Amor Por Despiste

De Rowlingg

21.9K 613 65

Ella una chica completamente normal. Inteligente, tímida e inocente. Experiencia nula en el amor, sin embarg... Mai multe

1. Reencuentro.
2. Primer contacto.
3. Un té matcha.
4. ¿Vecinos?
5. Partido y cena.
6. La noche no acaba aquí.
7. Acampada.
8. Confesiones.
9. Esto suena a despedida.
10. Cita.
11. En los periódicos.
12. Tarde en la playa.
13. Beca.
14. Mudanza.
15. Despedida.
16. Flashback.
17. Primer día.
18. Fin de semana.
19. De compras y musical.
20. Reunión.
21.Tyler.
22. La nueva casa.
23. Primer entrenamiento.
24. Cena con el equipo.
25. Sam y Marta.
27.Gaduación.
28. París.
29. Las sorpresas continúan.
30. Disneyland París
31. Mâcon.
32. Mundial y spa casero.
33. Te quiero, no lo olvides.
34. El destino.
35. Te he echado de menos.
36. Mi deseo.
37. Donde surgió la magia.
38. La boda.
39. Luna de miel.
40. Vuelta a la realidad.

26. Madrid.

420 16 1
De Rowlingg

El olor de las tortitas, y puede que también Carla Bruni de fondo despertaran a mis amigos.

- Buenos días.- dijo Sam.

- ¿Qué tal habéis dormido?- pregunté volteando una tortita.

- De maravilla, sin duda es en la mejor cama que he dormido jamás.- dijo Marta.

- ¿Te ayudamos en algo?- preguntó el moreno.- Me muero de hambre.

- No, sentaros en la mesa, esto está ya.

Llevé la bandeja de tortitas a la mesa y disfrutamos del magnífico desayuno.

- Bueno chicos, os tengo preparado un mini tour por la ciudad. Tenéis cuarenta minutos para preparaos, tengo todo el tiempo calculado, así que no podemos desperdiciar ni un minuto.- dije metiendo el último vaso al lavavajillas.

- Como usted mande capitana.-dijo Sam en pose militar.

Cada uno nos fuimos para un baño distinto para economizar tiempo. Yo me dí una ducha rápida y me vestí con unos vaqueros claros y una camisa blanca, en los pies mis indudables vans para ir cómoda. Creo que ellos todavía no son conscientes de lo que vamos a andar el día de hoy. En el pelo utilicé una una diadema fina para apartarlo de la cara. Mientras me aplicaba un poco de rimmel llamé a un taxi para que pasara a recogernos en quince minutos. Cogí mi bolso y salí de mi habitación esperando que mis amigos hayan acabado ya. Y tanto que habían terminado, les había dado tiempo a enrollarse en mi cocina. Fingí una tos falsa para que se percataran de mi presencia.

- Bueno veo que me estabais esperando. Anda vamos, que el taxi está en la puerta.

Ambos bajaron la mirada y soltaron una risita tímida. Salimos de casa y le pedí al taxista que nos dejara en el centro. Cuando llegamos me encargué de pagar y bajamos del coche.

Fuimos hasta la Plaza Mayor, la cual estaba atestada de turístas, como siempre. Hicimos algunas fotos. Luego fuimos a Sol, vimos los emblemáticos cines Callao, después fuimos a Fuencarral, calle donde ese encontraban mis tiendas favoritas, y Marta y yo pecamos comprando alguna prenda. Ahora íbamos de camino al museo del Prado, el cual nos va a salir más barato con los carnets de estudiantes.

Recorrimos pasillos y pasillos llenos de cuadros hasta la hora de comer. Decidí ir a un sitio que me recomendó Bea, la novia de Koke. Comimos a base de tapas, que para quien no lo sepa son pequeñas raciones de comida que te ponen para acompañar a la bebida, y la verdad es que estaban muy ricas, si veo a Bea en el partido de esta tarde le daré las gracias por la fantástica recomendación.

Finalmente acabamos en el Retiro con un helado. Como siempre, había un ambientazo. Me encantaba este lugar porque mucha gente se lleva su guitarra y se pone a cantar, además se respira un ambiente muy agradable.

- Dios mío, estoy reventada.- dijo Marta tumbándose sobre el césped.

