||+18|| ADRINETTE...

Od Bugginette_7u7

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Félix y Marinette son pareja desde hace dos años. La pareja soñada para algunos, y un completo caos para sus... Viac

SINOPSIS
PRÓLOGO
1. VOYEUR
3. DECISION
4. SEXY
5. TEMPT ME
6. PARTY
7. BURNING DESIRE
8. SENSATION
9. ALONE
10. TELL ME YOUR SECRETS
11. EXCLUSIVE
12. WHAT YOU WANT
13. I CAN'T STOP IT
14. YOURS
15. HIDDING
16. EPIPHANY
17. LOST AND FOUND
18. WHY?
19. LITTLE LIES
20. IN TROUBLE
21. ASHAMED
22. NO MORE HIDDING
23. THE TRUTH
24. BE MINE
25. FEELINGS
26. FEAR
27. TROUBLE TRIP
28. WILD LOVE
29. MINE & YOURS
EPÍLOGO
ANUNCIO. SEGUNDA TEMPORADA

2. PROPOSITION

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Od Bugginette_7u7

Después de pasar la tarde lamentándose, Adrien salió de la habitación en cuanto fue la hora de la cena, encaminándose hacia el comedor, donde para su sorpresa se encontraban ya todos los presentes; su padre en compañía de Félix y su atractiva novia.

« Estoy jodido. »

Su mirada fue interceptada por la de la fémina, cuya lucía totalmente despreocupada, y sin ninguna señal que le indicara al varón que se hallaba en peligro. Al menos, no por el momento.

- Hola, hijo.- saludó su progenitor con una sonrisa amable-. ¿Nos acompañas?

- Esto... Pues ahora que lo pienso, no tengo mucha hambre.- se excusó con nerviosismo, riendo a la vez que reculaba hacia atrás.

- ¿Enserio, hermanito?- indagó el universitario, repantigándose en su asiento-. Hay huevos con bacon.

- Tu plato favorito.- corroboró el empresario.

Todos los focos permanecían intactos en el pubescente, aguardando con expectación.

- Oh-eh... Sí, ya veo...- se humedeció los labios-. ... Es que... Tengo el estómago un poco revuelto y no creo que sea buena idea obligarme.

El adolescente echó una rápida ojeada a los comensales, notando su corazón acelerarse al ver esos zafiros de intenso fulgor que lo hipnotizaban en demasía.

- ¿Y si solo comes un poco de postre?- insistió su mentor-. ¿O una infusión que te alivie el malestar?

- N-no, no... Creo que por ahora, yo... Voy a pasar.- argumentó el ojiverde, haciendo ademán de marcharse.

- ¿Seguro?- vaciló el de lentes.

- Sí, no os preocupéis.- se excusó con una sonrisa forzada-. Ahora, si me disculpáis, iré a echarme en la cama.

Ninguno de los asistentes pudo decir nada que el joven ya había salido de la estancia camino a su cuarto, dejando al resto con una expresión confusa en sus rostros.

Adrien no sabía qué pensar de todo aquello. A priori, no daba la impresión que Marinette le hubiera contado nada a su hermano. Aún y así, albergaba sus dudas, sobre todo, después de haber admirado la belleza que era ella en todo su esplendor.

Cuando se inmiscuyó en su estancia, volvió a respirar en profundidad. Tratando calmarse e ignorar esos latidos descarrilados y la ansiedad que lo carcomía por dentro.

Dirigió sus pasos hacia el lecho ubicado en el centro, después dejándose caer de espaldas con las manos en la cara.

« Yo mismo me he cavado mi propia tumba. »

Permaneció inmóvil durante varios minutos, evadiéndose del mundo y quebraderos de cabeza que lo avasallaban, al permitir que sus párpados cedieran y le dieran la oportunidad de refugiarse en los parajes de su mente.

No sabía durante cuanto tiempo había desconectado de lo que acontecía a su alrededor. Tensándose de repente al oír la puerta cerrarse de sopetón y obligándolo a sentarse de un impulso.

Al dirigir su mirada hacia adelante, tuvo que fijarse dos veces en la figura que se apreciaba a la distancia y que lucía como a un espejismo para él. Viéndola explorar el lugar con gráciles andares y ojos curiosos.

- Así que... Ésta es tu habitación.- murmuró en un tono apacible, deslizando los dedos por una de las cómodas-. Es más sofisticada de lo que imaginé.

