Capítulo 17: Las dos caras de la moneda.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó una voz femenina detrás de mí, y pude reconocerla al instante. Summer estaba a unos cuantos metros de distancia, mirando confundida a Riley alejándose de mí— ¿Y qué haces tú aquí?
—Esa ha sido Riley Piper con ustedes, señoras y señores —contesté con voz de locutor haciéndola reír—. Ha venido a decirme lo mucho que arruiné su vida.
—¿Ah, si? ¿Y por que es eso?
—La obligué a que entregara su uniforme de porrista. —y me llevé la mano al pecho y otra a la cabeza, sobreactuando la situación.
—Como si ella no se lo hubiese buscado —e hizo una mueca—. ¿Qué pasó al final con ella?
—Monroe decidió expulsarla, vino Heather a contarme todo hace como una hora. —ahora ella fue quien llevó las manos a su boca, pero no fue para nada sobreactuado.
—¿En serio? ¡Yo pensé que iban a suspenderla unas semanas, quizás uno o dos meses!
—Pues yo también —elevé los hombros—. Al parecer tenía un expediente pesado y estaban buscando la perfecta excusa para expulsarla.
Chasqueó la lengua.
—No me imaginaba que fuera tan... malvada.
—Lo se, recordaba que Chanel era la Zorra Mayor en la porristas —negué con la cabeza—, pero Riley se le acerca bastante, déjame decirte.
—Es decir, sabía que era histérica y todo eso —prosiguió la rubia a mi lado, golpeando su dedo índice contra su boca repetidamente—. ¿Pero matona y golpeadora? Jamás lo hubiese imaginado.
—¿Acaso olvidaste el episodio de la cita triple? —pregunté incrédula, y ella me devolvió una mirada confundida— Cuando vació una jarra de jugo de naranja sobre el regazo de Rogers por que le dijo que era insoportable.
Summer chasqueó los dedos de una mano, cazando la referencia, y se echó a reír como loca en medio del pasillo que se iba llenando poco a poco de personas. Podría decir que estaba avergonzada, pero a la larga una se acostumbra a este tipo de situaciones.
—Supongo que todo el mundo tiene dos caras —concluyó la rubia, secando sus lagrimas con el dedo—. En especial las porristas.
—¿En especial ellas?
—Si, he deducido que son una nueva especie de humanos. Son más tontas que las demás personas, a su vez más rápidas y ágiles y sumamente superficiales. Usan sus habilidades del mal para conquistar a vírgenes inocentes y lograr que hagan su tarea durante toda la preparatoria.
—¿Y cual es la dualidad? —pregunté curiosa por su teoría, tratando de no largarme a reír— Es decir, supongo que estas "dos caras" suelen ser siempre las mismas.
—Oh, claro que no, solo una de ellas. Molly Bettany es, por un lado, adorablemente tonta, y por el otro, una zorra manipuladora —asentí con la cabeza—. Riley Piper es, por un lado, una histérica insufrible con buenas calificaciones, y por el otro, una zorra manipuladora psicótica, celosa e increíblemente malvada.
—¿Y que me dices de Chanel?
—Ella es, por un lado, una zorra manipuladora, y por el otro, una zorra manipuladora.
Agarré mi estómago y me eché a reír, con mi rubia amiga acompañándome, en medio del pasillo. Es decir, ella totalmente tenía un punto.
—¿Tú que haces aquí, pequeña niña rata? —preguntó codeándome, y yo la empujé un poco.
—Estaba aburrida y decidí venir a dar un paseo —le sonreí. Sin embargo, ella no pareció creerme ni una sola palabra por que estrechó los ojos y se acercó a mí, acercando su rostro al mío.
—Puedo percibir como mientes, Simba. ¿Qué estas haciendo? ¿Por qué no me dices a mí, tu mejor—amiga—en—todo—el—mundo?
Oh, vaya. Otra más con complejo de Johnny.
—Estaba esperando que Heather pusiera la lista de la obra. —murmuré entre dientes, pero ella entendió perfectamente y asintió con satisfacción.
—¿Y por qué viene Nick Rogers hacia aquí caminando seductoramente? —preguntó apretando mi brazo con fuerza.
—Lleva "cuidando de mi" estos días así que mejor relájate, Sparkie. —siseé, empujándola un poco hacia atrás para que deje de gritar como estaba haciendo ahora. Aunque en teoría estaba gritando en voz baja.
—Todo listo, Scarlett. ¿Nos vamos? —preguntó alegremente mientras nos dedicaba a ambas una brillante sonrisa.
—De hecho, aún ni siquiera he podido inscribirme. —hice una mueca.
