo libre.

Se sentó, sintiendo el agua caliente atravesar la tela de su ropa interior, y miró a Niall de frente, tratando de mantenerse lo más alejado posible.

No sabía que decir, solamente se dedicaba a mirar por los barandales de cristal en silencio, escuchando nada más que el agua removerse ante cada movimiento.

Harry movía sus dedos ansiosamente debajo del agua, no podía soportar la tensión acumulada que pendía del silencio entre ambos. Niall nunca cerraba la boca, y el que no dijera ni una palabra no hacía más que ponerlo incluso más nervioso.

-Umm -masculló Harry, incapaz de soportar más la tensión entre ellos, pero antes de poder formular tan siquiera una oración, escuchó movimiento y el sonido del agua, y sin darse cuenta, Niall ya estaba frente a él, apoyado sobre sus rodillas y brazos.

No podía mirar a otro punto que no fuera la muesca entre sus clavículas húmedas y brillantes, queriendo dejar caer su dedo pulgar en la hendidura de su incisión yugular. Niall debió de haberlo notado, pues inmediatamente tomó la mano de Harry, arrastrándola por su torso húmedo hasta que sus dedos rozaron sus hombros.

-Bésame -dijo en voz baja y ronca, logrando por fin que los ojos de Harry dejaran su cuello y subieran hasta su rostro.

Harry miró sus labios por un segundo, o eso creyó, tal vez fue demasiado para Niall, pues en poco tiempo ya tenía los rojos y cálidos labios, suaves como el algodón, sobre los suyos. Sus manos que aún permanecían sobre sus hombros, se deslizaron por la lisa espalda, haciéndole preguntarse si es que acaso Niall no tendría frío, su piel estaba demasiado suave para el clima.

Había pasado tanto tiempo inspeccionando cada detalle que percibía con la yema de sus dedos, que no se percató cuando Niall se montó encima de él, a horcadas sobre su regazo, mientras sus labios se movían con ahínco. A Harry casi le dio vergüenza la manera tan desprolija con la que le devolvía a Niall el beso.

Harry se preguntaba cuándo fue la última vez que había sentido ese deseo carnal por alguien, cuando fue la última vez que había deseado enterrar sus dedos en las zonas abultadas de una cintura, cuando fue la última vez que había arqueado su espalda buscando proximidad con el otro cuerpo por unos simples besos. No lo recordaba, tal vez porque nunca le había ocurrido. Nada más que diversiones de una noche después de un rato en el bar habían pasado por su cama, y sin embargo, sentir el peso de Niall sobre su entrepierna y la visión de su deslumbrante piel mojada frente a él lo ponían más que el recuerdo de cualquiera de esas noches.

Podría pasar toda la noche así, con Niall entre sus brazos, besándolo como si no necesitara respirar, y la cálida sensación del agua burbujeando alrededor de él. De repente, había dejado de sentir frío. Sí, quería estar así siempre, pero no podía.

Víctor había estado más insoportable de lo habitual ese lunes, e Ian se lo hizo notar a la hora del almuerzo. Por si no fuera poco, después de hacerlo quedarse una hora más en las oficinas, le había dado un enorme folder lleno de papeleo que tenía que completar y transcribir para el día siguiente. Ahora eso abarcaba toda la mente de Harry.

-¿En qué piensas? -murmuró Niall sobre sus labios, sacando a Harry de su transe.

-¿Mmm?

-Estás pensando en otra cosa, puedo notarlo, y no es muy halagador.

Harry se apartó un poco, sin deshacerse del agarre en sus caderas.

-Lo lamento. Es solo Víctor.

-Wow, ¿pensabas en Víctor mientras te besaba? Si antes me sentía mal, ahora me siento fatal.

Harry rio, negando con la cabeza. Dejó que su atención se perdiera en un punto lejano de la ciudad, mientras Niall trataba de seguir su mirada.

