El universo que llevamos dent...

By Byfr4nk

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Willow es un chico introvertido que siente que está destinado a pasar su vida completamente solo, y esto es a... More

Introducción.
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Interludio
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Parte II
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Parte III
CAST
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By Byfr4nk

Willow

—Lo siento —me disculpo.

—No lo sientas. —Tesla suena muy sincero y su voz me tranquiliza bastante—. Son tus exámenes y debes estudiar. Es lógico intentar no distraerse.

He llegado aquí hace diez minutos, y tal y como él dijo aquí está esperándome.

Hacía varios días que no hablábamos porque yo tenía mucho para estudiar, así que me ausenté. Aunque tal vez, en el fondo, también fue una excusa para pensar en cómo demonios lidiar con eso que le había dicho.

¡Ay, Dios mío!

¡Le he dicho a este chico que le quiero!

Aunque eso es cierto. Quiero a Tesla Boham. Es solo que no pensaba decírselo.

Bueno, no aún.

¿Cómo no iba a querer a mi único verdadero amigo?

—Ahora ya estás aquí —dice él, asomando sus zapatos por debajo de la puerta del baño. Toca con sus puntas las puntas de los míos y los deja así por un rato—. Eso es lo importante.

A veces me pregunto si Tesla es realmente consciente de lo que dice. Podrían parecer unas simples palabras formando una oración, pero cuando él las dice... todo se traduce en sílabas con un peso descomunal.

Tesla se sienta en el piso y yo también lo hago, como las veces anteriores.

Es un piso muy cómodo si me lo preguntan.

Veo la piel de las piernas de Tesla asomar por unos rotos en sus rodillas y advierto como su piel blanca resalta entre ese mar de tela oscura. Ahí también noto un par de pecas pequeñas que se distribuyen con tanto cuidado, que es como si lo hicieran a propósito para verse bien.

Luego pienso; me pregunto, más bien, si Tesla tendrá pecas en otras partes de su cuerpo. Tal vez en su espalda. O en sus hombros. O tal vez en...

—Willow —él pronuncia mi nombre e interrumpe una idea que tal vez estaba llevando demasiado lejos.

—¿Sí?

—Sé que este no es el sitio más idóneo para cierto tipo de cosas.

—¿Uh?

—Es que podría resultar incluso asqueroso.

¿De qué está hablando?

—Ajá.

—Es que yo...

—Va a darme gastritis si no hablas.

—Bueno. Es que quiero darte.

—¿¡Qué!?

—Darte algo.

—Ah.

—Comida. Es comida china, de hecho. He traído para los dos y pensé que tal vez querrías comer aquí conmigo. Aunque no es el mejor sitio de todos.

A veces tengo deseos de estrangularlo. Siento que hace este tipo de cosas a propósito.

—Por mí está bien —le digo. Respira, Willow. Piensa en flores. En helado. En una ducha fría—. Sí. Está bien.

—¡Genial! —exclama.

Lo escucho husmear en su mochila. Unos segundos después lo veo pasándome un recipiente con comida china y una Coca-Cola.

Cojo los alimentos, pero antes de que retire mis manos él detiene una de ellas atrapándola por mi muñeca. Me quita la gaseosa y la coloca en el piso, dejando libre mi mano derecha. Tesla extiende mis dedos deslizando sobre ellos los suyos y lo escucho decir "ummm".

¿Qué significa ese "ummm"?

—¿Sucede algo? —pregunto.

—Tu mano —dice—. Es más pequeña que la mía.

Coloca nuestras manos de modo tal que se enfrenten las palmas una con la otra, y está claro, la mano de Tesla es un poco más grande.

Era algo que ya había pensado pero que jamás creí comprobar.

—Tu pie y tu mano son más pequeños. Más que mi pie y mi mano.

"Tocarle la punta de los dedos", recuerdo. "Yo quería tocarle la punta de los dedos".

