POCHÉ.
-Me has hecho la mujer más feliz esta noche- habló Barbie acostada a mi lado, no sé cuanto tiempo llevábamos abrazadas de esta forma, entrelazadas, pero me era cómodo, como en los viejos tiempos- No esperaba que aceptaras.
-¿Así?- le pregunté confundida- ¿Por qué pensaste eso?- fruncí el ceño mientras mi mano viajaba por todo su cabello, dándole pequeñas caricias.
-No lo sé, pensaba que aún estabas enamorada de ya sabes quien...- susurró y tragué en seco, no me gustaba hablar de ese tema con nadie ni mucho menos con Bárbara, es algo que estaba en proceso de olvido, estaba tratando de enterrar todos los recuerdos de Daniela Calle en lo más profundo de mi corazón y mi idea era que nunca saliera de ahí.
Me removí incomoda en la cama y alejé mi mano de ella, aún no sabía como actuar cuando se trataba de ese tema.
-¿Te molestaste?- preguntó al notar mi raro cambio de humor, colocó su mano encima de la mía, que descansaba sobre mi abdomen. Suspiré, sé que ella no tenía la culpa de todo lo que había pasado entre Daniela y yo, no era justo que ella sufriera las consecuencias por mi pasado.
-No...- le dije- Es solo que no me gusta hablar de ese tema- le medio sonreí y ella depositó un cariñoso beso en mi mejilla para luego colocar su cara en el espacio que hay entre mi hombro y mi cuello.
-Lo siento, no debí sacar el tema...- dijo en susurró, pasé mi mano por su cintura y acaricié suavemente esa zona, noté como su piel se erizaba ante mi tacto.
-Descuida- hablé amablemente- No es tu culpa...- sentí como su boca se pegaba a mi cuello, depositando delicados besos en esta zona, cerré mis ojos disfrutando de lo que me hacía sentir sus labios en mí. Solté un pequeño jadeo cuando su manos comenzaron a apretar la piel descubierta en mi cintura, lentamente se acomodó encima de mí sin dejar de besar mi cuello, su lengua humedecía toda esa zona, solo coloqué mis manos encima de sus muslos, no podía moverlas, no sentía la necesidad de moverlas, no sentía la necesidad de tocarla, esto me estaba afectando.
Su boca fue a la mía con necesidad, con lujuria y ganas, sentí como su lengua se introducía en mi boca, explorando la cavidad como si quisiera reconocerla nuevamente, jalaba mi labio inferior cada vez que se separaba para poder tomar aire, solo me dejaba llevar aunque algo dentro de mí me impedía continuar.
-Ya que... tú no lo harás, lo haré yo...- habló con la respiración algo agitada, separó sus manos de mi cuerpo para deshacerse de su camiseta, quedando solo en brasier, la examiné para luego tomar su boca y volver a besarla, sus manos se fueron a mi abdomen ahora descubierto, subía y bajaban sin frenesí pero no lograba sentir mucha excitación con sus movimientos.
Tomé su mano para llevarla a uno de mis pechos y lo apreté con la intención de que se concentrara en esa zona, quería sentir placer, quería sentir esas ganas de coger como antes pero no estaba dando resultado.
-Muévete- le dije algo dura golpeando sus caderas, sonrió alejándose de mí y comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás, generando una fricción en mi entrepierna, al mismo instante, volví a tomar sus labios con ganas. Su lengua se enredó con la mía y mordí fuertemente su labio inferior, ella jadeó pero aún así continuó moviéndose sobre mí.
-Necesito quitarte esto- habló para sacar mi camiseta de forma brusca, no tardó en llevar ambas manos en cada uno de mis pechos, los masajeó a su antojo con la intensión de aumentar el placer en mí pero no funcionaba, ya estaba frustrada. Llevó su boca a mi cuello y comenzó a succionar, estaba segura que dejaría marcas, siempre le ha gustado hacer eso conmigo, desde que nos estábamos conociendo hace cuatro años atrás. Sentí como nuevamente se comenzó a mover encima de mí, haciendo círculos, pero la única que lograba disfrutarlo era ella, sus gemidos inundaron la habitación mientras que yo solo la podía observar, quería poder excitarme con esto pero no estaba dando resultados, no sé que será de mí si continuo así.
Llevé mis labios a su cuello para besar su piel, eso logró que ella gimiera más fuerte, estaba a punto placer, como me gustaría estar igual que ella.
Su mano bajó hasta la abertura de mi short, se alejó de mí para bajarlo con lentitud mientras una sonrisa coqueta se asomaba en su rostro, sé que estaba feliz y deseosa de que al fin este dispuesta a hacerlo con ella, pero no podía.
