Orgullo y tradición - El comi...

By SiddhartaCreed

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Vegeta se ha propuesto engendrar un descendiente, a la vez que debe entrenar para derrotar a su rival Kakarot... More

OyT - El comienzo. CAP 01
OyT - El comienzo. CAP 02
OyT - El comienzo. CAP 04
OyT - El comienzo. CAP 05
OyT - El comienzo. CAP 06
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OyT - El comienzo. CAP 03

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Orgullo y tradición – El comienzo. CAP 03


El sonido de un claxon le avisó a la hija menor de los Briefs que la luz del semáforo había cambiado a color verde, se encontraba tan emocionada por la información recibida del colega de su padre, que no podía esperar hasta llegar a su casa, para revisar el contenido del interior de un sobre color manila que se le había entregado.

-Necesito estacionarme cerca, esto lo tengo que ver ¡ahora mismo!

Encontró un lugar disponible frente a una tienda de licores. Volvió a tomar la hoja que se encontraba viendo cuando el semáforo se encontraba en color rojo. La extendió y analizó cuidadosamente, era un mapa de las bases de la extinguida patrulla roja, ahí estaban los sitios de los laboratorios que se encontraron cuando la organización delictiva cayó. Bulma tenía la corazonada de que ahí podía encontrar pistas o que probablemente algún laboratorio siguiera escondido.

Revisó a conciencia los mapas e información sobre el pasado de Gero, ni una sola pista de algún familiar vivo ni documentación oficial del científico, ni sus diplomas de la universidad, nada, parecía como si no existiera físicamente, solo habían algunos registros a modo de anécdotas por parte de algunos científicos que lo habían conocido solo de manera casual hacía ya muchos años atrás.

-Bien, aún es temprano- se dijo mirando su reloj de pulsera.

"Tengo tiempo de sobra... le daré una grata sorpresa a Yamcha"

Bajó del auto para comprar una botella de vino e inmediatamente se dirigió hacia el departamento de su novio.

"Pobre Yamcha... decliné su invitación hoy porque creí que me tardaría más tiempo en mi cita con el doctor Colim, pero afortunadamente fue breve" Sonrió con picardía mientras conducía con prisa por la calle.

"Creo que necesito pasar una noche con él para reavivar la llama... se va a sorprender"

Finalmente llegó al departamento, se bajó del auto con una expresión de niña traviesa y al acercarse a la puerta del departamento del beisbolista notó que las luces se encontraban apagadas.

"Qué raro... parece que no está" Recordó que tiempo atrás, su novio le había proporcionado las llaves de su puerta para que pudiera entrar cuando ella quisiera, solía llevarlas con descuido en el llavero de su casa. Dudo en entrar, pues no era su estilo ser imprudente, aun y cuando el mismo dueño de la propiedad la había autorizado.

"Ya me imagino su cara al verme en ropa interior en su cama cuando llegue"

Con esa idea entró y cerró la puerta tras de sí, fue a la cocina por un par de copas y se dirigió hacia la habitación.

Colocó la botella y las copas en un buró, en ese mismo mueble una hoja blanca llamó su atención. Escrito con la letra del guerrero de la cicatriz estaba una dirección, era la misma hoja en la que una mujer extraña le había entregado su número de teléfono hace semanas.

-¿Por qué no la tiró?- tomó la hoja extrañada. La dirección parecía que había sido escrita con prisa.

-Lizz... Ahora que lo recuerdo, así dijo llamarse esa mujer... ¿pero la dirección de dónde será?

"¿Me quedaré a esperarlo?" Mordió sus labios con indecisión, no desconfiaba de su novio pero le intrigaba la situación tan poco común.

"Yo nunca me quedo con las ganas de saber. Iré a ver qué hay en ese lugar"

Con prisa salió del departamento con hoja y botella en mano. En veinte minutos ya se encontraba frente al número escrito en la hoja. Decidió estacionar su auto en calle de enfrente, ya que el automóvil del lobo del desierto se encontraba frente a la casa.

Una extraña sensación de inseguridad se apoderó de la científica, algo no estaba bien, no sabía qué, pero su intuición femenina le aconsejó esperar dentro del auto.

