Sirius Black: el velo de la m...

By TheLittleRose_

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Primera y Segunda Generación La mente de Isadora le habló, pero en lugar de la suya, escuchó la voz de Sirius... More

Fianto Duri
Amato Animo Animato Animagus
Alohomora
Arresto Momentum
Confundus
Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta
Engorgio
Lacarnum inflamarae
Baile de Navidad I
Petrificus Totalus
Anapneo
Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas
Travesura Realizada
Alarte Ascendare
Wolfsbane
Vermillious
Ascendio
Defodio
Expelliarmus
Finite Incantatem
Aguamenti
Amortentia
Diminuendo
Impedimenta
Evanesco
Muffliato
La Orden del Fénix
Expulso
Imperio
Sonorus
Rictusempra
Tergeo
James y Lily Potter
Glisseo
Oppugno
Incarcerous
Fidelio
Rennervate
Noviembre - 1981 -
Noviembre - 1985-
Julio - 1993 -
Confringo
Albus Dumbledore
Focus
Levicorpus
Accio
Crucio
Episkey
Obliviate
Dissendium
Everte Statum
A James y Lily
Bombarda
Prior Incantato
Avada Kedavra
El velo de la muerte
Wingardium Leviosa
Lumos Solem
Relashio
Harmonia Nectere Passus
RAB
Partis Temporus
Piertotum Locomotor
Legeremens
Morsmordre
Salvio Hexia
Sectumsempra
Vulnera Sanentur
Expecto Patronum
Epílogo
House of Black
The Marauder
AVISO

El Prisionero de Azkaban

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By TheLittleRose_

AVISO:

Antes de que lean el capítulo quiero comentarles que debido a la cantidad de comentarios sobre el tema me tomé la molestia de revisar el capítulo "Rennervate", y sí, faltaban un par de líneas, la única explicación es que mi Word me odia. En fin seguramente les llegará la notificación de que está editado. La cuestión es que sí, lo perdió :(  (así lo dejamos claro). Perdón por la confusión, se que era un dato interesante. A veces no puedo releer al publicar y subo sin una última revisión. (La proxima tendré más cuidado). Gracias por sus votos y sus comentarios, de verdad me encantan :')

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Reapareció junto a un viejo sauce que se interponía entre ella y la valla que impedía el acceso al enorme terreno de la casa de los gritos. Unas pocas luces muy tenues se alcanzaban a ver en el pueblo, pero no había gente ni movimiento de ningún tipo, como si nada estuviese pasando. Isadora sabía que Remus no la llamaría en vano. A medida que avanzaba el silencio era cada vez más sordo y la brisa más fresca. Tuvo que conjurar un encantamiento desilusionador para no ser vista al cruzar el claro en caso de que no estuviese sola. Sólo le faltaban unos cuantos metros cuando comenzó a oír voces dentro de la estropeada construcción.

- ¡Expelliarmus! – Isadora pudo escuchar que el hechizo dio en el blanco – Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a Black a entrar al castillo, Lupin. Ni siquiera se me ocurrió que tuviesen el valor de utilizar este lugar como escondrijo. Pero aquí está la prueba. Dos más para Azkaban esta noche – Con cuidado y en absoluto Isadora buscaba un lugar por dónde entrar a la casa, pero estaba toda sellada y si se aparecía el ruido podría delatarla y ya había quitado el encantamiento desilusionador.

- Brillante Snape, una vez más pones tu incisiva mente a trabajar y una vez más llegas a la conclusión equivocada – Sintió que el corazón se le detenía. Tenía algo diferente, pero aún podía reconocer a Sirius en esa voz ronca – Ahora si nos disculpas, Remus y yo tenemos asuntos que resolver.

- Dame una razón, te lo suplico – pidió la voz de Severus.

- Severus no seas tonto...

- ¡No puede evitarlo, es hábito a esta altura!

- Sirius, cálmate.

