El romance del ying y el yang...

By toshiiko-chan

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Por que la sociedad está podrida, y en un mundo donde heroes y villanos conviven, luchando por el dominio del... More

Cap:1 El Comienzo
Cap:2 Infiltración
Cap:3 El Plan De Shigaraki
Cap:5 Un Dia Sin Kurogiri
Cap:6 Asesinato Por Dinero
Cap:7 ¿Que Son Estos Sentimientos?
Cap:8 Sabado
Cap:9 Post Asalto
Cap:10 Asalto
Cap:11 Prisión.
Cap:12 compañeros
Cap:13 touya
cap:14 El Juicio
Cap:15 U.A
Cap:16 Yaoyorozu Momo
Cap:17 reformas
cap:18
Cap:19 Todoroki
cap: 20
cap Final

Cap:4 ¿Al Centro Comercial Con Toga?

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By toshiiko-chan


Poderte despertar a la hora que te diera la maldita gana era lo mejor del mundo, era la mejor cosa que no podías hacer, por que vivías con los villanos y eso significaba que tarde o temprano alguien iría a molestarte, en ese caso toga.

–¡hey raven!— te llamaba desde el pasillo— ¡raven tengo un cuchillo para ti!

—v-voy himiko... Un momento— te destapaste y fuiste hacia la puerta— ves a la barra, yo voy ahora.

—claro— contestó al otro lado de la puerta y fué hacia donde le dijiste. Cuando ya te aseguraste de que no estaba, saliste del cuarto y te dirigiste a la barra donde estaba tomura mirando las noticias, y himiko en el sillon jugando a pasarse el filo de un cuchillo por la lengua—¡mira raven! ¡Lo afilé para ti!— te dijo levantandose y acercandote el cuchillo.

—oh, muchas gracias— cogiste el cuchillo con cuidado y lo miraste— cada vez afilas mejor.

—¡ja! ¡No sabes quien te rompió la ventana! ¡En tu cara director!— shigaraki golpeó la barra con la mano abierta mientras miraba la noticia que anunciaba que alguien entró a la U.A.

—shigabaka cuidado con la barra— le recordaste ya que en más de una ocasión la desintegró. Te acercaste a kurogiri para pedirle algo de desayunar, pero antes de que hablaras alguien te tapó la boca.

—vodka solo— pidió dabi. Kurogiri se dió la vuelta y empezó a buscar entre las botellas.

— estupido tengo hambre— le dijiste quitando su mano de tu boca.

—tengo planes para hoy— te dijo ignorando tus palabras, recibiendo por parte de Kurogiri lo que había pedido— saldremos con himiko a por pírcings nuevos.

—¿¡vamos a salir!?— gritó toga con muchisimo entusiasmo.

—¿tu estad loco? ¿Toga en la calle?—dabi pasó olímpicamente de ti y dió un trago a su bebida.

—toma— kurogiri te ofreció un vaso con zumo y un paquete de galletas.

—gracias— acercaste el vaso a donde estabas— ¡dabi responde!

—vamos, hace mucho tiempo que no salimos los tres a robar algo— el azabache cogió su vaso y  se movió hasta el sillón.

—¡eso raven! ¡Podemos ir a robar ropa!— le siguió la rubia.

—podemos quemar alguna tienda y cuando vengan los heroes aprovechar— propuso dabi.

—está bien, vamos a salir, pero nada de incendiar, no podemos llamar mucho la atención— cogiste el vaso de zumo y te lo veviste— primero a por la ropa, baka ¿tu quieres algo?

— si me traen algún juego para la consola no les voy a molestar— dijo sin levantar la mirada del televisor.

—okay, pírcings, ropa y juegos— agarraste el sobre de galletas y te lo llevaste hacia tu cuarto— himiko ves a cambiarte— le dijiste entrando en tu habitación. Rebuscaste en el armario, agarraste unas medias de rejilla negras, unos tejanos azul claro grandes rotos y una camiseta gris ajustada. Te pusiste tus viejas botas altas de plataforma y la chaqueta negra de cuero a la cual pusiste  una cremallera negra en la espalda para poder abrirla y pasar las alas y luego cerrar la cremallera hasta la parte más fina.

—¡vamos rav!— empezó a llamarte dabi.

