Después de ti

IamGarciaV21

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Después del primer amor, llega el amor verdadero y eso lo experimenta el hijo del gran empresario Aarón Ferre... Еще

Frases:
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Anuncio:
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Epílogo
Dallan

Capítulo XXXI

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IamGarciaV21

Lucas Ferreyra:

—No lo pierdas de vista, y nada de video juegos, porque está castigado. —Dallan exhala rodando los ojos y cruzando de brazos, está sentado en una de las sillas de mi oficina. Y la que habla es Alana —. Se le escapo a la niñera y se fue hasta la casa de uno de nuestro vecinos que vive a varias cuadras de la nuestras en su moto de cuatro ruedas. Todos pensarían que soy una irresponsable y mas con todos los peligros que hay fuera. —Esta exasperada.

—Mamá, nuestra villa está asegurada, no dejan entrar a cualquier persona. Exageras. —exclama el niño.

—No me importa Dallan, fuiste muy irresponsable al irte de esa forma, no tienes idea de todo lo que paso por mi cabeza. ¿Es que acaso no recuerdas lo que paso hace un año? —Dallan no responde más. Claro que lo recuerda, todos lo recordamos. Alana se despide y sale de mi oficina. Faltan unas semanas para que vuelva a realizar la subasta.

— ¿Tu también vas a obedecer a mamá o me dejaras jugar video juegos? —Ya había tomado asiento detrás de mi escritorio. El sigue sentado en la silla no habló por unos minutos. Lo miro con el ceño fruncido.

—Obedeceré a tu madre y tú también deberías hacerlo. —Afianza más sus brazos cruzados y su cara se arruga aun más rabioso.

—Le dije a esa tonta niñera que me llevara a casa de mi amigo. No me presta atención y no suelta su estúpido celular. Ninguna es como Nadia o no sé si yo herede la poca paciencia de mi abuelo.

—Creo que es lo de la paciencia. —Digo, revisando unos documentos en la computadora. Nadia es un tema que no tocamos mucho, ella sigue intacta en mí aunque ha pasado más de un año. El doctor Gunther me ha recomendado salir con otras chicas y, aunque lo he hecho siento que con ninguna puede haber algo, por muy cliché que parezca.

Es como si algo dentro de mí se negara a dejar entrar a alguien más. Cuando Daniela falleció –tema del que ya puedo hablar sin ningún problema- estuve con muchas chicas y asistía a muchas fiestas porque sabía que ella ya no estaba y que nunca volvería. Tuve sexo con cada mujer que se atravesaba en mi camino, pero con Nadia todo es diferente. Sé que está viva, está bien y que en cualquier momento regresara. Algo dentro de mí se niega a fallarle esa chica que tanto hizo por mí, que en mi cara me dijo que me quería y a la cual yo me negué aceptar por idiota. Cuando vuelva y la vea con alguien más, casada quizá, que me diga en cara que no quiere verme ni estar conmigo nunca más... ese día... ese día me replanteare las cosas y decidiré seguir sin ella, con alguien más o no.

—Ni siquiera estas prestándome atención. —Me reclama Dallan con una mirada furibunda. Levanté la vista frunciendo el ceño.

—Por supuesto que lo hago. Debes calmarte porque no todo será como tú quieres todo el tiempo, Dallan. Tus padres jamás te permitirán ser un malcriado y cuando hagas algo que a ellos los moleste no esperes que te recompensen. —El acababa de cumplir nueve años y lo creía lo suficientemente inteligente para saber que entiende lo que le digo.

—No soy malcriado y lo sabes. Solo quería ir a la casa de mi amigo y esa tonta mujer no me llevo. ¡Ah, pero si se volvió loca cuando soltó su celular y yo no estaba! Puedo ir a Rusia y volver y ella no lo notaria.

—Pues notó que te escapaste a casa de tu amigo. —Me mira con ojos entornados y cara de pocos amigos.

—Ni siquiera lo noto ella, lo hizo mamá cuando llego. —Lo observo con mi barbilla apoyada en mi mano. El se levanta y se acerca al ventanal a observarlo todo fuera. No dije nada más, pero ahora entiendo por qué Alana me pidió que lo cuidara, debió despedir a esa chica.

Caminó por toda la oficina observándolo todo. Tomó algunos libros y empezó a devorarlos y un par de horas más tarde bajó en compañía de Verónica por algunos dulces en la maquina dispensadora. Yo seguía sumido en mi trabajo pero no dejaba de observarlo y notar lo aburrido que se encontraba. Debía hablar con Alana, quizá, Dallan solo quería a alguien con quien hablar y hacer cosas de chicos. Tener amigos.