- ¡Cálmate tú, Remus! – una explosión fue seguida de un ruido sordo. Alguien había caído al suelo. Olvidando la discreción Isadora apuntó con la varita y sacó de los goznes la puerta que la separaba de una habitación demasiado concurrida. Remus yacía en el suelo con cuerdas alrededor de todo el cuerpo mientras Snape le apuntaba a Sirius con la varita directamente a los ojos. Tanto Remus como Sirius estaban desarmados y a Isadora le tomó menos de un segundo reaccionar.

- ¡Protego! – exclamó haciendo que Snape diera un paso obligado hacia atrás. Ella se interpuso entre éste y Sirius. Severus habló con su típica voz arrastrada y burlona.

- Vaya, vaya... esta habitación se torna más y más pequeña. Tiempo sin verte Isadora, no has cambiado nada, sigues siendo el escudo de Black como hace más de trece años – ella le apuntó decididamente al pecho – tú te mereces una acogedora celda en Azkaban tanto como él...

- ¡Cómo te atreves! – bramó Sirius intentando alejarla de Snape, pero Isadora no cedió - ¿Por qué no mejor te vas a jugar con tu set de química? – preguntó aun queriendo alcanzarlo.

- Profesor Snape, no perdería nada con oír lo que tienen que decir, ¿no cree? – por primera vez desde que entró en la habitación Isadora reparó en los tres chicos que se encontraban apiñados en una esquina. La impresión la hizo retroceder. No, no era James, podía notar la diferencia, pero por un segundo habría jurado que ese chico de pelo alborotado y anteojos era su difunto amigo.

- Señorita Granger me temo que va a ser expulsada del colegio. Tú, Potter y Weasley se encuentran en un lugar prohibido, en compañía de un asesino, un hombre lobo y su cómplice – dijo Snape sacándola de sus pensamientos.

- Pero si... si fuera todo una confusión... - insistió la muchacha.

- ¡Cállate, imbécil! No hables de lo que no comprendes – de la varita de Snape salieron chispas y se volvió hacia Sirius e Isadora nuevamente – La venganza es muy dulce, habría dado un brazo por capturarte yo...

- Eres tú quien no comprende, Severus... mientras este muchacho meta su rata en el castillo, entraré sigilosamente – advirtió Sirius.

Snape enarboló la varita para atacar a Isadora (la única de los tres que aún estaba armada), quien también estaba lista para un duelo. Pero en lugar de eso, una ráfaga de aire cruzó la habitación y Snape fue alzado en el aire y lanzado contra la pared. Luego resbaló hasta el suelo con un hilo de sangre que le brotaba de la cabeza. Estaba sin conocimiento. Cuando Sirius e Isadora miraron a su izquierda, los tres jóvenes aún sostenían sus varitas en alto. Sirius se apresuró a desatar a Remus, que yacía en el suelo rodeado de cuerdas. El momento de tensión ya había pasado, y era la primera vez que la pelinegra podía reparar en Sirius desde su aparición en el lugar. Un sentimiento de sorpresa e inquietud la invadió, como cuando vio a Harry y creyó por un momento que era James.

En otro contexto tal vez no lo habría reconocido. Tenía el cabello negro muy largo, y vestía unos harapos raídos y muy sucios; si no lo hubiese escuchado hablar, habría imaginado que se trataba de un cadáver. La piel estaba tan estirada sobre el rostro que parecía una calavera en la cual aún brillaba un par de ojos en las cuencas.

- Sirius... - dijo Isadora con un hilo de voz al recuperarse de esa primera imagen. Cuándo él se acercó y la miró con sus ojos grises, el único rasgo que seguía como ella lo recordaba, se estremeció. Realmente estaba allí, delante de ella otra vez, a pesar de que había llegado a asumir que eso no volvería a suceder. Sirius alzó una mano cautelosamente y la acercó a Isadora, acarició su mejilla con fascinación, como si todo aquello fuese difícil de creer, como si necesitara asegurarse de que era cierto. Esbozó una mueca triste, parecida a una sonrisa. Pero no fue capaz de decir nada. Ambos se arrojaron a los brazos del otro al mismo tiempo; Isadora se recargó sobre él, apoyada en su pecho. La delgadez de Sirius le permitía escuchar su corazón con impresionante claridad y de no ser por Remus, quien carraspeó un tanto nervioso, se hubiese quedado por tiempo indefinido en esa posición.

