Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Era un número desconocido, no tenía imágen de contacto y tampoco algún nombre en su perfil. Fruncí el señor, algo no me daba buena espina. Aunque podía tratarse del mal humor provocado por la actitud de Obito y la paranoia que tenía por saber que alguien invadió mi espacio personal. Pero era comprensible, nadie me podía asegurar de que no era solo un hombre grande tratando de encontrar una pobre ilusa, (lo cual no soy) o alguna clase de asesino en serie. Porque en estos tiempos, la sociedad estaba demasiado corrompida.
¿Quién eres?
Mandé el mensaje después de ver por casi diez minutos la pantalla. Quien sea que estaba detrás del otro celular no tardó demasiado en contestar.
Prefiero seguir en el anonimato. De momento.
No pensaba decirme quién era, bien. Intentaría con algo más.
¿Cómo conseguiste mi número?
Fue fácil sacarlo del celular de tu amiga.
Una oleada de miedo me invadió. Hinata era la única amiga que tenía. ¿Acaso la habían asaltado después de que Obito la dejo en su casa?, Poco probable, pero no descartaba la idea.
¿Qué le hiciste a Hinata?
No le hice nada, creo que no me exprese bien. Hinata me pidió que cuidara su bolso, en este momento acaba de subir a la habitación de mi primo. Creo que no es necesario que te diga lo que están haciendo.
Me sonroje, primero porque quien me estaba hablando era uno de los primos guapos de Obito, segundo porque sabía muy bien lo que Hinata y su novio hacían en esa habitación.
Dudaba que fuera Sasuke, aún debía estar triste por la muerte de su novia para intentar algo. Solo quedaban Shisui e Itachi Uchiha. Ambos era un encanto, un encanto al que me gustaría ponerle las manos encima.
¿No me dirás quién eres?
Tengo miedo de que te lleves una decepción.
Esta de broma, ¿Verdad?, ¿Quién podía resistirse a los Uchiha?
De pronto una idea acaparó todos mis pensamientos, tal vez él creía que hablaba con otra persona.
¿Con quién crees que hablas?, Tal vez quien se llevará la decepción es otro.
Dudo que me haya equivocado, creo estar hablando con Sakura Haruno. ¿Estoy en lo correcto?
Si, no te has equivocado.
Puse a mi cerebro a trabajar a cien por hora, no, tenía menos tiempo. Cien por minuto. ¿Itachi o Shisui?, A los dos los conocía muy poco, solo coincidía con ellos cuando Hinata y yo quedábamos con Obito para vernos en su casa. Itachi solía ser muy educado y amable. Shisui era todo lo contrario, en ocasiones me ha coqueteando. Incluso intento ligar a Hinata enfrente de Obito. Fue muy gracioso ver su cara de celos. Pero me desvíe del tema, seguí concentrándome. Era Itachi, era lo más lógico. Su forma de hablar lo delataba. Sentí que mi estómago se inquietaba, el pulso me aumento.
Eso me alegra.
Respondió él. Yo pensé muy bien mi siguiente jugada.
¿Con qué propósito me estás mandando mensajes?
Me cansé de admirar tu belleza a la distancia.
Bien, eso sonaba a algo que Shisui diría. Ahora me encontraba totalmente perdida.
Por favor, dime quien eres.
Si logras adivinar en que lugar de mi casa estoy.
Pensé con cuidado mi respuesta. El dijo que Hinata y Obito habían subido a su habitación. La casa era de dos pisos y un sótano. Dudo que estuviera en el sótano, Hinata le entrego su bolso, debía estar en un lugar visible para que Hinata lo hubiera encontrado. Además, estaba en la planta baja, se delató cuando dijo que Obito y Hinata subieron. Si estuviera arriba, solo habría dicho que se fueron a su habitación. Solo me llegaban a la mente dos lugares, la sala y la cocina. Me arriesgue con la primera.
Estas en la sala.
Error.
¿Error?
Estoy subiendo las escaleras, de hecho, me encuentro cerca de la habitación de Obito.
Eso debía ser una mentira, mi hipótesis era muy buena. Me recosté en la cama y me cubrí con la sábana lila.
Estas mintiendo.