—¿Y que hiciste, entonces?
—Es una larga historia. —rodé los ojos.
Summer me agarró por la espalda y empujó de mí, haciendo que quedara de cara contra el gran panel de corcho. Lleno de pinchos por todas partes estaban distintas hojas con diferentes grabados: club de ajedrez, club glee, club de drama ¡woohoo!, pruebas para las porristas, avisos sobre cambios de actividades escolares, sobre diferentes partidos o actividades similares a la feria del libro, charlas con diferentes personas y otras cosas sin demasiada relevancia.
En el centro de esta enorme pizarra se encontraba el papel que a mí me importaba. En rosa brillante sobresalía la inscripción "Obra escolar 2015: Grease!". Y comencé a gritar como una loca maniática.
¡Haríamos Grease en mi último año! ¡La obra que había hecho que me interese en los musicales en un primer lugar! Sandy Olson, Danny Zuko, The Pink Ladies y los Thunder Birds, Summer Nights, Hopelessly Devoted to You, The One That I Want...
Garabateé primero mi nombre tan rápido como pude, justo debajo de la pequeña flecha que rezaba "Firme aquí" y volví a festejar para mis adentros. Tendría la oportunidad de audicionar para la icónica Sandy. Podía sentir como mi día comenzaba a mejorar.
—¿Y bueno? —preguntó Summer detrás de mí, sobresaltándome un poco.
—¡Grease, Sparkie! ¡Harémos Grease!
Ella me agarró por los codos y comenzó a saltar y dar pequeños grititos a la par mía. ¿Qué puedo decir? Éramos unas típicas adolescentes.
Summer había cogido cariño hacia los musicales luego de observar a Newton—John y Travolta cantar todos esas pegajosas canciones de los 50 y desde entonces la veíamos cada vez que teníamos la posibilidad. Sin embargo, me tomó de desprovisto cuando agarró el lápiz y anotó su nombre justo debajo del mío.
—No voy a dejar a mi mejor amiga sola en su último año en la obra, ¿cierto? —dijo para sí misma— Además, siempre he querido actuar de Frenchy.
La abracé por el cuello, apretujándola a mí, haciendo que lanzara risotadas y quejidos.
—¡Te quiero tanto, Sparkie!
—Y yo a ti, Simba; pero me estas ahorcando.
Nick se acercó a nosotras con una sonrisa en el rostro y las cejas un poco levantadas.
—¿Por qué tanto alboroto, cotorras?
—¡Nick! ¡Haremos Grease! —canturreé yo, con Summer aún dando saltitos y aplausos a mi lado.
Primero esbozó una sonrisa aún más grande, y luego abrió los ojos y comenzó a dar saltos y a gritar agudamente como habíamos hecho nosotras antes. Golpee su hombro, obligándolo a parar entre risas, y después pasó su mano lentamente entre sus cabellos y suspiró. Aquello se veía tan sexy, lograba acentuar en él el aspecto de Dios—Griego—Inalcanzable.
—¿Estas diciéndome que habrá un pobre diablo vestido en cuerina actuando de John Travolta durante una semana completa?
—No son tantas funciones, Nick —bufé cruzando mis brazos—. Y a ti absolutamente te quedaría el papel de Danny Zuko.
Él tragó saliva y se removió incomodo en su lugar. Luego levantó las comisuras de los labios y comenzó a moverse de aquí para allá actuando como una extraña mezcla entre Mick Jagger, Jack Sparrow y John Travolta que atrajo enseguida la mirada de varios curiosos. Estaba empezando a creer seriamente que Rogers tenía alguna especie de trastorno de bipolaridad, o que simplemente era muy, muy raro.
—Como sea —concluyó Summer mordiendo su labio inferior para no romper a reír—. Debo irme a clase de Pintura y Escultura, mortales, así que supongo que los veré luego.
Me abrazó a mí con fuerza y luego estampó un beso en la mejilla de Nick para comenzar a caminar luego en la dirección opuesta a la que debíamos ir nosotros. El chico giró sobre sus talones y quedó cara a cara conmigo.
—Ya me he inscripto así que creo que me voy yendo. —le dije.
Tiré mi cabello para atrás para que dejara de obstruir mi visión y comencé a caminar hacia las puertas de la entrada. No alcancé a tirar de esta cuando sentí como me empujaban suavemente hacia atrás, tomándome por la muñeca. Llevé la vista a mi muñeca y luego subí hasta encontrarme con los ojos atractivamente indefinibles de Rogers que me miraban con una mezcla de tristeza y preocupación, lo que me encogió un poco el corazón.
