Lost

Da Eriada-Casbeks

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AU. Por un motivo o por otro, de una forma metaforica o literal, Kate Beckett y Rick Castle se encuentran per... Altro

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11 (M+18)
Capítulo 12 (M+18)
Capítulo 13 (M+18)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19

Capítulo 14

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Da Eriada-Casbeks

N/A: Este capítulo en realidad iba a ser más largo, pero he decidido dividirlo un poco por que si no sería larguisimo. En fin. