SOPHIE
¿Conocéis la sensación de que algo en vuestro cuerpo os avisa sobre que algo raro pasa?
Pues eso exactamente me pasa.
Sé que pasa algo, pero no tengo ni puñetera idea que es.
Pheobe salio de casa hace casi una hora, según ella, a por un regalo para Nick. Según mi alarma mental, ha quedado con Derek.
Que casualidad, desde anoche lleva rara, pasa demasiado tiempo con el móvil haciendo yo que sé. Llega la mañana, sigue mirando yo que sé por el móvil, cabe destacar que tampoco ha dormido en toda la noche, y ahora, se va de casa repentinamente con la primera excusa que ha creído factible.
Pues algo dentro de mi, me dice que detrás de todo eso, esconde algo. Y pienso descubrirlo. Y romperle los huevos a nuestro amiguito.
Mi móvil vibra y me doy cuenta de quién es el correo.
No doy crédito a lo que veo. Siento mi corazón palpitar con una fuerza exagerada. Abro el correo, y mil ideas empiezan a dar vueltas sin control.
_______________________________________
De: Universidad de Nankín.
Fecha: 1 de Agosto del 2018.
Para: Sophie Godoy
Asunto: Solicitud aceptada.
Estimada alumna SOPHIE GODOY:
Una vez revisada su solicitud de admisión para la asignatura de Artes en la UNIVERSIDAD DE NANKIN situada en China, por la presente, me es grato comunicarle su ADMISIÓN en la misma.
Los libros y documentación relativa al curso le serán enviados en los 15 días posteriores al abono de la matrícula.
Sin otro particular, reiterándole de nuevo nuestra enhorabuena.
Un cordial saludo.
Mi cara en estos momentos lejos de ser un poema, era una película de terror. Me había olvidado por completo de esto. Y a pesar de que estaba muy orgullosa de mi, me sentía repugnante. No había avisado a Pheobe de nada de esto, jamás creí que me aceptarían, lo di por olvidado. Y empecé a tener una relación más formal con ella, todo iba sobre ruedas, y cuando mejor va todo, ostión.
Cuando por fin encontré todas las respuestas, cambiaron todas las preguntas. No encuentro mejor frase para definir esto.
Otra vez el maldito teléfono sonando.
Es mamá.
—Hola mami, que pasa?—digo rápido, ya que, aún que me gusta escucharla, ahora no necesito hablar con nadie.
—Solo quería preguntar cómo iba todo hija, llevas unos dias sin llamarme, y a mí aun me queda una semana en este maravilloso hotel. Ibiza es el centro del vicio, pero me lo estoy pasando bomba.— ríe mientras suena música y gente de fondo.
—Todo va bien mamá, es solo que tengo una noticia que darte.— bajo tontamente el tono de voz a pesar de no haber nadie en casa.
— ¿Hay algún problema otra vez con Alex?— escucho como se aleja del barullo de personas sonando alarmada.
—No, que va. Gracias a Dios ese hombre esta desaparecido en combate desde que Pheobe casi lo mata con un bolígrafo.— comento divertida recordando ese momento.
—¿Matarlo? ¿CON UN BOLÍGRAFO? Hija, me vais a dar un ataque al corazón entre las dos con vuestras locuras.— dice algo más tranquila.
—Bueno, ese no es el caso. El caso es que han aceptado mi solicitud para ir a estudiar al extranjero. ¡A China mamá!— pongo las manos en mi cabeza mientras mamá ríe atraves del altavoz.
—Pero eso es una noticia estupenda mi niña! Has logrado lo que tanto querías, te vas a ir un añito allí, y te voy a extrañar con mi vida, te obligo a llamarme cada día del mes. Cuando te vas? Dime cuándo te vas!— hablaba casi atropelladamente, haciendo cien preguntas.
—Me voy en septiembre, tranquila, queda 1 mes. Te llamaré después, está bien?— digo corriendo al oír el timbre.
Seguro es Pheobe, después de una hora y media casi, debe de tener mínimo 20 regalos para su hermano.
—Te quiero hija!— cuelga el teléfono y yo solo tiemblo con tanta información en mi cerebro.
Me doy aire con las manos para intentar bajar el color rojo de mi cara, se nota que he reído y llorado simultáneamente. Así que bebo agua corriendo, y cierro el correo electrónico sin dejar ni una pista a simple vista.
—Lo siento por llegar un poquito más tarde de lo acordado.— dice con la típica sonrisa forzada de una adolescente que ha llegado 4 horas más tarde a casa.
—Y tan poquito. Ya más que desayunar, podemos ir comiendo, tardona.— bufo mientras guardo la leche en la nevera.
—Prometo recompensartelo morenita celosa—responde poniendo en blanco sus ojos grises.
—Esos ojos...—digo con advertencia alargando la "o".
— ¿Esos ojos qué?... No te gusta que los ponga en blanco?.— susurra recalcando muy lentamente cada palabra mientras se acerca peligrosamente a mi boca.
No nena, por ahí vas muy mal. Estas jugando jodidamente sucio.
Me da un empujón empotrandome contra la encimera de la cocina, seguidamente agarra mi cuello entre sus manos y empieza a besarme sin darme tregua. Mete su lengua en mi boca y traza círculos perfectos a la vez que cada ciertos minutos me pega algún que otro caliente mordisco.
—¿Que me ocultas? Necesito saberlo. Mi mente solo se crea películas sola, y soy una paranoica.—confieso con un poco de miedo a su respuesta.
