Opuestos En Común. Nomin

By MyLostSoul98

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Jeno no era el alfa bueno que pretendía, Jaemin podía sentirlo. Había algo en sus ojos, cuando le miraba, que... More

Introducción
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31 (primera parte)
31 (segunda parte)
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Epílogo (Taeten)
MarkHyuck (Especial)
Nomin (Especial)
¡Aviso! Nueva historia ♥️

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By MyLostSoul98

La fiesta no estaba siendo tan mala para Jaemin en realidad. Su madre no había hecho algún escándalo o algo parecido. Jaehyun a veces iba y venía del pequeño grupo de amigos que se mantenían hablando y comiendo algunos bocadillos. Aún estaba esa tensión en el aire entre el tailandés y Jeno pero ambos se las arreglaban para no hacerla notar en su mayoría. Aunque el mayor de los dos omegas no perdía oportunidad para hacer algunos comentarios mordaces hacia el joven alfa quien parecía estar conteniéndose. El Omega más joven se sentía muy curioso respecto a ello.

Jaehyun volvió a acercarse al grupo, pidiendo entre bromas que le escondieran de su madre quien estaba algo pesada. El omega castaño le preguntó amablemente sobre Doyoung haciendo que el mayor de todos sonriera mostrando los lindos hoyuelos en su rostro y le contestara que ya estaban bien pero evitaban hablar sobre el posible arreglo que debían tener sus madres en la cabeza. Lo siguiente que salió de los labios del mayor fue una pregunta sin malas intenciones pero que llegó a ser algo incomoda.

— Jeno ¿Cierto? Jaemin me comentó que ingresaste tarde a la escuela ¿Cómo lo lograste? Tus padres debieron de pagar una fortuna para que te aceptaran luego de que haya comenzado el ciclo escolar. Solían ser bastante estrictos cuando yo asistía a esa escuela. Incluso era raro que ingresaran alumnos nuevos cada año, eran exclusivos.

La sonrisa que se posó en los labios de Jeno se notaba tensa, a pesar de que quería lucir tranquilo. Jaemin quiso codear al mayor de los alfas, sabía que el tema familiar era algo delicado para el pelinegro.

— Fue mi hermano mayor quien lo hizo posible, supongo que tuvo sus formas. Puede ser alguien muy convincente.

Se encogió de hombros como para dejar en claro que no era la gran cosa aunque los ojos del mayor brillaron levemente con curiosidad.

— Bueno vaya, supongo que debe tener buenos contactos o un trabajo muy bien pagado como para que acepten a su hermano a esas alturas del año.

— Si Jeno, tiene razón. Tú y tu hermano tienen unos contactos interesantes ¿No es así? Les ayudan mucho a hacer sus cosas, con el trabajo y dinero. Cuéntanos un poco más de eso.

El tailandés había hablado con un toque venenoso en su voz que había dejado al resto entre sorprendidos y confundidos. La mirada de Jeno se volvió oscura, amenazante pero luego una risa floja y falsa salió de sus labios mientras miraba al omega.

— Sí, es cierto, tenemos buenos contactos pero ya que estamos hablando de ello y de trabajo ¿Ya has logrado poder mantenerte a ti mismo? ¿O aún debes de acudir a mi hermano para que pague todas tus mierdas?

La vista de todos se posó en el tailandés que lucía sorprendido y avergonzado de las palabras dichas. Evidentemente no se esperó una respuesta como esa. Apretó con algo de fuerza la copa que tenía en su mano antes de darse la vuelta e irse sumamente molesto. El alfa pelinegro simplemente rodó sus ojos y bebió un poco más de refresco de su copa, estaba con ganas de algo fuerte pero no le dejarían beber en un ambiente como ese, aún era menor y todos allí parecían saberlo. Jaemin quiso preguntar lo que había ocurrido pero la firme y tersa mano de su madre se posó en su hombro. Le susurró al oído que la acompañara.

El omega no tuvo salida por lo que solo obedeció mirando a sus amigos con una expresión de pánico antes de ser arrastrado hacia el medio de patio, donde podía ser observado por todos. Su madre golpeó cuidadosamente la copa con champagne en su mano con una cucharilla para llamar la atención de los invitados.

