Heist [Darks #1] [En librería...

By Ariana_Godoy

91.5M 8.5M 17.9M

El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh... More

╋ Sipnosis ╋
╋ Advertencia y Prefacio ╋
(1)╋ Perfección Fragmentada ╋
(2) ╋ Costumbres Rotas ╋
(3) ╋ Mala Reputación ╋
(4)╋ Hogar Perfecto ╋
(5) ╋ Miradas Oscuras ╋
╋ 6 ╋ Sospechas Aisladas
╋ 7 ╋ Conversaciones Necesarias
(8) ╋ Mascaras Quebrantadas ╋
(9) ╋ Compartir Nocturno
(10) ╋ Fría Crueldad ╋
(11) ╋ Domingo Interesante ╋
(12) ╋ Regresos Inesperados ╋
(14) ╋ Recuerdos Macabros ╋
(15) ╋ Funeral Sombrío ╋
(16) ╋ Ceremonia Impecable ╋
(17) ╋ Palabras Acertadas ╋
(18) ╋ Juegos Retorcidos ╋
(19) ╋ Verdades Imprevistas ╋
(20) ╋ Familia Inusual ╋
(21) ╋ Cruda Sinceridad ╋
[22] ╋ Dulce Recuerdo ╋
(23) ╋ Contacto Incendiario ╋
(24) ╋ Diversión Roja ╋
(25) ╋ Secretos Expuestos ╋
(26) ╋ Miradas Heladas ╋
(27) ╋ Verdaderos Colores ╋
(28) ╋ Monstruo Revelado ╋
[29] Conexión Peligrosa
(30) ╋ Cena Perfecta╋
(31) ╋ Roce Sanguinario ╋
(32) ╋ Percepción Errónea ╋
(33) ╋ Reminiscencia Melancólica ╋
(34) ╋ Distorsión Real ╋
(35) ╋ Monstruos Creados ╋
(36) ╋ Pasado Tenebroso ╋
[37] ╋ Carta Reveladora ╋
[38 ] ╋ Intenciones Dudosas ╋
[39] ╋ Ceremonia Trágica ╋
(40) ╋ Explicaciones Súbitas ╋
(41) ╋ Noche Trágica ╋
(42) ╋ Meine Liebe ╋
(43) ╋ Ich bin ein Monster ╋
(44) ╋ Kalter Dezember ╋
[45] ╋ Betäubte mein herz ╋
[46] ╋ Tödlicher liebe ╋
(47) ╋ Das spiel ist aus ╋
(48) ╋ Ein Monster erschaffen ╋
(49) ╋ Meisterplan ╋
(50) ╋ Nachwirkungen ╋
(51) ╋ LASS UNS SPIELEN ╋
(52) ╋ Schön ╋
(53) ╋ Der richtige weg ╋
(54) ✝ DIE STILLE VOR DEM STURM ✝
(55) † AUF DIE PLÄTZE, FERTIG, LOS! †
(56) † BLUTIGER ZUSAMMENSTOß †
(57) † JETZT KÖNNEN WIR WIEDER FREI ATMEN †
(58) † CAPÍTULO FINAL †
+ Epílogo +
¡Heist sale en papel!
¡Estamos en papel! Nueva info de librerías :D
Extra: ☨ Kaia Stein ☨
Extra: ☨ Halloween ☨

(13) ╋Descubrimiento Sangriento ╋

1.4M 137K 303K
By Ariana_Godoy

13

Leigh.

Dos semanas pasaron como si nada.

Dos semanas sin noticias de Jessie, 14 días llenos de búsquedas sin éxito, de investigaciones, de desesperación de todos los cercanos a ella y angustia para el resto de nuestra comunidad. La mitad de Octubre llegó con bajas temperaturas mientras los arboles perdían la mayoría de sus hojas, el otoño preparándolos para el invierno.

Mi rutina había sido algo mecánica, de la preparatoria a la casa y los fines de semana a la iglesia o a servicio caritativo, nuestra iglesia realizaba labores de caridad por lo menos una vez por semana. Todos los sábados servíamos comida y bebidas calientes en los meses fríos en un refugio para los desafortunados, personas sin hogar, o sin dinero para comprar comida. No era una solución permanente pero por lo menos, ellos sabían que tenían un día a la semana donde comerían con seguridad.

