MI RUBIA

CarrieKneaps tarafından

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Él había prometido que no se metería con chicas rubias... pero luego la vio a ella. ESTA OBRA ES COMPLETAMEN... Daha Fazla

Prólogo
La promesa: Rubias no
Capítulo Uno: Es Rubia
Capítulo Dos: Nube
Capítulo Tres: Tal vez la chica ya ha llegado.
Capítulo Cuatro: Está fuera del mercado.
Capítulo Cinco: Nube, jamás te dejaría caer.
...
Capítulo Seis: "No la mires"
Capítulos Siete: Entonces...¿Ella te gusta?
Capítulo Ocho: Coqui
Capítulo Nueve: Apariciones Inesperadas
Capítulo Diez: Decepciones silenciadas
Capítulo Once: Encuentros
Capítulo Doce: Problemas
Capítulo Trece: Decirle que te gusta
Capítulo Catorce: "No importa el nombre, importa ella"
Capítulo Quince: Choques
Capítulo Dieciséis: Luchar
Capítulo Diecisiete: Emergencia
Capítulo Dieciocho: Dios
Capítulo Diecinueve: Miedo
Capítulo Veinte: Noticia
Capítulo Veintiuno: Mentirosa
Capítulo Veintidós: Locura
Capítulo Veintitrés: Decisión
Capítulo Veinticuatro: Plan
P A L A B R A S
Capítulo Veintiséis: Poder de convencimiento
Capítulo Veintisiete: Plan en marcha
Capítulo Veintiocho: Sorpresa
Capítulo Veintinueve: Amor
Capítulo Treinta: Suya.
Capítulo Treinta y uno: Golpes
Capítulo Treinta y Dos: Malas amistades
Capítulo Treinta y tres: La final
Capítulo Treinta y cuatro: Siete días
Capítulo Treinta y Cinco: Confusión.
Capítulo Treinta y Seis: Ausencia
Capítulo Treinta y Siete: Café
Capítulo Treinta y Ocho: Familia.
Capítulo Treinta y Nueve: Cambio de planes
Capítulo Cuarenta: Cruda realidad
Capítulo Cuarenta y Uno: Pequeña visita
Capítulo Cuarenta y Dos: Secretos
Capítulo Cuarenta y Tres: Futuro
Capítulo Cuarenta y Cuatro: Segundo adiós
Cuarenta y Cinco: Volviendo a la normalidad
Capítulo Cuarenta y Seis: Esperando
Capítulo Cuarenta y Siete: Triunfos y reuniones
Capítulo Cuarenta y Ocho: Resaca
Capítulo Cuarenta y Nueve: Al descubierto
Capítulo Cincuenta: Puñalada
Capítulo Cincuenta y Uno: Sin noticias

Capítulo Veinticinco: Azul

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CarrieKneaps tarafından

Capítulo Veinticinco: Azul.

Echó un suspiro cargado de incertidumbre y ansiedad. Estaba nervioso, demasiado. No quería ni imaginarse como estaría su nube. Y ni pensarlo de Maxi.

Que locura, todo había pasado extremadamente rápido para todos. Y ahora se encontraba mirándose al espejo, asegurándose de que todo en él estuviera a la perfección. Hoy tenía que estar a la altura de su novia. Aunque bueno, era casi obvio que él nunca lograría estar a la altura de ella, pero se había esforzado.

Se había colocado un saco negro cuello tortuga, encima de eso una chaqueta de traje gris y un pantalón a juego con la chaqueta, en la parte izquierda de su chaqueta llevaba un pañuelo blanco perfectamente doblado, y finalizando, unos zapatos elegantes negros. No quería llevar corbata ni moño para no verse extravagantemente vestido, pero tampoco quería verse fuera de lugar. El realmente no estaba acostumbrado a utilizar trajes pero afortunadamente su madre lo había ayudado a vestirse para esa ocasión.

