Doy un último vistazo a la horrorosa puerta roja que da a los vestuarios antes de darme cuenta de que aquí lo voy a pasar realmente mal. De acuerdo, hay muchos chicos a los que observar en los vestuarios y está Calvin pero cuando salgamos a entrenar…
¡Run Lily run!
Me giro rápidamente para salir corriendo pero entonces me choco contra el pecho de alguien. ¿En serio Dios? ¿Enserio? Voy a dejar de dirigirte la palabra y te quedaras solo, ya me echaras de menos y me trataras mejor.
- ¿A dónde se supone que vas? – pregunta una voz masculina. Alzo la mirada mientras me separo para ver al hombre, es el entrenador – entra ahora mismo.
- Si entro me van a violar – aseguro.
- Esperemos que no, entra – dice con el mismo tono serio de hombre mandón.
Protestando entro a los vestuarios, como es lógico todos los chicos dejan de hacer lo que sea que estaban haciendo y posan sus miradas en mí y después en el entrenador que se encuentra a mi izquierda. Él único que sabe lo que pasa es Calvin que se acerca seductoramente hacía mí.
- Bienvenida al equipo, chica del skate – dice sonriente antes de cogerme en volandas y subirme sobre su hombro. Que fuerza - ¡compañeros, os presento a la nueva incorporación del equipo y dejarme avisaros de que es más fuerte de lo que parece!
Al pronunciar esas palabras simplemente no puedo evitarlo y esbozo una malvada sonrisa. Esa en la que sonríes como el gato de Alicia en el país de las Maravillas y al mismo tiempo alzas una ceja con esa mirada de superioridad. Ahora mismo me vendría bien encontrar a mi primera presa a la que por supuesto envestiré nada más comencemos.
Todos se acercan a presentarse, ninguno se disgusta por mi presencia y creo que es porque… bueno, según Calvin, están desesperados y buscas un trozo de carne. Para aclararos, ese trozo de carne soy yo o eso se supone.
Cuando todos salen al campo yo voy hasta mi nueva taquilla que me acaba de asignar el entrenador, de él saco un chándal femenino que será el equipamiento para entrenar. Me he tenido también que colocar un par de protecciones para prevenir.
Ya lista me hago una coleta alta para que el pelo no me estorbe y como llevo pantalones cortos me subo los calcetines que me han dado. Me llegan casi hasta la rodilla porque al parecer son así de grandes.
Ya lista salgo trotando como potro hasta donde se encuentran todos reunidos hablando con el entrenador. Al darse cuenta de mi presencia dejan de escuchar al entrenador para correr hasta a mi preguntando si necesito algo o simplemente me siento incómoda por algo.
- ¡Dejad de violarla con la mirada! – Grita Calvin mientras empuja a sus compañeros hasta llegar a mí - ¡como os acerquéis más de lo normal a ella os exploto las pelotas! ¿Queda claro? – Pregunta enfurecido, no para de respirar como un toro rabioso - ¡responded panda de inútiles!
- Sí – dicen todos al momento tras dar un paso hacia atrás.
Al parecer Calvin es el capitán y también se hace respetar aunque para no hacerlo, por muy tierno que pueda ser tiene esa imagen de chico rudo, ese que patea traseros si cruzas la mirada con él.
- ¿Es tu piba tío? – pregunta un chico bastante corpulento de cabello castaño y ojos marrones casi negros – si es así me disculpo en nombre de todos.
- No soy la piba de nadie, pero gracias Calvin – digo sonriéndole – has salvado a alguno de tus compañeros, iba a reventar cabezas y lo que no son cabezas si no me dejaban tranquila.
Con una enorme sonrisa y dando saltitos me acerco al entrenador que sonríe y aplaude a la vez mientras todos los chicos exceptuando a Calvin me observan con la boca abierta.
No todos los días una chica se atreve a hablar de ese modo a los jugadores de futbol americano, más que nada porque… bueno, ellos son cuatro veces cualquier chica, tienen las de perder. En fin… si en esta vida no se corre ningún riesgo, ¿para qué vivo entonces?
Para hacer punto mientras veo programas basura está claro que no. Más que nada porque no sé hacer punto.
NARRA FRAN.
Saco un billete de cinco dólares para pagar los dos refrescos y se los entrego al chico de la caja. Este los coge y acaba dándome las vueltas.
- Toma – le digo a Sam que me sonríe encantada – gracias – le digo al chico.
La cojo de la mano libre y juntos salimos fuera, como es habitual nos vamos a sentar a uno de los bancos de la entrada donde hay muchas flores, a Sam le gusta mucho ese sitio, dice que se siente como si estuviese pisando tierra sagrada.
Una vez nos sentamos Sam recuesta su cabeza sobre mi hombro y sin decir nada contemplamos el paisaje, las personas caminando de un lado para otro, creo que el cartero que lleva varios paquetes y también un grupo de niños que van vestidos de ninjas y lanzan estrellas ninjas.
