El universo que llevamos dent...

By Byfr4nk

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Willow es un chico introvertido que siente que está destinado a pasar su vida completamente solo, y esto es a... More

Introducción.
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Interludio
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Parte II
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Parte III
CAST
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By Byfr4nk

Tesla

El sol de mediodía calienta el césped y lo hace ver más brillante de lo usual. Al fondo, cerca de la facultad de leyes, hay unos chicos intentando colgar una pancarta en la entrada que dice "Feria de Logros" y llevan en ello mucho rato, tanto que comienzan a impacientarme.

Aquí, conmigo, bajo la sombra de un árbol y comiendo una barrita energética está "F", quien pica la pantalla de su celular y bosteza con mucha despreocupación.

"F": Si no cierras la boca se te meterá una mosca —masculla sin despegar la vista de su móvil.

Vuelvo a verle y me percato que me lo está diciendo a mí, pero no respondo. Solo me quedo callado y con la mente divagando en nada hasta que por alguna razón mi cerebro impulsa a mi boca a hablar.

Yo: Oye.

Él solo suelta un gemido a modo de respuesta.

Yo: Te quiero, "F".

"F" se queda con la barrita energética a medio camino hacia su boca y voltea a verme, inexpresivo.

Yo: ¿Está mal?

Se toma su tiempo para responderme; el suficiente como para sopesar lo que va a decir. Mientras divaga en medio de aquel silencio, pierde su mirada en los chicos de la pancarta y de pronto frunce su entrecejo.

Se mira muy serio, como todas esas veces en las que está resolviendo un examen o está a punto de hacer algo importante. Su quietud me impacienta y por un segundo pienso que tal vez he metido la pata hasta que...

"F": Yo también te quiero, Tesla.

Y con ese mismo semblante inamovible, asiente.

La voz de "F" ha sonado clara, concisa y honesta. Similar a esa que mamá me dedica cada vez que me dice que tenga cuidado al salir o que se alegra por mí por alguna cosa que haya hecho.

Esto es diferente a lo habitual con él. No es como cuando nos molestamos actuando como si realmente fuéramos una pareja. Esto es real. No es una simple bobería.

Yo: ¿Está mal?

"F": ¿El qué?

Yo: Decirlo.

"F": ¿Decirle "te quiero" a alguien?

Yo: A un chico. Que otro chico se lo diga.

"F" saca otra barrita de su mochila inmediatamente después de haberse terminado la anterior y sin perder tiempo comienza a comerla, resopla ruidosamente por la nariz y luego respira hondo antes de volver a hablar.

"F": No está mal.

Yo: ¿Tú crees?

"F": ¿Te sientes mal diciéndome que me quieres?

Niego rápidamente con mi cabeza porque, de hecho, me hace sentir bien que él lo sepa.

"F": Entonces no tiene por qué estar mal.

Yo: ¿Incluso para ti?

"F" se encoge de hombros y le da un enorme mordisco a su barrita, comiéndose un poco más de la mitad.

"F": El hecho que me lo digas o que yo te lo diga no cambia nada, Tesla. Sigues siendo mi amigo. —Él traga el bocado y vuelve a morder lo que resta de su barrita antes de continuar—. Si esto estuviera mal y si yo no te quisiera entonces no estaríamos teniendo esta conversación siquiera.

Yo: ¿Por qué nunca lo habías mencionado?

"F": Creía que era algo que ya sabías.

Yo: Bueno, es algo importante, supongo.

"F": Por supuesto que lo es.

Yo: ¿Entonces tú ya sabías que yo te quería?

"F": Supongo. No creo que vayas por ahí llorando como si fueras una magdalena en el hombro de cualquiera. Eso debe de significar algo. Debe de tener su importancia.

Sonrío. Él tiene tanta razón. No hay nadie más en el mundo con quien haya llorado tanto como con "F", porque él siempre me ha dado un hombro —o los dos— cuando lo he necesitado.

Yo: Gracias por hacerme saber que también me quieres —le digo.

"F" esboza una media sonrisa.

"F": No pasará muy seguido. No te acostumbres. Solo para fechas especiales, como tu cumpleaños o tu boda, o cuando bautices a tus hijos y yo sea su padrino.