Como una solución más duradera, nuestro líder estaba construyendo un refugio amplio con pequeños cuartos que podría funcionar como mini hogares para las personas sin casa, ya casi lo terminaban. No podía explicar con palabras lo mucho que llenaba ayudar a los demás.

No vi a Carter después de nuestra primera cita porque se fue a un retiro por unos días y volvió hace poco. Esperaba verlo pronto. Esquivé a Rhett como si fuera la plaga, esa noche que nos vimos no se repetiría, solo fue la nostalgia, la impresión de verlo de nuevo, eso fue todo.

El Altísimo me había hecho entrar en razón.

Yo tenía mis metas a cumplir y me mantendría pegada a ellas. Sería la líder ejemplar de la iglesia y la novia perfecta para Carter, así era como debían ser las cosas. Tampoco supe mucho de los Steins, me mantuve alejada de ellos a propósito, ni siquiera los había llevado conmigo a la iglesia los pasados dos domingos, ellos fueron solos y mantuvieron su distancia.

Era lunes, día de preparatoria, conduje mi bicicleta en bajada por una colina, los arboles perdiendo sus hojas café y amarillas a los lados de la carretera, el frío de la mañana me hizo arrepentirme de no traer mi chaqueta, mi suéter —aunque grueso— no parecía ser suficiente.

Me bajé de mi bicicleta al llegar a mi preparatoria y la dejé en su lugar junto a otras en linea. Ajusté mi mochila sobre mis hombros y comencé a caminar a la entrada, una vista inusual me esperaba al observar un grupo de estudiantes horrorizados en la entrada de la preparatoria. Me acerqué a ellos, dándome cuenta de que sus miradas estaban enfocadas en el techo de la preparatoria. Seguí sus miradas y me quedé sin aire, llevándome la mano a la boca.

Jessie.

En la orilla del techo de la preparatoria, su vestido blanco se ondeaba con el viento al igual que su cabello. Sus ojos se veían vacíos.

No.

—¡Jessie! ¡Jessie!— la voz de Natalia sonó detrás de mi, y me giré para verla, ella lanzó su mochila a un lado para correr hacia nosotros, —¡Qué estás haciendo, Jessie!

Ella me pasó por un lado y yo la seguí corriendo a las escaleras dentro de la preparatoria, rezando para que llegáramos a tiempo al techo. Al abrir la puerta del techo, nos encontramos con la directora Philips ahí, a unos pasos de Jessie, hablándole, rogándole que se bajará de ahí.

—¡Jessie!— ante la voz de Natalia, Jessie nos miró por encima del hombro, sus ojos, por el Altísimo, era como si no hubiera nada en ellos.

¿Qué te ha pasado estas dos semanas, Jessie?

Natalia quiso correr a ella pero la Sra. Philips la detuvo.

—¡No! Cada vez que me he acercado se ha movido más a la orilla, habla con ella, Natalia.

Los ojos de Natalia se llenaron de lagrimas.

—Jessie, escúchame, por favor. Estoy aquí, estoy aquí, Jessie.— su voz se rompió un poco, —lo que sea que haya pasado, podemos superarlo, juntas, ya lo hemos hecho antes, Jessie.

Solo viendo el perfil de Jessie, podíamos ver como sus labios temblaban, una lagrima rodando por su pálida mejilla mientras apretaba sus manos a sus costados.

—Por favor, baja de ahí, Jessie, por favor, no hagas esto, te lo ruego.— Natalia era un mar de lagrimas, su voz rota y yo solo pude llorar en silencio porque no sabía que decir, si Jessie iba a escuchar a alguien era a Natalia, —hemos superado tanto juntas, Jessie, tu sabes que podemos con todo, por favor.

—No puedo.— la voz de Jessie era apenas un susurro, ronca como si hubiera pasado mucho tiempo sin hablar, sus ojos cayeron al vacío como si mirara a alguien ahí abajo, —Él... No puedo.

¿Él? ¿Estás mirando a alguien, Jessie?

—Si puedes, Jessie,— Natalia le aseguró, liberándose del agarre de la Sra. Philips para dar un paso hacia ella, y extender su mano, —Por favor, Jessie, mírame.