— Buenas noches a todos y gracias por su atención. Solo queríamos agradecerles por asistir a esta pequeña fiesta improvisada donde celebramos que mi pequeño Jaeminnie ya es un omega con todas las letras. Bueno, no todas porque a este pequeño aún le falta mucho que aprender.

El discurso se extendió por más de diez minutos donde ella hablaba de lo orgullosa que estaba de su hijo, de lo feliz que era de ver el hombre en el cual se estaba convirtiendo y Jaemin no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Muchos deberían de pensar que estaba conmovido por las palabras de la beta pero en realidad, se sentía terrible.

Su madre no estaba orgullosa de él, no estaba feliz de que fuera un omega. Había odiado aquello, incluso llegó a consultar por posibles tratamientos para evitar que lo fuera. Como no había una escapatoria, terminó decidiendo que su hijo sería una buena moneda de cambio con la cual hacer crecer su empresa. Se preguntó qué hubiera pasado si su padre siguiera vivo, si le dejaría pasar por tal humillación y ser tratado como un animal. Trató de reconfortarse mentalmente en que no hubiera sido de esa manera. Él habría sido amable y comprensivo, apoyándolo en cada momento.

Luego de que esa humillación terminara, en donde se sintió totalmente examinado por cada uno de los invitados, su madre le tomó por el brazo y le obligó a acompañarla para conversar con algunas familias que suponía eran "importantes". Todas y cada una de ellas tenían un hijo, presente o no, que era beta u alfa. Entendió lo que estaba haciendo, lo lucía, le presumía, buscando candidatos. Evidentemente el trato con los Jung aún no estaba cerrado. Quiso tratar de estar callado, de no hablar con la excusa de no ser tan visto pero comprendió, debido a los pellizcos que su madre le daba discretamente, que no podía hacerlo. Debía de actuar como un buen omega, dulce, amable y simpático. Las náuseas se atoraban en su garganta mientras fingía una gran sonrisa.

Tardó más de una hora en poder librarse de su madre. Buscó a sus amigos con la mirada pero no tenían idea de donde se encontraban, Jaehyun se encontraba hablando con sus padres y no pensaba meterse allí. Mientras más lejos de otras personas como su madre, mejor. Finalmente se topó con Jeno, quien estaba en uno de los elegantes asientos sentado con calma, con el tobillo izquierdo sobre la rodilla derecha, una copa en su mano y en la otra su celular al cual le prestaba toda su atención. No muy lejos de él habían unas chicas sentadas quienes le miraban no muy discretamente, hablaban entre ellas y se reían. No sabía si es que el alfa las estaba ignorando intencionalmente o no pues no era muy difícil darse cuenta de lo que sucedía con ellas. Estaba seguro de que incluso podía llegar a escucharlas. Quizás estaba acostumbrado a ese tipo de atención sobre él, no sería extraño. Jaemin tenía ojos, el alfa era atractivo y no solo físicamente, el aura que desprendía era atrayente también. El tipo de persona por la cual te sientes interesado y curioso.

Se acercó a paso rápido y se dejó caer a su lado en el sillón, tal vez un poco más cerca de lo normal pero no se movió. Jeno se giró a verle y le dedicó una pequeña sonrisa antes de seguir tecleando con calma para luego terminar su copa de un solo trago.

— Los chicos fueron a ver si es que podían encontrar algo bueno de comer o si podían convencer al barman de que les diera algo más que un refresco o un batido de frutas. No me considero optimista sobre ello pero ojalá lo consigan.

El alfa se rió levemente siendo seguido de Jaemin. No iban a lograrlo pero tampoco le romperían las ilusiones a los betas.

— No es por ser cruel, pero lucías como un pequeño cachorro asustado mientras estabas con tu madre. No podía quitar mi mirada, realmente sentí compasión y eso no es bueno. Te preguntaría por qué no le pones un freno a la situación... pero me imagino que ya has intentado hacerlo.

El omega suspiró mientras dejaba caer su cabeza en el respaldo del asiento y miraba hacia el cielo en donde apenas podían verse las estrellas debido a que estaban en medio de la ciudad. Tan concentrado estaba que se perdió de la mirada que el alfa le dio a su expuesto cuello.

