Cap:3 El Plan De Shigaraki

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Te removiste con pereza en tu cama. Con muchísima pereza. Abriste los ojos y revisaste donde se encontraba tu conejito de peluche, el cual accidentalmente cayó al suelo, seguramente mientras dormías.

Te colocaste unas de las zapatillas que le quitaste a tomura, agarraste el peluche, lo dejaste sobre la cama y buscaste tu block de dibujo. Fuiste pasando las ojas de una en una, encaminandote a la puerta, estirando la mano en busca del pomo. Saliste del cuarto cerrando detrás de ti, aún mirando tus dibujos y bocetos. Entraste en el cuarto de baño, abandonaste la libreta que dejaste sobre el lavamanos por unos minutos. Después de lavarte y secarte las manos agarraste nuevamente el block y saliste del baño. Cerraste la puerta y te dirijiste a uno de los dormitorios. Entraste en aquella habitación en particular, intentando recordar el orden de las cosas para no chocarte en medio de la oscuridad.

Sin mucho cuidado apartaste las sabanas, te tumbaste en la cama y te dejaste caer sobre el colchón despertando a dabi de golpe.

— ¿...Tu eres idiota o algo así...?— te preguntó con odio estampandote la mano contra la abeza.

—buenos días a ti también— le respondiste apartando su mano de tu cara y tapandote con las sabanas.

— largate a joder a otro— te dijo destapandote y empujandote afuera de su cama.

— no quiero, en mi cuarto hace frio— le dijiste volviendo a subir y volviendote a tapar.

—pues buscate un novio que te caliente, a mi no me jodas de buena mañana— una vez más te hechó de la cama.

— anda que te folle toga— lo destapaste completamente.

—¿y por que toga?— se quejó tapandose la cara con la almohada intentando dejar de oirte.

—vamooos dabi, son como las 10 de la mañana— empezaste a tirotear de su brazo sin lograr moverlo— debemos prepararnos y empezar con nuestro trabajo antes de que shigabaka se despuerte y nos empieze a insultar.

—si, vale pero dejame en paz, ahora voy— volviste a tirar de su brazo sin hacerle caso— ¡si, joder, voy, voy!— se levantó con toda la pereza del mundo y se dirigió hacia el bar a la vez que tu.

—buenos días— os saludó kuroguiri quien se encontraba tras la barra.

—dias a secas— le corrigió dabi arrastrandote del cuello de tu pijama— donde están las fotos?

Kuroguiri salió de detrás de la barra rebuscando entre estanterías hasta entregarle unos papeles al chico.

— pues...— contó rápidamente pasando las ojas— estos diez a ti— te entregó 10 fotografías con fuerza— vistete y nos vamos.

—¿como? Pero quiero comer— fuistr cogida de detras del cuello del pijama y arrastrada hasta la entrada de tu cuarto.

— pues ahora te jodes por desperme, comemos de camino— te estampó contra la puerts de tu cuarto y desapareció por el pasillo.

—¡baka!—le gritaste entrando en tu cuarto. Después de cerrar la puerta abriste el armario y sacaste tu traje de villana. Tampoco era nada del otro mundo. Unas botas negras de latex que llegaban a más o menos un palmo más arriba de las rodillas, un body de cuero negro y tirante grueso y finalmente la capa negra que siempre te ponías para ocultar tus alas. Muchas veces solías acompañar este traje con una gargantilla del mismo color que toda la ropa y con la ayuda de una de las correas de recambio que usabas para amarrar la parte alta de las botas para que no se cayeran, portabas alguno que otro cuchillo te toga, sujetado arriba de tu pierna izquierda, con la correa de sobras.

El romance del ying y el yang ~todoroki Shoto xlectora~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora