Amor Por Despiste

By Rowlingg

21.9K 613 65

Ella una chica completamente normal. Inteligente, tímida e inocente. Experiencia nula en el amor, sin embarg... More

1. Reencuentro.
2. Primer contacto.
3. Un té matcha.
4. ¿Vecinos?
5. Partido y cena.
6. La noche no acaba aquí.
7. Acampada.
8. Confesiones.
9. Esto suena a despedida.
10. Cita.
11. En los periódicos.
12. Tarde en la playa.
13. Beca.
14. Mudanza.
15. Despedida.
16. Flashback.
17. Primer día.
18. Fin de semana.
19. De compras y musical.
20. Reunión.
21.Tyler.
22. La nueva casa.
23. Primer entrenamiento.
24. Cena con el equipo.
25. Sam y Marta.
26. Madrid.
27.Gaduación.
28. París.
29. Las sorpresas continúan.
30. Disneyland París
31. Mâcon.
32. Mundial y spa casero.
33. Te quiero, no lo olvides.
34. El destino.
35. Te he echado de menos.
36. Mi deseo.
37. Donde surgió la magia.
38. La boda.
40. Vuelta a la realidad.

39. Luna de miel.

419 14 1
By Rowlingg

Demasiado emocionada bajé del avión sin poder creerme en el paraíso en el que nos encontrábamos. Cuando mi pie pisó por primera vez las islas Maldivas pude percatarme de que el clima era completamente diferente al de Madrid a finales de octubre, un cálido y ensordecedor calor me abrazó y maldije por haber optado por un jersey grueso como vestimenta.

A mi espaldas bajó un también emocionado Antoine que pillándome desprevenida, colocó sus manos a ambos lados de mis caderas y levantándome por los aires.

- Ya estamos aquí amor, solo tu y yo.- murmuró cerca de mi cuello para luego depositar un beso.

- Eres el mejor Anto, no sé como agradecerte todo lo que has hecho por mi durante estos dos últimos años. Me siento muy afortunada de tenerte.- dije algo tímida ya que me cuesta bastante expresar mis sentimientos.

- Petite, tú no tienes nada que agradecerme, el que si ha de hacerlo soy yo, así que gracias por inundar mi vida de magia y amor. Ahora vamos a montarnos en ese coche y vamos a ir al que será nuestro hogar durante estas dos próximas semanas.

Montamos en un todo terreno que había alquilado Anto y con un mapa en mano fuimos hasta una casa que había alquilado el francés.

- Y esta es la casa en cuestión.- Dijo aparcando el vehículo en frente de una casa de aspecto rústico y tropical a la vez. Lo que más me atraía del lugar es que estábamos en medio de una playa inmensa, rodeados de mar y una fina arena blanquecina.

- Me encanta, tenemos la playa al lado. ¡Es lo más! Me siento tan afortunada - dije emocionada bajando del coche.

- Se me ha olvidado comentarte un pequeño detalle petite, la playa es privada, al igual que el recinto, así que tenemos completa y plena intimidad.- dijo guiñándome un ojo.

- Eso quiere decir, que aquí no hay nadie, solo estamos nosotros ¿no? - pregunté demasiado acalorada.

- Así es petite.- no le dejé ni terminar la frase ya que me quité el jersey de pelo quedando únicamente en sujetador deportivo.- Vaya, has empezado fuerte, nos esperan unas semanas muy...intensas.- musitó con una sonrisa pícara.

- El caso es que a mi también me ha entrado calor. y creo que me voy a copiar.- solté una risita inocente y lo observé por el rabillo del ojo.

Se quitó la camiseta en un intento de sexy, mientras contoneaba sus caderas y hacia movimientos extraños con los brazos. Consiguió sacarme una sonrisa y también hizo que de me cayera la baba cuando dejo a la vista sus abdominales bien marcados.

- Se acabó el espectáculo. Ahora toca ver la casa por dentro, vamos petite.- dijo antes de darme un beso en la punta de la nariz.