Cuando entró de nuevo a mi oficina trae las manos llenas de todo tipo de dulces. Se ve un poco más relajado y distraído. Toma asiento en uno de los muebles y saborea uno de los dulces, sonrió para mis adentros y bajo la vista de nuevo a la computadora.

Algo me hace levantar la vista una vez más, un sonido, un ruido... el de un celular. Mis cejas se juntan en confusión y observo mi teléfono para darme cuenta que no se trata de este, además, no es el timbre que le tengo. Dallan saca un celular de su chaqueta y contesta, lo observo. ¿Le prohíben los videos juegos pero le dejan el celular?

—Hola. ¿Quién es? —Sonrió por su forma de contestar —. ¡No puede ser! ¿Qué? ¿Cómo estás? ¿Por qué no me habías avisado? —está emocionado y lo veo levantarse haciendo que unos de los dulces caigan al suelo —. ¡Tengo muchas cosas que contarte! Me han comprado tantos videos juegos, aunque estoy castigado y no puedo usarlos pero cuando mamá te vea estoy seguro que me lo levantara. —No podía escuchar lo que le decían, pero estaba realmente contento y pasaba su mano por su cabello y las movía de un lado a otro mientras sonríe —. ¡No puedo creer que lo tengas! Papá estaba por comprármelo pero con el castigo quizá no lo hizo. Por supuesto. ¿Y volvieron todos? ¡Oh, Dios! Estoy muy emocionado, le diré a mi tío que me lleve a tu casa esta misma tarde. —No, no lo llevare, está castigado. Alana me asesina —. De acuerdo. Nos veremos más tarde. Me legra que hayan vuelto, amigo. —Y colgó. La curiosidad me asalto al escucharlo decir lo último, pero decidí esperar a que el llegara a mí y hacerme el que no ha escuchado nada.

— ¡Tío! —Corre hacia mí —. ¿Adivina quien ha llegado? —se lanza a mí y me abraza —. Debes llevarme, Dallan y su familia han llegado. Me ha dicho que también Nadia. —Mi cuerpo se estremece por completo y me aparto un poco para comprobar que no me miente.

Quede en blanco al ver que me dice la verdad. Mi corazón se acelero de una forma estrepitosa, lo sentí detrás de mis orejas y mis manos empiezan a temblar levemente. Sentía que mi estomago se había cerrado. No tengo un pensamiento coherente ahora. Necesito calmarme.

— ¿Puedes llevarme a su casa? —Vuelve a hablar. Lo observe pestañando —. ¿Estás bien, tío?

—Nadia... ¿Nadia... volvió? —Me miro pícaro, con una sonrisa socarrona en sus labios.

— ¡Lo sabia! —ríe a carcajadas —. Tú estas enamorado de Nadia. Trataba de darte celos con mi tío Jeremías pero lo disimulabas muy bien. Ahora entiendo todo. La forma en la que ella hablaba de ti... —Lo mire serio, haciendo me mirara a la cara.

— ¿Qué? ¿Qué te decía? —Se aparto de mí.

—Mi papá dice que los hombres no tenemos memorias, al menos no los caballeros y yo, tío querido, soy un caballero. No te diré.

—Carajo, Dallan.

—Acabas de decir una grosería, le diré a mamá. —Amenaza.

—No, no le dirás. Tu madre es muy dramática. —Me mira ofendido.

—Solo no le diré si me llevas a casa de Dilan, pero ya, tío. —Por supuesto que lo llevaría, aun mas sabiendo que ella puede estar allí.

—Lo hare. —Sonrió feliz.

Le pedí a Verónica que cancelara todo lo que tenia para el resto del día. Salimos a toda prisa de la oficina. Ha vuelto y yo estoy respirando con dificultad y ni siquiera la he visto. Una emoción extraña y vertiginosa corre por mi cuerpo sin control. Mis manos pican, necesito verla.

En el camino Dallan me cuenta que todo este tiempo ha hablado con ella y con su amigo por video llamadas y casi lo castigo de por vida. ¿Cómo no pudo decirme? Yo la había podido ver desde un lugar escondido de la cámara. Me conformaba con verla, solo con verla. También me confesó que Nadia les había pedido a él y a mi hermana que no me dijeran que seguían en contacto. Sentí temor, ella no quería saber nada de mí y huyo por eso, para alejarme. No sé si podre alejarme de ella si me lo pide. Necesito decirle tantas cosas... explicarle todo.

Llegamos a casa de los Carter unos quince minutos más tarde. No podía controlar mi cuerpo, es como si fuese a explotar en cualquier momento, varias emociones colisionando en este, con una capa de sudor frio en mi frente que debí limpiar antes de tocar la bendita puerta. Joder, iba a sufrir un bendito ataque. La puerta es abierta por una señora de mediana edad, pensé que iba hacerlo ella, use todas mis fuerzas para lucir relajado y amable.