¿Es que acaso alguien escucha mis pensamientos y está cumpliendo mis deseos?

—Así parece —concuerdo con voz temblorosa.

Tengo que aprender a manejar mis crisis nerviosas o terminaré sufriendo un infarto.

Tesla se ríe, y cuando lo hace es como si el tono de su risa expandiera el mundo.

Qué bello.

Tesla Boham... que bello lo que haces.

—Tus manos. —Su voz es suave, cuidadosa y agradable—. Son pequeñas y parecen frágiles.

—Cállate —reprocho, e intento retirarla.

Ah, pero pareciera que él no va a dejarme hacerlo tan fácil.

—Mira —dice, y sus dedos se encajan entre los espacios de los míos—, puedo envolverla completamente.

"Es como si sus manos estuviesen hechas para sostener algo frágil", vuelvo a recordar.

Oh, Dios...

Tesla se queda así por un largo rato envolviendo mi mano en el aire y guardando silencio. Mi rostro debe estar tan rojo que he de parecer un tomate. Si estuviera de pie, me temblarían las piernas.

Solo necesito respirar. Despacio. Sin perder el control.

Y luego pienso que tal vez no debería de seguir haciendo esto, así que pienso que retirar la mano sería lo correcto, pero mi tonto cerebro no coordina bien las órdenes y hace que ésta se cierre igual que la de Tesla. Y juro, realmente lo juro: puedo sentir el corazón de este chico palpitar entre mis dedos.

Su pulso se detiene justo en la palma de mi mano. Es constante, calmado, y no parece tener prisa por salir de ese pequeño lugar en el que nuestros dedos han decidido crear planetas, lunas, estrellas fugaces y cosas bonitas.

—Estás temblando —murmura.

¡Mierda!

Lo siento.

—¿Por qué lo sentirías?

—No sé.

De repente el temblor se acentúa.

—¿Estás bien? —inquiere.

—S... sí.

—¿Sí?

No.

—Sí, sí. Ajá.

—Bien.

¡Por el amor del cielo! ¿Es que no piensa soltarme o qué?

Pero la verdad es que no es su culpa, porque si yo quisiera y si tuviese la suficiente fuerza de voluntad entonces me soltaría por mi cuenta.

Pero es cálida. Su mano. Con cada una de esas estrellas que se dibujan en sus muñecas. Con cada sistema solar que habita entre su pulgar y meñique. Con cada universo.

¿Quién tendría la vulgar arrogancia de querer dejar de tocar las manos del chico que es capaz de moldear las galaxias y las nebulosas con tan solo un movimiento de sus dedos?

¿Quién sería tan estúpido?

—Tus manos también son un secreto del universo, Willow.

Y entonces caigo en cuenta que Tesla Boham con sus palabras es capaz de moldear la órbita de mis pensamientos a su antojo, y que, claro, yo jamás sería tan arrogante como para querer soltar su mano.

Escucho como él resopla, respira hondo y luego se ríe un poco. Después suelta mi mano sin previo aviso y por unos momentos los espacios entre mis dedos se sienten vacíos. Pero rápidamente me recompongo, haciendo a un lado esa sensación. No porque quiera, sino porque lo necesito, o no sé qué podría suceder luego conmigo.

Él coge su cajita de comida china y comienza a comer, así que también lo hago. De un momento a otro —y como si el hecho de que haya sostenido mi mano no fuese algo por lo que hacer espaviento— nos vemos en el baño del laboratorio de química comiendo pollo teriyaki con Coca-Cola.

—¿Y cómo estuvieron los exámenes? —pregunta.

Él mastica en silencio, así que trato de no hacer ruido tampoco al comer. Mamá dice que los modales lo dicen todo, y no quiero que Tesla crea que soy un malcriado cualquiera.

—Horribles —respondo.

—¿Tan malos fueron?

—Yo no diría que malos —advierto mientras llevo a mi boca un trozo de comida.