Jessie no la miró, giró su rostro al frente, sus manos en puños. Las sirenas de la patrullas y los bomberos se podían oír en la distancia. Mientras Natalia le hablaba, me acerqué a la orilla a un lado de Jessie pero manteniendo mi distancia de ella para no agitarla. Eché un vistazo al suelo y estaba repleto de estudiantes, asustados y sorprendidos, todos con sus uniformes. Era imposible distinguir si Jessie estaba mirando a alguien en especifico pero entre el montón de gente resaltaban algunos para mi.

Heist: Con las manos en los bolsillos de los pantalones de su uniforme, no lucía preocupado o afectado en lo más mínimo.

Frey: Estaba de pie al lado de su hermano, sin ninguna expresión sobre su rostro.

¿A caso no sentían nada?

Rhett: Estaba comentando algo con Cindy, su semblante lleno de tristeza.

Carter: Tenía su mano sobre sus labios, luciendo completamente horrorizado.

Volví a mirar a Jessie, con el corazón en la garganta, Natalia cada vez más cerca de ella.

Por favor, no saltes, Jessie.

—Jessie, necesito que me mires,— Natalia suplicó, su voz ronca de tanto llorar, —por favor, mírame, Jessie.

Pero Jessie se negaba a mirarla, su mirada al frente, en alguien allá abajo que yo no podía distinguir entre tanta gente.

¿A quién miras, Jessie?

—No tengo opción.— Jessie susurró tan bajo que apenas la oímos, —es la única forma.

—No, no, Jessie, siempre hay una solución, siempre hay una forma y no estás sola, lo sabes, me tienes a mi, a tu familia, por favor.

—Te quiero mucho, Natalia.— Jessie murmuró.

—Jessie...

—Nunca lo olvides.

Mi corazón de detuvo en mi pecho al oír la decisión en su voz.

—¡No!— todas gritamos, tratando de llegar a ella pero Jessie saltó al vacío antes de que alguna pudiera alcanzarla.

—¡Noooooo!— el grito desgarrador de Natalia sería algo que recordaría siempre. Yo caí sobre mis rodillas, sosteniendo mi pecho.

Esto no puede estar pasando, es mentira, no.

La Sra. Philips envolvió sus brazos alrededor de Natalia quien se había desplomado en el suelo, llorando, gritando, retorciéndose. Y yo solo podía llorar abiertamente al verla así, al sentir la cruel realidad de lo que acababa de presenciar. Golpeé mi pecho ligeramente porque sentía que me faltaba el aire.

—Jessie, no, Jessie, no.— Natalia murmuraba una y otra vez entre lagrimas y yo intenté levantarme pero mis piernas no me respondían.

Jessie acaba de... no, eso no puede ser posible.

La imagen de Jessie saltando al vacío se repetía una y otra vez en mi mente, acortando mi respiración. Quería ponerme de pie, porque Natalia estaba destrozada en el suelo a unos cuantos pasos de mi, tenía que ser fuerte por ella. En esos momentos no me importaba nuestra separación, en esos momentos ella solo era alguien que quería mucho y que me necesitaba.

—Vamos, Natalia, levántate.— la Sra. Philips suplicó, queriendo que bajáramos del techo, no era seguro estar aquí.

Pero Natalia solo la apartó para seguir llorando de rodillas en el suelo. Con toda la fuerza que pude, me levanté, mis piernas temblaban y me arrodillé detrás de ella para abrazarla desde atrás.

—Estoy aquí.— le susurré, con lagrimas en los ojos, —No estás sola, estoy aquí.

—Leigh...— lloró, apoyándose contra mi, sus manos aferradas a mis brazos a su alrededor, —Jessie...

—Lo se, lo siento mucho.— soplé, mis mejillas mojadas de lagrimas, —Lo siento mucho, Natty.

Natalia temblaba en mis brazos mientras lloraba, y había algo desgarrador en tener a alguien que quieres llorando así. Mi pecho se apretujó.

—Jessie... no, Leigh, dime que esto no pasó, que ella estará bien, que... tal vez... sobrevivió la caída, ella es fuerte, Leigh.

Mis ojos cayeron sobre la Sra. Philips quien se había asomado por la orilla, revisando a Jessie en el suelo y cuando nuestras miradas se encontraron, meneó su cabeza.