- Pues no has visto ni un cuanto de Madrid.- dije chupando mi helado que se estaba derritendo.

- Creo que ya hemos tenido suficiente Madrid por hoy. Aunque he de decirte que has hecho un trabajo estupendo como guía.- añadió Sam.

- Gracias.- dije emocionada.- ¿Qué os parece si llamo al taxi y volvemos a casa para descansar un poco? Os recuerdo que hoy hay partido por la noche, y tenemos que animar con todas nuestras fuerzas a Anto, bueno, y al resto del Atleti.

- Me parece buena idea.- concluyó Marta.

Y así fue, en escasos minutos el taxi vino a recogernos. Mientras llegábamos a casa aproveché para llamar a Anto, que el pobre se ha tirado todo el día.

- ¿Qué tal va todo?- pregunté al otro lado de la línea.

- Estoy reventado petite, creo que Simeone me quiere matar un día de estos.- dijo suspirando.- Pero bueno, merecerá la pena. Espero que sepas que te voy a dedicar como mínimo un gol.

- Espero que sea verdad. Nosotros vamos a casa que también estamos cansados.

- He dejado los pases y camisetas en el vestidor.- se oyó cómo alguien le llamaba.- Me tengo que ir petite, no lleguéis tarde. Te quiero.

- Y yo.

Enseguida llegamos a casa, mis amigos fueron a echarse una siesta y yo me quedé en una tumbona leyendo un libro que me envió mi madre.

Cuando se hicieron las siete nos preparamos. Comimos unos sandwiches antes de irnos. Y en un abrir y cerrar de ojos íbamos rumbo al Wanda Metropolitano con un siete a la espalda y una sonrisa de oreja a oreja.

Como era de esperar, el ambientazo se notaba desde la entrada, el estadio estaba abarrotado de aficionados, tanto del Atlético como del Betis. Con nuestros pases entramos enseguida, y desde nuestro sitio gozabamos de las mejores vistas del estadio. Sam y Marta no paraban de hacerse fotos y yo me percaté de que Bea estaba sentada unos asientos a la derecha.

- ¡Hey Elena!- dijo dándome dos besos.

- ¿Cómo estas?

- Muy bien la verdad, pero a ti te veo un poco nerviosa. No te preocupes, yo también me ponía de los nervios al principio, pero nuestros chicos pueden con esto mucha más.- dijo pasando un brazo por mi hombro.

- De eso no cabe duda. Mira, estos son Sam y Marta, unos amigos que han venido a visitarnos. Chicos ella es Bea, la novia de Koke.

- Un placer.- dijo la pareja a la vez. - Te sigo en Instagram, me encantan tus fotos.- añadió Marta como buena fanática de las redes sociales.

- Estoy intentando mejorar mi cuenta, pero no sé si quedará bien. Tengo varias cosas en mente.- le explicó.

Cuando nos fuimos a dar cuenta el partido empezó y todos volvimos a nuestros asientos. No recordaba con la emoción que Sam vivía los partidos, así que os podéis imaginar las risas que nos echamos. Ví a Antoine muy preparado, no paraba de correr de aquí para allá. Se le presentaron varias oportunidades para marcar gol, pero A todas llegó tarde, menos a la tercera, gracias al buen pase de Koke consiguió marcar un golazo por la banda derecha. Un gran sentimiento de euforia creció dentro de mí, vino corriendo a hasta el lateral en el que nos encontrábamos, me apuntó con el dedo y me envió un beso, aclamando la atención de todo el mundo que nos rodeaba. Una carcajada se escapó de mi garganta, le guiñé un ojo y en escasos segundos Sam se avalanzó sobre mí para abrazarme al igual que hizo el resto del equipo con Anto.

El partido siguió y el atleti se confió, haciendo que el Betis marcara su primer gol unos minutos antes del descanso. Sonreí al ver como Antoine animaba a sus compañeros, los cuales se marchaban al vestuario un poco disgustados. Durante el descanso estuvimos haciendo fotos, hablando y cantando con la afición colchonera que no era poca.

Los chicos llegaron con más fuerza que nunca y lo dieron todo en la segunda parte. Haciendo que el equipo rojiblanco sumara dos goles más al marcador. Uno de Koke, ya os podéis imaginar a quien se lo dedicó y el último fue de Saúl, en los últimos minutos de juego. Estuvimos en el Wanda hasta que Antoine salió del vestuario con una sonrisa en la cara. Yo corrí hacia sus brazos, enganché mis manos detrás de su cuello, uní nuestros labios y le dí un beso que sabía a victoria.