-Esperé esto...desde que llegué- susurró, tragué saliva al notar que estaba en ropa interior para ella, su mano viajó por todo el largo de mi entre pierna sobre la tela que la cubría, solo me removí incomoda y miré al techo, esperando que terminara rápido- Lo vamos a disfrutar, amor- dijo y bajó mi ropa interior, dejándome al descubierto desde la cintura para abajo, mi respiración se aceleró, quería ver si con lo que seguía, podía llegar a un gran orgasmo.
-Hazlo- le dije, abrió mis piernas de forma repentina y agachó su rostro hasta mi entrepierna para comenzar a hacer su trabajo, su lengua se movía de arriba a abajo, chupaba y succionaba sin piedad, mordí mi labio inferior tratando de no pensar en Daniela en este momento pero mi mente estaba jugando una mala pasada, no podía dejar de pensar en la castaña, en ella haciendo todo lo que estaba haciendo Bárbara- ¡Continua!- jadeé colocando mis manos en su cabello para acercarla más a mí- ¡Sí, Daniela!- pensé en mi cabeza, anhelaba que fuese ella, anhelaba que ella me estuviese dando placer en vez de mi actual novia, ¡Demonios! No podía seguir así.
-Me encantas- susurró contra mi piel sensible, mi abdomen se contrajo, pensar en Daniela estaba funcionando.
La ojiazul continuó lo que estaba haciendo mientras que los recuerdos con Calle se asomaban en mi cabeza, cada beso, cada caricia, cada te amo volvían a mi mente; eso lograba acelerar mi respiración y aumentar mi placer.
De pronto una ola de culpabilidad se posó sobre mí haciéndome sentir la peor novia y persona del mundo, Barbara no se merecía a alguien como yo, a alguien que pensaba que otra chica y no en ella al momento del sexo, no era justo, no para ella.
-Para...- le dije a Bárbara pero no me hacía caso, al contrario, solo incrementó el movimiento de su lengua- Barbie, por favor, para- me removí incomoda, estaba desesperándome- ¡BÁRBARA PARA!- grité y se alejó de mí muy sorprendida, me miró con el ceño fruncido, me acomodé en la cama y tomé las sabanas para taparme, por alguna razón sentía la necesidad de que ella no me viera desnuda.
-¿Qué pasa?- dijo con la respiración agitada- Estábamos bien.
-Necesito una ducha- le dije sin responder a su pregunta, me paré de la cama con la intención de entrar al baño pero su mano me detuvo.
-¿Qué te pasa?- volvió a preguntar mirándome a los ojos, titubeé sin saber que decirle con exactitud, no quería generar una discusión, no en nuestra primera noche de novias.
-Nada, amor- tragué en seco- Necesito ir al baño.
-¿Por qué no me dejaste continuar? Pensé que lo disfrutabas...- dijo, algo en mi estómago se revolvió- ¿Qué acaso no te doy lo que necesitas?- su voz se comenzaba a entrecortar haciéndome sentir muy culpable.
-Claro que si, solo que...- me agaché para quedar cara a cara, acaricié su rostro ya que sus ojos estaban humedeciéndose- Dame tiempo, ¿si?- ella solo asintió.
-¿Te puedo hacer una pregunta?- sus ojos azules me miraron atenta.
-La que quieras- le dije comprensiva colocando un mechón de cabello detrás de su oreja.
-¿Es por ella verdad?- preguntó y me quedé muda- ¿Es por Daniela por la que no puedes ser mía de esa forma?- tragué en seco.
-Me iré a duchar- me paré.
-¡Contesta!- se paró de la cama, inhalé profundamente- ¡¿Es por ella?!- se exaltó.
-Bárbara, me iré a duchar- volví a repetir dirigiéndome al baño.
-¡MALDITA SEA!- gritó, siempre terminábamos así cada vez que intentábamos tener relaciones, solo cerré mis ojos tratando de controlar mis emociones y no explotar- ¡SIEMPRE ES LO MISMO CONTIGO!- volvió a gritar, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. Al ver que no obtenía respuesta de mi parte, bufó fuertemente- ¡AL DIABLO, QUE TENGAS BUENA NOCHE!- gritó, se colocó su camiseta para luego chocar su hombro con el mío y salir de la habitación; a los segundos, escuché el portazo de la puerta principal indicándome que Bárbara se había ido.
Las lágrimas salieron de mis ojos con desespero, no sé que ocurría conmigo, no sé porque carajos no podía con esto, no lo entendía, ¿Qué me detenía? Quería parar con esto y volver a la normalidad en todos los ámbitos de mi vida, no quería seguir haciéndole daño a Barbie, no se lo merecía, así nuestra relación nunca progresaría.
El único problema aquí es, ¿Cómo superar a Daniela Calle?
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CALLE.