No pude evitar soltar una carcajada y muerta de ganas por ver el interior de la vivienda, saqué del maletero la enorme maleta que Anto me había preparado, que miedo me da por cierto, el caso, es que cargada con la maleta, fui hasta la puerta de la casa que ya estaba rodeada por arena. El francés me imitó y sacó del bolsillo de su pantalón una llave en forma de piña muy cómica. Y abrió la puerta con facilidad, se apartó hacia un lado para que yo fuera la primera en entrar, un gesto muy caballeroso por su parte.

Me adentré en la casa que tenía el estilo similar al de un bungalow. En el recibimiento podíamos encontrar un salón compuesto por un gran sofá y una televisión enorme. Conforme me iba adentrando en la casa, nos encontramos con una cocina perfectamente equipada, que tenía un estilo hogareño y familiar.

- Cariño deja la maleta ahí no hace falta que la cargues tú, pesa mucho.- me sugirió Antoine.

- Estos es perfecto Anto, podríamos quedarnos aquí a vivir, me encanta.-dije demasiado emocionada.

- Teóricamente podríamos, porque es nuestra petite.- dijo sorprendiéndome más aún.

- ¿Qué quieres decir con que es nuestra? ¿No la has alquilado?- pregunté confusa.

- Ha sido un regalo de boda que nos han hecho el entrenador y el equipo, pero no quise decírtelo antes para darte una sorpresa.

Le miré con cara de que no podía creer lo que estaba escuchando y sin darle tiempo a decir nada, me lancé a sus brazos.

- Esto quiere decir que ahora tenemos una casita monísima en las Maldivas solo para nosotros.

- En efecto petite, siento cortarte el rollo, pero todavía no hemos vista la habitación principal. Anda vamos.- me indicó.

Dimos un par de pasos hacia una puerta y el francés rodeó el pomo con su mano, seguidamente la abrió y dejó a la vista una habitación enorme. Lo más notorio fue la cama tamaño kingsize, en la que cabían siete personas como yo. también contaba con una enorme cristalera que tenía acceso directo a la playa. De verdad que estoy sin palabras, quien me hubiera dicho a mi hace unos años que me iba a casar y mi luna de miel sería en las Islas Maldivas.

- Mira, esto es demasiado. Pellizcame porque no creo que sea real, estoy en el mismísimo paraíso Antoine .- dije antes de desmayarme dramáticamente sobre la cama para así comprobar su comodidad, la cual os aseguro que era perfecta.

A mi derecha se oyó una carcajada proveniente del francés, el cual recostó su cuerpo encima del mío haciendo que mis pulsaciones subieran rápidamente. Sus manos se situaron a ambos lados de mis caderas y las acariciaros suavemente. Sus labios se situaron en mi cuello, es decir, mi punto débil. Yo por inercia, solté una risita nerviosa mientras él seguía en su tarea de repartir besos por esa zona. Creo que ninguno de los dos fuimos conscientes del dresprendimiento de nuestra ropa en a penas segundos, solo sabíamos que eran un simple impedimento respecto a lo que iba a suceder en ese momento.

Después de una sesión necesaria de mimos entre ambos decidimos que sería un buen momento para probar las playa paradisíacas. Y llegó el momento que más temía, abrir la maleta y descubrir que habría metido dentro mi marido, ya que fue él quien preparó las maletas.

Posicioné la dicha sobre la cama y después de girar la cremayera descubrí lo que había en su interior. Reconocí mi neceser de viaje y comprobé que llevara todo lo necesario, en lo que al aseo se refiere. Ahí tengo que darle un diez a Anto, porque había metido todo lo que suelo llevar. A la izquierda pude diferenciar la tela de unos bikinis, que era justo lo que necesitaba ahora para hacer un cambio de vestimenta, habían cuatro y un bañador, todos tenían la etiqueta puesta por lo que supuse que el francés se había encargado en comprarlo. Para mi sorpresa, todos eran de mi talla, aunque he de mencionar que todas las braguitas eran de tanga, además, la copa de las partes de arriba era la correcta, a veces incluso me asusta el conocimiento que tiene Antoine de lo que a mi ropa interior se refiere. Mencionando esto último, mis ojos se toparon con una bolsa con frangas rosadas que conocía muy bien, Victoria's secrets.