Pasaron casi dos horas en las que Bulma esperó paciente, entreteniéndose la mayoría del tiempo con los papeles recién recibidos. Preguntas como ¿por qué tarda tanto? ¿De quién es esa casa? ¿Me bajaré y preguntaré? Rondaron en su cabeza, pero a pesar de sus dudas, le pareció que la mejor opción era quedarse en el automóvil.

Al fin se abrió la puerta y Yamcha salió acompañado de la mujer que le había entregado la dichosa hoja. Bajaron juntos las escaleras del pórtico platicando animadamente, justo en el último escalón, Yamcha se volteó hacia la muchacha y la besó en los labios, ella le rodeó el cuello con los brazos y se pegó por completo a él. Al terminar la apasionada despedida, el beisbolista se dirigió hacia su automóvil y justo antes de abrir la puerta levantó la vista y la vio, como en cámara lenta frente a él, dentro de su auto se encontraba Bulma con la boca abierta después de haberlo visto muy cariñoso con su nueva conquista.

El sonido del motor lo sacó de su trance, su reacción fue tardía pues en un segundo ya se había alejado a toda velocidad su eterna novia

"¡Maldición! ¡¿Cómo se enteró?!"

Sin pensarlo dos veces subió con prisa a su auto y la siguió, a pesar de que la había perdido de vista podía sentir su ki, por lo que supo que se dirigía hacia la corporación.


...


Las gotas de sudor cayeron pesadamente debido a la gravedad aumentada, sus músculos comenzaron a temblar debido al exhaustivo entrenamiento que se había exigido ese día. Respirando pesadamente apagó el sistema de gravedad y limpió su frente con una toalla blanca que siempre tenía a la mano para cuando terminara el entrenamiento.

Decidió tomar una ducha rápida en el baño de la misma nave, en la época que viajaba en su nave personal cuando iba de purga, tenía que aguantar la incómoda sensación de sentirse sucio, aunque jamás llegó a estar tan sudoroso, pues sus víctimas solían tener un nivel de poder bajo y aniquilarlos no le costaba ningún esfuerzo, pero entrenar con la gravedad aumentada lo dejaba literalmente bañado en sudor, lo que le incomodaba en demasía al terminar. Por suerte había llevado una pantalonera ajustada extra en caso de que decidiera asearse en la nave.

Salió vistiendo únicamente la prenda azul marino, sus zapatos deportivos se encontraban sudados, por lo que decidió ponerlos en la ropa sucia y salir descalzo.

El fresco del césped en sus pies no significó una molestia, al contrario, después de su auto encierro por horas, le pareció placentero el fresco de la noche. Se iba a dirigir hacia el interior de la corporación cuando escuchó voces bajas cerca, por un momento dudó en investigar de quién eran, pero al sentir las energías de la terrícola y el insecto le pareció buena idea echar un vistazo, pues había llegado a la conclusión, de que ella era la que hasta ahora, reunía las mejores capacidades para su proyecto, también tenía la intuición de que se estaba fastidiando del terrícola débil y quería comprobarlo.

Avanzó en silencio disminuyendo su ki hasta hacerlo imperceptible para el terrícola, unos arbustos altos fueron su escudo para no ser visto por la pareja que discutía totalmente ajenos de lo que sucedía a su alrededor.

-¡No Yamcha!... ¡Ya dije que no!- exclamó en voz baja, no deseaba crear un alboroto y que todo mundo se enterara que le habían plantado los cuernos, sería por demás humillante y ella tenía su orgullo.

El guerrero de la cicatriz la tomo por los hombros e intentó abrazarla, pero Bulma lo rechazó alejándose de él presionando su pecho con ambas manos, aun así él se negó soltarla.

-Ya te dije que fue un error Bulma, tomamos un poco y al calor del alcohol...

-No me expliques nada Yamcha, para empezar fuiste a esa casa sobrio y no creo que con intenciones de únicamente platicar- logro zafarse y alejarse unos pasos.