Dallan y su amigo se dan un saludo efusivo y yo los veo desde mi lugar con una sonrisa en mis labios. Me encanta verlo feliz. Saludamos a Helen y a su esposo y este ultimo y yo entablamos una conversación sobre negocios, me habla sobre todo lo que está haciendo en Alemania y aunque trataba de prestarle atención no podía dejar de pensar en Nadia, ¿Dónde está?

La señora Helen nos invita algo de tomar y, nos invita a quedarnos a cenar. Juro que no quería hacerlo, pero entre la insistencia de Dallan y mis esperanzas de que ella llegara, acepte.

—. ¿Y donde esta Nadia? —Pregunta Dallan y en ese momento lo ame más que nunca. Ha preguntado lo que tanto quiero saber. Mire a Helen esperando la respuesta.

—Nadia se fue a casa con su madre, tengo entendido que tiene varias cosas que hacer. De igual manera ya no trabaja para nosotros, mi esposo le consiguió un buen consultorio en una clínica muy importante de la ciudad y empezara a dar consultas allí. — ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde? Joder, que diga el bendito nombre de la clínica. —. Le ira muy bien, Nadia es excelente.

No lo dijo, para mi mala suerte.

Más tarde esa noche debimos partir. Alana me llamo preguntando dónde estaba con su hijo, cuando le explique todo quedó muda. Se debió imaginar que si los Carter llegaron, también lo hizo Nadia. Deje a Dallan en su casa y sin pensarlo dos veces partí a casa de Nadia, ya estoy cansado de abstenerme a tantas cosas, a la mierda todo, la buscare y si me manda al carajo, entonces, allí me daré por vencido.

Conduje rápido, sin importarme nada. Dios, ¿Dónde han quedado los días de terapia? Debía calmarme, esto no me ayudara en nada. Al estacionarme frente a su casa algo llama mi atención y bajo del auto para cerciorarme que lo que veo no es producto de mi desordenada imaginación. Maldita sea... hay un letrero de "se vende" frente a su casa.

Retrocedí con las manos en mi cabeza. ¿Se han mudado? ¿Se fueron definitivamente a Alemania? No, no. No puede ser. No puede ser, debo calmarme, recosté mi cabeza al auto tratando de calmarme y pensar con claridad. Helen dijo que iba a trabajar aquí, no puede irse si lo hará.

Subo a la camioneta y aferro el volante con ambas manos tratando de controlar mi respiración. Bruce, el puede ayudarme. Tomo mi celular y marco su número, al segundo tono contesta:

Señor.

—Bruce, Nadia ha vuelto, pero he venido a su casa y la han puesto en venta. Ubícala, como sea, no importa si hay que pagarle a alguien, quiero saber donde están esta misma noche. —Se queda callado unos segundos.

De acuerdo, señor. Tengo a la persona correcta para eso. Deme una hora. —Colgué. Bruce no me ha fallado nunca y espero que no lo haga hoy.

Conduje hasta mi casa, para aminorar esa extraña y aplastante sensación en mi cuerpo decidí tomar un baño y colocarme algo más cómodo. No funciono lo del baño, esa jodida sensación no me deja en paz. Después de colocarme unos vaqueros negros, zapatos del mismo color y una camiseta vino, camine hasta el bar y tome un poco de Whiskey.

Cinco minutos después Bruce me llama y me envía su nueva dirección. Le agradecí diciéndole que le daría un aumento y salí a toda prima de casa. Decidí llevarme mi deportivo negro favorito. Son las nueve de la noche cuando llamo a una de las mejores floristerías de la ciudad y pido el ramo de rosas blancas y les indico a donde deben llevarlas.

Es un sector de clase media-alta de la ciudad. Es mucho más tranquilo y seguro que el anterior. Me alegre por ella, se lo merecería. A su padre lo habían asesinado en aquel barrio y ella necesitaba alejarse de allí, además, ella es hermosa... hay tipos muy peligrosos que podían hacerle daño y ambas estaban muy indefensas.

Vi cuando el camión de la empresa de flores llega a su casa, le pedí a la chica que le colocara una tarjeta con una nota que diga "Bienvenida, señorita, Nadia" me acomodo un poco en el asiento para quedar oculto. El chico se acerca a la puerta y toca el timbre, para nada me escondí, ya que cuando abren la puerta vuelvo a subirme para ver bien y entonces, la veo...