-¡Fue un honor formar parte de este maravilloso equipo, todo salió como esperábamos y mis predicciones afirman que tendremos un gran éxito en ventas! ¡Gracias!- terminó de hablar el señor López, inmediatamente después la sala se llenó de aplausos, incluido los míos, sonreí con satisfacción- ¡Gracias a todos!- alzamos las copas y brindamos, bebí un trago de mi copa.
-Esto hay que celebrarlo- susurró Kevin en mi oído mientras sus manos se posaban fuertemente en mi cintura.
-Me parece- le sonreí y depositó un sonoro beso en mi mejilla.
Todos a mi alrededor comenzaron a hablar entre si, solo me digné a cargar mi cuerpo sobre el de Kevin mientras continuaba bebiendo de mi copa, al fin se había acabado todo lo que había planeado hace un año, hoy era mi último día en España y estaba muy emocionada ya que al fin volveré a Los Ángeles, a mi apartamento, con mi familia, extrañaba mucho estar por esos lados, solo quería llegar y descansar mil años.
-Fue un gusto, de verdad, Daniela- se acercó el señor López, me alejé de Kevin y le sonreí.
-El gusto fue mío, señor López- le dije de forma sincera- Este año sin duda fue increíble y agradezco que me haya dado esta oportunidad- estiró su mano y gustosa la tomé.
-Ni que lo digas, tomé la mejor decisión, es una lástima que Matu no pueda estar aquí con nosotros- habló, solo asentí.
-Sé que igual está muy feliz, de todas formas, ella es la imagen de todo esto- sonreí, Matu había tenido algunos percances de los cuales no me quiso contar a mucho detalle y por eso tuvo que devolverse a Los Ángeles antes de tiempo, nuestra relación había mejorado bastante en los últimos meses, nos volvimos nuevamente amigas, como hace diez años atrás solo que todavía no lográbamos tener esa confianza de contarnos todo lo que sucedía en nuestras vidas pero estaba conforme con eso.
-Bueno, son libres- rió al ver a Kevin- ¿Qué harán?- el peli negro se acercó más a mí y me abrazó por detrás para apoyar su mentón en mi hombro.
-Tenemos planeado irnos esta noche a Los Ángeles- habló él, el señor López pareció sorprendido.
-Veo que tienen muchas ganas de volver a sus vidas de antes- habló divertido.
-Extraño todo, un año aquí siento que es mucho- le dije sincera, el asintió lentamente.
-Bueno, eso es cierto- dijo aprobando mis palabras- Les deseo la mejor de las suertes, espero volver a tener la oportunidad de trabajar contigo, Daniela- volvió a abrazarme y le devolví el gesto- Nos vemos pronto sobrino.
-Lo mismo espero, señor López- le volví a sonreír y él se retiro de nuestra vista.
Las siguientes horas fueron aburridas para mi gusto, aunque era la última vez que veré a todos con los que trabajé este año, estaba aburrida de la presencia de las mismas personas a mi alrededor, solo logré comer un par de bocados y tomar otras dos copas antes de tomar la decisión de irme de este lugar, estaba cansada y los pies me dolían, además, tenía que tomar un avión en pocas horas y necesitaba descansar.
-Es hora de irnos- le dije a Kevin, el solo asintió para tomar mi mano y llevarme hasta la salida sin despedirnos de nadie, llegamos hasta su camioneta y nos montamos en ella- Espero que tengas todo listo- lo miré con la ceja alzaba, él me miró nervioso y rió, fruncí el ceño- ¿Es enserio?- le pregunté.
-Dani, lo siento- dijo besando mi mano sin fin de veces- Se me olvidó- rodeé los ojos y golpeé su hombro.
-Mejor conduce, idiota- me crucé de brazos, exactamente ayer le había especificado que hiciera sus maletas pero no me hizo caso, odio cuando no me hacen caso y él lo sabe perfectamente.
Kevin encendió el motor del auto y condujo hasta nuestro hogar temporal, me digné a mirar hacía la ventana durante todo el trayecto, recordando como fue que termine viviendo con el idiota que tengo al lado y como fue que terminamos siendo algo no oficial; Kevin era tan cariñoso conmigo y me daba mucha atención, todo eso logro de alguna forma confundirme y cautivarme, estuvo cuando más necesitaba a alguien, se ganó mi cariño, tanto que se mudó conmigo y manteníamos una relación extraña, solo nosotros nos entendíamos y con eso me bastaba.
Una vez llegamos al edificio, estacionó la camioneta y nos bajamos para entrar, las calles de España eran frías, por lo que cuanto entramos, el ambiente acogedor inundó mi cuerpo. Nos dirigimos directamente al ascensor y subimos a nuestro piso tomados de la mano.
-¡Al fin!- dijo Kevin entrando al apartamento, cerré la puerta tras de él y encendí las luces, iluminando todo a nuestro alrededor.