-Te juro que no lo vuelvo a hacer Bulma...- llenó de aire sus pulmones, era hora de sincerarse, -pero desde que reviví has estado muy... ausente, al principio había mucho bullicio en tu casa con tantas visitas, entendí que tus deberes de anfitriona te agotaban y por eso te negabas a pasar la noche conmigo, luego... cuando al fin parecía que la situación regresaba a la normalidad llegó ese joven misterioso y de nuevo te abstrajiste en no sé qué cosas y a mí me relegaste al final de tus prioridades... Estuve muerto meses Bulma y desde que regresé solo hemos tenido sexo una vez, una sola vez- soltó sintiéndose ligero, pues no se había decidido antes en hacerle algún reproche.

Los ojos del príncipe se abrieron al enterarse de algo tan íntimo de la pareja. Se tragó la risa que estuvo a punto de escupir, no debían descubrirlo espiando, sería indigno encontrarlo haciendo semejante acto denigrante para un ser tan orgulloso como él.

-Siento mucho mi comportamiento frío contigo Yamcha, yo... yo misma no encuentro una razón justificable para mi falta de atención hacia ti- suspiró para tomar valor, no era fácil lo que tenía que decir, más de diez años de noviazgo, de un noviazgo estancado desde antes de que muriera el guerrero, al parecer las palabras de su madre eran verdad, se había acabado la magia y la prueba de ello era la falta de interés por parte de ella y la infidelidad de él. -Entiendo que tengas necesidades y si quieres probar otros labios y otros cuerpos por otro lado, hazlo... quedas libre de nuestro noviazgo.

Yamcha se acercó a ella intentando abrazarla pero la científica rechazó su intento de nuevo.

-Yo no quiero ser libre de nuestro noviazgo, no me hagas esto. ¡Te extrañé horrores en el más allá! ¡Cometí un error!

-Lo siento Yamcha... pero no puedo quitarme de la mente la duda, y si esa mujer no es primera con la que... lo siento pero mi respuesta es NO- dio media vuelta con intención de entrar a la corporación. -Buena suerte Yamcha, te seguiré considerando un buen amigo-. Caminó hacia la puerta dejando a Yamcha boquiabierto intentando encontrar una frase que la hiciera cambiar de opinión, conocía de sobra el temperamento de la mujer y si había herido su orgullo no la tendría de vuelta así como así.

La vio perderse detrás de unos árboles del jardín, fue cuando decidió actuar y seguirla, pero una silueta salió de entre los arbustos enfrentándolo.

-¿Qué haces rondando a estas horas gusano? ¿No me digas que vas a espiar a la vulgar mientras duerme?- le preguntó Vegeta haciéndose el desentendido de la situación de la pareja.

-No vengo a eso Vegeta y no tengo por qué darte explicaciones- pasó del lado del saiyajin con cierto temor.

-Puedo percibir tu ki alterado- sonrió con burla, -¿Ya se dio cuenta de que eres una pérdida de tiempo y vienes a humillarte con ella?... ustedes los terrícolas son tan frágiles.

El beisbolista emitió un gruñido como respuesta, no valía la pena entrar en una discusión con ese arrogante extraterrestre, el maldito tenía una notable habilidad en el arte de la retórica y esa noche, el terrícola tenía todas las de perder. Caminó con prisa hacia la puerta que se encontraba cerrada y se quedó de pie pensando en su siguiente movimiento.

"Lo sabía... Bulma cerró con llave. Si toco el timbre despertaré a los padres y tendré que dar explicaciones"

Se rascó la cabeza con nerviosismo, todo alrededor de él era silencio a excepción del sonido que emitían los grillos, no le convenía gritar o armar un escándalo, todos sabrían de su infidelidad y podría ganarse el repudio de los señores Briefs, miró con nerviosismo su dedo cerca del timbre y decidió retirarlo antes de presionarlo por accidente.

-Hazte a un lado insecto- ordenó Vegeta detrás de él. Yamcha se hizo a un lado con ganas reprimidas de reclamarle por llamarlo de esa forma tan altanera.

El príncipe posó su dedo índice derecho sobre una pequeña pantalla que se encontraba al lado de la chapa, inmediatamente se abrió la puerta de metal reforzado, entró con calma y cerró la puerta no sin antes dedicar una sonrisa ladina al terrícola.

-Maldito engreído- murmuró entre dientes. -Al muy bastardo le han dado acceso para que entre y salga a la hora que quiera.