- Gracias Harry – dijo Remus refiriéndose a Snape.

- Aún no creo en usted – repuso éste. Luego observó a Isadora un tanto confundido.

- Es Isadora Black, ¿Cierto? – le respondió la joven entre susurros – es la esposa Sirius, Harry. Dicen que ella creyó que él era inocente, ¿Recuerdas? Y desde ese entonces no se la ha visto en...

- ¿Por qué sabes esas cosas de mí? – preguntó Isadora con desconfianza.

- Hermione suele tener una respuesta para prácticamente todo – aclaró Remus sin extrañarse – es realmente brillante, te sorprenderías – Hermione parecía querer aceptar el elogio pero aún quedaba el detalle de que desconfiaba de ellos tres.

- Es hora de que le ofrezcamos alguna prueba – interrumpió Sirius – Muchacho, entrégame a Peter. Ya.

Un arrebato de ira se apoderó de Isadora al escuchar ese nombre. Acurrucada en los brazos del muchacho pelirrojo había una rata, la había visto tantas veces que inmediatamente la pudo reconocer. Isadora olvidó por completo que era capaz de hacer magia, se lanzó hacia donde se encontraba Pettigrew, quería matarlo con sus propias manos, nada de magia.

- ¡No! – exclamó Remus sosteniéndola justo a tiempo – ¡cálmate un momento tú también! Sirius, dile algo – pidió con impaciencia.

- No podemos matarlo aún, Harry tiene que saber por qué. – explicó. Sirius les dijo como había hecho para saber dónde se encontraba, y también les reveló cómo había logrado escapar. Luego Remus reparó en que al animal le faltaba un dedo – Se lo cortó él – Volvió a hablar Sirius – y poco antes de transformarse cuando lo arrinconé gritó para que toda la calle oyera que yo había traicionado a Lily y James. Abrió la calle y se metió en la alcantarilla con las demás ratas, al mismo tiempo que la explosión que generó mataba a todas las personas siete metros a la redonda.

- ¿Nunca lo has oído, Ron? – preguntó Lupin ante la negativa del muchacho a entregar su mascota y evitando intencionadamente la mirada de Isadora que denotaba un claro "Te lo dije". Remus trataba de hacerle entender a Ron que las ratas no vivían tanto tiempo (12 años en ese caso) y que su declinante estado de salud no se debía a que el gato de Hermione, Crookshanks, lo perseguía; sino a que tenía miedo de que Sirius lo encontrase.

- ...Crookshanks intentó que Peter se acercara a mí, pero él olió lo que sucedía y huyó. Intentó fingir su propia muerte dejando sangre en las sábanas, ya le había funcionado antes – Sirius continuaba con su relato, con el objetivo de que Harry entendiese la verdad. Isadora notó que Remus no le había contado muchas de las cosas que Sirius decía, pero como no tenía la intención ni las ganas de discutirle eso, simplemente prefirió pensar que lo hacía para no preocuparla aún más.

- ¿Y qué van a hacer con ella si se la doy? – preguntó Ron, con Peter aun escondido entre sus brazos.

- Obligarlo a transformarse – respondió Remus – si de verdad es una rata, no sufrirá ningún daño.

Ron se acercó a Remus y le entregó a Peter, que inmediatamente empezó a chillar y retorcerse, luchando por liberarse. Sirius había tomado la varita de Snape y observaba a la rata con tanto odio que sus ojos parecían arder.

- ¿Juntos? – preguntó. Remus e Isadora asintieron.

Un destello azul salió de las tres varitas. Durante un momento la supuesta Scabbers quedó petrificada en el aire, torcida, en una posición extraña. Ron gritó. La rata golpeó el suelo al caer. Con el segundo destello comenzó la grotesca transformación. Primero apareció una enorme cabeza, luego las extremidades y al cabo de un instante en el lugar de Scabbers se encontraba Pettigrew, encogido de miedo en el suelo, retorciéndose las manos. Estaba delgado, igual de bajito que siempre, pero con el pelo ralo y descolorido, con calva en la coronilla. Los miró a todos respirando rápida y entrecortadamente.