-Ha estado sobre mi espalda desde que tu padre se fue. Hoy me demoré una hora más en salir de las oficinas, solo para terminar cargado de papeleo que necesito transcribir en una computadora que apenas funciona.

-¿Y por qué no usas la de Louis?

-¿Crees que le moleste?

-No, mientras no borres su porno animado.

Harry soltó una carcajada, dejando caer su cabeza hacia atrás.

-Bueno, ya que mataste el estado de ánimo a sangre fría, iré a tomar un baño y dormiré.

-Descansa -dijo Harry, dándole un último apretón a sus caderas mientras se levantaba, chorreando agua de sus pequeños bañadores rojos.

• • •

El reloj en el microondas marcaba ya la media noche mientras Harry se servía la última taza de té humeante de la noche. Niall se había ofrecido a prepararle uno después de salir de la ducha, pero Harry buscó la manera de rechazarlo amablemente ante el recuerdo del sabor del último té que Niall había preparado.

Estaba sorprendido de lo doméstico que le resultaba hacer sus labores en un departamento bonito, con el sonido de los movimientos de Niall al fondo, mientras de vez en cuando se paseaba por el salón haciendo quien sabe qué, para finalmente irse a dormir, no sin antes acercarse a Harry para darle las buenas noches.

Ahora, que había acabado su trabajo en un periodo de tiempo más corto del que se esperaba, se estaba preparando para a cama. Vaya sorpresa que se llevó al toparse con una bola de sábanas, brazos y piernas desperdigada sobre su cama (o la de Louis, más bien). Harry dejó su taza de té en la mesita junto a la cama, y con la garganta seca se acercó silenciosamente hacia Niall, levantando con delicadeza la sábana solo para soltar un suspiro aliviado al darse cuenta de que al menos llevaba su ropa interior puesta.

Era Calvin Klein.

¿Por qué había decidido tan de repente dejar la habitación de huéspedes y escabullirse a la que Harry ocupaba todas las noches? Harry se planteó.

Estaba inseguro en sí debería meterse entre las mantas con Niall, o simplemente irse a la habitación de huéspedes. Optó por la última, pensando que la primera opción era sin duda bastante inapropiada, y si es que no había cruzado los límites ya con Niall, eso sí sería pasarse de la raya.

Tomó de nuevo su taza de té y arrastró sus pies de nuevo a la puerta, pero la gutural y ronca voz adormilada de Niall lo llamó desde la cama.

-No seas marica y entra.

Harry se congeló en su lugar, y con la espalda tensa se volvió hacia Niall.

-No creo que sea buena idea -confesó Harry.

-Si tienes miedo de que abuse de ti mientras duermes, no te preocupes, estoy demasiado cansado para eso -dijo, esta vez entreabriendo los ojos.

Relamiéndose los labios, Harry se lo pensó un par de segundos.

Nada pasaría ¿cierto? No era nada más que dormir inocentemente en la misma cama hasta el día siguiente, ni siquiera había necesidad de tener contacto con Niall.

-¿Te vas a quedar ahí parado toda la noche? No te juzgo, digo, si tus primas las jirafas duermen de pie, ¿por qué tu no? Pero comienzas a darme miedo.

Harry se mantuvo en su lugar, pretendiendo que las palabras de Niall no le afectaron. A veces podía resultar ser tan exitosamente manipulador, que se tornaba odioso, pero a pesar de eso, Harry intentó dar pasos firmes de vuelta a la cama, tratando de demostrarse así mismo que no era ningún miedoso.

No podía distinguir si Niall estaba ya dormido o seguía despierto, espiándolo a través de sus rubias pestañas con picardía, debido a la quietud de su cuerpo. Desenmarañó lo más cuidadosamente que pudo las sábanas enredadas en las piernas de Niall, quien no se movió ni un ápice, y finalmente se coló debajo de ellas, en una pequeña porción de cama, demasiado reducida para su fornido cuerpo.