—¡voy! ¡Voy!— abriste uno de los cajones de tu mesita de noche, sacaste un delineador negro y te hiciste la linea de los ojos lo mas rápido posible. Antes de salir del cuarto cogiste el mismo cuchillo que toga te dió en la mañana dentro de lo alto de tu bota derecha, le diste un beso a tu peluche y saliste hacia la barra— ya estoy, ya podemos irnos.

—¿no te traes tu capa?— te preguntó la rubia, ella llevaba unos tejanos ajustados y una sudadera café grande.

—por un día no pasa nada, además, yo soy discreta robando, no como dabi que agarra algo y hecha a correr— le dedicaste una mirada acusadora al de ojos azules.

—eso no importa, no me pillan, venga vámonos— dabi te cogió del brazo y te llevó hasta la puerta— volvemos pronto.

Empezasteis a caminar por las calles, lo primero que iban a robar era ropa  y la que lo iba a hacer era himiko. Recorrieron algunas calles hacia arriba, donde se encontraba el centro comercial, himiko empezó a ponerse más hiperactiva al ver a tanta gente y tuviste que sostenerla por el brazo. Entraron en una tienda que estaba totalmente llena de gente, tu y himiko empezaron a mirar ropa y a coger alguna cosa que les gustara, dabi miró un poco por encima y te entregó alguna camiseta. Una vez ya habíais escogido lo suficiente, agarrasteis algunas cosas de sobra y tu y toga entraron en uno de los cambiadores juntas, tu cogiste aquella cosa de plástico que sonaba al pasar el arco y empezaste a quitarlo con el cuchillo que llevabas escondido, solo de las prendas que querían y toga se las empezó a poner, en total dos sujetadores y tres camisteas que tapó gracias a la sudadera grande que llevaba puesta. Metiste los plásticos que habías quitado de la ropa en uno de tus bolsillos de la chaqueta. Salisteis del probador como si nada, llevando toda la ropa de sobras en las manos, haciendo ver que eran todas las prendas con las que habían entrado, dejasteis aquella ropa en su sitio, fuiste esparciendo por los suelos los plásticos de tus bolsillos y salisteis de la tienda como si nada hubiera pasado.

Ya tenían la ropa.

La siguiente parada estaba en la tienda de pírcings, algo más complicado de robar pero ya tenían un plan ideado por ti. Dabi había llevabo unas cajas de de unos pírcings antiguos que le prestó un amigo y unos tickets falsos y metió dentro tu pircing de la lengua, uno de tus aros y dos de sus pendientes. Los tres entraron en la tienda, dabi con himiko y tu por separado. Dabi fue hacia el mostrador y en ese momento entraste tu a la tienda, haciendo ver que mirabas algunos pírcings.

—me gustaría cambiarlos. me los regaló mi amigo pero no son de mi gusto ¿se pueden cambiar, verdad?— le preguntó el azabache al chico que atendía.

—claro ¿tienen el ticket?— les preguntó el muchacho. Himiko dejó sobre el mostrador el falso ticket que el chico se miró por unos momentos— bien, ahora traigo las muestras para que decidan cuales quieran— el chico entró en una especie de despensa por unos segundos, mientras dabi dejaba la caja con los pircings sobre el mostrador. Cuando volvió trajo con el tres joieros de cristal llenos de pendientes, aros e.t.c. Toga y himiko empezaron a comparar los "precios" del ticket que equivalian a los antiguos pircings por los que supuestamentr iban a cambiar y escogieron los que serían de tu agrado para el aro, el de la lengua y los pendientes de dabi— perfecto ¿sólo cambiareis estos?

— si— respondió dabi acercando la caja con los antiguos al chico.

—oiga— llamaste al chico del mostrador— ¿puede venir un segundo?

—claro, un segundo— el chico se alejó del mostrador y fué donde tu estabas— dime.

—vine a mirar unos pendientes para mi amiga, pero estos no tienen precio ¿podrías decirme cuanto valen?— le preguntaste. Mientras tu hablabas con el dependiente de la tienda, dabi y himiko guardaban los antiguos pircings en sus bolsillos y dejaron las cajas que debían entregar vacías. El azabache repiqueteó con los dedos en la mesa, era la señal que te indicaba que ya estaban así que le diste las gracias al dependiente y saliste de la tienda.

—bien, lo siento, solo estoy y no puedo atenderlos a todos a la vez— se excusó el chico que volvía al mostrador y cogía las cajas donde debían estar lo que toga y dabi iban a cambiar— ¿era solo esto verdad?

