El universo que llevamos dent...

By Byfr4nk

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Willow es un chico introvertido que siente que está destinado a pasar su vida completamente solo, y esto es a... More

Introducción.
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Interludio
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Parte II
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Parte III
CAST
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By Byfr4nk

Tesla

Comienzo a trotar y los músculos de mis piernas se tensan y se relajan con cada paso que doy. Solo iba a ser una caminata cualquiera, pero he pensado que trotar estaría bien ya que la cancha del parque está prácticamente vacía.

Cada exhalación conlleva consigo una nube de vaho que se disuelve en el aire.

Una nube...

Tal vez Willow sí tenga razón.

Tal vez llevemos un invierno dentro a veces. Y cada vez que suspiramos dejamos escapar unas cuantas nubes de lluvia.

Miro al cielo y mis ojos devoran las estrellas.

Pienso en Willow y mentalmente lo saludo. Él ha dicho que iba a acompañarme desde el patio de su casa, y ahí ha de estar, mirando también el espacio sideral ser infinito.

Willow.

Últimamente hablo mucho con Willow.

Casi todos los días de la semana. Él me cuenta sus descubrimientos del mundo y yo le cuento los míos. Y es agradable, porque sus palabras parecen sinceras. Entonces he pensado que Willow, a pesar de que no lo conozco demasiado, tal vez es una buena persona.

Un soñador.

Un poeta.

Un astrónomo de la vida y un filósofo del universo.

Tal vez no era una coincidencia conocernos. Coincidir en esta vida. Ser amigos.

Me pregunto si Willow está realmente consciente de eso.

Voy por mi décima quinta vuelta y mis pulmones deciden que es momento de tomar un descanso, así que me tiendo en el suelo y cierro los ojos. Mi mente divaga en cosas banales hasta que luego de un rato se logra quedar en blanco. Ese tipo de blanco que trae paz y que de algún modo enmascara cualquier mala idea, haciéndonos creer que, si no pensamos en los problemas, los problemas entonces no existen.

Pero solo es una falsa sensación de felicidad, como esa que te produce la anestesia cuando te sacan un diente. El dolor está ahí, encubierto por la droga, y una vez esa droga desaparezca de nuestro organismo entonces el dolor volverá y nos recordará que nos lo merecemos por intentar ignorar su presencia; por pretender que al no sentirlo no tenemos por qué pensar en cómo subsanarlo, lo que en problemas de la vida real se traduce en un mal hábito enmascarando otro mal hábito.

Es un círculo muy vicioso.

De todos modos, ese blanco en mi mente dura muy poco porque de repente una voz me saca de esa calma al llamarme por mi nombre.

Youth: ¿Tesla?

Abro los ojos y mis pupilas enfocan su cabello negro y su rostro fino como el de una muñeca, tan libre de imperfecciones como las superficies de las estatuas de mármol del museo de arte.

Ahora me parece algo irritante. No porque esa belleza me moleste, sino porque me duele.

Yo: Hola -le digo.

Youth: ¿Qué estás haciendo ahí tendido?

Yo: Tomaba un descanso. Estaba trotando.

Youth: Ah.

Yo: ¿Tú qué hace aquí?

Youth: Vengo del centro comercial.

Me siento y sondeo mi alrededor, percatándome que Youth va sola tan tarde.

Cuando salíamos la acompañaba a todos lados. Trataba de cuidar de ella porque era una persona importante para mí. Porque Youth era mi novia, y se supone que eso hacen los novios. Pero ahora... ahora supongo que alguien más ha de estar cumpliendo ese papel, y desconozco a qué cláusulas de ese implícito contrato estará sujeto ese nuevo chico.

Youth: ¿Seguirás trotando? -me pregunta.

Yo: No. Creo que he terminado.

Youth: ¿Podemos hablar?

Hablar. Ahora ella quiere hablar. ¿Hace cuánto que no hablamos? ¿Dos meses? ¿Y qué fue lo último que nos dijimos?

Ah. Ya recuerdo. Yo no dije nada. Fue Youth la única que habló: "Estoy conociendo a alguien más. No podemos seguir juntos". Y así, sin mucha explicación, se terminó de marchar sin marcharse.

¿Entienden lo que quiero decir?

Es como cuando alguien decide alejarse de tu vida por alguna razón, pero físicamente sigue existiendo en tu entorno. Veo a Youth en la universidad algunas veces, en el supermercado, en el autobús. Pero no hablamos. No lo hacíamos desde entonces hasta ahora.

Yo: Claro -respondo.

Así que pasamos a sentarnos en una de las banquetas de metal a uno de los costados de la cancha, bajo una lámpara de luz blanca que baña con su brillo el césped que crece a su alrededor.

Nos quedamos aquí unos largos diez minutos, en silencio. Yo, pensando que esto es una mala idea, y ella, pensando en algo que desconozco.

Youth: ¿Cómo has estado? -comienza.

Esto es mentalmente desgastante.

Yo: Bien -contesto.

Youth: ¿Sí?

Yo: Sí.

Y volvemos a quedarnos en silencio.

Un pesado y denso silencio.

Youth: Te debo una disculpa -vuelve a hablar.

Yo: Ah, ¿sí?

Youth: Ya sabes, por como terminamos nuestra relación.

Yo: Yo no terminé nada -corrijo.

