Necesito un Heroe

By ArletBaltazar

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Esta historia surgió como una necesidad de expresar ciertas emociones confusas. Siento mucho respeto por la e... More

Sinopsis
CAPITULO 1 - Siempre Aquí
CAPITULO 3 - Semilla de Amor
CAPITULO 4 - Cerca de Tí
CAPITULO 5 - Nadie lo Sabe
CAPITULO 6 - No llores
CAPITULO 7 - Dulce final
CAPITULO 8 - Memorias Secretas
CAPITULO 9 - Por siempre, Amor

CAPITULO 2 - Charla de Medianoche

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By ArletBaltazar


            Habían pasado días desde aquel viaje. Tan pronto papá volvió tuvo que salir por el trabajo otra vez y mamá estaba triste. Trata de sonreír cada vez que me acercaba a ella, pero sabía que esta triste y que lo extrañaba, la escuche llorar en las noches que no estuvo. Tío Jae es lo único que nos alegra a ambas, es tan divertido jugar con él. Como cuando era pequeña, papá llegaba del trabajo y jugaba conmigo mientras mamá preparaba la cena. También lo extraño, pero ahora solo trabaja. Ya ni siquiera me arropa en las noches antes de dormir, solo promete hacerlo y no lo cumple y yo tampoco espero que cumpla sus promesas, para no sentirme triste.

— Mamá... — Me acerque con lentitud a ella.

— ¿Qué ocurre mi angelito? — Pregunto al ver mi mirada triste.

— ¿Cuándo regresara papá? — Quería verlo, decirle que mama estaba triste, porque ella jamás se lo diría.

— Tal vez el domingo si todo está bien hijita — Mamá me cargo en sus brazos y me abrazo.

— Lo extraño... — Dije apoyando mi cabeza en su hombro — ¿puede venir tío Jae hoy? — él era nuestro único consuelo.

            Mamá no contesto a mi pregunta, sonó el teléfono y ella me dejo sobre el mesón de la cocina para ir a responder. Espere a que volviera unos minutos y al llegar me beso en la mejilla y me bajo del mesón.

— Ve a darte un baño para que vengas a comer después — Asentí con una sonrisa y obedecí a su pedido.

            Me di un baño con calma, a veces escuchaba a mamá caminando en la cocina o en el pasillo. Seguro fue a la habitación para dejarme ropa limpia sobre la cama y así había sido, al salir encontré la ropa tibia en la cama. De pronto escuche a mamá reír.

— Haeri vístete rápido, la comida esta lista — Dijo desde el pasillo. Se escuchaba alegre. Seguro papá le dio una sorpresa llegando antes. Me apresure para ir a saludarlo. Iba a pedirle que me arropara esta noche.

            Salí de la habitación y corrí por el pasillo sonriendo, solo para encontrar a mamá jugando con tío Jae en la cocina. Me detuve tan bruscamente que me golpee con el marco de la puerta haciendo que ellos me vieran. Entonces mamá se acercó a mí para ver si estaba bien.

 

— Hijita, ¿te lastimaste? — Dijo observándome cuidadosamente.

— No — Respondí con voz suave y finita desviando la vista hacia el tío Jae y luego hacia el piso.

— ¿Qué pasa pequeña? — Pregunto él acercándose — ¿no te alegra verme?

 

            Mire a mamá buscando que ella respondiera por mí pero no paso, en lugar de eso me dio esa mirada un poco intimidante con la que me obliga a portarme bien.

 

— Si me alegra — Dije abrazándolo y sonriendo. En realidad a quien esperaba ver era a papá pero no podía decir eso.

 

            Mamá noto esa expresión en mi rostro. Era la decepción de no ver a papá otra vez. Tomo mi mano con ternura, me beso en la frente y me llevo a la mesa para comer. Tío Jae nos contó algunas historias que me hicieron reír. Luego de la cena mamá fue a la cocina y nos dejó solos en la mesa.

 — Tu mamá me dijo que estabas un poco triste porque tu papá no ha regresado del trabajo — Tío Jae me miraba tan comprensivamente que sonreí asintiendo con mi cabeza — no es que no las ame, lo sabes ¿cierto?

 — Si, lo sé — Baje de la mesa y me acerque a darle un abrazo — ¿puedo pedirte un favor tío Jae?

 — Claro pequeña — Él sonrió ampliamente y me pareció tan guapo, casi como papá — ¿Qué deseas?

 — Puedes arroparme hoy a la hora de dormir... por favor — No estaba papá para hacerlo y él era lo más cercano que tenía a un papá presente y amoroso.

