Brenda tiene que convivir con una experiencia dolorosa que amenaza con derrumbarla día a día: su hermana Clementine está muerta.
Todo en lo que ella piensa es que es su culpa, y en cierto sentido, esto es así.
Brenda sabía que lo perdería todo. Pero nunca supo que encontraría el amor y la muerte al mismo tiempo.
Para ella, Clementine aún sigue viva.
Brenda nos entrega su doloroso corazón en estas páginas.
Algunas cosas nunca vuelven, pero algunas otras... siempre se quedan.