"Será mejor dejar que se le enfríe el enojo a Bulma. Regresaré en unos días cuando se encuentre más calmada, después de todo dijo que seguíamos siendo amigos"

Finalmente se retiró pensando en todo lo ocurrido, a pesar de las consecuencias, no podía sentir arrepentimiento por sus acciones, pues él también comenzaba a sentir estancamiento en su relación pero se negaba a admitirlo.


...


Unos días de su rompimiento con el que había sido su único novio, su primer amor, su primera experiencia, su primer todo y a pesar de los recuerdos y las experiencias vividas no sentía tristeza por su ausencia.

Caminaba con torpeza por el pasillo hacia su habitación, iba distraída con una vieja nota periodística donde aparecía una pequeña reseña, sobre los experimentos que se descubrió que hizo la desaparecida patrulla roja. Se encontraba completamente absorta en la información que iba leyendo, tanto que no vio al obstáculo de músculos que se atravesó en su camino hasta que se estampó con él de lleno, estuvo a punto de caer de sentón pero dos brazos firmes la sostuvieron.

-Tú burdo intento por tocarme de nuevo mujer- dijo el príncipe con altanería, con un semblante divertido se acercó a olfatearla como aquella vez que chocó contra él. -Hoy no hueles a alcohol, ¿cuál es tu pretexto esta vez terrícola?- preguntó levantando una ceja.

Pestañeó confundida. -Ahh... Iba distraída- frunció su ceño y se alejó un par de pasos, rompiendo el cálido contacto de sus manos sobre sus brazos. -¡Oye! Si tú me vez que vengo distraída al menos hazte a un lado... tal parece que eres tú el que busca un pretexto para tocarme- entrecerró los ojos.

"Buen punto, la vez pasada si fue accidental, hoy no me moví a propósito para tener un pretexto para olfatearla"

-No digas estupideces mujer, soy el príncipe de los saiyajines, eres tú la que se debe hacer hacia un lado.

-¿Acaso no te enseñaron modales... príncipe?- aquí los príncipes son caballerosos, gallardos y...

-Los príncipes de las historias fantásticas de aquí no existen, estoy al tanto de eso mujer... me he informado acerca de tu precaria cultura- sonrió de lado al ver la mueca de disgusto en el rostro femenino.

-Independientemente de eso, supongo que como príncipe de tu raza al menos debes saber utilizar la diplomacia, ¿o acaso eres un mono que solo se rige por sus instintos?- puso ambas manos en la cintura, mirándolo de manera retadora.

Vegeta la miró en silencio disfrutando de esa manera tan imprudente de dirigirse hacia el príncipe de los saiyajines, anteriormente los únicos en tratarlo de esa manera habían sido los favoritos de Freezer, el resto le había temido y por lo tanto se dirigían hacia él con respeto. Pero esa insignificante y débil terrícola ahí estaba retándolo, tratándolo como su igual, en ese momento vio fuego en esa hembra, un fuego que no había visto nunca antes, inclusive con las que llegó a saciar sus instintos más primitivos.

-Créeme mujer... no te conviene que me rija solo por mis instintos- respondió con voz grave, claramente con doble sentido. Bulma se estremeció con semejante respuesta, pero en segundos se reprendió mentalmente por mal pensada, era probable que se refiriera a su instinto de asesino y no a otra cosa, ¿o no? -Y en cuando a la diplomacia... ¿por qué crees que tu planeta sigue girando en una sola pieza? Si no fuera diplomático, ya lo hubiera hecho estallar- soltó sin mostrar ninguna expresión en su rostro y después seguir con su camino pasando del lado de la científica.

"¿Planeará algo más que derrotar a Goku? Lo que sea lo averiguaré" pensó decidida cerrando sus puños.


...


-Aquí están las bandejas de arroz hija.

-Gracias mamá, ya solo faltaba eso por traer, parece que no me hace falta nada- escaneó con su vista las mesas en la terraza, conforme con lo que vio se acomodó sus risos alborotados.

-Me retiro hija... que tengas suerte en tu cita con el apuesto Vegeta- canturreó entrando a la propiedad.

-¡No es una cita mamá!- exclamó en vano, pues su madre había desaparecido detrás de la puerta.

