No me puedo creer que haya hecho esto. Hace apenas dos semanas que se fue Scott, y ya me he acostado con otra persona. Sí, estaba borracha, pero da igual. No tendría que haber bebido nada, soy una estúpida.
Y ahora me encuentro en una habitación bastante amplia, blanca y bonita, preguntándome que debo hacer. ¿Lo despierto? No. Mejor no.
Me inclino para mirar el suelo, y puedo distinguir mi ropa interior tirada a un lado, pero no encuentro mi vestido. Me muerdo el labio y me intento levantar sin hacer ningún ruido.
Salgo de la cama y me pongo rápidamente la ropa interior. ¿Y mi ropa?
Empiezo a caminar hacia la puerta, y salgo, no sin antes mirar a los lados para ver si hay alguien, pero por como veo distribuida la casa, solo vive él.
Salgo de la habitación y me dirijo hacia la derecha, ya que a la izquierda tan solo hay un baño en el que no está mi vestido. Camino y doy a un salón con muebles bastante modernos, y consigo distinguir mi vestido tirado encima de la mesa de comedor. ¿¡En la mesa de comedor!?
Voy corriendo hacia él y me lo enfundo. Luego encuentro casi en la entrada mis tacones y salgo de la casa con ellos en la mano.
Doy a una calle que me suena bastante. ¡Es la de Bri!
Empiezo a buscar su casa y cuando la encuentro comienzo a llamar al timbre como una loca. Unos diez segundos después, me abre Nazan.
-¡Dani!-Me mira con los ojos como platos y me mira de arriba abajo.-¿Donde estabas? ¿Y por qué llevas el mismo vestido?-Abre los ojos como platos.-Tú has...
-¡Calla!-Pongo una mano en su boca.-No grites.-Retiro la mano y me muerdo el labio inferior con disgusto.-Estaba borracha. No sé ni como se llama él. Lo he dejado durmiendo en su casa.
-¿Donde vive?-Me pregunta con curiosidad. Le señalo una casa que está al otro lado de la calle.-¡Te has acostado con Mike!-Se lleva una mano a la frente.
-¿Quién?-Pregunto frunciendo el ceño.
-Mike.
-Ya te he oído. Me refiero a quien es, que hace con su vida... Bueno, ya me entiendes.-Digo cruzándome de brazos.
Está a punto de responderme cuando veo a Bri bajando las escaleras con su pijama.
-¡Dani!-Se acerca corriendo a mi y me abraza.-¿Donde...?
-Se ha tirado a Mike.-Responde Nazan.
-¿Mike?-Pregunta con la boca abierta.
-Si, Mike.-Responde él.
-Oh, dios mío, Mike...
-¿Quereis decirme quien demonios es Mike?-Estallo.
-Oh, si, claro. Pasa.-Bri me empuja para que entre en la casa. Nos dirijimos al salón y nos sentamos en el sofá, yo en medio.
-Mike es un gran mujeriego.-Dice Nazan.
-Y lo hace bastante bien.-Dice Bri, recordando algo.
-Ugh.-Decimos Nazan y yo al unísono.
-¿No te acuerdas de nada?-Me pregunta ella para cambiar de tema.
-Me acuerdo de que ayer me tomé cuatro vodkas.
-¡Que máquina!-Grita Nazan y estiende una mano para que se la choque, pero no lo hago y le fulmino con la mirada.-No es un buen momento, lo entiendo.-Dice bajando la mano.
-¿No, en serio?-Le digo con sarcasmo.
-¿Ups?
Pongo los ojos en blanco y niego.
-No me lo puedo creer. Soy la peor novia del mundo. He engañado a Scott.-Digo llevándome las manos a la cabeza.
-Han pasado dos semanas.-Bri me acaricia la espalda e intenta consolarme.
-No me importa. Tan solo son dos semanas, tu misma lo has dicho.
Me agacho y me desabrocho los tacones, me los quito y subo los pies al sofá. Me hago una bola y empiezo a llorar en silencio.
-Vamos, cariño, tranquila.-Bri me abraza.-Deberías llamar a Amanda.