Él tragó grueso, adhiriendo sus esmeraldas a ese cuerpo que lo incitaba a cometer toda clase de pecados. Intentando centrarse en mantener la compostura y aclarar su voz antes de hablar.

- Tú... ¿Qué haces aquí?- se atrevió a preguntar con voz suave.

La muchacha lo miró con picardía, acercándose a su encuentro con un contoneo de sus posaderas que podía hacer abdicar de su buen juicio a cualquier hombre que se propusiera.

- ¿Es que no puedo estar aquí?- cuestionó con un falso puchero.

- N-no, claro que puedes, es solo que...- la observó detenerse justo delante de él, produciendo que el calor lo consumiera desde sus entrañas-. ... No te... Esperaba.

Una sonrisa traviesa curvó los carmesíes de la chica y se cruzó de brazos.

- Eso puedo creerlo.- admitió con desfachatez.

La respiración del zagal se había tornado más densa al apreciar esos bellos cielos que ella poseía como a ojos, obligándolo a reunir fuerzas, de dónde solo había debilidad por el deseo que aquella ninfa alimentaba.

- Oye...- frunció los labios, bajando el rostro-. ... Si vienes por lo que ocurrió antes en la habitación de Félix, yo quiero aclarar que...- arrugó el entrecejo, armándose de valor-. ... No es lo que parece.

La universitaria se inclinó, sosteniendo su barbilla para producir el cruce inminente de sus miradas.

- ¿Y qué es lo que parece?- tentó, consciente del efecto que provocaba en el menor.

« Oh, Dios, ¿por qué me odias tanto si no soy ateo? »

- Pu-pues... Que os estaba espiando.- se refirió con un ligero temblor en el timbre-. Y-yo solo entré a buscar algo, y... Bu-bueno... No sabía que estabais ya en casa, y cuando quise irme...

Marinette colocó un dedo sobre sus labios y él atendió completamente paralizado.

- Tranquilo, no he venido a regañarte.- musitó en un susurro que sonó de lo más sensual a oídos del varón-. Solo quería decirte que no tienes porqué sentirte culpable.

- ¿A-ah, no?- titubeó irresoluto.

- Claro que no.- aseguró, emitiendo una melodiosa risa-. No pasó nada malo.

El rubio entreabrió los labios, notando sus mejillas llamear al ser atrapado por la vergüenza y desviar el foco de su visión.

- Pero... Te vi... Desnuda.- sus extremidades comenzaron a reaccionar con ese simple recuerdo, sintiendo la necesidad de aplacar sus pensamientos por tal de no ser víctima de los mismos.

Esa faceta le pareció de lo más adorable a la chica, quien despreocupadamente, ocupó un lugar al lado del jovenzuelo.

- ¿Y?- captó nuevamente la trayectoria de sus verdes y sonrió-. Que me veas desnuda no implica nada... Adrien.

La forma al hablar y la provocación de sus palabras lo tenían cautivado. Instándose a sostenerle el contacto visual y controlar esos arrebatos que lo orillaban sin remedio hacia ella.

- Entonces... ¿No estás molesta conmigo?- formuló con la entereza que pudo.

- Por supuesto que no.- le dio un toque amistoso en la frente-. No es la primera vez que alguien, que no es tu hermano, me ve sin ropa.- se arrimó a su rostro-. Por no hablar, de otras cosas más comprometedoras que he hecho y de las que no me arrepiento.

« Dicen que la curiosidad mató al gato, pero... »

- Te refieres a... ¿Acostarte con otras personas?

La azabache asintió, alimentando enseguida ese afán por saber en el adolescente.

- Como ya sabes, Félix y yo mantenemos una relación muy... Permisiva.- sus dedos se dirigieron al brazo del chico, deslizándose en una caricia que lo obligó a retener el aire en sus pulmones-. Quizás no sea bien visto por todo el mundo, pero así estamos bien.- ambos compartieron una intensa mirada, sin apartarse en ese exceso de cercanía.

- Yo... No sé si podría.- murmuró en un tono lineal-. Me refiero a lo de compartir a mi... Novia.

La euroasiática se relamió, conduciendo sus yemas a la quijada del individuo.

- Eso es algo que si no lo intentas, no lo puedes saber.- dijo con voz seductora, delineando la forma de su mentón-. Al fin y al cabo, es cuestión de marcar unos límites.