Yo: Sí. Sería genial que fueses su padrino.

"F": Sí.

Nos volvemos a quedar en silencio, él tragándose su bocado y yo pensando. Pensando en lo que "F" me ha dicho y en que él sabe muchas cosas buenas. No me toma demasiado comenzar a pensar también en Willow. En que él es importante para mí y en que me dijo que me quería y que eso tampoco estuvo mal.

También pienso en que yo quería que él volviese a decírmelo. Tampoco puedo evitar pensar en que besé su mano.

Ay, ¡sacré bleu!, como dice "F".

¡Besé su mano!

¡Su bonita mano!

Y a pesar de que suena más a un reproche hacia mis abusivas acciones, el impulso de querer hacerlo de nuevo se cuela entre mis nervios, deslizándose con tanta facilidad que ni siquiera deseo ni me atrevo detenerlo, porque me parece raro y porque Willow no está aquí y él no me puede ver justo ahora ni saber tampoco que quiero volver a besar su mano.

Es un pensamiento muy privado. No tengo por qué compartirlo con nadie.

Yo: "F".

"F": ¿Sí?

Yo: ¿Qué tanto tiene que suceder para que quieras a alguien?

"F": Ummm...

Él lo medita durante unos cuantos segundos, se rasca el mentón y luego se encoge de hombros, como si se despojara de la inseguridad de la respuesta que ha cuajado en su mente.

"F": Basta con que existas en este mundo, Tesla —dice fluidamente. Carraspea un poco para aclararse la garganta y luego vuelve a su semblante serio habitual de cuando está pensando algo importante—. "Querer" es una palabra muy grande y maleable.

Él se recuesta en el césped, apoyándose sobre sus codos y echando la cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos y apuntando con su nariz hacia el cielo.

"F": No quieres a todas las personas de la misma manera, ¿sabes? Y la forma en la que tú quieres a alguien tiene que ver con cuán importante es esa persona para ti.

Yo: Ajá.

"F": No es un simple ajá —reprocha dejando escapar una suave y ligera risa—. Quieres a tu madre de una forma, a tu padre de otra, a mí de otra, y, aun así, en conjunto nos quieres. Te quieres a ti mismo. Querías a Youth, e incluso a pesar de lo que ella hizo la sigues queriendo, muchísimo menos que a todos tal vez, pero no esperas hacerle ningún daño.

Yo: Lo de Youth no era necesario —refunfuño.

"F": Lo que intento decir es que podemos querer a alguien incluso sin saberlo. Pero si quieres asegurarte de ello supongo que basta con pensar un poco en ti mismo.

Yo: ¿En mí mismo?

"F" se encoge de hombros, como si eso gesto fuese a resolver mi pregunta, pero cuando se percata de que no entonces se da en la tarea de resolverla por su cuenta.

"F": Queremos a las personas que nos quieren, Tesla. Queremos incluso a las que no nos quieren, y puedes comprobar la magnitud en la que quieres a esas personas si piensas en cada una de esas cosas que has hecho con ese "alguien" y que no querrías que dejasen de suceder.

Yo: ¿Como qué cosas?

"F": Cualquier cosa que para ti sea importante —dice sentándose para verme mejor.

Yo: ¿Y para saber la forma en la que quieres a alguien?

"F": Creo que basta con ver a esa persona a los ojos y pensar en cuanto más le quieres de lo que te quieres a ti mismo.

Yo: Ummm...

"F": El amor propio es primordial —agrega él suspirando—. Pero el amor que tenemos por otras personas, más grande que el nuestro, es muy noble. Y cuando no resulta algo peligroso es la cosa más valiosa que podemos tener. Como yo, que te tengo a ti.

Casi que me quiero echar a llorar, pero "F" parece advertir mi labilidad emocional en estos momentos porque me da unas palmaditas en la mejilla, me regala una sonrisa y me pasa una barrita energética para luego tumbarse en el césped a ver a los chicos de la pancarta fallar por enésima vez en su intento por colgarla de uno de los pilares que sostienen el techo de los corredores. Por otro lado, yo me quedo pensativo. Sintiendo que todo eso que "F" ha dicho es cierto.