Youth: Bueno, por como yo la terminé entonces.

Yo: Bien.

Youth: Estuvo mal, ¿cierto? -inquiere suspirando. Aquello no suena tanto a pregunta, sino a una aseveración propia de alguien que sabe que lo que hizo causó algún tipo de daño.

«Ni siquiera deberíamos estar conversando», pienso.

Odio esto. Odio tener que hablar de algo que ya no existe. Del amor que le tenía a Youth. De ese amor que algunas veces nos vemos obligados a enterrar porque esa persona a la que se lo entregábamos con tanta devoción ha decidido dejar de recibirlo; lo ha desechado.

De todos modos, mi boca parece no querer obedecer a mi cerebro cuando le pido que se quede cerrada, así que se atreve a hacer sus propias preguntas también.

Yo: ¿Qué pasó realmente?

Youth suspira y se alisa una arruga de su blusa estampada con tulipanes. Es extraño que use algo con motivo floral, considerando que jamás le han gustado las cosas demasiado alegres.

Youth: Simplemente no pude quererte tanto como tú me querías a mí.

Yo: ¿Por qué nunca lo dijiste?

Youth: ¿Y quedarme sola?

Algo dentro de mí se estruja haciendo que momentáneamente me duela el pecho. De pronto la persona que está a mi lado es una total desconocida. Alguien a quien nunca podría haberle asociado una frase tan cruel como la que acaba de decir. La sinceridad, por otro lado, siempre ha sido algo muy propio de ella.

Pero esto es crueldad. Ni siquiera es justificable. ¿Por qué si alguien que siempre había sido sincera tuvo que esperar hasta ahora para hacer esto?

Yo: ¿Entonces no importaba si me mentías?

Youth: A veces las personas mienten, Tesla.

Yo: Yo te quería, Youth. Y eso no era mentira.

Ella suspira, niega con su cabeza y seguidamente se pone de pie, lista para marcharse.

Youth: No puedo estar bien conmigo misma si no te digo la verdad, ¿sabes? Solo eras un relleno, Tesla. -Ella muerde su labio inferior y respira hondo-. Siempre lo fuiste. Y si te sirve de algo, yo supe que era lo que me sucedía contigo hasta un tiempo después de que comenzamos a salir.

El silencio que le sigue a sus palabras es tan pesado como el plomo. Me asfixia.

La veo de reojo y parece ser que soy el único que se está ahogando en todo esto. Youth se mira tan resuelta consigo misma que me es imposible preguntarme si su intención era solo hablar o si era destrozarme. Eso solo provoca un desagradable malestar en mi pecho; un calor que busca incinerarme si no me esfuerzo por contenerlo.

Entonces caigo en cuenta de lo que está pasando: no quiero odiar a Youth, y estoy perdiendo esa batalla.

Yo: ¿Cuánto tiempo? -inquiero con sequedad.

Youth ni siquiera se atreve a dirigirme la mirada, y eso solo me da una idea de su posible respuesta.

Youth: No te merecías eso, y ahora supongo que estamos donde debemos estar.

No sé qué más decirle. Es como si me hubiese dado una patada en el estómago y el aire se me hubiese salido violentamente de los pulmones.

Youth: Puedes odiarme, pero era mejor para ti que se acabaran las cosas. Lo siento, Tesla. De verdad lo siento.

Sin siquiera verme de reojo ella simplemente se va, dejándome solo en aquella banqueta fría. Después de eso todo vuelve a la quietud habitual. Ni los grillos parecen sentirse bien con lo que Youth ha dicho, así que han dejado que el silencio sepulcral del momento me trague vivo.

Mi mente solo le da vueltas a eso que ha dicho. A eso de que yo solo era un relleno. Por tres años le entregué a alguien lo poco de bueno que tenía en mí solo para que sirviera de relleno.

Un nudo se me hace en la garganta y me escuecen los ojos. De pronto, pensamientos inevitables comienzan a arremolinarse en mi cabeza, susurrando en conjunto de que todas esas veces que Youth me dijo que yo era importante para ella, que le hacía feliz, que quería verme y pasar tiempo conmigo, solo fueron un pasatiempo.

Cada beso.

Cada abrazo.

Cada mirada que le obsequiaba... jamás importó realmente.

Tal vez haya sido así desde siempre con cada persona que he conocido. Tal vez solo he sido un relleno. Una opción. Alguien que solo es importante cuando le necesitan para cumplir con algo o sentirse menos solos.

Y con cada uno de esos pensamientos estrellándose dentro de mi cabeza se me desinfla el alma un poco más. Siento deseos de destrozar algo, pero lo único que se destroza es mi intento de calma cuando comienzo a llorar en silencio.

Se me emborrona la vista entre lágrimas y se tensa mi mandíbula, intentando contener los sollozos.

Me encojo en mis propios hombros y bajo mi cabeza, porque por alguna tonta razón recuerdo que Willow tal vez esté mirando al cielo en este momento y que tal vez me esté viendo a través de su vastedad también.

Y no quiero que me vea llorar.

No quiero que me tenga lástima.

No quiero que piense que soy el mayor tonto en este mundo por no haber notado lo que pasaba con Youth.

Yo: No me mires Willow -susurro en aquel denso y solitario silencio-. Por favor, no me mires llorar.
















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