Lo siguiente que mandó fue un audio. Me emocioné, si él mandaba un audio con su voz lo descubriría. Pero algo no andaba bien, dudaba que se descuidara de esa forma. Le di con el dedo a la pantalla para reproducir el audio, solo eran unos segundos, subí el volumen para escuchar mejor. Me sonroje por completo, esa era la voz de mi amiga, se escuchaba un poco lejana pero era muy clara. Era Hinata, y estaba gimiendo, más fuerte que cuando íbamos en el auto de Obito.
¿Por qué rayos me envías eso?
Es una prueba de mi inocencia. Dije la verdad, estaba subiendo las escaleras, cerca de la habitación de Obito. Que más bien parece la habitación de un motel.
Solo debe faltarle un letrero de no molestar.
Casi pude imaginar su sonrisa del otro lado del teléfono.
Tienes razón.
Entonces, ¿Te gusto o algo así?
Si, demasiado. Eres la persona más hermosa que he visto antes. Pero tú belleza no es solo física, también eres inteligente, divertida y muy amable. Y eso solo lo he notado con lo poco que te veo. Por eso te pido que me dejes conocerte mejor.
Sus palabras me derretían, por fin alguien se fijaba en mí y no en Ino o Hinata.
Esta bien, podemos conocernos.
Me hace feliz que aceptes. Te prometo que haré todo lo posible para que no te arrepientas de tu decisión.
Creo que deberías decirme tu edad.
Tengo dieciocho años. ¿Y tú?
Dieciséis.
¿De verdad?
Si, ¿Por qué?
¿Tú amiga también?
¿Hinata?, Si.
Me sorprende que Obito haya decidido quitarle la virginidad a una chica tan joven.
No es conocido por tomar las mejores decisiones.
Eso es cierto, suele ser muy despistado.
Y también suele guardar armas entre sus cosas. Quise decir, pero no dejaría que esos miedos arruinaran está conversación.
Espero que tú seas más maduro.
Lo soy, me considero una persona centrada. Alguien que siempre obtiene lo que quiere.
Me sonroje de nuevo. Lo que él quería era yo.
¿Seguiremos hablando solo por mensaje?
Cuando esté listo, pasaremos a las llamadas.
Mis dedos temblaban de emoción. Era la primera vez que estaba hablando con un chico que se interesaba en mi. Ahora entendía a Hinata, ella solía alterarse mucho solo con los mensajes de Obito, incluso se desmayó el día que le pidió que fuera su novia. Estaba segura de que bien podría pasarme lo mismo.
Yo estoy lista.
No lo dudo, pero quiero asegurarme de que todo saldrá bien, según lo que he planeado.
¿Lo tienes todo planeado?
Cuando se trata de conseguir tu amor, no puedo dejar todo a la suerte.
¿Intentas conseguir mi amor?
Si, creo que ya lo deje muy claro.
Hablé con él por horas. Resulta que tenemos varias cosas en común. Nuestros gustos musicales y literarios, además de nuestro gusto por la poesía.
Tengo que dejarte, mañana me levanto temprano.
Había llegado el momento que menos quería. Él se estaba despidiendo.
De acuerdo. Pasa una buena noche.
Espero soñar contigo.
Me sonroje por enésima vez en la noche.
No es justo, yo no puedo soñar contigo.
Lo lamento mucho, pero creeme que tengo mis razones.
¿Cuál es la razón?
Quiero que te enamores de mi persona, no de mi físico.
Eso es algo con lo que no pude discutir. Le contesté de inmediato.
Esta bien, lo entiendo.
Gracias. Nos escribiremos pronto.
No creí necesario que tuviera que responder. Dejé mi celular en mi buró y me levanté para ponerme la piyama. Era sencilla, consistía en un pantalón corto y una blusa sin mangas, todo en color blanco.
El sonido de golpes en la puerta principal llegó a mi habitación después de apagar las luces. Suspiré pesadamente, seguramente era mi madrina Tsunade olvidando sus llaves de nuevo. Era bueno que todas las luces estaban apagadas, no quería que se diera cuenta de que no estaba dormida.
Caminé en la oscuridad, solo me iluminaba la luz de la luna y la lámpara de la calle que entraba por las ventanas. Los golpes se escucharon de nuevo. Abrí la puerta, pero esa no era mi madrina Tsunade.