La científica esperó sentada por alrededor de diez minutos, revisando en ratos su reloj de pulsera con cierta inquietud, era la primera vez que lo citaba y no sabía si llegaría, o la dejaría plantada.

"Ya no debe tardar" Pensó comenzando a aburrirse, en eso lo vio aparecer levitando por el balcón.

-Vaya que es puntual príncipe.

-Di mi palabra, dije que estaría aquí a las ocho, no soy una sabandija que no cumple su palabra.

"Ya va a empezar con su altanería" Pensó Bulma, había invitado a cenar a su huésped a la terraza con el fin de ganar su confianza, y así descubrir si tenía algún plan extra que afectara a la tierra o sus habitantes, a pesar de que ya no lo consideraba un peligro, en el fondo le causaba intriga.

-Ya veo que vienes de buen humor, ¿tienes hambre?- inquirió casual.

-¿Por qué la pregunta? Si más no recuerdo, dijiste que cenaríamos aquí- respondió tomando asiento.

-Grosero... pero podríamos platicar un poco antes de comer.

"No es mala idea eso de platicar con la mujer y descubrir si vale la pena para el experimento o pierdo mi tiempo, hasta ahora nunca antes había considerado el plan de Nappa para concebir híbridos, las hembras que conocimos antes no eran tan similares a nosotros y con las que él intentó no hubo éxito, no resultaron compatibles genéticamente, pero Kakaroto tiene uno con una terrícola, lo que significa que ellas si lo son, aunque... cabe la posibilidad que con sus genes resulte un híbrido débil... de ser así será mi deber eliminarlo".

-¿Qué tanto piensas?- preguntó la científica ofreciendo un gran plato de arroz con verduras y carne al guerrero, quien disfrutando del aroma del platillo lo tomó con gusto.

-Buscaba un tema que tocar con un ser inferior, para que puedas seguir la conversación- respondió con la certeza de que la mujer lo tomaría como un reto, pues le había comentado la madre de ella que su Bulma, era la mujer más inteligente del planeta, comentario que viniendo de la madre tendría que ser una exageración y quería averiguarlo.

-Me parece sorprendente que alguien que vive de los golpes tenga una plática interesante, y no, no creo saber mucho o nada de técnicas de pelea y masacres, pero igual dudo que entiendas mis ideas y teorías sobre física, matemáticas e ingeniería- comentó tranquilamente dando un sorbo a su té frío, mientras miraba fijamente a los ojos negros del hombre que por alguna extraña razón le fascinaban. "Jaque mate engreído saiyajin, supera eso" Le sonrió ladinamente.

-Así que es verdad... que eres científica o piensas serlo, ¿acaso hay algo inteligente que hayas creado? Y no me vengas con las capsulas, estoy enterado que tu padre es el inventor.

-No sabría por dónde empezar- contestó cruzando la pierna -veamos... son tantas cosas que desde niña he inventado.

-Cualquiera diría eso sin pruebas- entrecerró los ojos.

-Para probarlo te espero mañana a medio día en mi laboratorio, te recomiendo llevar un babero porque se te caerá la baba de la impresión- presumió.

Se recargó en su silla disfrutando de la charla, hacía tiempo que no disfrutaba de charlar, a excepción de las escasas ocasiones en que le sacaba información a la señora Briefs. -Ya veo, tu principal invención es la vulgaridad mujer- aseveró con un tono de ironía.

-Veo que tienes sentido del humor, busquemos un tema neutral. ¿Te parece?

El príncipe ya había consumido los alimentos de su plato, pero continuaba con hambre, por lo que le extendió el plato para que la mujer le sirviera más, Bulma se levantó para servirle más cantidad que la anterior y así no tener que levantarse a cada rato. -Si fuera tan vulgar, habría hecho que te levantaras a servirte tú mismo, pero como eres mi invitado...

-Si no fueras tan vulgar, no conocería tus muslos ya que con esos atuendos tan cortos es imposible no verlos, ¿parece que andas buscando un macho para dejar descendencia?- Respondió esperando ver su reacción, pues no pensaba soltarle sin más su plan, así que manipularía la situación para lograr su objetivo, así su orgullo quedaría intacto y nadie sabría que deseaba seguir con su linaje aunque fuese con alguien de otra especie que consideraba inferior, estaba casi seguro de que la mujer era la indicada para el experimento.

