La Bella y La Bestia | Lams

By SlyPhantom66

17.8K 2.4K 1.7K

Alexander era el más conocido en su aldea, podría decirse, pero no de la mejor forma. Después de la muerte de... More

Había una vez...
Alexander Hamilton
Paz
John Laurens
Alexander Hamilton (Reprise)
Llegada al castillo
Jefferson
Preparando la cena
Invitación
Otro pétalo
Mrs. Peggy
Extra#1
Nuestro huésped sea usted
El ala oeste
El escape
Miedo
Días de sol
Paranoia
Nuevo hogar
Bocetitos#1
Bocetitos#2

¿Nuevo hogar?

1K 133 186
By SlyPhantom66

A Alexander solo le quedaba acostumbrarse a su vida en una celda, a los pocos minutos encerrado ya estaba pensando en lo que haría; tal vez cuente los días encerrado, o dejarse morir por el hambre, ¿le iban a dar comida verdad? es decir, era un prisionero, ¿qué pasa si moría de todos modos esa misma noche por el frío? tal vez la única solución era morir joven.

—Deja de pensar en esas cosas, Hamilton...— se dijo a sí mismo en un intento para relajarse y dejar de ser tan paranoico.

En un instante se prendieron unas velas afuera de su celda, iluminando dentro de esta y también un poco del pasillo. "Al menos me dan luz por la noche" pensó Hamilton, asumiendo que el que prendió las velas era la malvada bestia de hace unos minutos.

Se sentó en la incómoda cama que llevaba dentro de la celda, estaba fría y dura, y la madera estaba podrida, Alexander juraba que si se acostaba en ella esta iba a colapsar. Hizo una nota mental en dormir en el suelo.

—Perdone mi intromisión, Monsieur— dijo alguien en el pasillo. Alexander trata de ver el portador de la voz pero revisa el pasillo y no hay nadie, lo cual lo deja demasiado confundido. Se escucha la palanca moverse y lo siguiente que Alexander podía ver era que la puerta de la celda se había abierto.

Esto dejó algo desconcertado al hombre, pues sin duda la puerta estaba abierta y podía salir de la prisión pero después de los últimos acontecimientos es difícil confiar incluso en lo que ves. Alexander agarró la vieja silla de madera que se encontraba al lado de la cama y empezó a caminar lentamente a la salida de la celda, preparado para golpear a quien sea que esté ahí con la silla.

—Oh... Monsieur, he venido a escoltarle a su habitación.

—¿Mi habitación? Pero pensé...

Alexander revisó el pasillo pero no encontró a nadie.

—¿Habla sobre "Cuando esta puerta se cierre, no se abrirá nunca jamás"? No te preocupes mon ami, él se pone dramático aveces. — Alexander finalmente encontró al dueño de la voz y era nada menos que un pequeño hombrecito de bronce que se balanceaba (tratando de no caerse) agarrado de la palanca, y cabe mencionar que también tenía una vela prendida como sombrero, y otras dos como reemplazos de sus manos. El hombrecito vela le saludó agitando la vela que tenía como mano derecha.

— Hola. — Alexander lo golpeó con la silla de inmediato, dejándolo al hombrecito vela en el suelo, y también la silla de madera quedó totalmente destrozada.

—Ah, eres muy fuerte. Tienes suerte de que soy de buena calidad. — el hombrecito vela se levantó del suelo, alejando los pedazos de madera de la silla de él y limpiándose un poco.

— ¿Qué eres? — preguntó Alexander, obviamente asustado.

— ¡Yo soy Lafayette! — respondió la vela.

— Puedes hablar. — mencionó Alexander más como un hecho que como pregunta.

— Por supuesto que puede hablar, incluso aveces rapea. — dijo un reloj de manto que con dificultad iba subiendo los escalones. Por alguna razón llevaba una bandana azul amarrada a su parte superior. Cuando llegó al último escalón se dirigió a la vela que se había presentado a sí mismo como Lafayette. Alexander todavía no podía creer lo que le estaba pasando. — Laffy, como jefe, te ordeno que lo pongas inmediatamente de vuelta a su celda.