Camino hasta su cama donde tenía un bolso deportivo como los que solía usar en el gimnasio, pero esta vez cargaba todo lo necesario para quedarse a dormir donde su nube. Faltaban menos de ocho horas para que ella se fuera y sinceramente se sentía muy mal, pues era la primera vez por la que se ilusionaba de cumplir años, pero con aquella noticia todas sus ilusiones habían sido brutalmente destruidas. Ella no tenía la culpa, pues no sabía nada, así que técnicamente era culpa de él. No sabía ni siquiera porque se sentía mal si él se lo había buscado.

Agarró su celular, guardándoselo en el bolsillo de su pantalón. Metió el cargador en la mochila y miró a su alrededor cerciorándose de que no se le olvidara. Sus ojos cayeron en la cajita roja de terciopelo que yacía en la cama. La agarró abriéndola con cuidado, observo aquello que había mandado hacer, tal vez no era muy extravagante pero sabía que le gustaría. Él pensó que a ella estaría agradecida aun si solo fuera un pequeño chocolate.

La empacó con cuidado, asegurándose que no se maltratara. Miró la hora en su reloj, entonces decidió cerrar el maletín y colgárselo en el hombro. Se veía extraño viéndose formal con un maletín tan informal colgándole del hombro. Pero daba igual, nadie iba a verlo con aquello. En la mesa al lado de la puerta principal, se encontraban sus llaves y la invitación al desfile.

A salir, el carro de Santi estaba estacionando justo en frente de su caso. En este tipo de ocasiones era cuando necesitaba un auto, arruinaría su traje yéndose en su preciada moto, que como todo tenía sus cosas malas como esas. Entro en el asiento copiloto encontrándose con su amigo, vestido en traje negro junto con una camisa blanca, con los primeros botones abiertos.

—Buena elección. — Comentó señalando él atuendo de Axel.

Este echó su maleta en los asientos traseros.

—Gracias, tú te ves bien. — Le devolvió el halago.

Santi lo miro de reojo arrancando de nuevo.

— ¿Estás nervioso? — Preguntó Santi adivinando la expresión de su amigo.

Axel lo miró por un segundo y después la desvió a las calles.

—Malditamente nervioso. — Masculló.

Ya quería verla, como la diosa que es, pero entre más pasaba el tiempo más se acercaba la hora de alejarse de ella.

—Tranquilízate, ella ganará. — Dijo con seguridad.

Eso él lo sabía, pero no podía evitar sentirse nervioso.

—Sí, lo hará. — Reafirmo. — Pero después se irá.

Santi se echó una sonrisa discreta al escucharlo.

—Así que estás nervioso por eso. — Sonrío. — No quieres que se vaya antes de tú cumpleaños. — Hizo como si lo acabara de descubrir.

Estupideces, si él sabía más que el rubio.

—No, simplemente no quiero que se vaya. — Corrigió. — Sin embargo, me hubiera gustado estar en mi cumpleaños con ella, no lo niego.

—Axel, tío, sabes que muy pronto estarán a miles de kilómetros por mucho tiempo. — Le recordó Santi. — Y es tú culpa, no le has dicho que cumples, eres un mal novio. ¿Ha pensado como demonios se va a sentir que su novio cumplió años y no le dio una mísera felicitación?

Axel negó.

—Primero está la familia. — Recordó. — Y sí, sé que estaremos separados. Precisamente por eso quiero estar todo lo que pueda con ella antes de irme.

Santi chasqueó la lengua dando vuelta por una de las calles.

—Esta es una preparación para lo que se viene.

Él tenía razón. Su próxima pelea era ese sábado, esas sí que eran de vida o muerte, porque o ganaba y seguía escalando o perdía y hasta allí quedaba todo el esfuerzo que había hecho en los últimos años. Frank le había dicho que lo mejor sería que terminara el campeonato y después viajarían a Los Ángeles para comenzar a prepararse. Primero serían tres meses de preparación antes de la primera pelea, podría pasar una semana en Nueva York antes de empezar en el mundo de las "luchas".

Axel sabía que tendría que esforzarse mucho y que si o si sería próximo competidor de la UFC, no solo porque lo soñaba, también porque necesitaba retribuirle a su madre, a su hermano, a Dogg... a muchas personas que se sacrificaron mucho por él. Y en un muy cercano futuro, se lo atribuiría a sus amigos y a Sky...

Tres meses lejos.