— No puedo hacerlo, tengo miedo. Siento que ya no conozco en quien se ha convertido y temo de que sea capaz de hacer si la enfrento.

Mordió su labio inferior sintiendo como una solitaria lágrima caía de uno de sus ojos, la cual fue cuidadosamente limpiada por el alfa. Su pulgar había acariciado muy suavemente la piel de su mejilla en el proceso causándole un pequeño escalofrío por su espalda.

— La vida nunca va a ser fácil, no dejes que te controlen Jaemin. Una vez que entregas el poder a alguien más, es casi imposible recuperarlo. Solo tú debes dirigir tu vida.

Había cierta melancolía en la voz de este. Quiso preguntar pero se mantuvo en silencio. Era uno cómodo, no necesitaban decir mucho. Pasados los minutos, notó la mirada de Jeno fija en alguien de la multitud. La curiosidad le gano por lo que levanto su cabeza siguiendo la línea de su mirada, notando que era a Ten a quien observaba. La conversación extraña volvió a su cabeza y se preguntó si sería bueno expresar sus dudas.

— Es complicado... — El castaño se giró para ver al pelinegro quien no había dejado de mirar al tailandés.— No es difícil saber lo que piensas, lo que todos pensaban en realidad. Casi podía escuchar las preguntas en sus mentes. Mi relación con Ten es complicada, no quise hacer la escena de hace unas horas pero no pude evitarlo, me sacó de mis casillas.

— Yo... Eh... ¿De dónde se conocen?

Escuchó como el alfa suspiraba y por fin quitaba su vista del otro omega. Comenzó a jugar con la copa en sus manos pareciendo meditar una respuesta que fuera correcta.

— Él y mi hermano tienen historia... demasiada. Lo conozco desde hace mucho. Hoy su relación es complicada, muy distinta a la que tuvieron hace años cuando eran una pareja. — Hizo una mueca ante los recuerdos. — Mi hermano lo ama pero es un idiota. Ten es terco y han cometido muchos errores. Se dañaron entre ellos, aún lo hacen pero no pueden dejarse ir. Técnicamente, no son nada pero en el fondo no quieren eso. Es difícil para ambos pero ninguno quiere dar su brazo a torcer.

Jaemin se sintió algo sorprendido, su amigo jamás le había hablado sobre algún ex novio que tuviera. De hecho, evitaba todo lo que pudiera el tema del amor o las relaciones. Entendía que si hubiera sido una relación pasajera no le diera importancia pero, según lo que expresaba el chico a su lado, fue y era mucho más que eso. Le dolía un poco porque pensaba que su relación era cercana como para contarse ese tipo de cosas.

— ¿Qué querías decir con lo de hace un rato? — Jeno pareció reírse por un segundo y no estuvo seguro de qué tipo de risa era aquella. —

— Ten dice odiar a mi hermano, supuestamente no lo tolera y le quiere lejos pero de hecho no lo aparta. Es él quien le paga a Ten cada cosa que le haga falta. Supresores para su celo, perfumes para esconder su aroma. Incluso tengo la sospecha de que le paga parte de su universidad o le ayuda con su departamento.

El omega no pudo más que sentirse confundido y buscó a su amigo con la mirada. Siempre había pensado en que su amigo se mantenía solo con algo de ayuda de sus padres en Tailandia... comenzó a preguntarse si es que realmente conocía a las personas a su alrededor. La llegada de los betas terminó con la conversación y se dispersaron en otras banalidades.

Casi media hora más tarde Jaehyun se acercó a despedirse del omega antes de marcharse. Minutos después sus amigos también se marcharon uno a uno, Jeno fue el último de todos quien se despidió de este en su habitación, luego de haber buscado su mochila. Le acompañó hasta la puerta en donde le vio marcharse a pie, como cada día. No creía que hubiera una parada de autobús cerca de casa pero tampoco es como si alguna vez se molestó en averiguar aquello. Se preguntó qué tan lejos iría siempre aunque suponía que era una pregunta sin respuesta, al menos no pronto.

Cuando se giró para volver a la fiesta donde ya no había casi nadie, notó la mirada reprobatoria y también interrogante de su madre. Evidentemente no debió de pasar por alto que casi toda la noche se la había pasado acompañado de un alfa que no era él que ella quería o planeaba. Logró esquivarla el resto de la noche hasta que llegó la hora de acostarse a dormir. Se había dado un baño y se sintió más que fresco cuando quito todo ese maquillaje de su rostro. No le gustaba demasiado usarlo, muchas veces hacía sentir su cara pesada o tal vez era una ilusión suya.

Claro que al día siguiente no pudo librarse de las malas miradas de su madre en el desayuno. Trató de ignorar aquello mientras comía de las frutas picadas que le habían preparado para su desayuno pero sentía la pesada mirada puesta sobre él.

— ¿Quién era ese alfa Jaemin?

Pensó que iba a librarse pero su progenitora evidentemente no lo permitiría. Dejó el tenedor a un lado y masticaba lentamente el pedazo de sandía en su boca, tratando de hacer tiempo para no tener que responder la pregunta de la beta.

— Es un amigo, un nuevo compañero de la escuela. Lo invité pues se ha integrado a nuestro grupo de amigos. Hubiera sido descortés no invitarle.

— Espero que sea únicamente eso Na Jaemin.

Agradeció que su madre no estuviera lo suficientemente cerca del alfa la noche pasada sino hubiera sido capaz de distinguir su aroma, el cual había estado portando durante su celo debido a la sudadera que llevó durante todo ese tiempo. Terminaron su desayuno en paz gracias a que su padrastro la distrajo hablándole de algo poco interesante de escuchar para él.

Se pasó el resto de su domingo en su cuarto, estudiando para un exámen que tenía a primera hora el lunes. Quería arrojar sus libros por la ventana y simplemente dormir hasta que no hubiera un mañana pero no podía darse el lujo de reprobar un exámen, su madre le mataría si eso pasaba. También su propio orgullo, le gustaba tener calificaciones buenas.

El lunes por la mañana, se sentía nervioso por su exámen. Jugaba con sus manos por todo el trayecto a la escuela y mientras estuvo sentado en su pupitre esperando a que el resto llegará. Sus amigos betas parecían estar de igual manera, Jeno, como siempre, parecía ser la excepción del grupo. Llegó con cara de dormido, recostándose sobre la mesa tratando de dormir. Había respondido con una queja sobre si había estudiado para el exámen.

Al final no le había ido nada mal y agradecía a ello su amor por la literatura. El trío de betas comentaba sobre las respuestas que dieron mientras él escuchaba atentamente y Jeno parecía distraído mirando por la ventana. Su rostro tenía unas marcadas ojeras, lucía cansado y, ahora que lo detallaba mejor, podía ver que tenía una capa de maquillaje muy bien aplicada que trataba de ocultar un hematoma en su pómulo. De manera inconsciente llevó una de sus manos hasta allí, tocándolo y haciendo que Jeno siseara ligeramente apartándose.

— Lo lamento. —Se disculpó en voz baja, tratando de no llamar la atención de los betas que estaban muy concentrados en su charla. — ¿Qué te sucedió?

— Me metí en una pelea contra un beta con un ego tan grande como su altura... Y era gigante. Pero no tienes que preocuparte, estoy bien.

El omega asintió aun extrañado. Jeno no parecía de la clase de sujetos que se metían en peleas porque sí. Comenzó a preguntarse qué tanto conocía al alfa, pues con cada día a día veía algo en él que no concordaba con la imagen que tenía.

Lo que rebasó aún más ese hecho fue un suceso a la hora de la salida. Fuera de la escuela había un pequeño tumulto y algunos jóvenes se encontraban cuchicheando en voz baja mientras miraban a algún punto fuera del alcance visual de Jaemin debido a tantos estudiantes. Curiosos, los cinco jóvenes se hicieron espacio hasta llegar al frente para ver. Pudo escuchar a Jeno soltar una grosería a sus espaldas.

