Amor Por Despiste

De Rowlingg

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Ella una chica completamente normal. Inteligente, tímida e inocente. Experiencia nula en el amor, sin embarg... Mais

1. Reencuentro.
2. Primer contacto.
3. Un té matcha.
4. ¿Vecinos?
5. Partido y cena.
6. La noche no acaba aquí.
7. Acampada.
8. Confesiones.
9. Esto suena a despedida.
10. Cita.
11. En los periódicos.
12. Tarde en la playa.
13. Beca.
14. Mudanza.
15. Despedida.
16. Flashback.
17. Primer día.
18. Fin de semana.
19. De compras y musical.
20. Reunión.
21.Tyler.
22. La nueva casa.
23. Primer entrenamiento.
24. Cena con el equipo.
25. Sam y Marta.
26. Madrid.
27.Gaduación.
28. París.
29. Las sorpresas continúan.
30. Disneyland París
31. Mâcon.
33. Te quiero, no lo olvides.
34. El destino.
35. Te he echado de menos.
36. Mi deseo.
37. Donde surgió la magia.
38. La boda.
39. Luna de miel.
40. Vuelta a la realidad.

32. Mundial y spa casero.

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De Rowlingg

Me faltan palabras para describir lo increíble que ha sido esta semana en Mâcon. Sin lugar a dudas me he enamorado locamente de la ciudad, me ha cautivado en su totalidad con los callejuelas, el río y las casas tan pintorescas que la forman. Por otro lado su gente, he creado un vínculo muy especial con la familia de Anto, realmente también los considero mi familia. Isabelle es una de las mujeres más dulces que he conocido hasta ahora, con Maúd he creado un vínculo muy fuerte, y hasta yo misma me asusto de todas las cosas que tenemos en común. Théo es un encanto de chico y junto a su hermano hemos compartido algunos de las mayores ataques de risa que he vivido jamás. Y Alain a pesar de ser un hombre serio, tiene un gusto exquisito por la literatura, y mi maleta esta llena de antiguas novelas por su culpa. Lo que también me ha hecho muy feliz ha sido ver como Anto disfrutaba de su familia en los últimos días, la verdad es que la despedida fue cuanto menos dramática y me entristeció ver como Anto se sumió en un abrazo casi eterno con su familia, ya que no sabe cuando volverá a verlos de nuevo, puede que dentro de una semana o quizás de un año, eso era lo malo que tenía el fútbol.

Ahora estamos en el aeropuerto esperando nuestro avión que por desgracia lleva dos horas de retraso. He de deciros que desde el jueves he encontrado ha Anto más raro de lo normal, está más despitado y sobre todo pensativo. Ya le he preguntado varias veces, pero me ha dicho que simplemente esta triste porque nuestras vacaciones se acaban. En parte le creo, porque sin duda estas vacaciones han sido las mejores después de mucho tiempo sin hacer nada especial durante los meses de verano. Pero una parte me dice que no es solo eso lo que le pasa, ya lo conozco demasiado bien y creo que hay algo que le preocupa.

Lo miro de reojo y veo como está completamente concentrado en la pantalla de su ordenador, con un juego que le trae loco. Yo estoy viendo las noticias en el móvil. no es la primera vez que me topo con noticias del corazón que hablan de nuestra relación o simplemente me comparan con las novias de otros deportistas de élite respecto al vestuario o cualquier tontería. No os lo voy a negar, creo que esto es lo que peor llevo cono diferencia y creo que nunca me voy a acostumbrar a ver mi rostro en una revista o a que me hagan fotos cuando estoy cenando en un restaurante tranquilamente con mi novio. Hablando un día con Bea, la novia de Koke, llegamos a la conclusión de que en este mundo al que nos hemos unido, existen dos tipos de novias: las que ses mantienen al márgen de las cámaras y las que aprovechan esta fama para abrirse un sitio en el mundillo de la televisión y los cotilleos. Yo sé perfectamente que Antoine es un personaje público que ahora mismo tiene mucho peso en España y en eso yo no me voy a meter, pero lo que más valoro de él es como respeta y me ayuda quedándome en el márgen de todo esto, porque yo no he nacido para llamar la atención y mucho menos para vivir del apellido de mi novio.

- Tierra llamando a Elena.- dijo Anto revolviendo mi cabello.

- ¿Qué pasa?.- dije saliendo de mi burbuja mental.

- El avión ya está aquí, tenemos que irnos ya.- dijo cogiendo las maletas.

- Me he quedado empanada.- dije entre risas. Anto me dió un pico en los labios y fuimos hasta la sala de embarque.

- Si quieres puedes dormir un poco. Sé que esta noche no has dormido muy bien.- dijo dejándome un hueco sobre su hombro.

- Y yo que pensaba que tu estabas durmiendo profundamente.