Levanto la cara rápidamente. ¡Amanda!
Agarro mi teléfono (que por alguna razón está encima de la mesita) y marco el número de Amanda.
-Hola cielo.-Dice tranquila.-Perdón por no haber ido a casa, he tenido mucho trabajo.
-No te preocupes, he... dormido en casa de Bri.-Digo con firmeza.
-Estupendo, cielo. ¿Ya te encuentras mejor?
-Si. Estoy mejor.
-¡Me alegro! Recuerda que el lunes ya empezais las clases.
-Lo sé.-Hago un puchero.
-Bueno, tengo que colgar, estot agotada. ¿Por qué me llamas a las nueve de la mañana?
-Me desvelé.-Digo rápidamente.-Chao, te quiero.
Y cuelgo el teléfono.
-Listo.-Les informo.
***
Cuando ese lunes me suena el despertador, estiro el brazo y hago que caiga al suelo. ¿Otra vez? Me pasó lo mismo el curso pasado.
Me levanto y compruebo que esta vez no se rompió, así que lo vuelvo a colocar en la mesilla.
Me levanto y voy al baño, me doy una buena ducha y cuando salgo me pongo un short vaquero, una camisa azul sin mangas y unas sandalias negras. Dejo mi pelo suelto y bajo a desayunar.
Tras comer unas galletas, cojo mi mochila y salgo por la puerta. En vez de coger el bus como siempre, hoy pasan a recogerme Bri y Nazan. Si, ya se que Nazan se graduó, pero va a hacer unas prácticas de Universidad en el edificio que está unido a nuestro instituto; así compartimos igual el comedor, el recreo, y esas cosas. Scott también quería hacer eso.
Cuando salgo, veo que el coche ya está aparcando, así que corro hacia él y abro la puerta trasera.
-Hola.-Saludo.
-Holaaa.-Me responden a coro.
Nos pasamos el resto del viaje hablando, comentando las prácticas de Nazan, y esas cosas. Cuando llegamos, Bri y yo nos vamos a nuestra clase correspondiente y Nazan se va por otro pasillo.
Cuando vemos el letrero "1-C", entramos en el aula, y vemos que está atestada de gente. A algunos los conocemos, pero otros son nuevos o iban en otras clases.
Todos nos sentamos en cuanto entra el nuevo tutor, quien nos da una charla sobre que tenemos que estudiar mucho, ser responsables y bla bla bla.
Una vez que acaba, abrimos nuestros libros de física y comenzamos a dar la clase.
***
Por fin, dos horas después, salimos al recreo. Tengo que ir al baño, asi que me separo de Bri y me adentro en un pasillo para ir al servicio. Pero algo me detiene.
Veo el pequeño pasillo que da a la azotea, así que decido subirlo.
Cuando llego arriba, empiezo a inspeccionar todo. Está igual que el año pasado. Cuando me giro, doy un respingo cuando veo a una persona a unos metros de mi, de espaldas. Me resulta demasiado familiar. Es un chico.
Me acerco a él y le doy un golpe en el hombro. Y cuando se gira me quedo completamente helada.
-Scott.-Susurro.
Él me sonríe de lado, y no puedo evitar lanzarme a sus brazos y besarlo en los labios. Noto como una lágrima se desliza por mi mejilla, pero ahora mismo me da igual. No sé por qué, ni como, pero está aquí y es lo único que me importa.
Él me devuelve el beso con fiereza. Sus manos me levantan del suelo y rodeo mis piernas alrededor de su cintura. Él comienza a caminar conmigo encima hacia un pequeño cobertizo que hay allí, y entramos. Es pequeño, pero está ligeramente iluminado. Scott introduce las manos bajo mi camiseta e intenta desabrocharme el sujetador, pero se para.
-Perdona, una pregunta, ¿eres virgen? Yo no juego con vírgenes.-Dice separándose ligeramente de mí.
Frunzo el ceño. Estoy desconcertada.
-¿Qué?
-Me parece que lo he dicho bien claro, niña.
-¿Por qué me hablas así?-Respondo, y me bajo de su cintura.
-¿Como quieres que te hable? Ni siquiera te conozco.