Lo recordaba, de hace unos meses atrás saliendo de la oficina del director. El chico pelirrojo, atractivo y con tatuajes. Se encontraba en la acera de su escuela, con unos pantalones negros ajustados rotos, botas negras, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero. Estaba allí, tranquilamente sentado contra su motocicleta y con los brazos cruzados mirando a su alrededor hasta que su vista fue al grupo de Jaemin y le vio sonreír. El omega sintió un pequeño empujón y miró a Jeno avanzar hacia el desconocido con aura salvaje.

— ¿Qué estás haciendo aquí Taeyong?

La enorme sonrisa que se posó en los labios del nombrado causó algunas reacciones variadas entre los presentes quienes miraban no muy discretamente la escena. Algunas chicas y chicos parecían suspirar por él, Jaemin no podía culparlos, el sujeto lucía como sacado de una revista. Otros murmuraban malos comentarios acerca de su apariencia, tampoco los juzgaba por ello. Taeyong se veía como el tipo de hombre del cual tus padres te advertían de acercarte. El pelirrojo llevó una mano a su cabello peinándolo hacia atrás.

— ¿Es que acaso no puedo venir por mi hermanito a la escuela? Y yo que quería ahorrarte el camino de regreso a casa.

Las palabras dichas parecieron sorprender aún más a las personas ¿Él era el hermano de Jeno? Miles de posibles imágenes mentales habían pasado por la cabeza del omega pero en ninguna se lo había imaginado de esa manera. Su hermano no lucía mucho mayor, pagaba por la educación del pelinegro y además parecía pagar por un montón de cosas para el omega tailandés. No quería ser prejuicioso pero el tal Taeyong no parecía ser alguien que pudiera pagar por todo aquello. Incluso le resultaba extraño imaginar a su amigo saliendo con él. Se sentía algo cruel de pensarlo,pues tenía bien en claro que las apariencias no lo eran todo pero se veía como esos sujetos que se pasan de fiesta en fiesta y no conocían lo que un libro era siquiera.

Vio como Jeno le hablaba entre dientes y en voz baja para no poder ser oído por otros. El mayor solo se rió de manera descarada y volteó su vista hacia su pequeño grupo de amigos. Les sonrió y saludó con una de sus manos antes de levantarse de su moto, dirigiéndose a ellos ignorando al pelinegro.

— Un gusto chicos, ustedes deben de ser los amigos del amargado que tengo por familia. Es todo un placer conocerles, soy Lee Taeyong.

Su forma de hablar era tan discordante a su imagen. Si ignoraba todos los detalles demasiado extravagantes en él, podría parecerle un buen chico. Su aroma golpeó la nariz de Jaemin, alfa. Olía como la tierra mojada ante la lluvia.

— Es un gusto Taeyong.

Dijo Jaemin antes de hacer una reverencia. Jeno se puso con una molesta expresión al lado del pelirrojo, se notaba que no estaba feliz de su presencia en la escuela ese día. El sábado había hablado de él hasta con cierto cariño, no entendía su posición a la defensiva. Quizás se encontraba en desacuerdo con la imagen de su hermano... Pero si lo pensaba, Jeno también podía lucir como él con facilidad. Aún recordaba el tatuaje del menor de los Lee en su espalda.

— Pero es mejor que él y yo nos fuéramos, el gruñón no está feliz de encontrarme aquí sin embargo ¿Qué más podía hacer? Si este alfa rebelde no ha vuelto a casa desde el sábado y sabía que no perdería sus clases por nada.

La mirada de Jeno parecía echar fuego mientras golpeaba el hombro de su hermano. Taeyong de hecho no parecía ni preocupado ni molesto porque el menor no haya vuelto a su hogar durante el fin de semana. Incluso podría decirse que estaba divertido con la situación ¿Se supone que era el adulto responsable allí?

— Vámonos de aquí Taeyong, tengo hambre.

El pelinegro casi gruño al mayor quien le miró con una chispa divertida en sus ojos antes de asentir. Los hermanos se despidieron y subieron a la motocicleta del pelirrojo alejándose rápidamente. Era un hecho, la vida de Lee Jeno era cada vez más extraña pero interesante.