Él se aferró a las sábanas, domando esas sensaciones que afloraban en su interior.

- ¿Qué clase de límites?

La Cheng lo contempló con fiereza, no flanqueando ni medio segundo en esas preguntas curiosas que el menor formulaba.

- Cada pareja fija los suyos.- explicó con parsimonia-. En mi caso, son los besos.- él arqueó una ceja, reflejando su incomprensión-. Félix y yo podemos estar con cualquier persona que queramos sin ningún tipo de restricción...- torció una sonrisa perversa-. ... Pero solo él y yo podemos besarnos.

- ¿Po-por qué?

No lo acababa de comprender, pero esa curiosidad provocaba en la euroasiática cierta atracción hacia el chico.

- Los besos son nuestra marca de exclusividad.- susurró con paciencia, aventurando sus dedos en descenso por su cuello-. Uno y otro podemos follar con quien deseemos...- bajó lentamente hasta su abdomen-. ... Pero al final, solo podemos besarnos entre nosotros.

Esos roces estaban despertando en él esos anhelos reprimidos para sí, acomodándose mejor en el colchón al abrir un poco más sus piernas y notar su sexo endurecerse bajo las prendas.

- Eso no suena... Tan malo.- seseó al sumergirse en sus océanos.

- Y no lo es.- desvió el camino de sus dedos, para colocar su la mano sobre la de él-. Es solo cuestión de... Probar...

Ahí estaba. Esa bella pitonisa de la seducción arremetiendo contra su banal autocontrol. Imploraba porque el foco de sus luceros no diera con la ya considerable erección que se alzaba por debajo de su pantalón, pero a la vez ansiaba averiguar su reacción al ella descubrir lo que ocasionaba con su desbordante sensualidad.

Ansiaba hacer realidad esas fantasías en que ella gemía su nombre mientras él se hundía en lo más profundo de su sexo. Ansiaba volver a escudriñar su figura de escándalo y amasar sus senos al perderse en los pasajes de la lujuria.

- Así que... Probar...- repitió con embeleso, inspirando el aliento de la muchacha al haberse acercado casi sin verlo a venir siquiera.

- Es la clave...- sonrió maliciosa-. ... Aunque... Entre tú y yo, es distinto...- se relamió, rozando los nudillos del zagal mientras él la miraba con incerteza-. ... Me refiero a que, aparte de los besos, tú eres el hermano de mi novio...- hizo una pausa, estudiando los rasgos del blondo-. ... Por lo que, entre nosotros dos... Nunca podría ocurrir... Nada...

Aquel contacto de sus manos hacía que el fuego se desatara bajo el pecho del varón, sintiendo como en contra de lo debido, la curiosidad lo impulsaba hacia ella.

- Nada...- susurró con su boca haciéndose agua-. ... Porque si ocurriera... Estaría... Mal...

Sus ansias iban in crescendo por segundos, pensando en la pérdida casi inminente del dominio de su cuerpo, al sentirse un esclavo de aquel embrujo en el que ella lo hacía caer como a un necio.

Unos golpes provenientes de detrás del pasillo interrumpieron esa candente atmósfera que se había instalado en la habitación. Haciendo que el pubescente se distanciara de la azabache y removiera nervioso.

- ¿S-sí?- inquirió el rubio con voz sofocada.

La puerta se entreabrió despacio, asomándose un sorprendido Félix al divisar a su novia en compañía de su hermano.

- Vine buscando a mi adorado hermanito y me lo encuentro acompañado de mi traviesa ratoncita.- expresó con una expresión divertida al adentrarse en la estancia.

- Es-estábamos hablando.- excusó el menor en una postura forzada, ensanchando sus comisuras-. ¿Cierto?

Marinette se encogió de hombros, poniéndose de pie para caminar cual grácil gacela hasta su pareja y rodearlo por el cuello.

- Solo hablando.- susurró ella al quedar a una distancia efímera de los labios de su chico.

El universitario condujo las manos hacia los glúteos de la fémina para manosearlos de forma obscena; atrayéndola a su pelvis y besando esos carnosos carmesíes, de los cuales él era su único merecedor.

Por otra parte, Adrien miró hacia el suelo por tal de no ser espectador de los actos impúdicos y de afecto de los dos enamorados. Manteniéndose al margen de aquello que iba contra sus deseos y agrado.

En el momento en que ese beso se dio por finalizado, el de gemas grisáceas se apartó de su amada para otear a su hermano.

- Mari, ¿te importaría dejarme a solas con mi hermano?- preguntó en un tono calmado-. Solo será un segundo; tengo que hablar con él de un asunto.

La aludida se extrañó de esa petición, más no hizo hincapié en el tema. Virando el rostro para ver al menor una última vez, antes de dar un corto pico a su pareja y luego marcharse del cuarto.

En cuanto los dos varones se encontraron a solas, el ojiverde sintió pavor de lo que pudiera querer hablarle su mayor. Permaneciendo inamovible en su posición, de mientras Félix andaba tranquilo y con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.

- Bueno, Adrien...- inició su contrario con apacibilidad-. ... Mi querido y buen hermano, Adrien...

« Vale, eso ya significa peligro. »

- Sí, supongo que ése soy yo.- sentenció el mencionado con una sonrisa dudosa-. ¿Es que ocurre algo?

El primogénito de los Agreste negó con displicencia, plantándose enfrente del chico.

- Nada, solo pensaba.- se refirió con una mueca granuja-. Tú y yo siempre hemos sido muy buenos amigos; siempre hemos podido contar el uno con el otro, y...- colocó las manos sobre sus hombros, haciendo que el joven se quedara sin capacidad de reacción-. ... Bueno, sabes que te quiero, ¿no?

« La última vez que fue tan amable, terminé en bolas en el vestuario de las chicas del instituto... »

- Esto... Sí.- contestó sin poder borrar las incógnitas de su cabeza-. Pero... ¿A qué viene todo esto? ¿Es que ha pasado algo, o...?

- En absoluto.- se carcajeó, frotándose la nuca-. Es solo que, quería preguntarte algo.

Aquello sorprendió vagamente al adolescente, quien con un ápice de interés se inclinó hacia adelante con los codos apoyados en sus rodillas.

- Y... ¿De qué se trata?

Félix deambuló en círculos, sin mostrar indicios de enfado o un reproche hacia su persona, que en cierto modo, alivianó los nervios en su opuesto.

- Es sobre Marinette.- el oír el nombre de la muchacha causó que el pubescente cayera preso del miedo, atendiendo cauteloso a las exposiciones del blondo-. Quería preguntarte, de hombre a hombre...- sus miradas se cruzaron en un mismo punto-. ... Tú... ¿Qué piensas de ella?

« Es una diosa. »

- ¿Qu-que qué pienso de Marinette?- inquirió con incertidumbre-. Pu-pues... Ella... Es tu novia, y... Es simpática.

- No me refiero a eso, hermanito.- se rio el universitario, reposando las manos en su cintura-. Me refiero a si te gusta.

- ¡¿Có-cómo?! ¡No! ¡Yo jamás me fijaría en ella!- exclamó con su corazón azorándose y las manos extendidas-. Ella es tu novia, y yo...

- Olvida eso por un segundo.- interrumpió el de iris grisáceos-. Quiero que me seas sincero.- comentó en un tono solemne y sus orbes puestos en los del otro rubio-. ¿Crees que Marinette es guapa?

Sin tener del todo claro de hacia adonde conducía esa conversación, el adolescente confirmó en un silencioso y solemne asentimiento.

- Bien.- se enorgulleció el mayor-. Ya sabiendo tu opinión, me gustaría aprovechar en... Proponerte algo.

« Quizás hubiera sido mejor no responder... »

- ¿Qué cosa?

Félix ensanchó sus comisuras.

- Pues, verás... Como ya sabes, el sábado es mi cumpleaños...- su contrario asintió y aguardó con expectación-. Mari quería hacer algo especial para mí, pero... Entre nosotros... No acabamos de ponernos de acuerdo en mi regalo.- hizo una pausa para sonreír con más petulancia-. Aunque, después de hablar con ella, se me ocurrió algo que podría resultar... Interesante.

- Vaya, eso es... Estupendo.- aduló sin muchas ganas-. Y... Con todo esto, ¿adónde quieres ir a parar?

Las facciones de su hermano se turbaron en un aire más malicioso, mirando entretenido al de esmeraldas.

- Pues que, después de pensarlo bien, y como a ocasión excepcional, creo que, para mi regalo de cumpleaños...- se relamió-. ... Quiero que... Te folles a mi novia.

Las palabras escasearon después de aquello.

Adrien se quedó en shock al terminar de escuchar esa propuesta que, en definitiva, era lo más descabellado y surrealista que jamás se le había planteado.