Era demasiado tiempo, no sabía cómo haría, pero estaba muy seguro que le sería malditamente difícil alejarse de ella y mantener la relación a distancia con todo lo que se venía encima. Pero prometía que algún día, toda esa lucha que había hecho, valdría la pena.

Sería el rey del mundo, conseguiría ser amado y aclamado por todos, sostener a su madre y a su hermano como toda su vida se han merecido, podría mejorar el gimnasio de Dogg y...estar con Sky, sin impedimentos, sin kilómetros de distancia, sin sacrificio. Le pagaría absolutamente todo lo que esa rubia le había dado. Le había devuelto la confianza y había puesto su fe en el con mucha esperanza de que él lo lograra. Y si lo lograba, era gracias a ella, porque de no ser por esos ojos cielo, él no tendría un contrato con Frank. Él contrato de su vida.

— ¿Te has comunicado con Emily? — Habló de nuevo Santi trayéndolo a la realidad.

Axel se percató de que ya estaban llegando, ¿Cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos?

— ¿Ah? — Preguntó confundido, después analizó lo que Santi había pronunciado segundos antes. — No en realidad, desde el día que peleamos no la he visto, ni siquiera en la universidad.

Hace mucho que la pelirroja había desaparecido de su vida, que sentía que ya no tenía mejor amiga. Había estado tan ocupado que no había tenido tiempo de ni siquiera pensar como estaría la enana, aquella que lo salvó más de una vez, de ser expulsado por andarse peleando con Evan Fight.

—Yo sí la vi, de nuevo con el chico ese. —Masculló.

Axel lo miró con atención.

—Santi... ¿Te gusta Emily? — Preguntó.

Era algo de lo que quería hablar hace mucho tiempo, pero no había tenido tiempo de preguntarle.

—Ella...me empezó a gustar, es hermosa y no sé por qué diablos no lo había notado antes. —Se regañó a sí mismo. — Si le hubiera prestado atención cuando ella me dijo que yo le gustaba, estaríamos juntos. —Axel entendía lo que sentía. — Yo le dije que quería que lo intentáramos, que quería que fuéramos pareja. — Soltó de golpe.

La revelación tomó por sorpresa a Axel, haciendo que abriera los ojos como platos.

— ¿Que qué? ¿Cuándo fue eso? ¿Y por qué diablos yo no sabía ni mierda? —Reclamó el ojiverde.

—Pues...estaba loco, me había empezado a gustar de una manera intensa, como nunca pensé que fuera a pasar. Estuvimos hablando por una semana, ustedes ya estaban alejados pero no del todo, y cuando le dije eso, ella me rechazó.

Axel frunció el ceño.

— ¿Qué te rechazó dices? — Preguntó de nuevo Axel. — Pero si cuando entramos ella seguía colada por ti. — Dijo Axel confundido.

Santi volvió a mirarlo estupefacto por unos segundos.

— ¿En serio? — Dijo atónito.

—Pues claro, siempre la molestaba de vez en cuando por eso. — Recordó él.

Le parecía muy extraño todo lo que le estaba diciendo, la Emily que él conocía le hubiera aceptado con recelo al menos, pero no lo rechazaría jamás, ella siempre acepta algo que quiere.

¿Qué le sucedió entonces?

Al parecer él tendría que perder la dignidad primero y buscarla, antes de que se fuera, quería aclarar una cantidad de cosas con ella. No quería perderla como amiga, solo quería tenerla ahí, no necesariamente siendo su mejor amiga, eso ya era bastante difícil después del distanciamiento que tuvieron, pero no quería perderla.

—Bueno, al parecer cambio rápido de opinión. — Habló de nuevo Santi, volviendo al tema. — El caso es que ya no quiere, ni me quiere. — Concluyó encogiéndose de hombros. — Tal vez me lo merezco, no puede ser cuando yo quiera, ella ya me había dicho lo que sentía y en ese momento yo no... yo no sabía que era lo que estaba rechazando.

Axel se lo pensó, Santi no había sido exactamente el mejor en las relaciones, en lo que llevaba de conocerlo nunca había conocido a una chica que lo enamorará. Ed sí, él ya había tenido el tan llamado "Primer amor", no resulto muy bien que digamos.