-No quiero tal cosa por el momento, de lo contrario no me hubiese cuidado tanto con Yamcha ni le hubiera exigido siempre usar protección.

-También alardear de tu promiscuidad es una vulgaridad- esto último solo lo dijo para molestarla, entre más convivía con ella, más le divertía provocarla, lo comenzaba a considerar estimulante.

-No soy promiscua, sólo he tenido un novio, en cambio un mercenario como tú quien sabe con qué tipo de mujeres se habrá relacionado.

-Con las apropiadas para la ocasión, pero cambiando de tema... tengo entendido que no eres una jovencita y que tu especie tiene un límite corto para procrear, ¿a qué se debe que no quieras reproducirte? Tal vez se deba al hecho de que el insecto es un espécimen muy insignificante, ¿será por eso acaso?

"Vaya que es inteligente, dio en el clavo. A pesar de querer a Yamcha, nunca me sentí convencida de tener un hijo de él, pero no debo darle gusto a este príncipe arrogante" Pensó Bulma mientras tomaba comida con el tenedor, se hizo un largo silencio entre ambos en lo que se dedicaron a comer, al terminar su último bocado la científica tomó dos cervezas, ofreció una al guerrero y dio un sobo a la de ella.

-No has contestado mi pregunta- reclamó un inquieto Vegeta imitando la acción de Bulma y bebiendo de su botella, mientras la miraba directo a los ojos de manera profunda.

La mujer un tanto nerviosa por la mirada insistente del príncipe no sabía que contestar, estaba consciente de que su reloj biológico le pisaba los talones, pero también su relación con Yamcha recientemente había terminado y lo mejor era no pensar en ello, pues con la futura llegada de los androides no se sabía si sobrevivirían.

-No lo sé Vegeta, he estado muy ocupada y siempre sucede algo, y por alguna extraña razón siempre me veo inmiscuida en los problemas que casualmente afectan a la tierra.

-Olvidaba que eres una metiche-. "Es verdad, en Namekusei ella se involucró en la recolección de las esferas y aquí mismo la imprudente tuvo la osadía de ir a conocer a Freezer en persona. Me impresiona que siendo tan frágil siga con vida... Podría funcionar, al menos tiene más agallas de las que he visto"


...


Los amplios e iluminados pasillos de la instalación le resultaban familiares, le recordó a cuando llegaba maltrecho a las salas donde se encontraban los tanques de recuperación en las naves nodrizas de Freezer. Aquellos lugares destinados para sanar las heridas de los soldados, para prepararlos lo antes posible para la próxima misión, donde probablemente perderían la vida. Aquellas salas donde experimentaban con especies nuevas, buscando curas para los virus y bacterias de planetas recién conquistados, de los cuales no se podía tomar posesión completa al no tener resistencia contra aquellos agentes patógenos que mermaban el ejercito del emperador, mucho más que los que morían en combate.

Llegó a la puerta del laboratorio personal de la hija del doctor Briefs, lo supo al percibir el débil ki de la mujer dentro, ella dijo que lo esperaría al medio día y ahí se encontraba, así que entró sin tocar.

-Buenas tardes Vegeta... pensé que llamarías a la puerta como cualquier persona civilizada lo haría.

-Yo no soy cualquiera, soy el príncipe de los saiyajines. Además tú misma me autorizaste a entrar aquí desde el momento en que pediste mi huella digital para permitirme el acceso- espetó acercándose a la mesa de trabajo donde Bulma trazaba unos planos.

"Con este hombre no se puede razonar, ¿me pregunto si será indomable?"

Vegeta puso ambas manos sobre la mesa y se inclinó para observar el plano en el que la mujer se encontraba trabajando.

-Dudo mucho que entiendas, si quieres te explico- presumió la científica.

-Te doy la razón mujer, no entiendo tu escritura, no creo que me lleve mucho tiempo aprenderla, después de todo se ve que es muy básica- disfrutó de ver el ceño de la científica fruncirse. -Lo que si entiendo es tu dibujo, parece ser una especie de bóveda...- los ojos del príncipe se iluminaron al percibir en el dibujo el plano de un tablero con unos botones que le resultaron muy familiares.