Desde el lado de la habitación pude ver como el que se había convertido en mi marido no me quitaba ojo.

- ¿Qué, no vas a abrirla?- preguntó con una pizca de ansia.

- Miedo me das Griezmann.- susurré antes de abrir la bolsita de la tienda de lencería.

Encaje, eso fue lo primero que percibí. Saqué una de las prendas y se trataba de un body de encaje en un color lavanda. Era uno de esos conjuntos de cuerpo entero con muchas transparecias que dejaban trabajar a la imaginación. Esbocé una sonrisa burlona y miré al francéss arqueando una ceja.

- ¿Qué significa esto?- le pregunté con una concentracción de sangre en mi mejillas extrema.

- Espero que te guste, creo que es ideal.- dijo poniendo una voz un tanto femenina.- Hay otro, venga sácalo, creo que este es más de nuestro estilo.- añadió gesticulando mucho con las manos.

Le hice caso y saqué el otro conjunto que essta vez era individual y constaba de dos partes también de encaje, pero de un color borgoña diría yo.

- Esto está muy bien, pero dudo mucho caber dentro de eso.- señalé el morado.

- Te digo yo a ti que sí, o sabes lo bien que me lo pasé en la excursión a tu armario de la ropa interior.

- ¡Eso es privado Antoine!- exclamé avergonzada.

- Lo siento cariño, pero ahora nada es privado entre nosotros.- dijo señalando su alianza.

Rodé los ojos como de costumbre y me acerqué a él porque ya no aguantaba más tiempo sin probar sus labios.

- Cambiate de ropa, y haz el favor de ponerte el bikini rojo, ya sabes que es mi favorito. Venga, te espero en el paraíso.- susurró después de cesar el beso.

Y me dejó ahí, con una sonrisa de boba enamorada. Saqué el mítico bikini rojo y me cambié. Por una vez hice caso a mi madre y me puse crema solar, me recogí el pelo en un moño y cogí una toalla junto con el bote de protector porque estoy segura de que en cero coma el francés iba a estar más rojo que un tomate.

Salí del bungalow y cuando mis pies tocaron la arena caliente una sensación reconfortante me recorrió de arriba a abajo. Alcé la vista y me topé con una palmera y un par de hamacas, bajo ellas pude reconocer las chanclas de Antoine. En el mar visualicé una cabellera castaña y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Memoricé cada esquina de la playa desierta, porque como bien había dicho mi marido, esto era el paraíso. Después, avancé hasta la orilla y me encontré con una prenda arrojada sobre la arena. Cuando la reconocí noté como un rubor crecía en mis mejillas, se trataba del bañador de Antoine, con una sonrisa pícara,  me deshice de mi parte de arriba quedando únicamente en la diminuta braga brasileña y me introduje en el mar que para mi sorpresa era bastante frío para la cálida temperatura. Poco a poco me sumergí y nadé hasta donde estaba él. Abrazandole por detrás y pillandole por sorpresa, pegué mi pecho a su espalda y le dí un beso en el hombro.

- Petite cuanto has tardado.- susurró, aún que no le veía la cara sabía que estaba sonriendo.

- Creo que te has dejado algo en la orilla.- murmuré inocentemente.

- La pregunta es que si tú también lo has dejado.- contratacó.

No sé ni cómo lo hizo, pero giró mi cuerpo haciendo que quedara delante del suyo y pude notar su creciente erección contra mi vientre.