Era Obito, quiso entrar pero detuve la puerta. Algo en su cinturón brillo y mire con horror que era el arma que hace unas horas encontré entre sus cosas. La fuerza huyó de mis brazos, grite, Obito saco el arma, me tapó la boca con su mano libre, me empujó hacia adentro de la casa y cerró la puerta con su pie.
—No está cargada— me mostró el arma y la sacudió ante mí incrédula mirada.
Le propine una patada debajo de las rodillas. Obito por fin libero mi boca, mi corazón latía alterado— Mi madrina Tsunade llegará pronto.
—¿No está en casa?— me arrepentía de haber dicho eso. Ahora sabía que estábamos solos, (y que uno de nosotros tenía un arma).
—Pero llegará pronto— lo amenacé con voz segura— Muy pronto.
—No estoy aquí para hacerte daño— me lanzo la pistola, la atrapé por reflejo— La puedes tener si eso te hace sentir más segura.
En realidad, ser yo quien tenía el arma si me hacía sentir más segura. Aunque efectivamente, como dijo Obito, la pistola no estaba cargada.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Debo explicarte la verdadera razón por la que tengo esa pistola. No quiero malas interpretaciones.
—¿Por qué no me lo dijiste cuando conversábamos en tú casa?— le pregunté confundida.
—En mi casa no puedo hablar con total seguridad— Obito bajo la mirada— Estoy metido en problemas.
Sentí que todo mi cuerpo se estremeció. Temblaba y no era por el frío— ¿Qué clase de problemas?
—Le he mentido a gente muy importante e influyente. Si llegan a enterarse podrían hacerle daño a Hinata en venganza.
Era como si un balde de agua fría me hubiera caído. Obito estaba en problemas, por su culpa la vida de Hinata corría peligro.
—Estas loco— exclamé molesta— ¿Cómo puedes arriesgar de esa forma la vida de Hinata?, Ella es mi mejor amiga.
—Si no les mentía, él me obligaría a realizar algo de lo que me arrepentiría toda la vida— había sinceridad en sus oscuros ojos, su voz era una mezcla de odio y dolor— Hinata estaba involucrada de cualquier forma. Si no me mandaban a mi, sería alguien más. En este momento ella ya no les sirve, pero podrían usarla en mi contra.
—¿De qué estás hablando?, ¿Qué está sucediendo en realidad?
—No puedo decirte que sucede en realidad, te metería en problemas y entonces tu vida también correría peligro.
Trague en seco— Entonces deberías alejarte de nosotras.
—No puedo, soy él único que puede proteger a Hinata— él me regaló una sonrisa— Y tú vienes incluida en el paquete. Es necesario cuidarte a ti también.
Sonreí solo un poco— ¿No puedes decirme algo más?
Negó con la cabeza— Hinata no debe enterarse de esto. Tampoco debes comentarlo con alguien más.
—De acuerdo. Pero entonces serás tú quien se lo diga a Hinata, pronto— le pase el arma— ¿Y eso para que es?
—Solo para usarla si es necesario.
Algo que había estado gritando desde mi interior desde que Obito me contó que estaba en problemas por fin llamo mi atención— Obito-kun— alzó la mirada, debía confiar en él. La vida de Obito y Hinata corría peligro, yo era su mejor amiga, podía que también estuviera en riesgo— Alguien me observó hace una noche. Hoy estuvo en mi habitación y robo un cuadro en donde Hinata y yo aparecemos.
Eso captó su atención— ¿Cómo es?
—No podía verlo bien, todo era muy oscuro. Pero sus ojos— sentí que si lo decía él se burlaría de mi, pero era necesario— Sus ojos brillaban, eran de un color rojo intenso.
Obito no se burló de mi. Se tensó— Será ideal que cierres mejor tu casa. Contrata un sistema de alarma.
Eso confirmo mis sospechas— ¿Se trata de las personas con quien tienes problemas?
—No me gustaría que mis sospechas sean ciertas. Pero ten cuidado, por favor.
Asentí, lo acompañe a la salida. Obito se dió la vuelta en el marco de la puerta y me observó con preocupación.
—Será mejor que no te acerques a mis primos. Por tu bien.
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