—si, solo esto— respondió la rubia.

—perfecto, pues que pasen un buen día— el muchacho del mostrador guardó las cajas vacías y cogió el ticket de devolución mientras tus dos compañeros salian de la tienda con los antiguos y nuevos objetos.

Ahora solo faltaba que el videojuego de shigaraki.

Entraron en una tienda de juegos y tu que más o menos tenias los gustos de tomura empezaste a mirar juegos. Era una tienda pequeña atendida por dos personas, y a simple vista solo había una camara que giraba y grababa todo el local. Himiko empezó a entretener a uno de los encargados diciendole que le recomendara juegos y dabi, que hacía ver que nada pasaba apoyó una de sus manos en el cableado de la camara empezando a calentarlos y a fundirlos sin llegar a prenderles fuego.

—hey, esto está hechando chispas— avisó al otro dependiente señalando la camara que ya no funcionaba y daba chisporroteos. El encargafo vastante asustado fué hacia la camara para ver que le pasaba y tu cogiste uno de los juegos, le quitaste lo que detectaba la barrera, te lo metiste dentro de la chaqueta y saliste de la tienda. Pronto te volviste a reunir con himiko y dabi.

Llegaron rápidamente al bar, le lanzaste a shigaraki su videojuego y cogiste la caja de los pírcings, te habían cogido uno de color negro metálico y un aro delgado de plata que parecía tener una "raíz" enroscada. Le pediste a dabi tu antiguo aro y tu pircing de la lengua y te volviste a poner el de la lengua, el nuevo lo guardaste, te pusiste el nuevo pendiente y guardaste el antiguo. Ayudaste a himiko a quitarse las capas de ropa y los sujetadores, cogiste lo que te pertenecía y lo guardaste en el armario.

—hey, hoy por la noche salgo— avisaste cogiendo tu block de dibujos de las manos de dabi.

—¿donde vas pillina? ¿Con otro de tus amantes?— se burló el azabache quitandote otra vez el block.

—no, con una de las tuyas— le arrebataste la libreta de las manos y te la metiste por dentro de la camiseta— no se si volveré hoy o si vuelvo mañana por la mañana.

—no hagas idioteces que luego no podremos atacar la U.A— te recordó tomura— ¿los dos idiotas que robaron los informes ya se largaron?

—se fueron en la mañana antes de que despertaras, mañana volverán— informó kurogiri— tienes los papeles en tu escritorio.

—bien, dabi y raven quiero que me escriban detrás de las imagenes de cada persona lo que averiguaron, luego me las entregan— exigió el de pelo azul pastel levantándose— cuanto antes mejor.

Resoplaste indignada, todo allí era trabajar, que si hacerse pasar por estudiante, que si ahora espiar, que si escribir... ¿Para cuando la manta y películas? Agarraste el mismo lápiz con el que dibujabas, le pediste a kurogiri un plato con algo de comer y te encerraste en tu cuarto. Tampoco tenías muchísima información, de hecho tuviste que emplear toda tu imaginación para crear un texto de más de tres líneas. Te limitaste a poner la forma de actuar, donde los viste, si estaban solos o acompañados, si desde tu punto de vista se debía andar con cuidado con aquella persona y posibles estrategias en caso de pelea contra el alumno en concreto. De seguro dabi no le puso tanta imaginación. En esos momentos estabas orgullosa de ti misma, nadie allí habría sido capaz de escribir tanto. Te levantaste de la cama y fuiste hacia la barra.

—toma tu información— estampaste el monton de papeles contra la barra.

— buena chica— tomura cogió los papeles y te sonrió sadicamente.

—no me digas como si fuera una perra— avisaste dando la vuelta.

—como quieras perra— contestó mirando lo que acababas de escribir— ¿que pone aquí? Escribes como la mierda.

—yo como minimo si puedo sujetar el lápiz.

—yo no barro el suelo con las alas cada vez que camino.

— yo no soy tan fea como tu.

—ni yo tan estupido como tú.

Se hizo el silencio, una pequeña pelea más que habitual entre vosotros dos. Sin mucho tiempo que perder sacaste tu block de dibujos de dentro de tu camiseta y te guardaste un lápiz y una goma en los bolsillos de la chaqueta de cuero— salgo ya, dile a kurogiri que me fui— le pediste a tomura mientras abrias la puerta de la salida.