— ¡Hercules, Mon ami! — dijo Lafayette, acercándose al reloj para susurrarle de cerca. —¿Qué es lo que quieres ser por el resto de tu vida? ¿Hm, un humano o un reloj de manto?— Alexander no podía escuchar lo que le dijo pero parecía que lo estaba regañando por algo. Lafayette volvió a mirar a Alexander, dejando al reloj sin palabras. — ¿Listo, señorito?, debe de perdonarme estas primeras impresiones, espero que no se encuentre muy sorprendido. — dijo la vela yendo bajo las escaleras con el reloj, dejando a Alexander con la única opción de seguirles.

—¿Por que debería estar sorprendido? Le estoy hablando a una vela. — dijo con obvio sarcasmo.

— Candelabro, por favor. Hay una enorme diferencia. — respondió Lafayette. Ya habían llegado al final de los escalones, dejándolos de vuelta al salón principal. — Por aquí, Monsieur. — dijo, caminando por un elegante pasillo con grandes ventanas, el papel de pared se estaba despegando y algunas de las puertas por las que pasaban parecieran que no habían sido abiertas por años. Pero aun así lucia realmente decente para ser el castillo de una bestia. — Considéreme a su servicio. — volvió a hablar Lafayette — El castillo es su hogar ahora, siéntase libre a ir adonde quiera.

— Excepto el ala oeste. — dijo el reloj "Hercules", inconsciente de lo que estaba diciendo. Cuando se dio cuenta habló rápidamente. — La cual, no tenemos. — Si estaba haciendo su mejor esfuerzo para tratar de no lucir nervioso entonces el reloj era realmente un mal actor.

— ¿Por que? ¿Que hay ahí?

Alexander notó como Lafayette le dedicaba una mirada nerviosa a Hercules antes de seguir guiándolo por el pasillo. — No hay nada, solo es puro almacenamiento.

— Exacto, puro almacenamiento.

—Solamente almacenamiento.

Era muy obvio que estaban mintiendo, por lo que Alexander les iba a seguir interrogando sobre la tal ala oeste, pero Lafayette hablo mucho antes de que él pudiera preguntar.

— Uff, ya llegamos a tu habitación, en el ala ESTE, o como me gusta llamarle, la ÚNICA ala en este castillo. — Lafayette abrió una de las puertas que se encontraban a su lado derecha, dándole la entrada a una gran habitación, Alexander no evitó compararlo con una de las hermosas habitaciones del Castillo Chantilly del cual había leído una vez en un libro. Alexander estaba asombrado de lo cuidado que estaba la habitación, aunque tenía mucho polvo. — ¡Ten cuidado, s'il vous plaît! — advirtió Lafayette ya que en la entrada de la habitación una de las tablas de madera del suelo se encontraba perdida. Al menos lo dijo justo a tiempo por que Alexander estaba a punto de meter su pie en aquel hueco. —¡Bienvenido a su nuevo hogar! Es modesto, pero cómodo. — El candelabro se tiró a la cama y todo el polvo que tenía en ella salió volando, haciéndolo toser.

Alexander se encontraba muy distraído mirando la habitación, le encantaba todo. —Es bellísimo — Era como salido de un cuento de hadas. Pasaba de mueble en mueble admirándolo y viendo las cosas que tenía.

— ¡Claro que lo es! el joven amo Laurens quería que usted tuviera la mejor habitación del castillo. — decía esto mientras se limpiaba el montón de polvo de encima.

—¿Laurens?— se preguntó Alexander. No esperaba que una bestia poseyera un nombre tan lindo.

— Sí, sí, el joven amo. Verá, usted ha llegado tan repentinamente, todavía falta que limpien la habitación, y también que arreglen ese hueco de ahí. — dijo señalando al hueco en el que Alexander casi cae. — ¡Adrianne, mademoiselle! — llamó e inmediatamente entró a la habitación un plumero volando, el cual se encargó de limpiar toda la habitación.

— Lafayette, este plan es muy peligroso— le dijo el plumero, Adrianne, al candelabro después de terminar de limpiar.

— Haré lo que sea para besarte de nuevo, amor. — empezó a coquetear Lafayette con el plumero.

Adrianne soltó una risa. — No vayas a intentarlo de nuevo, me quemaste la última vez.