Abracé a Natalia aún más fuerte.

—Lo siento mucho.

—Ella no puede estar...— sabía que no podía decir la palabra.

Después de un rato, bajé con Natalia pegada a mi lado, sosteniéndola de lado como si estuviera rota y yo mantuviera sus piezas juntas con mi abrazo. Desafortunadamente, cuando salimos de la preparatoria, la madre de Jessie: Joana venia llegando y los oficiales se estaban llevando el cuerpo de Jessie en una bolsa negra sobre una camilla.

—¡Mi niña!— Joana gritó y Natalia se estremeció a mi lado al ver la bolsa negra y el gran charco de sangre que había quedado en el pavimento, —¡Ay no, mi niña! ¡Mi chiquita! ¡Jessie! ¡Hija!

Natalia se giró, enterrando su cara en mi cuello, llorando, evitando ver todo eso y no la culpaba era demasiado.

—Mi niña, no, mi chiquita, no, Jessie.— Joanna se aferró a la bolsa intentando abrirla, —déjenme verla por favor, mi bebé, se los suplico, déjenme verla.

Natalia me apretó al escuchar eso, y mi vista se nubló por completo con lagrimas de nuevo.

—Por favor, un segundo, déjenme ver a mi bebé.

Los bomberos cedieron y la dejaron verla, Joana metió las manos en la bolsa como si sostuviera el rostro de Jessie.

—Mi niña, ¿qué pasó? Ay, no, esto no es verdad. Mi reina, párate de ahí, ¿si? Dime que soy una intensa como siempre, que estás bien, Jessie. Por favor, hija, no me hagas esto. Ay, mi pecho,— Joana dio un paso atrás, golpeando su pecho, —esto no es verdad.

Joana se tambaleó un poco y uno de los bomberos la sostuvo, llevándola a la ambulancia pero antes de que llegara, Joana se desmayó, los paramédicos atendiéndola de inmediato.

El lugar fue mayormente desalojado por la policía de inmediato y era hora de irnos a casa aunque con Natalia a mi lado, a punto del colapso, no sabía como hacer eso. No podría llevarla en mi bicicleta. La señora Philips dejó nuestro lado para ir a hablar con la policía y bomberos. Carter no dudó en acercarse, su rostro rojo, lagrimas en sus mejillas.

—No puedo creerlo.— nos abrazó a ambas y al separarse, mis ojos ojearon por encima de su hombro para ver a Rhett en la distancia.

Sus labios preguntaron un '¿Estás bien?' sin sonido y yo solo asentí.

—Las llevaré a casa.— se ofreció Carter y se lo agradecí pero antes de que pudiéramos movernos, una voz familiar nos detuvo.

—Ey,— Heist apareció detrás de Carter, su altura más notable al lado de él, —¿Están bien?— preguntó y Natalia al escuchar su voz se despegó de mis brazos y fue a los de él, Heist recibiéndola con gentileza.

—Heist, ella... mi Jessie...— Natalia murmuró contra su pecho, Heist nos dio una sonrisa de simpatía, sobando la cabeza de Natalia.

—Lo siento mucho, Nat.— él besó su cabello, ¿Nat? Ya tenían sobrenombres entre si, ¿eh?

Frey se quedó a unos cuantos pasos de Heist, ¿Dónde estaba Kaia?

—Las llevaré a casa.— Heist informó, comenzando a caminar con Natalia, abrí mi boca para decir algo pero Carter tomó mi mano.

—Está bien, deja que él las lleve, Natalia los necesita a ambos a su lado.— no dije nada, así que Carter me abrazó, el olor suave de su colonia me invadió, él era tan cálido, —todo estará bien.— me susurró al oído, mis ojos se encontraron con los de Frey, quien permaneció de pie ahí, con esa gélida expresión en su rostro hasta que se giró para seguir a su hermano.

El camino fue corto ya que mi casa no quedaba muy lejos, pero Natalia estuvo pegada a mi durante el mismo en el asiento de atrás mientras Heist manejaba y Frey iba en el asiento de copiloto. Al llegar, abracé de lado a Natalia hasta que entramos a la casa, seguidas por Heist, Frey se fue a su casa sin mirar atrás.