- Yo tampoco he pasado muy buena noche pero no te preocupes, ya dormiré cuando lleguemos.-dijo restándole importancia.

- Anto, a mi no me engañas, sé perfectamente que hay algo te preocupa y me ofende que no lo hayas hablado conmigo, sabes que me tienes para todo.

- No es nada, es lo que echo de menos Madrid y nuestra casa. Dormir en nuestra habitación, hacerte el desayuno por las mañanas.

- Cariño, no te preocupes tenemos todo el fin de semana por delante. Y aunque el lunes empieces con los entrenamientos y yo a trabajar en lo de la academia, sacaremos tiempo para estar juntos. Cuando lleguemos a casa deshacemos las maletas, ordenamos un poco el desastre que dejamos antes de irnos y después descansamos un poco.

- El caso es que no sé si voy a deshacer la maleta, me tengo que ir.- dijo mirándome serio.

- ¿Cómo? ¿A donde te tienes que ir?- pregunté confusa.

- Sé que este no es el momento ni el lugar pero tenemos que hablar de algo.

- Joder Anto eso es lo que te pasaba durante esta semana. ¿Por qué no me has dicho nada? Me tenías preocupada ¿sabes? Y ahora me dices que te tienes que ir ¿Esto que diablos significa?

- Relájate petite, siento no haber hablado contigo esta semana pero es que no sabía como decírtelo con mi familia delante. Me voy a Rusia para el mundial... ya está ya lo he dicho.- dijo mirando a todos lados.- Me llamaron el martes proponiendomelo, no te enfades petite, pero no puedo rechazar esta oportunidad desde pequeño mi sueño siempre ha sido representar a Francia en un mundial.

- ¿Cómo me voy a enfadar? Eso es genial Antoine, no sé porque no me lo has dicho antes.

- Porque lo que implica esto es que no te voy a ver en unos meses, tu podrías venirte pero sé de sobra de que vas a estar liada con lo de la academia, y lo que más me jode es que no voy a poder estar allí para apoyarte.
Tengo sentimientos encontrados, por un lado me siento eufórico y por otro me siento jodidamente triste, porque jamás nos habíamos estado separados tanto tiempo.

- Antoine, no hay que darle más vueltas tu te vas al mundial de cabeza y no tienes que darle más vueltas. Vamos a hablar todos los días, existe una cosa llamada videollamada. Y no sé si será posible, pero a lo mejor me puedo escapar un día y voy a visitarte.

- Yo te voy a mandar la entrada a todos lo partidos, pero no renuncies a tu trabajo por mi culpa que sé que te hace mucha ilusión lo de la academia junto al musculitos ese.- dijo refiriéndose a Tyler.

- ¿Y cuando te marchas?- pregunté.

- El lunes a primera hora de la mañana, por eso vamos a aprovechar este fin de semana al máximo.

- Sé que te quedaste con las ganas de hacer muchas cosa en Mâcon, así que espero que nos dé tiempo a hacerlas en estos días.- dije en un intento de voz seductora.

- Petite, no sabes las ganas que tengo de llegar a casa, así que no hagas que este tiempo se me haga más largo.- dijo mordiéndome el lóbulo de la oreja. Yo solté una risita inocente y un señor que intentaba dormir nos miró con mala cara.

El viaje se nos hizo corto ya que ambos nos quedamos durmiendo una hora, y el resto del tiempo jugamos a las cartas y escuchamos música.

Cuando llegamos al aeropuerto de Barajas, llamé a un taxi para que nos recogiera y nos llevara a casa. Llegamos a nuestro destino bajamos las maletas del coche y le pagamos al taxista. La casa estaba tal y como la habíamos dejado, hecha un desastre ya que cuando hicimos las maletas yo me dejé ropa tirada por la cama y sus alrededores. Después de ordenar la habitación se nos hizo la hora de comer y como no teníamos nada en la nevera decidimos pedir un pizza.

- He tenido una idea para esta tarde.- dije mientras ponía la mesa.

- Y ¿de qué se trata esa idea?.- dijo Antoine colocando unos vasos.

- Es sorpresa, después de que nos demos una pequeña siesta te lo cuento.

Lo dejé con la palabra en la boca porque el pizzero llamó a la puerta justo a tiempo. Comimos mientras veíamos las noticias y charlabamos de cualquier cosa. A continuación fue necesaria una pequeña siesta ya que ambos estábamos reventados, en especial él. Yo tan solo dormí una media hora ya que tenía que preparar la sorpresa que tenía en mente. Sigilosamente me deshice de los brazos de Atoine que rodeaban mi cintura y lo dejé durmiendo plácidamente en la cama. Metí algo de dinero en mi bolsillo y cogí la bici y fui al supermercado más cercano. Mi idea era organizar una tarde relajante llena de mimos, tenía pensado gastar una bomba de baño y disfrutar de un baño con olor a frutas del bosque. Después le daré un masaje en todo el cuerpo con alguno de mis aceites. Y por supuesto prepararé una cena. Cogí fresas y chocolate para hacer su merienda favorita y los ingredientes para preparar un tortilla de patatas, unos de los únicos platos que me salen decentes. Pagué y metí todo en la cesta de la bici, pedaleé lo más rápido que pude para llegar antes de que él despertara.

