- ¡Hi! -recibo en cuanto abro la puerta-, estuve esperando tu llegada, como siempre, -Me doy la vuelta, me siento en mi cómodo sillón de lunares rojos, mientras un suspiro de alivio escapa de mis labios rosados- estoy cansada, no me he sentado desde que nos subimos al alabús, siento que tengo los pies como un queso de estar tanto tiempo de pie junto a la puerta.
Me hundo contra las colchas del mueble, qué rico se siente. Me llevo una galleta de chispas de chocolate a la boca, la muerdo con suavidad, disfruto cómo se desmorona cada partícula en mi paladar, desplegando su dulce sabor a cacao.
» Oh, casi lo olvido, -musito aún masticando, trago- ya encontré un nombre para el venado, será: Bambú.
Anuncio, con el orgullo de una madre que ha hecho un buen trabajo con su hijo, inflo el pecho a sabiendas de mi excelente trabajo.
» Lo sé, lo sé, -Me encojo de hombros derrochando una singular arrogancia, digna de una habitante de Life- es magnífico, yo solo pensé en cuan parecido es el nombre Bambi con la palabra Bambú, y como el personaje es un venado. -resumo al batir mis cabellos níveos sobre mi piel bronceada- Oh, también hay otra buena noticia, ¿Recuerdas que la escritora había pedido a la Casa del Antídoto que le hiciera una portada?, Bueno, pues ya está lista.
Me levanto a buscar mi mochila, no es grato el momento en que encuentro a Chesshire durmiendo encima de ella.
» ¡Fuera de aquí!, gato feo, -intento espantar sin mucho éxito al gordo gato de pelaje ciruela y ojos rosa- ¡Abajo ahora!-mi grito basta para que se estire perezosamente entre ronrorenos, de media vuelta, y se vaya- la portada es bonita, es el antiguo libro que encontramos en la biblioteca, aunque con el nombre de nuestra historia y algunos cambios.
Afirmo el bolso en mi espalda con una mano, a medida que el portal se abre paso en nuestra realidad. Las chispas de colores vuelven a enredarse en mi cabello, quitarlas será agotador.
»Andando, hay que resolver éste misterio- apuro con un batir de manos.
Otra vez la repisa se alza ante nosotros imponente, llena de inmaculados recuerdos, que desprenden una fragilidad denotada por el cristal de diamante que los envuelve a cada uno. Sin una sola partícula de polvo que la opaque, fisura o deterioro.
Hacen bien su trabajo por acá.
- ¡Excelente!, -festeja Wonderfull dando brinquitos- gracias Smile.
- Bueno a buscar, ayúdanos ven -te pido comenzando a agarrar un recuerdo.
- Espera ¿Qué? -mofa Smile incrédula-, ustedes no están pensando en revisar cada recuerdo de las estanterías de nomeolvides. ¿Verdad? -cuestiona alzando una ceja.
Miro a Wonderfull de reojo y luego a ti, antes de asentir.
- Tienen que estar bromeando. -asegura en desaprobación- Cada estante de éstos contienen 4.568 memorias relacionadas con las nomeolvides, y hay alrededor de 16 estantes de ésta sección.
El asombro impacta mi cara aferrandose a ella con ahínco, mi boca se abre ligeramente, soltando un jadeo ante la mención de tal cantidad de recuerdos. ¿Qué vamos a hacer?, no podemos ver tantos.
Esos nos llevaría una gran cantidad de capítulos, y la escritora se rehúsa a escribir más de 22 partes de ésta historia. No tenemos episodios que desperdiciar.
- Y tú, ¿Podrías ayudarnos? -indaga sutil Wonderfull.
- ¿A qué?, ¿A ver los cientos de recuerdo aburridos? -Smile bufa sarcástica-. Pues no, oigan tengo una trabajo al que atender.
El silencio se instala como una dulce canción, que nos hace seguir su ritmo sin interrumpirla, viéndonos unos a otros expectantes. O algo así hasta que Smile largó un suspiro de rendición.
- Hagamos algo, -propone cruzandose de brazos entrando en modo negociante- yo conozco éstos pasillos como la palma de mi mano, si me dicen que buscan, puedo decirles en qué estante y repisa está.