- Hola Peter – dijo Remus con voz amable, como si todo eso fuese perfectamente normal – tan tiempo sin verte.

- Sirius... Remus... Isadora... - Pettigrew hablaba mirando hacia la puerta – Amigos, queridos amigos...

Sirius alzó el brazo de la varita, e Isadora lo imitó. Pero Remus lo sujetó por la muñeca echándole a ambos una cansina mirada de advertencia.

- Acabamos de tener una pequeña charla, Peter – comentó Remus – sobre lo que sucedió la noche en que murieron James y Lily. Quizá te perdiste algunos detalles interesantes mientras chillabas en brazos de Ron.

- Remus – dijo Peter con voz entrecortada, pálido y sudando de los nervios – No lo creerás, ¿Verdad?... Isadora, él intento matarme a mi... - se escuchó un correteo y un golpe sordo contra una de las paredes. Peter se retorcía con los pies en el aire como si una fuerza invisible lo sujetara del cuello. Sirius y Remus se miraron y luego a Isadora, quien estaba fuera de sí, con el rostro desencajado de furia y la varita alzada en dirección a Pettigrew.

- ¡Repugnante cobarde! ¡Todavía tienes el descaro de negarlo! – gritó con una voz ronca ligeramente distinta a la usual, que incluso sorprendió a Sirius y Remus.

- ¡Bájalo! – urgió Remus - ¡Isadora, bájalo de ahí ahora mismo!, ¡si lo matas arruinarás todo! – Peter pataleaba en el aire con el rostro cada vez más amoratado. Sirius corrió hacia ella y le apoyó una mano en el brazo que sostenía la varita. Peter cayó inmediatamente al suelo boqueando forzosamente y sujetándose el cuello. En el otro rincón del cuarto Ron y Harry miraba la escena con horror mientras Hermione gimoteaba. - ¿Cómo es que Sirius puede controlarse más que tú?, ¡Cinco minutos!, sólo te pido que te contengas cinco minutos – exclamó visiblemente exasperado

- ¡¿No lo oíste o qué?!

- Sí, sí lo escuché – comentó lacónicamente. Remus Recuperó la compostura y se dirigió a Peter – escucha, me gustaría aclarar contigo un par de puntos, si fueras tan...

- ¡Ha venido otra vez porque quiere matarte! – chilló Pettigrew - ¡Mató a Lily y a James!, y ahora quiere matarme a mí. ¡Tú no debes creerle Isadora!

- Lo mejor que puedes hacer es no dirigirme la palabra, si por mi fuera ya estarías muerto, y no me digas a quién debo creerle porque no tengo más paciencia para contigo – dijo secamente, y Peter se dio cuenta que lo más sabio era callarse.

- Nadie intentará matarte hasta que aclaremos algunos puntos – dijo Remus.

- ¡Sabía que volvería a buscarme!, ¡Lo he temido por doce años!

- ¿Sabías que escaparía de Azkaban incluso cuando nadie lo ha conseguido hasta ahora? – preguntó Remus frunciendo el entrecejo.

- ¡Tiene poderes oscuros! – dijo Peter con voz chillona – Trucos que el Innombrable le enseñó

Sirius soltó una risa triste y horrible que resonó en toda la habitación. Volvió a dirigirse a Harry, le reveló la verdad sobre el guardián del encantamiento Fidelio; también comentó algunas cosas más sobre su huida de Azkaban y el motivo por el cuál Peter Pettigrew no había hecho nada a Harry durante todos esos años. Era simple: si Voldemort no estaba, él no recibiría nada a cambio.

Harry les creyó. Al notar esto, Peter, irremediablemente acorralado se arrodilló en el suelo arrastrándose hacia Sirius con las manos unidas en actitud de rezo. Sirius amagó un puntapié y Peter retrocedió.

- Ya hay bastante suciedad en mi túnica sin que tú la toques – Sirius se volvió hacia Isadora y Remus - ¿Lo matamos juntos?

- Creo que será lo mejor – dijo Remus con tristeza – Isa, tú no tienes que cargar con esto... podemos hacerlo nosotros, después de todo, yo fui quien te avisó, no te dejé muchas opciones – Isadora rio con sarcasmo, como si el comentario de Remus fuese lo más estúpido del mundo.

- No lo harán, no serán capaces – dijo Peter, volviéndose hacia Ron.

- ¿Es broma? Si no te maté hace diez minutos fue porque Harry tenía que saber la verdad – sentenció Isadora.

- ¡Te dejé dormir en mi cama! – exclamó Ron con asco al ver que Pettigrew se le acercaba murmurando constantemente con la intención de convencerlo.

- Harry, Harry... - dijo volviéndose hacia éste luego de que Hermione tampoco le hiciera caso – qué parecido eres a tu padre... igual a él...

- ¿CÓMO TE ATREVES A HABLARLE A HARRY? – bramó Sirius - ¿CÓMO TE ATREVES A MIRARLO A LA CARA? ¿CÓMO TE ATREVES A MENCIONAR A JAMES DELANTE DE ÉL? – perseguía a Pettigrew por toda la habitación manteniendo la mínima distancia para evitar que escapase - Vendiste a James y a Lily a Voldemort. ¿Lo niegas? – preguntó nuevamente, un poco más calmado. Peter se retorcía ante la mención de ese último nombre.

- Sirius, Sirius... ¿Qué otra cosa podía hacer? – decía llorando – el señor de las tinieblas... no tienes ni idea... las armas que posee. Estaba aterrado Sirius. Yo nunca fui valiente como tú – Isadora bufó impaciente como si Peter hubiese puntualizado algo obvio. – nunca quise que sucediera, él me obligó. Estaba tomando poder en todas partes, ¿Qué ganaba enfrentándome a él?, me habría matado ¿Qué habrías hecho tú?

- ¡HABRÍA MUERTO!, MEJOR MORIR ANTES QUE TRAICIONAR A TUS AMIGOS. ¡TODOS HABRIAMOS PREFERIDO LA MUERTE A TRAICIONARTE A TI!

- Tendrías que haberte dado cuenta – agregó Remus – que si Voldemort no te mataba lo haríamos nosotros. Adiós Peter.

- ¡No! – gritó Harry. Se adelantó corriendo y se puso entre Pettigrew y las tres varitas - ¡No pueden matarlo – dijo sin aliento – No pueden.

Sirius Remus e Isadora se quedaron se piedra.

- Harry, esta alimaña es la causa de que no tengas padres – gruñó Sirius – te habría visto morir a ti también sin mover un dedo. Su propia piel maloliente significaba más para él que toda tu familia.

Sirius no logró convencer a Harry de que debían matar a Pettigrew, más bien todo lo contrario. Harry no quería que los amigos de sus padres se convirtieran en asesinos y la única prueba de que Sirius era inocente se esfumaría si mataban al verdadero culpable y Sirius no podría ser absuelto.

- De acuerdo – dijo Remus – Lo llevaremos al castillo.

- Pero si te transformas – agregó Isadora mientras Peter se retorcía rodeado de las cuerdas que Remus había hecho aparecer – te mataremos. ¿Dé acuerdo? – preguntó mirando a Harry. Éste asintió.

Un heterogéneo grupo de magos caminaba a través del túnel que conectaba la casa de los gritos con el sauce boxeador. Remus y Ron iban atados a Peter, quien se encontraba en medio apuntado por las varitas de Isadora y Remus. Hermione y Crookshanks encabezaban la comitiva.

Isadora llegaba a escuchar los murmullos de Harry y Sirius que iban hasta atrás. Éste último usaba la varita de Snape para hacerlo levitar en el aire y aunque se escuchaba cómo la cabeza de Severus rozaba el techo un gran número de veces, Sirius parecía no tener intenciones de evitarlo.

- Lamento no haberte creído todo este tiempo – murmuró Remus. Era la primera vez en toda la noche en que la prioridad no era atrapar a Pettigrew.