Alexander seguía distraído con un viejo tocador, revisando lo que llevaba encima el mueble. — ¿Todo aquí está vivo? — preguntó, agarrando un cepillo para el cabello del tocador. —¿Hola? ¿Cuál es tu nombre?

— Eso solo es un cepillo. — dijo Hercules, que se había quedado en silencio durante un tiempo. — ¡Lafayette, el chico le está hablando a un cepillo! — le dijo divertido al otro para que dejara de coquetear con el plumero. Al final, los tres terminaron riéndose por el hecho de que Alexander le estaba hablando a un cepillo, que lo hizo sentir bastante miserable. Adrianne entre risas se fue volando de la habitación.

Lafayette se bajó de la cama después de un par de carcajadas, seguido por Hercules, y se dirigieron al gran armario. —No te preocupes por nada. — le dijo Lafayette a Alexander para llamar su atención. — Conoce a tu armario, Madame Theodosia. Es una gran cantante.

— Cuando está despierta. — bromeó Hercules, que recibió un golpe de parte de Lafayette por sus últimas palabras.

— ¡Cállate! Una diva necesita descansar para mantener su belleza, Herc.

Alexander notó como el armario se encontraba cargado con demasiada ropa, algunas gavetas apenas podían cerrarse.

— ¡Theodosia! — llamó Lafayette, despertando al armario de su sueño. Theodosia abrió unas cuantas gavetas de golpe y también abrió sus puertas, dejando ver un montón de ropa. — ¡Tenemos a alguien aquí para que vistas!

—Uh-Oh... ¿Un chico? Oh, Hercules ¿Cuando me vas a traer a una chica? — se quejaba el armario. Sin duda tenía una voz melodiosa, Alexander nunca había escuchado una voz tan suave y hermosa, si ésta era la forma en la que hablaba su canto debe de ser increíble.

—No me mires a mi, Mira a Laffy. — se excusó Hercules.

—Hm... aunque analizándolo... — dijo Theodosia, acercándose a Alexander. El armario realmente no tenía ojos, pero Alexander se sentía extremadamente observado, haciéndolo sentir incómodo.

—E-Eh...

— ¡Oh, que hermosos ojos! ¡Tu rostro! ¡Increíble! ¡Me han traído a un hombre suficientemente hermoso para que pruebe mi ropa! ¡Te buscaré algo para un príncipe como tú! — el armario cerró sus gavetas y sus puertas, Alexander supuso que estaba buscando ropa.

— Oh, yo no soy un príncipe...

—¡Imposible! Ahora, déjame ver lo que tengo por aquí...

Theodosia sacó un montón de ropa, algunas decidía que no las iba a usar así que las metía de vuelta, las otras se las ponía a Alexander a la fuerza.

Al final quedó con un atuendo tan ridiculo como el de Louis XVI.

— ¡Oh, bellísimo! ¡Gran trabajo Theodosia! — Lafayette le dio un cumplido al armario.

— Lafayette, envía mi amor a Burr.— dijo Theodosia, con una voz más somnolienta para luego cerrar sus puertas y gavetas, al parecer se quedó dormida.

Lafayette solo asintió y salió de la habitación con Hercules. Dejando a Alexander solo en la habitación.

Alexander se quitó el traje, ya que apenas podía moverse con tanta ropa encima. Al finalizar, se acostó en la cama, dejando escapar un gran suspiro.

Necesitaba tiempo para procesar todo esto.

—————————————
no debería estar escribiendo esto pero es inevitable una vez q la historia llega a la parte interesante(?

theodosia es un armario o uwu

Continue Reading

You'll Also Like

57.7K 3.1K 38
Violeta Hódar 23 años (Granada, Motril), es una estudiante en último curso de periodismo en Barcelona. Esta se ve envuelta en una encrucijada cuando...
189K 21.5K 37
En donde Emma Larusso y Robby Keene sufren por lo mismo, la ausencia de una verdadera figura paterna.
60.5K 3.7K 22
𝘋𝘪𝘤𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘳𝘦𝘴𝘪ó𝘯 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘮á𝘴 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦, 𝘗𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰...
203K 13.4K 50
"No te vayas, hay muchas pero no hay de tú talla"