Los tres intercambiamos miradas, sopesando qué tan fiable sería aquella persona, aunque rapidamente pasamos a otra cuestión al darnos cuenta de que, esa chica Smile, no parecía una persona precisamente sociable. Finalmente cedimos ante aquella opción, nos apresuramos a explicar cada detalle de lo que iba de historia.
- Vale, eso es... -balbucea ausente , debido a la sorpresa de la noticia- Mucho qué digerir. Síganme.
Y comenzó a caminar lejos de aquel pasillo, Hey espera no, ¿A dónde va?, no debería ser muy lejos.
- Ah, Smile, ¿A dónde vamos? -pregunto precisando como los pasillos se volvían más oscuros y solitarios, llenos de un polvo que no estaba en los anteriores lugares.
- Lo que ustedes buscan son los recuerdos de la escritora -dice luciendo un ceño fruncido acompañado de una sonrisa enigmática-. Esas memorias se encuentran en una zona más privada, los habitantes de Life normalmente no visitan esta área, por eso solo los trabajadores del Recuerdador tenemos conocimiento de ella.
- ¿Es prohibida? -interroga Wonderfull escrutando los nuevos estantes, que a diferencia de los otros tallados en fina madera, pulidos y delicados, éstos eran en cambio de un metal muy sucio, lleno de hogares de cientos de arañas, rusticos muy parecidos a los de Harry Potter en la cámara secreta.
- No, ninguna información en Life está prohibida, -rueda los ojos con una sonrisita al enconger sus hombros.
Doblamos la siguiente esquina, y por fin, Smile se detuvo ante una repisa aún más deteriorada que las anteriores.
- Qué extraño, -musita gravemente anunciando problemas, al momento en que su sonreír se desvanece de su tez- aquí deberían de haber más recuerdos, -Smile mira los huecos en las oscuras repisas por el hollín que se acumulaba ahí- hay que encontrar al culpable rápido, tengan éste debe se el que buscamos.
Wonderfull lo agarra analizándolo, seguramente escaneando todo con su vista cuánto puede, para luego usarlo en alguno de sus relatos.
Recibo un frasco alargado sellado con una tapa metálica, barnizado con el polvo del hollín y varias arañitas escapando de la superficie, un frasco que contiene una parte que no conocíamos de nuestra escritora, una memoria que tal vez remueva los escombros de un pasado oscuro.
Te veo, cierro mis ojos y abro el recuerdo.
Una luz cegadora nos envuelve, y ya no sabemos qué sucede.
Abro mis ojos lentamente, nunca había estado dentro de un recuerdo, menos de la escritora, se suponía que lo sabíamos todo, como que cumple el 14 de Abril. Pero al parecer, hay alguien que desea ocultar algunas cosas, y tal vez, viendo la escena completa sepamos algo.
Como que todo esto no es invención nuestra.
Un hermoso sol dorado nos abraza con su calor ardiente, el viento de verado desliza sus suaves labios por mi piel, el césped que roza mis rodillas alberga una diminutas y frágiles hormigas que trazan su camino al hormiguero. Busco a los demás pero hay nadie, ni siquiera tú. A mi derecha un caudal enorme corría a sus anchas, apresurado, como si alguien le estuviese esperando. En cambio a mi izquierda estaba un pequeño campamento de personas no muy lejos del gran río, tenía una parrilla en la que una olorosa comida se cocía. El ambiente silvestre del bosque los envolvía a todos aquel verano, como el viento a las libélulas al volar sobre la superficie del agua.
Una niña de cabellos rubios reía achicando sus pequeños ojos cual ébano, siendo perseguida por un pequeño niño de piel tostada y unos hermosos ojos azules, que enmarcados por una mata de pelo negro, no hacían nada más que resplandecer.
Ambos jugaban con una inocencia digna de la niñez, con pensamientos virgenes de malicia. Reconocí a la pequeña niña de largos cabellos como mi escritora, una persona curiosa, obstinada y ocurrente, además de otros adjetivos. El juego se ve interrumpido, cuando aquella infante de tez pálida tropieza, un raspón luce en su rodilla, sus ojos se cristalizan anunciando aquel llanto que se avecinaba. El niño se acerca a ella apareciendo la pequeña herida, le sonríe para calmarle, a su vez promete, conseguirle unas hermosas flores que acompañen su vestimenta celeste.