Lleva una blusita sencilla de tirantes, su cabello recogido en un moño en la parte alta de su cabeza, haciendo que unos mechones se salgan rebeldes, unos pantaloncillos cortos y sandalias bajas. Una sonrisa estúpida se dibuja en mis labios y algo cálido inunda mi pecho. Me siento un jodido niño de quince años y ella se ve tan joven y perfecta. Sentí tanta euforia al verla sonreír por las flores, quería bajar del auto y brincar. Frote mis manos y las pase por mi rostro. La sonrisa sigue en este, por alguna razón estoy de muy buen humor, con ganas de reír, bromear y hasta cantar. ¡Qué tontería!

Cuando cerró la puerta conduje a casa de nuevo. Esa noche dormí como nunca. Al día siguiente llegue a la empresa de muy buen humor, Victoria me quedo mirando como un fenómeno cuando la salude con esa gran sonrisa que no había perdido desde la noche anterior.

Bruce también fue informado que Nadia empezaba a trabajar hoy en esa clínica que nos había dicho la señora Helen. Por lo que decidí enviarle unos diez ramos de flores, pero esta vez rojas. Después de terminar la mañana de trabajo fui a almorzar a casa de Alana, ella no paraba de mirarme extrañada. Faltaban un par de semanas para la subasta pero ella siempre saca tiempo para su familia.

Esa tarde tome un baño largo y me coloque algo más cómodo para, de nuevo, dirigirme a su casa. Pude ver a Maya, la madre de Nadia sacar algunas bolsas negras y dejarlas en el lugar de la basura. Quise bajarme y saludarla ya que la había visitado varias veces cuando su hija seguía en Alemania, pero algo me detuvo. Ese pequeño auto azul que conocía a la perfección se detuvo a un lado de la acera frente a su casa. Su madre ya había entrado a esta última.

Son las seis con cincuenta y dos minutos de la tarde cuando ella llega. La detalle a la perfección, ha cortado su cabello a la altura de sus hombros y lo lleva ondulado. Lleva un mono celeste y una camiseta del mismo color y esta tiene pintados algunas nubes y otras cosas en esta, lleva gomas. Es claro que viene de trabajar.

Abre la puerta trasera de su auto y toma un ramo de rosas rojas, lo que me hace embozar una sonrisa. Le llegaron y le gustaron porque se trajo uno. Saca también algunas bolsas, dificultándose todo cuando trata de llevar también unas carpetas. Por inercia me bajo del auto –que está estacionado al otro lado de la acera, haciendo que me dé la espalda- y cierro el mismo caminando a paso seguro hasta ella.

Me detengo cuando me ubico detrás de ella, parece muy atareada, pero lo que más me gusta de toda esta situación es que se niega a soltar las flores. Sonrió, ella aun no me ve.

— ¿Puedo ayudarle con eso, señorita, Nadia? —se detiene de golpe y todo su cuerpo se tensa al escucharme. Aferra las flores con fuerza y se vuelve de a poco hacia mí. Parece sorprendida, y pestañea varias veces. Parece no creerse lo que pasa.

— ¿Qué...? Lucas... —mira a los lados —. ¿Qué... como...? —Exhala haciendo las manos a los lados —. Hola. —Una sonrisa gigante se forma en mis labios por su nerviosismo.

—Hola, Nadia. —No despego la vista de su rostro. Esta preciosa. Esos ojos brillan iluminando todo a su paso. Toda ella es perfecta —. Muy bonitas las rosas. —señalo. Ella desvía la vista hacia estas.

— ¿Cierto? Las enviaron a mi consultorio hoy. —Me hago el desentendido.

— ¿Si? ¿Quién?

—Creo que fue un amigo que deje en Alemania. —Mi sonrisa se borra de golpe y frunzo el ceño. Ella suelta una carcajada al ver mi expresión —. Algo me decía que eran tuyas.

—Qué bueno que tengas ese "algo dentro de ti" —Resalto. Su sonrisa se vuelve pequeña, pero no desaparece.

—Te ves bastante bien. Me alegra muchísimo, Lucas. —asiento. Lo hice todo por ti, quise decir, pero decidí callar. —. ¿Quieres pasar? Todo dentro es un desastre por la mudanza, pero mamá está haciendo algo para cenar. —Me encanta su desgarbo, me encanta que entienda todo lo que pasaba a mí alrededor. Me gusto mucho más que me viese que estoy superándolo todo. Me encanta Nadia Rossi.

...

Recuerden mis redes:

Iamgarciav21- Vaneb21g.

Les recuerdo que he subido una de mis nuevas novelas se llama FORTY&TWENTY y hoy estaré subiendo la segunda que se llama LUKE KIRCHNER. Contar con su apoyo seria magnifico.

Las quiero, chicas <3

Saludos... 

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