Lo que hay que ver… menuda juventud.
- ¡Eh tío! ¿Hoy no te unes a nosotros? – pregunta Jackson, un antiguo compañero de clase.
- Lo siento tío, estoy en una cita con mi novia – digo señalando a Sam.
El chico alza el dedo y junto al resto se aleja de donde nos encontramos nosotros. Muchas veces me reúno con esos chicos para hacer el idiota vestidos de cosas de idiotas mientras tratamos de golpearnos con estrellas ninjas, espadas láseres o simplemente nos lanzamos pelotas de futbol.
Lo sigo diciendo, menuda juventud...
- Hola, ¿sois Francisco y Samantha? – pregunta una chica bastante bajita y con el pelo cortado de una forma muy rara, tiene la mitad inferior del pelo rapada y lo demás lo lleva en un mono.
- Sí, somos nosotros, hola – dice Sam antes de abrazarla. Ya está con los abrazos, es así de cariñosa - ¿Qué necesitas?
La chica observa a Sam algo extrañada por lo que acaba de hacer, parece que ha visto a un conejo multicolor detrás de una patata andante. No puedo seguir pasando tiempo con Lily, solo te mete ideas estúpidas en la cabeza…
- La directora os llama, dice que vayáis al despacho inmediatamente – dice la chica – y rubia, eres muy rara y vistes muy raro, gente como tú no debería existir.
La chica se da la vuelta y comienza a alejarse mientras nos quedamos aquí sorprendidos, esa chica no parecía tan… eso que ha parecido. Sam no es rara, ni mucho menos, creo que es una de las pocas normales del internado, yo soy otro por supuesto.
Veo como Sam reacciona y trata de correr en busca de la chica pero la sujeto de la cintura y tiro de ella hasta que queda sentada en mis piernas. Por mucho que me gustaría verla golpear a otra en plan pelea de gatas, no puedo permitirlo, me dolería verla herida.
Además... no le pega nada.
Cuando se calma se gira para mirarme pero al ver donde está sentada sonríe y acerca su cara a la mía para besarme. No puedo evitarlo y acabo acercándola más a mí para profundizar el beso.
- Vamos a ver que quiere la directora, jamás he tenido que ir – dice nerviosa.
- Yo muchas veces – digo riendo – y los nervios no sirven para nada, sea lo que sea que quiere de nosotros no va a cambiar, tú decides como sentirte, bien o mal – veo como sonríe y vuelve a besarme.
Me encanta la sensación de sentir sus labios sobre los míos y lo acelerado que se pone mi corazón cada vez que la veo sonreír gracias a mí.
***
Nos sentamos en las dos butacas frente a una cabreada directora, ni siquiera me ha recibido con el habitual saludo que me da siempre la anciana. Sí que debe de estar decepcionada, me trataba siempre como a su nieto y me apuesto lo que sea a que con Lily no fue tan cortante a pesar del destrozo que provocó.
Ahora que lo pienso, yo era el único chico encerrado en la residencia femenina… al menos al único que vieron, quizá nos vaya a castigar por eso.
- Estoy my decepcionada Fran – dice la mujer mientras niega con la cabeza – ayer un profesor os pilló a ti y a Samantha fuera después del toque de queda y os mandó a vuestro cuarto pero aun así decidiste irte con Samantha para dormir con ella y tú jovencita, ¿Qué es eso de ponerte de rodillas frente al profesor y lloriquear para que te quite el castigo? Las mujeres debemos vernos como personas fuertes y vas y te arrodillas ante él.
- No sé de lo que hablas, es cierto de que Fran ha dormido conmigo – dice Sam alterada y puedo entenderla, ¿de qué habla esta mujer? – pero antes de las nueve y media ya estábamos en mi cuarto, media hora antes del toque de queda, entiendo que me castigue porque he incumplido una regla pero no estuve fuera del toque.
- Eso es cierto… - pienso todo con tiento para ver porque dice lo que dice que hemos hecho cuando caigo en cierta persona que besó el suelo por culpa de los zapatos de Sam – Lily – digo de inmediato – Lily ayer llegó pasado el toque de queda – aclaro – esto tiene su nombre firmado.
La mujer sentada frente a mi asiente lentamente como comprendiendo todo. Espero que me crea aunque estamos hablando de su nieta… será difícil.
- Cierto, suena mucho a ella – dice.
Al parecer no ha sido tan difícil, sí que debe tenerla molesta.
- Estáis castigados un mes entero limpiando todas las aulas por incumplir las reglas y ahí se queda el castigo si Lily reconoce que es ella a la que pillaron porque también había un chico con ella – dice con el ceño fruncido – si me entero de que me habéis mentido el castigo será el doble, podéis marcharos.