 — Si tu mami está de acuerdo, lo haré — Mamá por verme reír sé qué diría que sí. Sonreí complacida con ambos.

 — Gracias tío Jae.

            Mamá llego con el postre. Tío Jae había traído pastel de fresas, mamá debió decirle que era mi favorito, se notaba que él intentaba complacerme.

— Mamá, ¿tío Jae puede arroparme para dormir hoy? — Pregunte inocentemente.

            Ella nos miró a ambos sorprendida de mi pregunta, sabía que yo no le pedía eso a nadie que no fuera papá, ni siquiera a ella pero al ver mi sonrisa omitió su asombro y acepto.

            Terminado el postre, corrí a lavarme los dientes y a ponerme mi pijama mientras mamá retiraba la mesa. Regrese a la sala y tome la mano de tío Jae y lo lleve conmigo por el pasillo hasta mi habitación. Mamá dejo lo que hacía y nos siguió.

            El me soltó la mano, se acercó a la cama, la abrió y me invito a acostarme. Entre en la cama y el acomodo las frazadas sobre mí. Sonreí cuando me hizo una caricia en la mejilla, sus manos estaban frías, se acercó y beso mi frente. Entonces dijo.

— Que tengas dulces sueños angelito — Era lo mismo que decía papá, vi a mamá y ella trataba de disimular un par de lágrimas, de verdad lo extrañábamos.

            Me senté en la cama y lo abrace muy fuerte.

 — Te quiero mucho tío Jae — Agradecía tanto que el llegara a nuestras vidas.

— Y yo a ti Haeri... — Dijo sosteniéndome un momento y luego acostándome de nuevo — ahora a dormir.

            Los días siguientes pasaron con normalidad, solo que muy lentos. Era viernes y papá llegaba el domingo, tío Jae no nos había visitado otra vez y esa mirada triste y sin brillo de nuevo se adueñaba de los bellos ojos de mamá. La había escuchado llorar anoche, pero no quise ir con ella. Hoy estuve acostada desde temprano, mamá también se fue a dormir pero yo no tenía sueño y solo me quede calladita en mi cama tratando de dormir. Era cerca de media noche cuando sentí la puerta abrirse y luego pasos en la cocina. "Llego papa" me dije con alegría y me pare en la puerta de mi habitación. El me vio al caminar hacia el pasillo. Se acercó lentamente y con una sonrisa en los labios aunque con la mirada cansada.

— Papá llegaste — Dije alegre y algo adormilada.

— ¿Qué hace mi angelito despierto tan tarde? — Pregunto tomándome en brazos y besando mi frente.

— No podía dormir — Dije con ternura abrazada a su cuello — te extrañe.

— Yo también hijita, sé que trabajo mucho pero te amo y extraño a ti y a tu madre — entro en la habitación y me llevo de vuelta a la cama — ya duérmete ¿sí?

— Puedo hablar contigo — Pedí pestañeando repetidas veces, así conseguía todo con papá.

— De acuerdo — Me metió en la cama y se sentó a mi lado — ¿de qué quieres hablar? — Pregunto.

— Mamá esta triste — Dije agachando la cabeza — te extraña mucho, ya nunca sonríe... ¿es necesario que trabajes tanto? — Pregunte — es que ya nunca te veo, más que en el desayuno algunos días, ya ni estas para arroparme en las noches...papi quiero que todo sea como antes — pedí con lágrimas en los ojos.

— Haeri — Papá seco suavemente las lágrimas que cayeron por mis mejillas — perdóname... te prometo que haré lo posible de ahora en adelante por estar más tiempo con ustedes. Mamá quiere que vayamos a la pronto a la playa juntos — yo sabía de esa idea — todo será perfecto en ese viaje — aseguro.

— Te amo papá — Dije abrazándolo — mamá te ama... ¿tú amas a mama?

— Las amo — Dijo algo dudoso — con todo mi corazón ustedes son mi vida.

— Dile que la amas y que no la olvidas — Le pedí con algo de euforia — ella necesita saberlo.

— Tienes razón hijita — Asintió buscando en mi mesa de tareas una hoja en blanco y un lápiz — saldré temprano por la mañana, pero le escribiré una carta a mamá.

— No se lo dirás tú mismo — Abrí los ojos y lo mire fijamente.

— Son cosas que no soy capaz de decirle de frente a tu madre — No estaba segura de porque papá decía eso — ¿sabes leer hijita? — Pregunto y yo rodé los ojos.

— Tengo 10 años — Dije sonriendo — claro que se leer.