Sus ojos se dirigieron a mis pechos sin nigún reparo y sus labios atacaron los míos. Rodeé mis piernas en su cintura notando su miembro en mi entrada. Cesó el beso y me miró como pidiéndome permiso a lo que yo le contesté con un beso.  Seguidamente noté como se adentró en mí y la presión del agua hizo la sensación más placentera, aumentó el ritmo de su embestidas haciendo que en escasos segundos llegaramos a nuestro punto más álgido.

Después de la escena más dieciocho en el agua nos quedamos en la hamacas con el fin de conseguir el bronceado perfecto. Esta vez con los bañadores puestos. La verdad que la tumbona era super cómoda, ya que era tamaño matrimonial,  es decir, en ella cabrían tres Antoines y cuatro Elenas.

- Deja que te ponga un poco de crema, te vas a quemar. - le insití a Antoine.

- Soy todo tuyo. - dijo despreocupado.

Alcancé el bote de crema y me senté a horcajadas de él para esparcirle la crema.

- Juguemos a un juego. Tenemos que decir nuestra primera impresión al ver al otro por primera vez, creo que nunca hemos hablado de esto.- insistí curiosa. Se bajó las gafas de sol y me miró con expresión divertida.

- Yo me acuerdo perfectamente. La primera vez que te ví no fue cuando nos chocamos en el ascensor, temo decirte petite que ya te había echado el ojo. - soltó una sonora carcjada y lo le di un apretón en el brazo para que siguiera contando la histioria.

- La primera vez que te vi fue cuando llegaste a la residencia después de las vacaciones, en el puerto, fue el primer día que salí a correr. Ibas cargada con la maleta y me pregunté si te hospedarías en la misma residencia que yo asi que...

- ¿No iras a decir que me seguiste? ¡Qué fuerte!- exclamé.

- La curiosidad me mataba y como no tenía nada más interesante que hacer te seguí. ¡Y bingo! Descubrí que no iba a ser la última vez que te iba a ver.

- ¿Me estas diciendo que me seguiste y ni me di cuenta? Perdona que te diga, pero normalmente me doy cuenta cuando un francés buenorro y sudoroso me esta siguiendo. Mi despiste y yo siempre de la mano.

- Creo que eso es lo que te hace especial y sin duda una de las muchas cosas que me enamoraron de ti.- se me cayó el almo a los pies y mi corazón se derritió como un helado en el Sáhara.

- La pregunta es ¿por qué yo? Seguro que habían mil chicas a tus pies, a veces no lo entiendo.

- El destino te puso de mi parte y no sabes cuan agradecido estoy de ello. La verdad es que ni yo mismo se explicarlo, pero aquel día, algo me dijo que tenía que descubrir quien eras o donde vivias antes de irme a la cama, a partir de ese momento surgió todo y mira donde estamos ahora.

- De vez en cuando me tengo que pellizcar porque no me lo creo, pienso que es un sueño.

- Pues creetelo porque es verdad amor. No piense en otras cosas, disfrutemos el uno del otro. - dijo sin despegar su mirada de la mía.

- Aquí y ahora.- susurró dándome un beso.

Aquellas dos últimas revolotearon por mi cabeza durante el resto del día.




















______________________________________

Creo que os debo una explicación por estar tanto tiempo sin actualizar, pero la inspiración y yo no hemos estado de la manos estas ultimas semanas.

Espero que este capitulo cargadito de amor sirva como recompensa.

No os olvidéis de comentar y votar si os ha gustado.😉

Un saludo

~I.💜

Continue Reading

You'll Also Like

4.7K 130 13
One Shot, solo 10 Capitulos. Payton y TN son mejores amigos desde hace años pero ambos se dan cuenta de sus sentimientos ❤️🥺
504K 51.7K 129
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
65.8K 1.5K 62
- que no te cansas de que cada vez que yo venga en paz te de la gana de discutir - dice Marco muy serio. - osea que yo soy la que empieza - responde...