A falta de alguna flor más vistosa, el juguetón niño de ojos chispeantes se acerca a la orilla del río, la tierra está sumamente mojada sujeta sólo por algunas rocas sueltas.
Miro a mi alrededor con frenesí, el sudor se escurre por mi espalda a medida que mi corazón se acelera. Ya sé lo que va a pasar, deben detenerlo, ¡Él no debe morir!, es sólo un niño. Por favor, es solo un niño. Mi vista se desliza al campamento, dónde varios adultos están charlando sin ver percatarse de la tragedia que esta apunto de suceder.
- ¡Ya basta todos!, ¿Cómo pueden ser tan irresponsables?, ¡Hay unos niños corriendo por ahí! -reclamo a cada uno de ellos, pero nadie se inmuta, todos siguen con sus labores- ¿Cómo se le ocurre acampar en éste lugar?, ¡El río podría crecer, uno de los niños podría caerse! ¡Él se va a morir!
Me rindo en intentar hacerles entrar en razón, volviendo al caudal con frenesí con los abiertos a toda su capacidad, al instante en que el suelo debajo del joven varón se desprende, unificándolo con las aguas, que lo tragaron sin piedad alguna.
Y, el ramo de Nomeolvides, cae a los pies de ella.
La escritora comienza a gritar, olvidando su dolor anterior, todos los mayores notan su error, pero ya es demasiado tarde.
Se meten al río para salvarlo, pero a pesar de que lo sacan no despierta y la sangre recubre su cabeza.
Lo suben a un auto el cual inicia su marcha al instante, yo permanezco ahí, como algún otro objeto, perdida ante aquella aterradora escena.
- Es mi culpa... -susurra la Escritora con el horror plasmado en su cuerpo.
- ¡No, no es tu culpa! -grito.
Al instante el recuerdo se interrumpe, por unos píxeles que invaden la imagen ahora paralizada, inicia un pequeño temblor que aumenta progresivamente, hasta que todo es absorvido por una espeluznante oscuridad.
Hace frío, todo lo que veo no es más que negrura espesa, aquel calor veraniego se fue junto al aura trágica del asunto. Ahora sólo angustia usurpa mi pecho.
Es allí cuando te veo, a lo lejos entre todo ese terciopelo de oscuridad, corro hasta ti con esperanza, ¿Qué haces aquí? No lo sé, pero creo que tú tampoco lo sabes.
Antes de poder tocar tu mano el recuerdo se termina.
Bato mis pestañas desconcertada, me toma unos segundos comprender que estoy afuera de la memoria, las repisas y el hollín me dan la bienvenida a la realidad.
Suspiro. Qué travesía.
- ¿Vieron eso? -me refiero al fallo en el recuerdo.
- ¿Qué cosa? -se extraña Wonderfull.
- El fallo, cuando todo se puso negro, después de que subieron al niño al auto -les narro a ustedes tres, intentado que recordasen lo sucedido.
- ¿De qué hablas?, yo no vi eso- niega Wonderfull incrédula.
- Sí, aparecieron píxeles y todo se puso negro, -volteo a verte- tú lo sabes, estabas ahí.
Pero Smile no deja que contestes, cuando informa:- En muy raras ocasiones los recuerdos fallan, sólo hay tres casos registrados, pero de seguro tú eres una de ésas víctimas, -se encoje de hombros con una sonrisa amable - tal vez lo forzamos al entrar todos a la vez.
- Ah, eso... No sabía que podía pasar eso -balbuceo mirando el piso.
- En fin, ahora ya sabemos que sí estamos en lo correcto -recuerda Wonderfull aplaudiendo-, la escritora sí es la niña de la leyenda.
Todos asentimos.
- ¿Saben?, estuve pensando, en éso de que sólo alguien de afuera, puede interferir en el poder de la escritora sobre Life, y creo que por acá hay un recuerdo en el que, quizás veamos algo que nos sirva.
Estaba apunto de responderle a Smile con una afirmativa, pero el portal de regreso hizo su aparición.
- Me temo que no tengo más remedio que decirte adiós -lamento con una sonrisa apenada-, vamos dime ¿Qué tal te parece la historia?, ¿Y la portada te gustó?, es mejor que la anterior, aquella solo era una foto mía antes de conseguir mi bronceado. En fin, nos veremos luego, adiós.