Cuando llegué a casa todo estaba en silencio, me asomé a la habitación y en efecto, aún dormía como un tronco. Me metí en la cocina para preparar las fresas con chocolate y cuando las terminé las metí en el frigorífico para que se enfriaran a tiempo. Después preparé el baño, me preocupé de que el agua estuviera lo suficientemente caliente, metí la bomba de baño y me quedé unos segundos viendo como se fundía con el agua y la tintaba de colores rosados. Busqué una velas aromatizantes y las encendí haciendo que el baño se inundara de un olor exquisito. Cogí un pequeño altavoz y busqué nuestra lista de Spotify que habíamos estado creando desde que nos conocimos, en ella cada canción tenía un significado.

- ¿Petite donde te has metido?- dijo la voz ronca de Anto desde la habitación.- Vente un ratito a la cama.

Salí del baño y lo encontré acostado entre las sabanas revueltas.

- Ya tengo la sorpresa preparada.- dije sentándome de nuevo en la cama, el me imitó y se sentó detrás de mi apoyando su barbilla en mi hombro.

- Estoy deseando saber de que se trata, pero... ¿por qué hueles a chocolate?- dijo olfateando mi cuello.

- Anda levanta y acompañame al baño.

- Ya sabes que iría a cualquier sitio contigo Elena, pero ahora no me apetece ver como meas.- dijo en broma.

- No seas tonto, vamos.- lo cogí de la mano y tiré de él hasta la puerta del baño.- bienvenido a nuestro spa.- dije abriendola.- Nos espera una tarde muy relajante de mimos y cuidados.

Cuando se adentró al baño le dí al play de la música. La verdad es que no es por echarme flores, pero me ha quedado bastante bien, las velas eran la única luz que alumbraba la sala y el aroma era sublime.

- Ya sabes que la mezcla entre nosotros dos y las bañeras o jacuzzis no suelen salir muy bien.- dijo con una sonrisa pícara.

- Simplemente dejate llevar.- entonces empecé a deshacerme de mi ropa para adentrarme en nuestra bañera con hidromasaje que era lo suficientemente grande para los dos. Anto al verme imitó mis pasos y se desnudó a la velocidad de la luz.

El fue el primero en meterse en el espumoso baño, después lo hice yo.

- Esto huele jodidamente bien.- dijo mientras dejaba caer su cuerpo dentro del agua.

- He puesto una bomba de frutos del bosque.- le expliqué.

- Mmm, tu champú también huele a eso.- yo levanté una ceja sorprendida.- Ahora voy a oler como tu, me encanta...- dijo poniendo sus ojos en blanco.- Pégate más.- dijo atrayendo mi cuerpo al suyo. Al ritmo de sus caricias en mi pelo tarareamos la mayoría de las canciones que sonaban.

- Esta es la canción que siempre ponías cuando venías a recogerme a la universidad en Vigo.

- Cierto, siempre la ponía aunque a ti no te gustara mucho, hasta que al final te la acabaste aprendiendo.

Solté una sonora carcajada y después nos fundimos en una sesión de besos apasionados que se fueron subiendo bastante de tono. Cuando la alarma de mi reloj sonó sonreí entre sus labios. Sin decirle nada salí de la bañera.

- Hey ¿a donde crees que vas? Todavía no he acabado contigo petite.

- Voy a preparar unas cositas, ¿te apetecen unas fresas con chocolate?

- Siempre me apetecen fresas con chocolate, son mis favoritas.

Me dí una ducha rápida para quitarme la espuma del cuerpo y fui a la cocina, saqué las fresas de la nevera, se las llevé y me lo agradeció con un beso y después volví a la cocina a preparar la cena, que sin duda es lo que más tiempo lleva. Cuando termine esto tenía pensado darle un masaje, luego ponernos una de esas mascarillas faciales y ver algo en la tele mientras cenamos.

Cuando terminé la tortilla que por suerte me salió sorprendentemente bien. Fui al baño en el cual me encontré a un Antoine que se había devorado todas las fresas y que jugaba con la espuma como un niño pequeño.

- Enjuagate y ponte un albornoz, te espero en la cama.- dije sin pensarlo dos veces, hasta que luego me dí cuenta de como habían sonado esas palabras. El soltó una carcajada de asombro.

- Que directa petite, yo pensaba que te gustaba ir poco a poco, pero por mi no hay problema guapa.