—No creo que te merezcas el rechazo, más bien, no era para ti. — Axel trató de reconfortarlo. —Que tal después aparezca una guapísima chica que te guste.

Antes de escuchar la respuesta de Santi, Axel cayo en la cuenta que su amigo ya estaba parqueando el auto, ya estaban allí y eso lo hizo volver a sus nervios habituales.

—Sí, puede que tengas razón. — Concordó apagando el automóvil. — No me molestaría si relampagito decidiera presentarme a una de sus amigas.

Axel rodó los ojos saliendo del auto. No pudo no soltar la sonrisa por el hecho de que Santi no cambiaría por más de que le gustara alguien.

—Por ejemplo, esa morena de allí no me molestaría. — Señaló a un lugar del parqueadero.

Axel volteó a ver y visualizo un cartel con una de las chicas que habían llegado a la final, estaba en ropa interior y en la parte de abajo traía el nombre de la chica, mientras que en la parte superior traía el nombre del concurso y una frase sobre la final del concurso.

—Claro, como podría molestarte una chica en ropa interior. —Bufó Axel analizando todo el parqueadero.

No escucho nada durante unos segundos, sintió los pasos de su amigo detrás de él y cuando lo tuvo cerca, escuchó lo que le dijo.

— ¿La estas buscando ya no? — Casi afirmó Santiago viendo a su amigo buscar por todos lados. — Ya aparecerá el cartel de ella, deben haber miles.

Afirmó dándole una palmada en el hombro para después rebasarlo y tomar camino hasta el ascensor que se encontraba a pocos metros de ellos. Sí, ya la vería. Trotó un poco hasta llegar a su lado para no quedarse atrás. En frente de la máquina que los llevaría al quinto piso, había más personas igual de arregladas a ellos esperando por la llegada del aparato.

—No puedo creer que este día haya llegado tan rápido. — Habló Axel ansioso.

—Deberías calmarte, creo que te va a dar un ataque de ansiedad. — Aconsejo su amigo con un poco de burla en su voz.

—No puedes culparme, sabes que...

—Esto es muy importante para ellos, ya lo sé, no has parado de repetirlo en toda la semana, no va a pasar nada malo. — Dijo de nuevo.

—Sí, sí, tienes razón, voy a tranquilizarme, eso es lo que necesito. — Habló rápido tronando sus dedos.

Santiago lo miró de reojo y rodo los ojos negando internamente. Ese chico no se calmaría hasta que la tuviera suerte, y muy a su pesar tendría que aguantárselo durante unas horas más.





—Dios, Dios, creo que me voy a morir. — Se abanicó la cara con sus manos, buscando algo de aire, el cual se le estaba haciendo muy difícil de reponer.

Maxi corrió a su lado con una revista en su mano, con la que empezó a darle aire.

—Pitu, tranquila por Dios, que vas a hacer que me dé algo a mí. — Suplicó su amigo viendo como ella empezaba a sudar.

—Sí, solo necesito un minuto, uno. — Antes de que el pudiera siquiera abrir la boca ella se levantó para después escapar de sus brazos.

No sabía si estaba más ansioso él o ella. Suspiro tirando la revista en el sofá. Sí la chica seguía así iba a lograr que a él le diera un ataque en el corazón de los nervios que tenía. No se había sentido así desde mucho tiempo atrás, en aquel lugar blanco y cerrado...

No, no podía permitir que el pasado lo irrumpiera en este momento. Se suponía que debería estar más feliz que triste, pero por alguna razón él no se sentía del todo bien. Era una sensación agridulce.

Cerró los ojos aspirando profundo.

— ¡Milian! ¡Milian! — Escuchó la voz chillona de la chica. — ¡Milian!

— ¡Aca estoy! — Gritó para que dejará de gritar. — Me dejarás sordo, mujer. — Le dijo una vez que la vio entrar a la estancia.

Estaba preciosa, como siempre. Su cabello estaba un poco despeinado y llevaba uno de sus típicos vestidos pálidos que le gustaba usar.