—¡Leigh!— mi madre gritó, corriendo a recibirnos, su rostro rojo por las lagrimas, estaba segura de que la noticia ya estaba en la estación de radio local. Ella se detuvo al vernos.

—Mamá Lilia...— Natalia murmuró, había pasado un año desde la última vez que la había llamado así, —Jessie...

El rostro de mi madre se contrajo en tristeza.

—Ay, mis niñas,— mamá nos abrazó, y había algo en el abrazo de una madre que te hacia querer llorar aún más.

Cuando nos separamos, mamá limpió nuestras lagrimas.

—Vamos, les prepararé un té.— ella acarició el rostro de Natalia, ya sus ojos estaban hinchados, —llora, mi niña, deja salir todo ese dolor.

Los labios de Natalia temblaron al llorar.

—Te tomas el té y luego descansas, ¿de acuerdo?

Natalia solo asintió. Mi madre ojeó a Heist por un segundo pero no dijo nada, no era el momento. Además, ella había estado de acuerdo en ayudar a los Stein a integrarse. Después del té y de informar a los padres de Natalia que estaba con nosotros, Natalia se durmió en el sofá, su cabeza sobre el regazo de Heist quien acariciaba el cabello de ella con gentileza. Caminé a la cocina donde mamá me recibió con un abrazo.

—Debió ser horrible, Leigh,— me dijo al separarnos, —¿Estás bien? La Sra. Philips dijo que ustedes lo presenciaron todo.

—No lo se... estoy... solo fue algo difícil de ver, muy... doloroso.

—Me imagino, hija, vamos, termina tu té para que vayas a descansar un rato.

Después de mi té, me recosté en el otro sofá, paralelo a donde estaba dormida Natalia, no quería perderla de vista, aunque no estuviera sola.

—Tengo que ir a apoyar a Joana, está en el hospital.— mamá informó, —cuiden de Natalia, por favor.

—No se preocupe, cuidaré de ambas.— Heist respondió, echándome un vistazo.

Me acosté por completo de lado en el sofá, usando una manta para cubrir mis piernas porque tenía puesta la falda del uniforme de la preparatoria. Puse mis manos juntas debajo del lado de mi cara y suspiré.

—¿Estás bien?— la voz de Heist fluyó suavemente en el silencio de la sala.

No dije nada, sus ojos sin despegarse de los míos.

Heist Stein.

El chico que sacaba mi lado grosero a la luz y que salía con mi mejor amiga se veía genuinamente afectado por todo esto pero, ¿era así? ¿Por qué yo lo ponía en duda todo el tiempo?

Recordé esa pose relajada que él tenía cuando miré desde el techo, tratando de encontrar la persona que Jessie estaba mirando. Heist había tenido las manos en los bolsillos, sin ningún rastro de emoción sobre su rostro a diferencia de ahora que se veía con un semblante triste.

¿Cuál es la versión real de ti, Heist?

¿Él que no siente nada al ver a una chica al borde del suicidio? ¿O él es que está sentado aquí frente a mi consolando a mi amiga como si le afectara todo esto?

—Deja de pensar tanto y descansa, Leigh.— él me recomendó, reclinándose en el sofá ligeramente con cuidado de no mover mucho a Natalia, y cerró sus ojos.

No podía dejar de mirarlo, él lucía diferente con sus ojos cerrados, casi vulnerable. Al pasar un rato, sin parar de darle vuelta a todo, me senté y me levanté.

Necesito aire.

Salí al frente de la casa, cerrando la puerta con cuidado detrás de mi y tomé una respiración profunda, sentándome en las escaleras del porche. Me abracé a mi misma ante el aire frío mañanero.

Es que aún no me creo todo esto.

Mi mente era un desastre de imágenes que se repetían y mi cuerpo repleto de sensaciones desagradables.

Otro suicidio, no podía ser.

Tú sabes que esos no fueron suicidios.

Esa voz susurró en mi mente.

Hay un asesino suelto, tu lo sabes, Leigh. Puedes sentir su oscuridad, su maldad.

Mi mente viajó a los Stein, pareciera como si ellos no hubieran llegado solos, como si la muerte hubiera venido con ellos. Recordé las cosas extrañas de Heist, sus palabras esa noche de chocolate caliente:

No tengas preguntas, no analices, no le busques explicación, no hagas nada.