—¿No vas a dejar que te lleve a la enfermería?
Negué lentamente con la cabeza y lo vi suspirar ruidosamente, lo que hizo que su pecho y sus fornidos hombros se movieran en conjunto.
—Entonces no podrás evitar que cuide de ti. —finalizó Nick como si fuese la cosa más normal de mundo y luego tiró de mi muñeca hacia la puerta, empujándome para que caminara detrás de él.
No protesté y me dediqué a seguirlo en silencio, observando como los músculos de su espalda se movían tras cada paso que daba. Era musculoso, por supuesto, pero no era precisamente una mole: era de espalda y hombros anchos y cintura estrecha a comparación, sus brazos y sus piernas se observaban fibrosos incluso desde la distancia, lo que hacían al muchacho digno de un monumento. Y no me hagan empezar a hablar sobre su estúpidamente perfecto rostro. Sin embargo, a pesar de su obvio atractivo físico y su espectacular forma de jugar al fútbol americano, no sabía absolutamente nada respecto al chico, lo que me inquietaba un poco.
Solo sabía que él había estado en el momento en que me golpearon contra una taquilla, y que fue él quien se encargó de llevarme hasta el hospital, y que había estado conmigo todos los días desde aquel incidente. Pero el hecho de que se sintiese culpable por que su novia me haya golpeado por su culpa no significa nada.
También recuerdo que fue el único popular que se puso de mi lado tres años atrás cuando ocurrió aquel desagradable incidente Leonard—Chanel—Scarlett.
Joder, Rogers, eres una maldita caja de sorpresas.
—¿Puedes tú sola?
La voz de Nick me trajo a la realidad, y su mano de pronto había dejado de apretar mi muñeca, dejando un molesto cosquilleo en ella, y en frente mío se alzaban las enormes escaleras de mármol que darían a mi habitación. Hice un sonido afirmativo y exhalé el aire, mirando para arriba con tristeza. Mi coordinación ojo—manos—pies era un asco —lo que sorpresivamente no se aplicaba en el teatro—, y nadie podía dudarlo, y luego del que me golpeara la cabeza era aún más propensa a todo tipo de golpes y lesiones.
Nick hizo un sonido de exasperación y se paró delante de mí, inclinándose un poco.
—Súbete de una vez, Scarlett.
Con ayuda de un escalón —ya que me sacaba al menos una cabeza, a diferencia de Freddie que era más bajo que él— logré subirme a su ancha espalda. Sus manos se cerraron en mis piernas, agarrándolas para que no caiga de espaldas y comenzó a caminar escaleras arriba conmigo colgada detrás de sí como un koala.
—No tienes que hacer esto, ¿sabes?
Él giró su cabeza en mi dirección y quedamos sorpresivamente cerca. Lo oí tragar saliva y luego de unos segundos interminables volvió a mirar hacia delante y subir escalones, solo que ahora con más urgencia que antes. Me así de su cuello para no caer y exhalé todo el aire que no sabia que estaba conteniendo. Él carraspeo.
—¿A que te refieres? Te he visto caer sobre tu trasero al menos unos treinta escalones, tú no puedes subir sola.
Me puse roja como un tomate ante la mención del vergonzoso incidente, y por poco comencé a rogar que la tierra se abriera y me tragara completita.
—Hablo de esto, de cuidar de mí. —dije en un susurro cerca de su oído, y pude ver por el rabillo del ojo como sonreía.
—Probablemente no deba hacerlo —comentó asintiendo levemente la cabeza—, pero me gusta hacerlo. Además, si todo esto te ocurrió en un primer lugar es por mi causa.
Bajé de su espalda justo cuando quedamos frente a la puerta de mi habitación y hurgué entre mis bolsillos para encontrar la diminuta llave. Tenía la extraña habilidad de perderla. Sin embargo, esta vez logré encontrarla en el bolsillo de mi chaqueta y abrí la puerta, haciéndome a un lado para que Nick entre.
—Nada de esto es causa tuya —le dije luego de echar llave a la puerta y sacarme la chaqueta—. Todo esto es por que Riley es una maldita desquiciada.
Puedo jurar que vi como el dolor atravesó fugazmente sus ojos, lo que me hizo contener el aliento momentáneamente. Él, a pesar de todo, la quería.
—¿Has sabido algo de ella? —preguntó sentándose en mi cama. Se quitó la chaqueta azul de fútbol americano y quedó solamente en una remera mangas cortas blanca y azul marino que se pegaba a su pecho y sus brazos.