- Felicidades cariño, lo habéis hecho genial. Estoy muy orgullosa de ti.- esbozó una sonrisa y escondió su rostro en mi cuello, noté como aspiraba para sentir mi olor.

- Dios mío petite, no sabes lo que me pone verte con la misma camiseta que yo.- susurró en mi oído. Un gruñido explotó la burbuja en la que estábamos sumergidos, y noté como mis mejillas se coloraban.

- Os recuerdo que seguimos aquí.- dijo Sam divertido mientras rodeaba los hombros de Marta con sus brazos y esta soltaba un carcajada.

- Siempre tan oportuno Sam.- dijo Anto.

- Tío he de decir que lo habéis hecho de maravilla.- dijo mi amigo mientras tomaba asiento en la parte trasera del coche.

Antoine le agradeció el cumplido y ambos empezaron a hablar del partido durante el trayecto a casa. Yo noté cómo los párpados me pesaban cada vez más y me quedé dormida, bueno no fuí la única, Marta pensó que también sería buena idea echarse una siestecita.

Recuerdo haber llegado a la cama medio zombie, compartir una ronda de besos con mi francés favorito y después quedarme dormida acurrucada en su pecho.

El domingo por la mañana mis amigos se fueron. Y he de decir que durante la despedida hubieron lágrimas por parte de los tres. Nos fundimos en un fuerte abrazo y nos fue difícil separamos cuando llegó el momento de que se fueran.

He de admitir que el resto del día estuve un poco tristona y deseaba que llegara la hora en la que Anto llegara del entrenamiento para que me diera un beso y me hiciera olvidar todas mis preocupaciones.

El resto de la mañana estuve encerrada en el estudio terminando el proyecto fin de carrera, el cual tengo que exponer el lunes ante el tribunal de educación de la comunidad autónoma de Madrid. Después de eso me sentí libre y con suerte me graduaré el viernes de la carrera de mis sueños.

Para cuando llegó Anto ya había terminado el maldito trabajo que me había estado amargando durante las últimas semanas.

- ¿Cómo vas con el trabajo petite?.- dijo Anto entrado al estudio justo cunado pulsé la tecla del punto final que concluía a aquel monstruo de 46 páginas.

- Justo acabo de terminarlo.- dije sin dar crédito a mis palabras.

- Eso es genial cariño, sé todo el esfuerzo que le has puesto y estoy seguro de que vas a sacar una notaza.- dijo antes de robarme un casto beso.

- Tengo hambre.- solté al oír mis tripas rugir.

- ¿Qué te parece si lo celebramos con comida china?

- Me gusta tu idea.

Pedimos la comida a domicilio y después estuvimos toda la tarde haciendo el vago, ya sabéis, Netflix and chill.

- Por cierto petite, he pedido hora el martes por la tarde para ir a la boutique de Gran Vía.- dijo acariciando mi cabello.- Espero que no se te haya olvidado que te graduas al viernes amor.

No me puedo creer que con lo obsesionada que estoy con la ropa, no me haya acordado del vestido para la graduación.

- Mierda, se me había olvidado por completo.- solté mientras ponía en pausa la sengunda película de la tarde.- Madre mía, no sé que haría sin tí Antoine.

El soltó una sonora carcajada y besó mi mejilla.

- Para eso me tienes petite.

Cenamos las sobras de la comida del mediodía y yo subí a darme una ducha. Al ritmo de una de esas canciones comerciales que sonaba en mi cabeza me empecé a desnudar mientras hacía el tonto frente al espejo. Justo cuando metí mi pie derecho en la ducha la puerta del baño se abrió, y detrás de ella estaba Anto, su mirada recorrió mi cuerpo desnudo de arriba a abajo y mis mejillas se tiñeron de rojo al instante.

- Nena, creo que deberíamos de ducharnos juntos, ya sabes para ahorrar agua y eso.- dijo mientras se comenzaba a quitar la camiseta, dejandome un vista de su abdomen bien marcado. Después me miró para comprobar mi aprobación, yo simplemente me mordí el labio y creo que eso fue suficiente como respuesta.