Pero mi patosa pelirroja no responde, nisiquiera duda en si decirme o no algo. Ella sigue oliendo mi aroma, sigue pasando su carita por mi piel, e inhalando cada poro de mi. Agarró su mano derecha, y observo que está temblando, como si no supiese que hacer en ese momento, como si quisiera hacer cien mil cosas, pero algo la obligase a mantenerse quieta y callada, aparentando una tranquilidad inexistente. Y eso solo hace que yo piense cosas que igual no son. Por qué ahora mismo lo único que se me ocurre es, que va a dejarme. Que ha preparado la cena, y está tan rara por que quiere terminar conmigo.
—Vamos a la cama a dormir un ratito anda.— comento con tono de derrota.
Llegamos a la cama, y nos besamos por un largo rato, me pone caliente, sabe cómo tocarme. Pheobe sabe muy bien lo que me gusta.
—Joder, sigue así, no te apartes.— levanta la voz levemente mientras frota su sexo contra el mío.
—Que mojada estás, me vas a matar del placer.— replico mientras empiezo a sentir como llega el orgasmo arransando con todo.
Y entonces, se duerme profundamente.
***
Acabamos de llegar al restaurante, y Pheobe me está asustando. Parece otra vez la niña del exorcista. Que manía tiene la jodida. Sabe cómo se le pone el cuello cuando le salen ronchones nerviosa, y ella sigue rascándose. Esto no sé si es una cena romántica, o una posible ruptura.
Pero sea lo que sea, la está liando de lo lindo. Aunque si algo tengo que admitir, es que está impresionante.
—Por qué mi vaso es blanco, y parece una taza de desayuno, y el tuyo es una copa?—pregunto con demasiada curiosidad.
—No lo sé, no les quedaran más copas limpias ahora.— ríe nerviosa y se acomoda su mono negro con un escote vertiginoso.
Respira, solo es un mono, y Pheobe.
—Estas preciosa— digo de sopetón con una risa llena de amor.
—Te diría lo mismo, pero tú más que preciosa estás arrebatadoramente sexy. Ese vestido de lentejuelas de colores es muy llamativo y te queda como un guante. Y por cierto, me has vuelto loca hoy en la cama.— me guiña un ojo y veo como se le va bajando el sarpullido del cuello.
Yo no doy más con mi curiosidad y suelto la bomba, haciendo que ella se vea todavía más pálida, si eso fuese posible.
—Necesito que me digas a qué viene esta cena, este misterio, tus secretos, y todo. Me está matando la incertidumbre, pelirroja.— me sincero al fin.
—Verás. Hemos pasado por mucho, muchas cosas buenas, y algunas malas. Nos conocemos desde hace muchísimos años, confianza sobra. Y me gustas. Me encantas hasta un nivel donde no puedes imaginartelo.— agarra un mechón rebelde y juega con el mientras sigue enrrollandose.
Se está enrrollando como las persianas, y no está llegando a ningún punto. Y yo me éstoy poniendo negra. Agregándole a todo esto que tengo que decirle ahora mismo, ya que es un momento cojonudo para decirle sobre mi petición aceptada en esa universidad. Se va a liar una aquí, que vamos, cuando ardió troya, se quedó corto. Yo diciendo que me voy fuera del país, y ella dejándome. Como si lo viese.
—El caso es que, quiero pedirte algo, y es que te bebas el vino que hay en esa taza blanca, y leas lo que hay escrito en el fon...—
—Me voy a China.— escupo de golpe.
—...do. — acaba la frase con su cara echa un poema.
—Me mandaron un correo esta mañana, diciendo que mi solicitud había sido aceptada, es una universidad preciosa, una de las mejores en China. Sería un año en principio solo. Es una gran oportunidad. Estudiaría lo que siempre quise, Artes!—intento sonar feliz y relajada, pero algo en su cara me hace sentir pavor.
—Ah. Pues, enhorabuena. No?— dice mirando los cubiertos fijamente, y veo como le cae una lágrima al plato.
—No llores, te lo suplico patosita. Solo serán 12 meses en un principio.— me excuso sabiendo que serán más a la larga.
—Dejame respirar unos minutos, solo cállate un par de minutos pecas.— comenta seriamente.
Ella coge el móvil, hace algo con el, y cuando acaba, se seca un par de lágrimas rebeldes que caen por su blanca piel. Coge la copa entre sus manos, y bebe un sorbo del vino.
—Es verdad, que me pediste que bebiese de la taza esta. Es mas rara que rara, pero bueno, vamos a probar el vino!— digo con una pequeña risa llendo a agarrar la taza.
En ese momento Pheobe me arrebata la taza de las manos, tirando algo de bebida por la mesa, manchando el mantel, y sin poder contener más las largimas, estalla.
Mira la taza con nostalgia, me mira, suspira, y seguido de eso, se ríe.
Se ríe como si le acabase de contar el chiste mas gracioso del mundo.
—Las heridas que no se ven son las más profundas, eso decía William Shakespeare. Sabías?—
Yo no entendía nada, pero justo cuando no podía flipar más, ella levanto la taza, y la estampó contra el suelo, haciendola añicos.
—Que cojones haces!!?— espeté furiosa a la vez que confusa.
—El ridículo, cancelar el hotel que había reservado para esta noche, y el viaje para el mes que viene. Ah, y romper esa taza en la cual te pedía matrimonio.— gritaba con dolor en cada palabra.
¿Pheobe me quería pedir matrimonio?