Estaba alarmantemente tenso, y tener la respiración constante de Niall sobre su cuello no ayudaban a sus nervios. Se preguntaba si Niall era consciente de su rigidez, pero si no lo era, de seguro se dio cuenta en cuanto lo tomó por la muñeca y se escurrió debajo de su brazo, dejando que su mejilla descansase sobre su pectoral izquierdo.

A Harry se le había olvidado como respirar. Nunca había dormido así con nadie a excepción de Gemma, que lo dejaba acurrucarse en su pecho cuando tenía alguna pesadilla de pequeño, y mucho menos de cucharita. Sus brazos se tensaron a un más cuando Niall se dio la vuelta entre ellos y lo forzó en un agarre avasallante a sujetarlo por la cintura.

Si Niall sí se había dado cuenta, entonces no dijo nada. Al poco tiempo ya estaba dormido de nuevo, y Harry se puso celoso. ¿Cómo podía dormirse con tanta facilidad? ¿Acaso no sentía la sensación ardiente abrazando su piel, o el cosquilleo que sentía cada vez que su espalda rozaba con su pecho al respirar? Era un misterio, pero discretamente Harry anhelaba que Niall tan solo estuviera fingiendo dormir, y que en el fondo sintiera la misma ansiedad dentro que él.

Eventualmente, cuando recordó como respirar y recobró la compostura, Harry se permitió a sí mismo disfrutar lo que probablemente, no se repetiría después de que el padre de Niall y Louis regresaran de Nueva York. Era suave, calentito y blandito, como la extensión de una almohada.

Al final, no fue el té el que lo ayudó a dormir esa noche.

• • •

Esperaba despertarse a la mañana siguiente de la misma manera, sintiendo que descansaba rodeado de nubes, pero la realidad lo golpeó como un balde de agua fría en la cara cuando no sintió más que vacío, frío y dureza.

Aun adormitado palpó el espacio junto a él, solo para empuñar nada más que el cubrecamas arrugado y gélido. Se restregó los ojos y miró por la alarma en la mesita de noche que no eran más que las siete de la mañana.

Ruffus aun dormía en el suelo y el sol apenas se izaba sobre los rascacielos. Harry podía ver el London Eye desde su ventana.

Hizo sus estiramientos matutinos y después de un par de bostezos, emprendió su búsqueda por Niall. Al principio creyó que tal vez no podía dormir y estaba viendo la televisión en el salón, o tal vez tenía hambre y decidió prepararse un desayuno temprano, pero al no entrarlo ni en el salón ni en la cocina, Harry decidió buscar en el baño.

Nada.

Temeroso, se dirigió hasta el cuarto de huéspedes. Estaría muy herido si descubriera que Niall se trasladó a la mitad de la noche porque dormir con él no era lo suficientemente placentero. Pero para su alivio o desgracia, no había nada más que mantas perfectamente tendidas.

Con el ceño fruncido Harry se apresuró a por su teléfono, buscando un tanto frenético el número de Niall. Ignoró los mensajes de Louis -quien checaba a su perro-, de Piper y Liam, y del señor Horan, para llevarse el móvil a la oreja y esperar impaciente a que Niall atendiera la llamada.

Pero nada.

Comenzaba a frustrarse. Sus cosas aún estaban perfectamente guardadas en sus maletas de piel, que había dejado arrumbadas en el fondo del armario, y no había señal alguna de donde pudo haber ido, hasta que por el rabillo del ojo divisó sobre el buró del recibidor una pequeña nota perfectamente doblada.

Con letra prolija y un tanto gorda leyó:

Tengo unos asuntos de los que encargarme, no me esperes ;)

Si no fuera por el pequeño guiño travieso que había agregado al final de la nota, le habría parecido seca y cortante, casi como si no quisiera tener que pasar otro segundo más encerrado en el mismo departamento que él. Pero había algo que continuaba comiéndole las ansias.

¿Qué asuntos tendría Niall Horan para ocuparse todo el día?

Rae

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