Intento darme una explicación del por qué no me había puesto analizar detenidamente cada una de las cosas que estuvieron pasando últimamente con Heavenly.

Y, es que, la respuesta es simple. La razón por la que Willow se ha vuelto tan importante para mí, quiero decir. No es solo por el hecho de todas esas cosas bellas que él lleva dentro o por cada gesto amable que ha tenido conmigo, o por todas esas veces que me ha hecho ir a charlar encerrado en el cubículo del baño.

No.

Claro que no.

Me pongo de pie, saco el móvil de mi bolsillo y comienzo a andar.

"F": ¿Adónde vas? —pregunta.

Yo: Regreso en diez minutos —me excuso, estando ya varios pasos lejos.

Doy un par de zancadas más y entonces hecho a correr como desquiciado por el campus. Busco el número de Willow y lo llamo sin demora. El tono de la llamada se escucha al menos tres veces, pero a la cuarta vez él responde con esa voz tan bonita y suave que tiene.

Willow: ¿Hola?

Yo: Willow —jadeo—. ¿Dónde —jadeo otra vez— estás?

Willow: Saliendo de clase de biología molecular.

Ese edifico está justo en frente de los laboratorios de química, así que no está muy lejos.

Yo: Ve al laboratorio.

Willow: ¿Al laboratorio?

Yo: Ve y te encierras en el baño de siempre.

Willow: ¿Pasa algo? —pregunta extrañado—. Te escuchas cansado.

Yo: ¡Solo ve y enciérrate en el jodido baño! —exclamo.

Willow: ¡Bien, bien! Voy enseguida.

Y entonces cuelga.

Cinco minutos después he llegado a los laboratorios y me cruzo los pasillos corriendo, entro a toda prisa en el aula de siempre y cuando atravieso la puerta del baño me dirijo al último cubículo sin detenerme a revisar los otros, porque estoy seguro de donde voy a encontrar a este chico. No podría equivocarme. Y compruebo mi irrefutable teoría cuando veo que Willow está ahí dentro. La punta de sus zapatos asoma por debajo de la puerta mientras él espera de pie, cambiando el peso de una pierna a otra.

Willow: ¿Tesla? ¿Eres tú?

Yo: Sí —jadeo—. Soy yo.

Willow: ¿Qué sucede? —pregunta, preocupado—. ¿Por qué suena a que te estás ahogando?

Yo: Es que he venido corriendo —mascullo mientras intento dar bocanadas de aire.

Siento que voy a desmayarme.

Doy varias bocanadas más y mi respiración se normaliza lo suficiente como para dejarme decir oraciones un poco más entendibles.

Yo: Heavenly —comienzo.

Willow: ¿Sí?

Yo: No sé qué he hecho yo para llegar a ser importante para ti. Ni siquiera sé cómo es que llegaste a la conclusión de que me querías.

Él hace un breve silencio. Puedo escuchar mi corazón latir en mis oídos.

Willow: Tesla, no entiendo qué...

Yo: No sabes lo feliz que me siento por que haya pasado eso.

Willow: Oh...

Yo: Y no me importa si aún no te he podido ver o si tenemos que seguir charlando aquí en este baño, o enviándonos mensajes por WhatsApp. Realmente no me importa la forma en la que pueda hablar contigo, siempre y cuando hablemos.

Willow: A mí tampoco me importa la forma.

Percibo su voz un poco chillona, como siempre se suele escuchar cada vez que se pone nervioso.

Yo: Por favor no dejemos de hacer esto.

Las palabras se me salen con tanta facilidad que de pronto me siento aterrado.

Willow: No lo haremos.

Yo: No, claro que no. Porque no dejaré que eso pase —advierto.

Apoyo mi frente en la puerta y cierro mis ojos intentando ordenar mis pensamientos, pero estos son un caos. Un hermoso y desconcertante caos. Así que sin darle muchas vueltas al asunto y sin tardarme demasiado en ese apocalipsis de ideas agrego:

Yo: Porque, Willow Heavenly, yo te quiero mucho.

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