- No quería decir eso, joder ya te tengo que desvelar la sorpresa.- dije rodando los ojos.- Voy a darte un masaje.

- Por un momento me había emocionado.- dijo bromeando.- Aunque estoy seguro de que me va a gustar, pero no deberías de molestarte tanto petite.

- Simplemente me apetece hacerlo, eso es todo. Venga no tardes.

Arreglé la cama que estaba algo revuelta y saqué un aceite y unas cremas con aroma a vainilla que le vendrían muy bien.

Narra Antoine

Después de darme una ducha me puse unos boxers y arropé mi cuerpo con un albornoz, salí a la habitación. No sé que es lo que se trae entre manos, pero estoy seguro de que me va a gustar. La verdad es que lo que más me jode es no poder despertar cada mañana a su lado, pero me siento obligado a participar en el mundial, para no defraudar a mi país. Con una sonrisa en el rostro entro en la habitación. La cual está de nuevo alumbrado por unas velas que desprenden un aroma maravilloso, lo primero que visualizan mis ojos es a ella sentada sobre la cama con las piernas en posición de indio y está leyendo un embase al parecer de crema.

Me indicó que me acostara en la cama boca a bajo y que me quitara el albornoz, no sé porque , pero cro que esta escena se va a subir de tono.

- Si te molesto me lo dices, pero creo que la mejor forma de darte el masaje es subiendome encima de ti.

- Espero no ser el único que se ha excitado ante este comentario.- dije y me imaginé como sus mejillas se teñían de color carmín ante mi comentario. Sin embargo, escuché una risita un tanto infantil por su parte. Apoyé la cabeza en uno de los cojines que Elena se había encabezonado en comprar un día en una tienda de decoración. A continuación noté un peso en la parte baja de mi espalda, y como había dicho anteriormente, se había sentado allí. Noté como tenía cuidado para no hacerme daño, pero os aseguro que me hacía sentir de todo menos dolor.

- No te preocupes petite no me haces daño.- susurré, entonces noté como algo redondo y voluminoso se apoyaba del todo, y ese algo sin duda se trataba de su culo.

- ¿Prefieres la loción de vainilla o de frutos del bosque?- preguntó. Yo pensé en la estúpida cuestión ya que si os soy sincero me es totalmente irrelevante. Aunque me encanta notar esa pizca de emoción en su voz.

- ¿Tú cual te pondrías?

- La de vainilla sin duda.

- Pues entonces no hay más que hablar.- de nuevo soltó una risita inocente. Noté como esparcía un poco de la loción por mi espalda y la masajeaba con sus dedos suavemente. Haciéndome sentir una de las sensaciones más placenteras que uno puede experimentar. Casi me quedo frito, pero la cosa que me devolvió la cordura fueron sus labios recorriendo mi espina dorsal lentamente. De una forma tan sensual que me puso a mil en un fragmento de segundo. Sus besos subieron hasta mi cuello pasando antes por mi hombro.

- Petite, creo que aún seguimos en el horario infantil, por favor.- bromeé.

- Es que pensaba que te habías quedado durmiendo de nuevo.- los besos cesaron y se abrazó a mi como si de un koala se tratase.- No sé que va a ser de mi estos meses.- confesó. Creó que eso que habéis oído crujir ha sido mi corazón, porque por si no ha quedado claro, no hay cosa que menos me guste que verla triste.

- Petite, estoy seguro que los fines de semana te podrás librar, como ya te dige yo te voy a mandar los billetes de avión y las entradas de los partidos. Ya está en tu mano si podrás venir o no. Pero prometeme que escucharé esa vocecita tuya todas las noches antes de ir a la cama.

- Te llamaré todas las noches religiosamente.- dijo con la voz entrecortada. La moví de mi espalda para poder abrazarla mejor. Repartí besos por toda su cara ganandome una melodica carcajada por su parte.- Te voy a echar tanto de menos Antoine, nunca antes nos habíamos separado tanto timpo, ya me he acostumbrado a tenerte a mi lado. - susurró.

- Y yo no voy a aguantar meses sin probar tus labios, pero estoy seguro de que encontraremos alguna solución. ¿Vamos a cenar?- pregunté para animarla un poco.

- Claro, ya lo tengo todo preparado.- dijo orgullosa.

- Si es que te tengo que querer.- dije robándole un beso en la comisura de sus labios.





















______________________________________

Hoy me he sentido generosa, así que os regalo este capítulo para que vuestra semana se haga un poco mas amena.

La verdad es que de mi motivación han brotado más de 3000 palabras, y cada una mas cursi que la anterior. Pero como ya os dije, últimamente me siento más romántica que nunca antes en mi vida.💜

Votar y comentar si os ha gustado el capítulo.🌟

Un saludo.

~I.🌺

PD: muchas gracias por los 1,67k de leídos😋

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