Como si velocidad de la luz se tratase, unió nuestros labios en un beso salvaje y apasionado. Como era de esperar nuestros labios encajaban a la perfección y nuestras lenguas danzaban acompasadas la una con la otra. Sus manos fueron directas a mis caderas libres de ropa y las mías al elástico de sus pantalones de deporte, los cuales bajé poco a poco dejándolo únicamente en bóxers. El pegó su cuerpo mucho más al mío haciendo que sintiera cada uno de los rincones de su fornido cuerpo, en respuesta un breve gemido de escapó de mis labios haciendo que el francés se alterara más e intensificara el ritmo del beso. Me percaté de que la alcachofa llevaba un buen rato soltando agua y dije:

- Creo que si nuestra intención era ahorrar agua no lo estamos consiguiendo.- el castaño reprimió una carcajada ronca.

- Siempre tan oportuna petite.- dijo sobre mis labios.- Pero tienes razón, vamos a la ducha.

Es escasos segundos se desprendió de la única prenda que le privaba de la desnudez y colocó sus manos en la parte baja de mis muslos haciendo mis pies abandonaran el frío suelo de mármol. Este gesto me pilló tan de sorpresa que tuve que enredar mis piernas a su cintura para no caerme, conmigo atada a él se adentró en la ducha. La placentera sensación del agua caliente sobre nuestros cuerpos se hizo presente cuando Anto nos posicionó justo debajo de la cascada que caía de lo más alto de la ducha.

Apoyó mi cuerpo sobre la pared y empezó a besar mi cuello. El contraste entré la gélida pared y mi cuerpo ya caliente por el agua hizo que un gemido se escapara de mis labios.

- Nena no aguanto un segundo más sin hacerte mía.- susurró contra mi pecho.

- Hazme tuya Antoine- dije dejandome llevar por la pasión. De su garganta salió un ronco sonido ante mi comentario.

Finalmente unió nuestros cuerpos por completo. Nos dejamos llevar por la placentera sensación de sensación de sentirnos el uno al otro en su totalidad y disfrutamos de nuestra intimidad de forma lujuriosa y cariñosa. Cuando llegamos al punto más álgido del climax en el que nos fundimos el uno con el otro nos susurramos un "te quiero" mutuo. Desenrollé mis piernas de sus caderas y dejé un beso en su pecho.

- Creo que deberíamos ducharnos.- dije con una sonrisa tímida.

- Yo me encargo de eso.- dijo cogiendo la mi esponja de la esquina del pie de ducha. Puso un poco de gel sobre ella pasó por cada parte de mi cuerpo, aunque he de decir que se entretuvo un poco más de la cuenta en mi pechos. Después me regaló un perfecto masaje capilar cuando me lavó el pelo. A continuación yo hice lo mismo con él. Enjaboné su cuerpo por completo, repasé la tinta de los tatuajes de su brazo y besé todos los lunares que decoraban su cuello.

Cuando salimos de la ducha se encabezonó en peinar mi cabello, porque según él le hacía mucha ilusión. Finalmente nos pusimos el pijama, en mi caso una camiseta que le había robado a Sam y unas braguitas. Decidimos acostarnos porque ya se había hecho tarde.

- Creo que no podía haber mejor forma de acabar el fin de semana.- dijo Antoine con una sonrisa en los labios. Ambos estábamos frente a frente y me encantaba la forma en la que la luna iluminaba su rostro.

- Estoy completamente de acuerdo.- dije recostandome sobre su pecho.

- Buenas noches petite.- creí oír antes de caer en los brazos de Morfeo.











Capítulo nuevo al fin!👏
Espero que os haya gustado, si es así hacérmelo saber con un voto 🌟 y un comentario.
Un saludo.🌹
Creo que voy a cambiar la portada

~I. 💕

Continuă lectura

O să-ți placă și

385K 25.3K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
196K 11K 18
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
24.4K 915 63
Sinapsis Los rebeldes no atacan, gana America ante los ojos de Clarkson, el rey muere, las ocurrencias de America impiden que Amberly entre en depres...
1.1K 70 35
Ana Stefano ha pasado la mayor parte de su vida frente a las cámaras, actuar para ella es como respirar, eso que empezó como un juego rápidamente se...