—Perdóname, mi amor, pero enserio tienes que ver esto. — La chica se acercó a él cayendo en el suelo junto al sofá en el que él estaba sentado. — Mira lo que he hecho. — Dejo un papel blanco encima de sus rodillas, revelando un dibujo de un hermoso vestido azul oscuro.

—Es muy hermoso Ar, como todos. — Aduló él dándole una mirada de cariño a la chica.

Ella se mordió el labio indecisa, cosa que no hizo más que él posara sus ojos en los rojizos labios.

— ¿Tú crees que en algún momento pueda hacer uno? — Preguntó con inocencia.

Ella siempre dudaba de sí misma. Sonrió.

—Claro que sí, ¿Quién no querría ayudarte? — Le tocó la nariz. — Y si no es así, yo mismo lo hago. — Le dio un leve pico en los labios.

El siempre haría lo que fuera para verla feliz.

—Pero que dices, si no sabes nada de diseño. — Se río la chica por el comentario de su novio.

—Pues aprendo, eso que importa, es lo de menos, Ar. — Se encogió de hombros restándole importancia.

Sí el a duras penas sabía vestirse bien, era ella la que todo el tiempo andaba diciéndole que colocarse y que no. Era un completo inútil en lo que se refería a moda.

—Te amo, Maximillian. — Él sonrió ante la declaración de ella.

La levanto del suelo y la subió en sus piernas. Tocó el fino rostro de ella.

—Yo te amo muchísimo más Aria. — Susurró. — Haría eso por ti y mucho más, si me dices que te haga una mismísima tienda, la hago.

Abrió los ojos volviendo a los taconeos del lugar. Tensó la mandíbula por los recuerdos que lo invadieron por más de que él no quería traerlos. Ella siempre aparecería.

No podía no hacerlo, una vez que la perdió lo único que quería era tenerla a ella, incluso tan solo en pedazos. Se le ocurrió estudiar diseño. Había agarrado todos los bocetos que ella tenía y los atesoro con su vida. Era el sueño de ella, y él iba a cumplírselo, pasase lo que pasase. Solo así se sentía mejor, sentía que tenía algo de ella.

Sonrió sin querer, si estuviera ella aquí seguramente todo hubiera sido más que perfecto. Ella no estaría tan nerviosa como él.

— ¿Señor Maximilian? — Levantó la cabeza al escuchar el llamado de una voz femenina.

Una chica de piel trigueña, ojos azules intensos y un cabello castaño brillante estaba frente a él. Era hermosísima le recordaba levemente a Emily, a la cual no había vuelto a ver.

— ¿Es usted el mejor amigo de Sky? — Se levantó de un salto del sofá.

—Sí, sí, soy yo, señorita...

—Alaia, mi nombre es Alaia. — Le dijo. — Lo que pasa es que Sky me ha dicho que le entregue esto, ella en un momento vendrá. — Maxi frunció el ceño.

— ¿Ella está bien? — Preguntó confuso recibiéndole el collar que la chica le extendía.

—Bueno, acaba de vomitar, por eso mismo me pidió que le entregará esto, dijo que si lo tenía lo echaría a perder, pero ya estaba mejor, le di un poco de agua porque estaba algo pálida...

—Creo que es mejor que yo vaya verla personalmente.

—No es necesario. — Escuchó la voz de Sky firme.

Alaia y él voltearon a mirarla, quien salía por una de las cortinas rosadas del lugar. Les sonrió con confianza. Maxi la miro de abajo hacia arriba, se veía espectacular, no solo por el vestido azul que él había diseñado, también por la seguridad que transmitía, parecía que haber vomitado la había ayudado mucho.

—Estoy lista. — Avisó ella sonriendo.

Entonces él también sonrió con tranquilidad.

—En ese caso, yo también estoy listo.

N/A:
Vestido de Sky en multimedia💙

Como lo prometido es deuda, aquí está el capítulo que les había prometido, espero que lo disfruten muchísimo. Comenten que piensan que va a pasar en el siguiente capítulo y qué creen que le dará Axel.

Dejenme un voto allá abajó si están desde el celular y si no, también damelo en donde sea que este en tú pantalla. Los amo muchísimo, gracias por los 7k, empezamos muy bien el 2018.

Picos, picos🍑

CK.

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