—Uhm, si. Ella vino a hablar conmigo hace un rato, cuando tú te fuiste con Ryan.
Él pegó su vista al suelo y comenzó a jugar con sus dedos mientras yo me sentaba en mi cama, a su lado.
—Me dijo que Monroe decidió expulsarla, venía de dejar el uniforme de porristas cuando me interceptó en el pasillo.
Una sonrisa esbozó en su rostro.
—Probablemente eso le ha dolido más. Tener que dejar a las porristas.
¿Dejar las porristas era peor que ser expulsada? Ella necesita organizar sus prioridades.
—De todas formas no me sorprende —levantó la vista hacia mi, con sus ojos celestes martillando los míos—, nunca ha sido la más pacifica. No la podían expulsar por que sus padres "donaban" grandes sumas al colegio cada año para que eso no pasara, pero su expediente estaba volviéndose cada vez más y más grande.
—¿Y por qué fue diferente ahora? —pregunté con más curiosidad de la que me hubiese gustado demostrar.
—Por que te ha tocado a ti. Monroe ni siquiera pensó dejar pasar esto, además de que Heather Richards se volvió loca cuando se enteró que te había mandado al hospital de un golpe en la nuca. Tú sabes que Monroe esta enamoradísimo de tu profesora, lo que yo creo influyó bastante también.
¿Monroe enamorado de Heather? ¿Qué?
—Sus padres se enteraron de que ella "había ahorcado y golpeado a una compañera a causa de un muchacho" y ni siquiera han saltado en defensa de su propia hija por que consideraron que había sido el límite.
—¿Tú como sabes todo esto? —pregunté enarcando una ceja, y el rió vagamente.
—Nuestros padres trabajan en asociación, por ende él le ha contado todo a los míos y mi madre a mí. Esa es la única causa por la que seguía estando en pareja con ella o, lo que sea.
—Siempre pensé que fue por la popularidad. —dije quedadamente para mi misma.
—La popularidad no es algo que en realidad me preocupe —me dijo él, esbozando una de sus típicas media—sonrisas—, pero si el futuro de mi madre. Ella ha trabajado mucho para esa compañía y cabrear a su socio con algo tan trivial como eso podría haber quebrado su sociedad.
—¿Entonces es por eso que comenzaron a salir en primer lugar? —joder, denme una pluma mágica y llámenme Rita Skeeter porque no dejaba de curiosear en asuntos que no me competen. Es decir, me moría de intriga y no podía ocultarlo, pero aquello no estaba bien— Lo siento, eso ha estado fuera de lugar...
Él sacudió la mano al aire, restándole importancia al asunto, antes de volver a hablar.
—Comencé a salir con ella por que, en algún momento, me gustó. Nuestros padres estaban empezando aquella asociación y habían decidido transferir a Riley a Ridgewell luego de que mamá se desvivió en halagos hacia el instituto. Me pareció linda, y comenzamos a hablar y... no lo se, supongo que en ese momento ella no era así.
—¿Riley Piper en algún momento fue algo más que una perra?
Vale, incluso yo escuche eso. Estaba completamente fuera de lugar pero no es como si fuese una mentira o algo por el estilo.
—Absolutamente —inquirió con una sonrisa—. Era dulce, simpática, sencilla, inteligente y adoraba la ciencia. Yo estaba camino a ser quarterback y en ese entonces ya era popular, por lo que Chanel Larrose la buscó para que audicionara a las porristas porque, bueno, era mi novia. Y ahí todo se fue por el caño, supongo.
Lo recordaba. Riley había audicionado para entrar a las porristas el mismo día que yo, y solo 5 chicas habían logrado quedar entre 48 que se habían postulado. Aún así, ella no estuvo en el "grupo principal" —mejor conocido como el séquito del terror— hasta que Nick comenzó a escalar socialmente. Sin embargo, no recordaba a una Riley Piper antes que la que era hoy en día.
—Creo que simplemente mostró su verdadero rostro. —se encogió de hombros.
—La otra cara de la moneda. —afirmé yo, recordando la conversación que había tenido anteriormente con Summer.
Él asintió con la cabeza antes de tirar su cuerpo para atrás, recostándose con sus brazos entrecruzados detrás de su nuca, y yo no pude evitar pensarlo.
Nicholas Rogers, ¿Cuál es tu otra cara?
Glosario:
Rita Skeeter: Reportera del diario El Profeta, del universo de Harry Potter. Tenía una pluma mágica que escribía todo lo que ella quería y solía hacer reportes y notas totalmente alejadas de la realidad, llenas de rumores, tal como en la ocasión en la que inventó un romance entre Hermione y Harry.