También recordé a Frey con su nariz ensangrentada, con su sonrisa sangrienta, su voz fría y cargada de oscuridad.

Y ese pasillo, esa puerta con candados.

No era muy ilógico que relacionara a los Steins con esas muertes, ¿Por qué la policía no los investigaba? ¿Por qué la policía estaba tan segura de que las dos primeras muertes habían sido suicidio?

Solo sabía que iba a descubrir si los Steins estaban involucrados con todo esto, 3 muertes, 3 jóvenes en tan poco tiempo no era coincidencia. Nada de esto lo era.

Tela cálida envolvió mi espalda y mis hombros trayéndome a la realidad para encontrar a Frey inclinado frente a mi, la chaqueta de su informe cubriéndome. Sin decir nada, se enderezó quedándose ahí.

—Gracias,— susurré y él no dijo nada, —siempre salvándome del frío.— bromeé pero él no sonrió.

Juraba que Frey podría ser una estatua con mucha facilidad, ¿cómo podía mantenerse tan quieto? ¿en silencio?

—Aunque creo que es hora de que te devuelva la chaqueta que me prestaste en el cementerio.— dije poniéndome de pie, —espera aquí.

Le dije al darme la vuelta pero me sorprendió sentir la mano de Frey en mi muñeca, deteniéndome.

—Él te hará daño.— esa voz oscura que recordaba con claridad me hizo dejar de respirar.

—¿Quién?

Su mano apretó mi muñeca e hice una mueca de dolor.

—Frey, me estás lastimando.

Él me soltó, se dio la media vuelta y comenzó a alejarse en pasos apresurados.

—¿Frey?— no sabía que mierdas estaba pensando pero corrí detrás de él, —¡Frey!— él no se detuvo en lo absoluto, incluso, traté de agarrar su brazo para detenerlo pero apartó mi mano.

Frey sabe algo.

Llegamos a la entrada principal de su casa y Frey entró sin preocuparse en cerrar la puerta detrás de él y dudé al entrar pero después de lo de Jessie, necesitaba respuestas, no sabía de que tipo o de que exactamente pero Los Steins estaban en mi lista de sospechas.

Frey subió escaleras arriba y en contra de todo respeto a la propiedad ajena, le seguí. Llegando a un largo pasillo, Frey se metió a lo que asumí era su habitación, de nuevo, dejando la puerta abierta así que entré hasta quedar en medio de la habitación pero para mi sorpresa, estaba vacía, ¿A dónde se fue? Estaba segura de que lo había visto entrar aquí.

Él sonido chirriante de la puerta cerrándose me hizo saltar en sorpresa y girarme justo a tiempo para ver a Frey detrás de mi contra la pared al lado de la puerta, estirando su mano para terminarla de cerrar. Ya no veía con ganas de alejarse de mi, por primera vez, vi una expresión en su rostro.

Lucía complacido.

Y el peso de la situación cayó sobre mi, estábamos en una habitación, en su casa, los dos solos. Mamá me mataría si supiera, estar a solas en una habitación con un chico no era bien visto en nuestra religión. Los ojos azules de Frey observaban cada uno de mis ligeros movimientos, mis manos inquietas a mis costados, mi acelerada respiración por perseguirlo, ¿En qué estaba pensando?

—¿Quién va a hacerme daño, Frey?

Los labios de Frey formaron una siniestra sonrisa, como la de aquella noche y me congelé, miedo corriendo helado por mis venas.

—Yo. 



Nota de la autora: ¿Ahhh? ¿Cómo dices que dijiste? Esto seguirá escalando y poniendose feo, gente. Me imagino todas las teorias que deben estar en su cabeza ahora. ¡Llegamos al millon de lecturas! Muchas gracias por acompañarme en este oscuro camino sangriento que es Heist, ¡LOS AMO! Siganme en Instagram ari_godoy que ahí hago en vivos a veces los fines de semana y les doy Spoilers sin querer, ¡Ups! 

Esta cancion es TAN Heist que quería ponerla aquí para que comentaramos la letra juntos. 

Muakatela, 

Ariana G. 

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