-Tal parece que lo dedujiste, te felicito Vegeta- le sonrió con sinceridad.

"Sabía que detrás de tanto músculo había un cerebro"

-La nave es muy pequeña para un entrenamiento adecuado, además la parte central puede llegar a dañarse si recibe algún ataque, por lo que éste modelo no lo tendrá.

-¿Será más grande?- pensó en voz alta.

-Aproximadamente cuatro o seis veces, todo depende del espacio donde la pondré.

-Supongo que no podrá mover como la nave.

-Supones bien, tendré que utilizar una construcción fija, pero al menos puedo potencializar la gravedad que soporte.

-¿En cuánto tiempo estará listo?- preguntó con notable impaciencia.

-No lo sé... aún tengo que encontrar el espacio, también hay unas fórmulas que no me salen, tal vez un año o dos, me esforzaré por que sea lo antes posible, necesito que te vuelvas mucho más fuerte antes de que lleguen los androides.

Vegeta se irguió de pronto y cruzó los brazos. -¿Por qué mujer? Se supone que eres amiga de Kakaroto y los demás insectos.

Bulma suspiró antes de hablar. -El cabeza dura de Goku tiene su propio ritmo para entrenar y por aquí no se aparece nunca ni a saludar, los demás no creo que quieran venir a entrenar estando tú... y honestamente tú eres quien tiene mayor probabilidad de progresar que ellos.

-¿Así que no confías en el insecto débil?- entrecerró los ojos. -Por cierto, hace días que no lo veo por aquí.

-Yamcha está muy ocupado, además él... él ya no es mi novio... Y volviendo a lo otro, confío en tu fuerza, en caso de que a Goku le afecte la enfermedad del corazón...

Vegeta azotó la mesa con los puños cerrados, si no hubiese medido su fuerza la hubiera partido en dos. -¡Quieres decir acaso, que me tienes como tu maldito plan B!- Exclamó indignado mostrando los caninos. -Déjame aclararte terrícola, que yo no estoy aquí para sustituir a nadie, ni el imbécil de Kakaroto, ni el resto de gusanos sirven para nada. YO derrotaré a esas chatarras, y no lo hago para salvar a las criaturas inferiores que habitan esta roca, lo hago para demostrar mi superioridad- gruñó relajando sus músculos y regresando a su pose de brazos cruzados. -Puede que decida dejarlos con vida si no se entremeten en mis planes... a excepción del clase baja.

Bulma ni se inmutó ante la repentina reacción del príncipe, sabía de sobra que el hombre solía fanfarronear y ser impulsivo, pero a pesar de todo ya no le temía y se lo demostraría. Se aclaró la garganta y habló mostrando la calma. -No eres mi plan B, a Goku lo considero en primer lugar no porque dude de tu poder, lo hago porque sé que él estará ahí para salvar a las inferiores criaturas de esta roca como ya lo ha hecho antes. También sé que no lo haces por nosotros... no te conozco Vegeta, ¿qué me garantiza que te quedarás tres años? Bien podrías fastidiarte y largarte antes, pero Goku no, lo único que lo impediría sería que se enfermara de gravedad.

-¡No soy un cobarde de huye!- reclamó entre dientes.

-Como dije, no te conozco... sé que eres orgulloso, engreído, petulante...

-¿Qué dijiste mujer?- la interrumpió.

-¿Qué nadie antes te había dicho tus verdades?- preguntó levantándose de su silla y golpeando ahora ella la mesa con la palma.

"Ningún ser inferior se había atrevido a ser insolente conmigo. Esta mujer debe estar loca"

-Los que se atrevieron están muertos- sonrió con cinismo.

Bulma suspiró. -Pues qué pena por ellos- sonrió enfrentando alegremente su dura mirada.

"Ni crea que va a asustar, no le demostraré miedo"

-Bien Vegeta, entonces correré el riesgo en ayudarte en tu entrenamiento y creer en tu palabra sé que permanecerás en la tierra y te enfrentarás contra los androides.

