—¡No te rías de mí!– musitó el pequeño mientras intentaba alcanzar las galletas– ¡Ayúdeme Hyung! ¡Malo! ¡Hyung malo!
Yoongi se acercó entre risas.
—Enano... –lo tomo de la cintura y lo elevo hacia las galletas.
—¡Gracias Hyung! Ahora es bueno.
—¿Y mi premio?
—No hay– sonrió y se safo del agarre de Yoongi para luego correr hacia el patio trasero.