—¿y por que debería hacer eso?— vaciló el otro sin apartar la mirada de los informes.

— por que te traje el maldito juego, adiós— saliste y cerraste la puerta y empezaste a caminar. No eran ni las 5 de la tarde y seguramente habías quedado con todoroki sobre las 10, 5 horas de relax total. Caminaste por las calles con tranquilidad, en especial por esas solía habitar el silencio. Reconociste los rostros de algunas personas a las que alguna vez robaste, también viste alguno de los bares donde alguna vez habías ido a chantajear gente a cambio de información, ya conocías a los matones del barrio de sobras, sabias a quien podías timar y a quien debías amenazar, era como si aquellas calles estuvieran bajo tus pies. No solo conocías cada parte de la acera, también te sabías de memoria cada tejado y cada azotea, no sólo las aceras estaban por debajo de ti, los cielos también.

Llegaste a uno de los edificios más cercanos a los dormitorios de la U.A y te sentaste en el tejado, ya había pasado un rato desde que saliste del bar, pero aún no era la hora esperada. En especial aquel tejado te gustaba, no era del todo un tejado, tenía una pequeña caseta con un porchecito, la caseta estaba cerrada con candado y dentro habían objetos inservibles, solías apoyar la espalda en aquella pared y mirar la ciudad desde lo alto, justo como ahora. Te acomodaste en el luegar, te envolviste con tus alas y cerraste los ojos.

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Al despertar la ciudad ya era custodiada por la oscuridad de la noche, aún que de fondo se podía apreciar algo de luz del atardecer.

Sacaste tu libreta y empezaste a dibujar las vistas, era algo que ya habias hecho millones de veces, de hecho ya te lo sabías de memoria, pero aún así era algo ipnotizante dibujar aquello. Te asomaste al borde del tejado y viste a un chico de cabello bicolor y ojos heterocromaticos, que estaba de pie con algo de nerviosismo.

Aquella situación solo te hizo sonreir con malicia y guardar la libreta. Diste la vuelta y bajaste por detrás del edificio. Hacer tantas misiones de espionaje te había otorgado el sigilo suficiente como para fundirte con la oscuridad y ahora mismo estabas detrás de todoroki.

—¿pensabas que no vendría?— le susurraste haciendo que se estremeciera levemente.

—has venido— dijo dandose la vuelta.

—que mal de tu parte que pensaras que no iba a hacerlo— te cruzaste de brazos fingiendo indignarte y te pusiste a caminar.

—hey, no te lo tomes así— empezó a caminar por detrás de ti. A tus ojos, era graciosa su forma de actuar, por que se veía serio y relajado, pero su tono de voz no era tan monótono siempre.

Empezaron a caminar en silencio, aún que era un silencio tranquilo y no incómodo, solamente caminabais hacia ningún lugar definido.

—cuéntame sobre ti— te pidió cuando llegasteis a un parque.

—no, yo no hablo de mi vida— te sentaste en un banco— hablame tu sobre ti.

—eres mi acosadora, se supone que deberías saberlo todo sobre mi— se burló sentandose a tu lado.

—se que eres inocente— le respondiste levantando la mirada al. Cielo— un niño muy inocente.

—no soy un niño— sonó vastante más serio de lo normal— soy mayor que tu, tengo 15.

— y yo 17— se creó otro silencio, está vez más incomodo que antes. Shoto se veía antre extrañado, asombrado y totalmente serio, eso te hacía bastante gracia.

—oh...— musitó bajando la mirada algo triste.

—¿que es lo que quieres saber de mi?— le preguntaste. Ibas a permitirle saber alguna que otra cosa sobre ti, en cierto modo te compadeciste de él, solo un poquito.

—quiero saber tu nombre— volvió a levantar la mirada borrando aquel rostro apenado.

—ya te lo dije ayer— te acomodaste mejor y apoyaste los brazos en el respaldo.

—no, yo quiero saber el real— insistió sin apartar la mirada de ti.

—pues ya puedes esperar por que de mi no lo vas a conseguir— repasaste el parque con la mirada, era bastante más oscuro que antes, aún que a ti poco te importaba— dime ¿por que tienes esa cicatriz en el rostro?