-Dalo por hecho terrícola... cambiando de tema, ¿tú hiciste los planos?- entrecerró la mirada, -¿o los hizo el anciano?

-Por supuesto que yo los hice. También hice esto- sacó de un cajón el radar del dragón y se lo mostró. -Lo hice cuando era una bella jovencita de dieciséis años.

Vegeta recordó el aparato, es el mismo que cargaba Gohan en Namek, aquel que creyó que era un anticuado reloj.

-¿Así que con ese aparato rastrean las esferas del dragón?

-¿Lo sabías?

-Lo vi en Namek, el mocoso de Kakaroto lo cargaba.

Bulma entrecerró los ojos dudando de haberlo mostrado así de pronto, Vegeta notó la duda en la mirada de la mujer y agregó. -Ya no estoy interesado en recolectarlas, tú misma has dicho que soy muy orgulloso, no necesito de eso para demostrar mi superioridad- finalizó con una mirada cargada de arrogancia.


...


El príncipe regresaba a la corporación después de haber entrenado en un desierto donde las tormentas de arena tenían fama de ser violentas y lo había comprobado por sí mismo, al llegar a la capital del oeste la encontró bajo una gruesa capa de nubes grises crujiendo con fuertes relámpagos que retumbaban por kilómetros.

Justo al aterrizar comenzó a caer el agua a borbotones, entró a la propiedad escurriendo agua por todo el piso.

-¡Pero qué te crees Vegeta! Ten respeto, ensucias el piso de una casa ajena- le reclamó Yamcha.

"¿Qué hace el insecto aquí?"

-Déjalo en paz Yamcha, ¿qué no escuchas que el cielo se está cayendo?- lo reprendió la científica, sacando una sonrisa ladina al guerrero. -Espera ahí Vegeta voy por una toalla- salió corriendo al baño más cercano.

-Al menos no necesito tocar el timbre para entrar- comentó el saiyajin en un tono neutral.

-Eso porque vives aquí, para que no estés dando molestias en la noche. Yo respeto la casa de mi novia, por eso muestro educación.

"¿Novia? La mujer dijo que ya no eran eso"

-Tal vez en un futuro no muy lejano yo también entraré y saldré de la casa sin tener que tocar, cuando Bulma sea mi esposa. Y entonces te mandaré a dormir con las mascotas de mis suegros.

Vegeta se acercó peligrosamente hacia el terrícola, sus pasos eran más sonoros con las botas mojadas azotando el piso, Yamcha tragó saliva arrepintiéndose de haberle hecho frente sabiéndolo mucho más poderoso. El príncipe cerró los puños, elevó su ki con el ceño fruncido mirándolo con ojos furiosos, el guerrero terrícola se mantuvo firme cerrando también los puños, esperando el primer golpe, pero nunca llegó, en lugar de eso Vegeta le sonrió de lado.

-Eres un insecto, derrotarte a golpes no significa ningún mérito-. Ante la respuesta del príncipe Yamcha relajó sus músculos, era evidente que no lo atacaría. Vegeta lo miró de arriba abajo con desprecio y soltó, -te voy a derrotar y humillar, y lo voy a disfrutar tanto, pero para eso te necesito vivo.

-¡Ya voy Vegeta!- dijo Bulma acercándose a ellos con una toalla en manos, completamente ajena a lo recién sucedido en el recibidor de su casa.

El saiyajin tomó la toalla y seco el exceso de agua que le escurría, miró con seriedad a la pareja y avanzó en silencio hacia su habitación, dejando las huellas de agua por el pasillo.

"Ahora esto es personal insecto. Te humillaré preñando a tu... lo que sea, y no solo eso, no volverás a tocarla, no porque me importe ella, solo lo haré para fastidiarte"

---- ---- ---- ---- ----

Es todo por hoy. ¿Creyeron que Bulma y Yamcha habían terminado definitivamente?

La verdad es muy difícil salir de una relación larga y lo digo por experiencia propia, a veces la costumbre pesa más que el sentido común, en lo personal terminamos dos veces y luego volvíamos a una relación que ya era tóxica, pero la tercera fue la vencida. Aunque Bulma tiene más coraje del que yo tenía en aquel entonces y ella no aguantará tantas cosas negativas.

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