Tardó unos instantes en sopesar esa petición, acabando por reírse en una creciente carcajada que no alteró en lo más mínimo al universitario.

- Vale, eso sí que ha tenido gracia.- se jactó incrédulo-. Por un segundo, he llegado a creer que hablabas enserio.

Las risas fueron apagándose, otorgando el turno de la palabra al opuesto.

- Hablo enserio.- aseguró, haciendo que la expresión del menor cambiara drásticamente al discernir la sinceridad que emanaba de su mirada-. Quiero que te folles a Marinette.- reafirmó con naturalidad-. La idea es que ella no sepa que eres tú hasta el final, pero...

- E-espera, espera.- intervino desorientado-. De veras me estás pidiendo que... ¡¿Me acueste con tu novia?!- su interlocutor confirmó en el acto, haciendo que el chico se levantara de un brinco-. ¡¿Pero cómo puedes pedirme algo así?! ¡Es tu novia!

- Y tú eres mi hermano.- respondió sin identificar el problema-. Me da curiosidad por ver cómo las dos personas a las que más estima tengo... Se compenetran.

Adrien soltó un largo suspiro, frotándose las sienes.

- Pe-pero esto es... ¡Es una locura!

- Lo sé, pero... ¿Acaso no te excita?

« Enfermo. Está enfermo. »

- Félix...

- Vamos, cálmate, hermanito.- alentó al rodearlo por el cuello con camaradería-. Solo es una proposición, no tienes por qué torturarte.- suspiró-. Además, si no te sientes cómodo, no voy a presionarte a hacer algo que no quieras.

« El problema es que sí quiero... »

- Dejaré que lo pienses.- murmuró el mayor, dando una palmada en uno de los hombros del ojiverde-. Tienes hasta el sábado para decidirte.

El adolescente no dijo nada, observando como al cabo de un corto lapso, Félix se retiraba y lo dejaba nuevamente a solas en su habitación.

Al hallarse por fin en su privacidad de esas cuatro paredes de la estancia, los pensamientos comenzaron a avasallarlo sin tregua ni contemplaciones.

« Estoy soñando. Me he quedado dormido y todo esto es un sueño. »

Incrédulo a lo que acababa de suceder, se pellizcó una de sus mejillas, corroborando de esta manera que, efectivamente, aquello era tan real como el aire que respiraba.

No podía creer que su hermano le hubiera ofrecido a la protagonista de sus fantasías en bandeja de plata. Convirtiendo algo que pensaba inconcebible, en una posible realidad.

Que sus deseos se cumplieran estaba en sus manos. O bien, aceptaba esa tentadora oferta y lograba saciar sus más candentes anhelos, o por contra, se negaba y seguía siendo fiel a sus ya apenas existentes principios.

La línea que separaba la moralidad del pecado era cada vez más fina y, sabía que antes de dar una respuesta, tenía que pensarlo a conciencia por tal de no cometer un grave error.

« Aunque ha sido idea de Félix... »

La voz de su conciencia se veía aplacada por esos argumentos que intentaban equilibrar la balanza a favor de sus impulsos más primarios. Sacudiendo la cabeza por tal de borrar de su mente la tentación.

Estaba cansado y necesitaba despejarse para no meter la pata en su toma de decisiones. Se despojó de sus ropas hasta quedar solamente vestido con el bóxer, luego echándose sobre la cama con los ojos puestos en el techo en un estado ofuscado.

Por esa noche, no iba a haber veredicto que valiera. Sino que se limitaría a dormir, si albergaba la suerte de que sus nervios e imaginación se lo permitieran, para después poder ver las cosas desde una perspectiva más clara y concisa, que lo llevara a escoger la mejor opción.

×××××××

Continuará 👀

Sips, en el psiquiatra falta gente 🙄

Bueno, tenemos a Adrien con una indigestión que no mejora ni pa atrás con lo que le pasa🙄

Mari se metió en su habitación y casi se la viola(? Pero no... No puede 🤔

Aunque después de su charla con Félix, ¿tal vez si pueda descargarse un poco? Eso si acepta la propuesta...

¿Qué pasará ahora? ¿Qué veredicto podemos esperar? ¿Habrá más tensión entre Mari y Adrien?

Espero que os haya gustado y aguardo por vuestros comentarios 😊

Un besoo😘

Pokračovať v čítaní

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