-Tienes menos de una hora para hacer tus maletas- le dije dejando mi cartera en el sofá, me quité los molestos tacones haciendo un jadeo de placer al sentir comodidad.
-¿Y si mejor hacemos algo más interesante?- se acercó a mí sonriendo de forma perversa mientras tomaba de mis caderas para acercarme a su cuerpo, inmediatamente alejé mi cara de la suya, evitando que me besara.
-No, no, no- le dije sacando sus brazos de mi cuerpo- Perderemos el vuelo y no estoy dispuesta a cambiarlos- hablé y el gruñó, solo solté una risa- Vamos...- tomé su mano y nos guié hasta nuestra habitación, lo primero que hizo al llegar fue sacar su maleta que estaba debajo de la gran cama matrimonial para comenzar a meter su ropa dentro de ella- Si tan solo hubieras ordenado tu maleta en la mañana, las cosas serían diferentes- hablé divertida, el bufó.
-No me tientes, Daniela- dijo y alcé una ceja.
-¿Estás amenazándome?- le dije divertida.
-No sabes lo que puede hacer un hombre por sexo- habló y no pude evitar soltar una risa por su descaro.
-Imbécil- le dije golpeando su trasero para luego tomar mi teléfono que estaba sonando con desespero.
*Llamada*
-¿Aló?- contesté sin ver quien llamaba
-Hola mi amor, ¿Cómo estás?- preguntó una voz en el otro lado de la línea y no pude evitar sonreír, hace mucho tiempo no hablaba con él.
-Muy bien, papá- le dije contenta, la idea de volver a verlo me ponía muy contenta, era una de las personas que extrañaba con locura- ¿Y tú?
-Igual, cariño- dijo- ¿Sigues en España?
-Ajá- volteé a ver a Kevin, quien intentaba cerrar su maleta- Mi vuelo sale en unas dos horas.
-Me alegro que no te hayas ido todavía...- dijo algo preocupado, inmediatamente fruncí el ceño.
-¿Por qué? ¿Pasó algo?- pregunté con un tono de voz inquieto.
-Necesito que me hagas un favor, mi amor- habló y soltó un suspiro- Necesito que firmes unos documentos por mí.
-Claro que si, papá, los que necesites- le sonreí, me di la vuelta y vi a Kevin sin camiseta, no pude evitar morder mi labio inferior al examinarlo de arriba a abajo- Tú solo déjame la dirección y yo voy.
-Te mandaré todo lo que necesitas- dijo algo aliviado- Solo hay un pequeño inconveniente.
-¿Que pasa?- pregunté confundida alejando mi mirada de Kevin.
-Los papeles están en Bogotá...- dijo y me quedé shockeada por unos instantes.
-¿Pretendes que vaya hasta Colombia solo por unos papeles?- hablé, la idea de retrasar mi regreso a Los Ángeles no me estaba gustando mucho.
-Perdón hija, es que salieron unos compromisos de último momento que me impiden viajar- habló insistente, rodeé mis ojos y solté un suspiro.
-Supongo que no me queda de otra- me encogí de hombros, sentí que unos brazos rodeaban mi cintura con fuerza y sonreí, Kevin depositó un beso en mi cuello que me hizo estremecer- ¿Cuándo quieres que viaje?
-Mañana mismo, tu pasaje de avión está comprado, te envío todo por correo, mi pequeña- habló- Te agradezco por este favor que me estás haciendo.
-Esta bien, papá- los besos del peli negro viajaron de mi cuello a mis hombros- Te hablaré cuando esté todo listo- suspiré.
-Muchas gracias, Dani- dijo contento- Te amo, hija.
-Te amo, papá- le dije para luego colgar la llamada, solté un suspiro frustrado.
Había estado esperando el momento de volver a Los Ángeles desde hace meses y que ahora tenga que retrasar mi viaje, me frustraba pero no podía negarle un favor a mi padre, solo será firmar unos estúpidos papeles y ya, al fin podré volver a mi casa.
-¿Qué pasó?- habló con voz ronca mientras caminábamos, él pegado a mí hasta la cama.
-Cambio de planes... nos vamos a Bogotá- le dije suspirando, una sonrisa se asomó en su rostro y me giró para encontrarse con mi rostro.
-Entonces, ¿Tenemos tiempo?- susurró cerca de mis labios, sonreí.
-Tenemos tiempo- solo eso bastó para que chocara frenéticamente con los míos mientras caíamos en la gran cama matrimonial.
¿Quieren Caché?🔥😏
Espero que disfruten el capitulo más raro que escribí en mi vida. COMENTEN Y VOTEEEN!🤟🏻
Queda tan poquito😭
Pd: ¿Qué pasó? Parte 2, será publicado después.
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Xoxo