Minutos después, en un parque alejado y donde no había nadie cerca, un muy molesto pelirrojo golpeaba a hermano en el rostro, recibiendo lo mismo por parte del menor. Ambos estaban enojados, eran temperamentales y la posición de alfa en ambos no ayudaba a calmarlos. Fue el mayor quien, tras varios golpes, se calmó tratando de alejar la nube de ira que había en su mente. Además debían tener cuidado, si alguien les veía pelear podían llamar a la policía. No necesitaban más problemas con ellos ahora.

— ¡¿Qué has estado haciendo durante todo este maldito tiempo Jeno?! ¡Solo has desperdiciado estas semanas! ¡Carajo! ¡Vas a hacer que todo se vaya a la mierda y no voy a poder salvarte de esta!

Un bajo gruñido se escapó del pecho del pelinegro quien limpiaba el pequeño hilo de sangre que corría por su barbilla, su labio se había roto ligeramente debido a un puñetazo del otro alfa. Taeyong no lo aparentaba pero era jodidamente fuerte, llegó a verle noquear personas con solo un puñetazo. Fue suave con él.

— Tuviste la oportunidad perfecta Jeno, donde nadie te hubiera juzgado y de hecho te habrían apoyado. Un pobre y joven alfa que no pudo resistir ante la presentación de un omega ¡Lo tenías servido en bandeja de plata maldición! Si Ten no te hubiera encontrado en esa fiesta, jamás me habría enterado de esa mierda.

Taeyong quería volver a golpearlo, estaba arrojando todo el maldito plan por la borda y no entendía porque lo hacía. Jamás había dudado en hacer lo que le pidieran, obedecía en silencio y actuaba pues conocía las consecuencias. En esos años fue siempre un chico obediente.

— No es tan fácil, idiota. — Le respondió con una voz cargada de ira. —

— Estaba en su jodido celo, hubiera sido más que fácil marcarlo. Incluso el chico habría estado feliz en el momento.

— ¿Lo quieren en mis manos? ¿Qué lo maneje a mi antojo? Pues no es tan fácil. Si lo hubiera hecho ese dia posiblemente me habría odiado al siguiente, ustedes no tendrían lo que quieren y habríamos perdido este maldito juego... Estoy tratando de conseguirlo de una manera en la que no ponga peros a nada.

El alfa mayor respiró profundo mientras pellizcaba su nariz tratando de calmarse. Estaban con una jodida soga en el cuello y si se enteraban de esto, la soga solo se ajustaría hasta casi quitarles el maldito aire.

— No tardaran mucho en enterarse de esto Jeno. Van a comenzar a presionarnos más, debes ser más fuerte, veloz. Has lo que haces con tus malditas zorras que parecen cachorros amaestrados detrás de ti, rogándote por una migaja de tu atención. — Habló casi en un gruñido. —

— Sí, porque es muy fácil hacer que un omega decente quiera ser marcado por ti ¿No es así? Dime ¿Cuántos putos años llevas detrás de Ten? Ya han pasado varios y si tan solo te acercaras a su cuello, clavaria un puñal en tu espalda.

Los ojos marrones del mayor parecieron arder en furia, tomó al más joven del cuello de la camisa y alzó una de sus manos con ganas de golpear su rostro. Terminó por bajarla, si le golpeaba demasiado eso seguramente que llamaría la atención del omega al día siguiente, no podían arruinarle más su falsa imagen, ya bastante la había dañado apareciendo hoy y hablando sobre que no había vuelto a casa pero estaba queriendo darle un pequeño escarmiento.

— Tú sabes que es diferente, no lo acepta porque conoce toda mi mierda, que también es la tuya. Na Jaemin no conoce nada, ni tiene porque hacerlo. Sigue con tu imagen de niño bueno y apúrate. Al menos trata de llevártelo a la jodida cama, con eso podré decirles a esos hijos de puta que vas progresando y no solo estás jugando con su tiempo y dinero.

Le terminó soltando y dándose vuelta para tomar su motocicleta. Se subió esperando a que su hermano lo hiciera, quien gruñó con algo de molestia pero lo hizo. Podrían haberse estado peleando a golpes hasta hace unos momentos pero ninguno dejaría abandonado al otro. Ya habían aprendido eso en el pasado, solo les traía problemas. Debían estar juntos no importaba qué.

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