—¿Ah no?

—No. Yo diría malévolos.

Él se echa a reír y luego lo escucho sorber de su gaseosa.

—Qué bueno que ya se acabaron —dice.

—Sí.

—Umjú.

—¿Umjú?

—Umjú. Porque ya quería regresar aquí.

—¿A encerrarte en el cubículo del baño? —me río.

—No, no —se apresura a aclarar con tono afable—. Hablaba de venir a hablar contigo aquí.

Oh...

—Porque esto es genial —agrega.

—Sí.

—Y porque me encanta hablar contigo —vuelve a agregar.

—Sí, sí.

—Willow. —¡Anda a ver tú, que le encanta agregar cosas!

—¿Qué sucede?

—¿De verdad me quieres?

Se me escapa a atorar un pedazo de pollo en la garganta y el acceso de tos que sobreviene hace que escupa arroz por todos lados.

Intento no ahogarme dándole un enorme trago a la gaseosa, y cuando consigo no morir asfixiado entonces tomo una enorme bocanada de aire tratando de calmarme.

—¿Todo en orden? —inquiere.

—Sí —carraspeo un par de veces—. Sí. No pasa nada.

—Claro.

—Ajá.

—Sí.

Y nos quedamos en silencio, yo sorbiendo mi gaseosa y él moviendo sus piernas con algo semejante a la impaciencia. Una impaciencia que comienza a impacientarme también.

No sé cómo es que Tesla no filtra nada de lo que piensa y dice, y tal parece que me agrada que haga eso.

—Sí, Tesla —le digo luego de un rato. Él deja de mover sus piernas y se queda totalmente quieto—. Te quiero. Lo he dicho en serio. Te quiero.

Ay no, creo que voy a vomitar.

Es demasiado nerviosismo para mí. Demasiada sinceridad. Más de la que suelo demostrar. Pero por alguna razón siento la necesidad de decírselo para que lo comprenda de una buena vez.

Extiendo mi mano para coger la lata de gaseosa que descansa en el suelo frente a mí y así poder dar un trago para pasar las últimas migajas de arroz que se me atascan entre la boca y el estómago, pero cuando lo hago sucede algo que me corta los pensamientos.

Tesla saca su mano por debajo de la puerta y me coge por la muñeca nuevamente, halándola un poco de su lado.

Veo a Tesla inclinarse, pero no alcanzo a ver su rostro porque su mentón se detiene justo en el borde inferior de la puerta, ahí donde mi mano y la suya se encuentran ocultas.

Ni siquiera está apretando, tan solo me sostiene por la muñeca. De forma inconsciente —o tal vez muy consciente en realidad— hago lo mejor que puedo para que no le suponga un trabajo.

Y cuando creo que ya nada más alucinante podría suceder en este mundo, nada más extraordinario ni inquietante, Tesla decide que es momento de demostrarme que él si puede lograr superar lo humanamente pensable.

Siento su aliento rozar mis dedos y el corazón se me desboca. Él deposita un beso suave, cálido y delicado en la palma de mi mano, y siento como algo dentro de mí explota. Como si mil bombas nucleares detonaran en mi pecho y me aceleraran el pulso.

Mis pensamientos hacen cortocircuito, provocando que cada musculo de mi cuerpo arda.

Él acomoda su rostro en mi mano y me lo imagino ahí, con sus ojos cerrados y con una expresión tan serena que pienso que ha de ser la cosa más hermosa que podría existir justo ahora.

Pero claro, eso no es suficiente.

No.

Porque él...

Porque Tesla Boham...

Él...

—Gracias al universo que existes, Willow Heavenly.

Él decide que también debe hacerme sentir como si yo fuese tan importante como la luna o el sol.

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Para obtener más información sobre la historia entrar al primer capítulo ESTA HISTORIA NO ES MÍA SOLO LA TRADUZCO AUTOR : 夕朝南歌