—mi padre me golpeaba a mi y a mi madre, me apartaba de mis hermanos y mi propia madre me tiró agua hirviendo encima— bufaste a modo de risa. El mismisimo endeavor, alguien capaz de golpear a su hijo y a su esposa que casualmente era el heroe número 2. Una persona admirada por todos, irónico ¿verdad?— ¿que te hace gracia?

—nada, nada— respondiste casi con burla. Shoto podría estar enfadado, pero más bien parecía triste y curioso.

—¿te causa risa que mi propia madre me dañara? — preguntó intentando verte a la cara— ¿sabes lo doloroso que es eso?

—mis padres estan muertos— cortaste totalmente seria— mi padre apuñaló a mi madre delante de mi y luego se suicidó. Estuve sola sin comida ni agua en la calle por semanas hasta que por fin alguien se digno en mirarme. ¿Sabes lo doloroso que es eso?

Una vez más el silencio os envolvió. ¿En que pensabas? Aquello solo lo sabía kurogiri, ni dabi sabia esas cosas ¿por que razón le dijiste a él? ¡A un héroe!

—lo siento— susurró cabizbajo.

—callate, no me importa— te sentaste bien y miraste los columpios infantiles— ahora tengo una familia que me quiere, eso ya no importa.

— enserio, perdon por meterme en tu vida— insistió una vez más.

—callate, me das asco compadeciendote así— te levantaste y te pusiste delante suyo— no necesito tu maldito compadecimiento— atrapaste tus mejillas con ambas manos— mirate, tan pequeño e inocente, das lastima así, debes aprender sobre la vida.

—¿como sobre la vida?— preguntó con curiosidad mirandote a los ojos.

—ya te dije ayer... Hay muchas cosas que no sabes y yo si— acercaste un poco más su rostro al suyo— podría enseñartelas.

—hm...— musitó bajando la mirada hasta tus labios.

—pero no hoy— lo soltaste y te enderezaste.

—¿c-como?— se levantó del banco totalmente desconcertado– espera ¡no te vayas así!

Soltaste una pequeña carcajada— se te hace tarde niño— desplegaste las alas y alzaste el vuelo—nos vemos el próximo sábado— llegaste a escuchar como todoroki decía algo pero no con claridad lo que era, ya estabas demasiado lejos
del suelo. Sobrevolaste los edificios y calles hasta llegar al bar, como siempre entraste por la entrada trasera y dejaste la chaqueta sobre el sillón— hey, he llegado.

—tsk ¡esta basura es demasiado complicada!— tomura empezó a rascarse el cuello en exceso.

—¿que te pasa shigabaka?— te acercaste a la barra y cogiste los papeles que tenía delante.

— estoy agrupando a la liga con los alumnos de la mejor forma para ganarles pero no puedo— se quejó rascando su cuello aún más fuerte. Tuviste que sujetarle las manos para que no se hiciera daño.

— ¿como que yo peleo? Yo no peleo cuerpo a cuerpo y lo sabes— agarraste el lápiz que llevabas en el bolsillo y tachaste tu nombre.

—vamos no me jodas, tu eres la que pelea mejor cuerpo a cuerpo y lo sabes— rechistó volviendo a apuntar tu nombre.

—si, y solo lo hago en casos extremos— esparciste los papeles por la barra— veamos, spiner con esta chica y estos dos chicos— copiaste los nombres de aquellas personas bajo el nombre "spiner"— a toga puedes ponerlo con este chico y aquel de las pecas, aún que también iría bien con estas dos chicas de aquí y la de antes— pusiste los nombres de las imagenes y las uniste al nombre de toga— teniendo en cuenta el poder de dabi, va bien con la chica de antes y...— repiqueteaste con el lapiz en la barra mientras mirabas las images— y, a ver... Con esta chica, evita que se acerque a este chico y dejame a mi con estos dos— dejaste el lápiz sobre la barra y fuiste hacia la puerta que daba a las habitaciones— el resto hazlo tu solo.

—mocosa de mierda— te dijo mientras tu entrabas en tu cuarto.

—¡hey rav!— te llamó dabi desde el pasillo.

—¿que quieres?— te desvestiste y te pusiste el pijama.

—¿que tal el amante?— se burló subiendo el tono.

—¡mejor que a ti!— hiciste las sabanas a un lado y te metiste en la cama— vete a dormir y déjame tranquila.

— ¡que tengas pesadillas!

—¡si, soñaré contigo!

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