— Cierto — Dijo tomando su cabeza y observándome — tienes 10 años ¿Cuándo fue que mi pequeña Haeri creció tanto?

— Mientras tú trabajabas papá — Dije esto y se le dibujo una mirada triste — pero no te sientas mal, aún hay tiempo.

— Si mi angelito... tenemos tiempo — Me dijo acariciando mi rostro — ahora le escribiré a tu madre.

  

            Pasaron algunos minutos mientras papá escribía estuvimos en silencio y de vez en cuando lo veía secarse una que otra lágrima. Papá era un tonto, pero muy en el fondo era bueno. Una vez que termino de escribir, doblo la hoja y me la entregó.

  

— Ya es hora de que te duermas — Dijo empujando mi frente con uno de sus dedos para acomodarme en la cama — que tengas dulces sueños mi angelito —dijo como siempre besando mi frente y cubriéndome con las frazadas.

— Buenas noches papá — Le dije sonriendo — te amo.

— Y yo a ti hijita — Suspiro — ahora duerme.

            Cerré los ojos y dormí tranquila por haberlo visto y de haber podido hablar con él. A la mañana siguiente el ya no estaba, hasta los días sábados no dejaba de trabajar, pero ya tenía su promesa y la carta que le había dejado a mamá.

            Me levante y fui a acostarme con mamá, aún era temprano para ser sábado así que quise regalonear un rato con ella.

— Buenos días hijita — Me dijo cuándo me vio aparecer en la puerta de su pieza — ven aquí — abrió las sabanas a su lado y yo me subí a la cama junto a ella.

— Buenos días mamá — Dije dándole un beso.

— Tienes hambre — Me miro acariciando mi cabello — quieres que vaya a preparar el desayuno.

— Todavía es muy temprano — Me abrace a ella para que no se levantara aun.

— Esta bien, podemos regalonear pero solo por un rato — Me miro a los ojos y beso mi mejilla — ¿quieres salir a pasear esta tarde?

            Me sorprendió esa pregunta, ¿A dónde querría llevarme mamá? No acostumbrábamos salir los días sábados pero me agradaba la idea.

— ¿A dónde? — Pregunte entusiasmada.

— No seas tan curiosa — Dijo mamá tocando la punta de mi nariz con uno de sus dedos y yo sonreí — solo responde, sí o no.

— Si — Respondí haciendo un gesto triste porque no quiso decirme a donde iríamos.

— No trates de manipularme con caritas — Dijo tomando mi rostro y dibujándome una sonrisa en los labios — si te digo no será una sorpresa.

— Esta bien — Dije acostándome y cubriéndome hasta la cabeza con las sabanas, mamá rió, es tan lindo escucharla reír.

            Luego de unos minutos mamá se levantó para preparar el desayuno. Yo fui a mi habitación y tome la carta que papá le había escrito anoche. Sé que no debía hacerlo pero la abrí para leerla antes de llevársela a mamá. Desdoble la hoja y comencé a leer despacio.

Mi amor.

 

Hasta esta noche no me había dado cuenta del daño que les estaba causando a ti y a nuestra hija estando tan ausente. Me obsesione con el trabajo y no con mi familia y fui un idiota por tardar en entenderlo. Si no fuera por nuestro angelito, seguiría creyendo que todo estaba bien, pero ahora sé que no es así y prometo que pronto pediré perdón a ambas y recuperare todo el tiempo perdido en que no estuve a su lado.

 

Haeri tiene ya 10 años y yo no sé en qué momento mi pequeña princesa creció tanto y se volvió tan inteligente; seguro eso lo saco de ti. Verla triste por mi culpa es algo que me partió el corazón y no quiero volver a ver sus ojitos tristes.

 

Me hizo saber lo mucho que me extrañas, aunque no lo digas siempre sé que es así y quiero que sepas que también te extraño y a ella porque aunque no se los demuestre todo el tiempo, ustedes son lo más maravilloso e importante de mi vida y perderlas es siempre mi peor pesadilla. Las amo.

 

Quiero que sepas que no volveré a fallarte a ti ni a ella, mi trabajo es importante, pero mi hermosa esposa y encantadora hija lo son más. Ahora lo sé y haré lo posible por estar más presente en sus vidas y ser el buen esposo y padre que hace tiempo atrás fui.

 

Perdón si no he sido capaz de decirte esto de frente, pero espero que me entiendas y a mi regreso podamos hablar. Ah y ese viaje a la playa del que me hablaste...dalo por hecho.

 

Te veo pronto. Te amo.

Hyun.