Sam no lo duda ni un momento, en cuanto lo dice sale corriendo, literalmente, del despacho mientras que yo me tomo mi tiempo para salir.
Puedo entender que esté molesta con Lily, ella no está acostumbrada a Lily aunque crea estarlo. Cuando se mete en problemas siempre trata de cargarle el muerto a alguien y lo sé porque ella aprendió de mí, fui yo su maestro y como se suele decir, el alumno superó al maestro.
NARRA LILY.
En cuanto el entrenador hace sonar el pito todos salimos corriendo. Odio correr, ¡no corro una mierda de sapo! Simplemente ando a paso rápido, siempre que tenemos resistencia en educción física muevo los brazos exageradamente mientras arrastro los pies para que el profesor crea que corro pero en realidad ando rápido.
- ¡Vamos Lily, mueve ese precioso culo! – grita Calvin que se encuentra unos metros por delante de mí.
- ¡No es tan fácil, Connor! – Grito de vuelta – tú no tienes que soportar el bote de estas – digo mientras me señalo las tetas provocando su risa - ¡si tu ríete pero ya me gustaría verte siendo tía, no duras ni un día!
Todos los chicos incluido el entrenador nos observan gritar pero no me importa, cuando discuto de cosas absurdas con Calvin lo que hay a mi exterior no me interesa, me centro solamente en hablar con él. Es lo que tiene que sea tan bueno amigo mío.
En el fondo no sé qué haría si no le hubiese conocido.
- ¡Vamos bebé, sé que si quieres puedes venir hasta aquí y superarme, no sería la primera vez que tengo unas grandes vistas de tu trasero! – grita divertido.
¿Por qué la mayoría de las conversaciones que mantengo con Calvin son acerca de mi trasero? Nunca hablamos del suyo y mira que es… disculpadme, ¿Qué estaba diciendo? Da igual, ahora mismo…
- ¡Lily reacciona! – grita riendo, entonces vuelvo al mundo real - ¡ya entiendo porque no corres!
Dicho eso me cabreo. No quedaré como la pervertida, no cuando es él quien debería llevar tatuado ese calificativo en mirad de su frente para que todos lo vean. Una pregunta, ¿Qué pasa si me tatúo en la frente “tonto el que lo lea”?
Sería interesante ver las expresiones de la gente al leerlo. Seguro que la mayoría dejaría de leerlo en tonto el que, segurísimo.
Bajo la atenta mirada de todos comienzo a acelerar y esquivar a los pocos chicos que iban delante de mí, la mayoría se quedaba atrás observando la parte baja de mi espalda, lo sé porque noto sus miradas justo ahí. En menos de quince minutos, nuevo record, logro alcanzar a Calvin.
- ¿Decías? – pregunto divertida.
- Adelántame – pide con un guiño de ojo que me hace poner los ojos en blanco – me gusta más cuando vas delante.
- Eres un idiota, ¿lo sabes? – digo riendo.
No me moleste que se comporte así, estoy acostumbrada a que me coquetee y todas esas cosas. Una cuando se acostumbra deja de darle importancia.
- ¡Lily! – grita alguien desde la lejanía. Me giro y veo a Sam y a Fran correr hacía mi con cara de cabreo. Ups, parece que ya les ha llegado la noticia del castigo - ¡ven aquí ahora mismo, te haré picadillo Lily Anne! – grita Sam roja de la furia.
- ¿Qué has hecho ahora? – pregunta Calvin más que entretenido.
- Te lo cuento si me sacas de aquí sana y… ¡salva! – grito del susto. Calvin me ha cargado como un saco de patatas dejándome la cara justo en su culo – Calvin… bájame, no me gustan las vistas.
- Sí, si te gustan y aguanta, estamos a punto de llegar a la puerta de salida.
Alzo un poco la cabeza para darme cuenta de que tiene razón, estamos muy alejados del equipo y la pareja asesina. Gracias Calvin, luego te doy uno de los regalices que Will me ha secuestrado.
- ¡No me pillareis con vida! – Les grito haciendo que Fran me saque el dedo del medio y Sam se cruce de brazos indignada - ¡chuparos esa!
Alzo el puño victoriosa aunque no debería haberlo hecho porque a los dos segundos acabo en el suelo espachurrada por Calvin.
- Ay… - protesto – puto karma…
***
ÚLTIMA PARTE DEL MARATÓN, ¿QUE OS HA PARECIDO? ¿OS HA GUSTADO? ESO ESPERO, BUENO QUERIA DECIROS QUE COMO HE EMPEZADO EL CURSO... YA NO PODRÉ USAR EL ORDENADOR COMO ME GUSTARÍA Y POR ELLO QUIZÁ ME RETRASE UN POCO...
ANYWAY, HARE LO PPSIBLE POR SUBIR :)
BESOS Y GRACIAS POR VOTAR Y COMENTAR, OS QUIERO!! ♡♡