- Ahora ya sabes lo que de verdad pasó, eso es lo importante – respondió Isadora. Al echar un vistazo hacia atrás pudo ver que Sirius sonreía mientras Harry hablaba. Sintió el deseo de correr a abrazarlo, ya que apenas si había podido hablar con Sirius en lo que iba de la noche, pero aún debía vigilar que Peter no escapara – Un paso en falso y te mueres – advirtió secamente – Tú no, Ron – dijo al ver la cómica cara de espanto que ponía el muchacho.

Llegaron al final del túnel. Crookshanks había apretado el nudo del árbol y las ramas se encontraban inmovilizadas. Lupin, que iba amarrado a Ron y Peter fue el segundo en salir junto con ellos (Luego de Crookshanks con Hermione). Isadora apuntaba a la espalda de Peter y por último Harry y Sirius con Snape flotando fantasmalmente a su lado. Era tarde, apenas se veían algunas de las tenues luces del castillo a lo lejos, pero nada más alumbraba los terrenos.

Caminaban todos enfilados hacia el castillo cuando una nube se desplazó dejando ver la luna llena. Aparecieron en el suelo unas sombras oscuras debidas a la luz de la luna que caía sobre todos ellos. El cuerpo inconsciente de Snape tropezó con Remus ya que Sirius no estaba prestándole atención. Éste último se había quedado inmóvil indicándole a los demás que no avanzaran. Pero Remus re puso rígido y comenzó a temblar.

- ¡Sirius! – exclamó Isadora intentando quitarlo del camino de Remus. Pero él la apartó a empujones.

- ¡Quítalos de aquí!, ¡Llévatelos! – gruñó con voz ronca. Isadora no alcanzó a responder porque en el lugar de él se encontraba un perro negro del tamaño de un oso que peleaba frenéticamente con el hombre lobo, ahora ya liberado de las esposas que lo sujetaban.

- ¡Expelliarmus! – gritó Harry desarmando a Peter, y la varita que pertenecía a Remus ahora se perdía entre el pasto. Isadora pudo ver una cola perlada de rata desaparecer entre la hierba, corrió hacía él para alcanzarlo y un rayo verde salió de su varita en la dirección en que Peter había desaparecido. Ya no había tiempo, si lo perseguía Ron podía resultar herido. Transformándose inmediatamente en un caballo de pelaje gris y blanco, se situó delante de Ron y golpeó a Remus con sus cascos intentando apartarlo de Sirius, pero ambos peleaban tan encarnizadamente que incluso podía fallar y pegarle a Sirius por error. Se agachó hasta el suelo para dejar que Ron subiera y lo alejó galopando, mientas con desesperación veía a Harry y Hermione correr en dirección al lago y a Snape cayendo al suelo como peso muerto.

- ¡No te muevas de aquí!, voy por los demás – ordenó volviendo a su forma humana por un breve momento.

Galopaba ciegamente hacia donde se encontraban los demás, escuchó un aullido pero no hizo caso y siguió unos metros, hasta que una enorme criatura la embistió arrojándola contra un enorme árbol del bosque prohibido. Remus realmente había complicado las cosas esa noche. El lobo en que se había transformado abría las fauces mientras se le acercaba amenazadoramente. Estaba tan fuera de sí que no podía comunicarse con él aun estando en su forma animaga. Intentó levantarse, sus patas flaqueaban y se vencían, necesitaba descansar, pero Remus no le daría tiempo suficiente. Comenzaba a sentirse un frío glacial, podía ver sombras surcando el cielo. Como pudo volvió a pararse y alzó las patas delanteras para golpear a Remus con sus cascos de nuevo. Éste dio un zarpazo pero no la alcanzó. La empujó por segunda vez y por más que Isadora quiso ponerse de pie no lo logró. El bosque se había vuelto un montón de manchas borrosas por todos lados. Escuchó dos aullidos más y luego absolutamente nada.

  ▲ ▲▲▲▲▲▲▲▲▲▲▲ 

*Se aleja lentamente dejando un caos*

Este capítulo tiene una segunda parte, en unos días volveré... ♥

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