— Si la ama — Dije al terminar de leer. Volví a doblar la hoja y camine de vuelta a la habitación de mamá, me senté en la cama y espere a que llegara con el desayuno.

— ¿Por qué sonríes tanto? — Pregunto cuando entro con la bandeja.

— Por nada mami — Estaba feliz de saber lo que papá sentía — ¿Qué hay para desayunar?

— Leche con cereales y fruta — Dijo dejando la bandeja sobre la cama — eres igual que tu padre, siempre pensando en la comida — rió.

La quede mirando, ella sabe que no me gusta cuando dice que me parezco a papá, aunque hasta cierto punto es cierto.

— Mami... — Dije algo insegura — necesito entregarte algo.

— A ver... ¿de qué se trata? — Pregunto.

— Hable con papá anoche cuando llego a casa — Mamá me regaño con la mirada — lo se era tarde pero no podía dormir y justo el llego.

— Esta bien — No me regaño esta vez — continua.

— Pues le dije cuanto lo extrañábamos y que quería que todo fuera como antes — Mis ojos se pusieron brillantes otra vez.

— Y ¿Qué fue lo que te dijo tu padre hijita? — Dijo tomando una de mis manos al notar mi tristeza.

— Que sentía habernos dejado tanto tiempo — Agache la cabeza mirando la hoja que tenía en la otra mano.

— ¿y eso? — También se fijó en la hoja que yo sostenía.

— Papá escribió esto para ti anoche — Levante la hoja a la altura de su mirada — me pidió que te la entregara hoy... que decía todo lo que no podía decir de frente — ella tomo el papel — aunque no sé qué signifique eso.

— No te preocupes mi angelito no es necesario que lo entiendas — Abrió la hoja y antes de leerla me miro — ¿tú la leíste?

— Solo un poquito — Mentí pero no quería que mamá me regañara.

            Mamá rodó los ojos y suspiro, fijo su vista en la carta y guardo silencio mientras leía. Luego de un rato mamá comenzó a llorar. No quería que estuviera triste y la abrace con fuerza y seque sus lágrimas.

— No llores mami — Le pedí en voz baja — papá nos quiere.

— Lo se...papá nos ama hijita — Dijo abrazándome y calmando su llanto — no estoy triste, me emociona que papá hiciera esto.

            Volví a sentarme a su lado y mamá acabo de leer y luego terminamos el desayuno. No estuvimos mucho tiempo más en la cama después de eso. Yo me escondí bajo las sabanas cuando mamá salió de la cama para llevar la bandea de vuelta a la cocina. Cuando regreso y me vio cubierta comenzó a reír.

— Haeri sal ya de la cama, es hora de levantarse — Me dijo desde la puerta.

— ¡No quiero! — Grite desde la cama.

— No podemos salir de paseo si no te levantas — Se acercó a la orilla de la cama y quito el cobertor y las frazadas — no puedes quedarte aquí todo el día.

            Salí de la cama y camine a mi habitación, me vestí con toda calma para verme bonita, mamá había dejado ropa sobre mi cama otra vez. Cuando salí mamá me esperaba en la puerta del baño.

— Ven aquí para que peine tu cabello — Dijo sonriendo y tomándome en brazos para subirme a la silla, me gustaba mirarme al espejo — comeremos fuera así que lava tus dientes luego de que te peine para que salgamos a tiempo.

— Si mamá — Pero ¿A dónde iríamos? Estaba ansiosa por saber.

            El teléfono de mama sonó en su habitación a las 12 del día, ella fue a revisar el mensaje, sonrió y luego me miro desde lejos.

 — Haeri ¿ya estas lista? — Pregunto llegando a la sala.

 — Lo estoy mamá — Conteste poniéndome el abrigo que estaba sobre el sillón. No era un día nublado así que no debía hacer frío.

— Bien, vamos — Dijo acercándose a mí y tomando mi mano. Abrió la puerta del frente y allí afuera de casa estaba el auto de papá con el esperando por nosotras.

— ¡Papá! — Grite y corrí a su encuentro. De verdad era una sorpresa salir de paseo con papá, una linda sorpresa.

Papá me tomo en sus brazos y beso mi mejilla saludándome mientras mamá se acercaba. Ella y papá se besaron y sonrieron.

— Vámonos ya — Dijo papá — el día es precioso y lo pasare con las dos mujeres que más amo.

Abrió la puerta del auto para mamá y luego para mí, subió al otro lado y nos fuimos. Según papá tendríamos un día de campo. Como solíamos hacerlo siempre, juntos y felices.

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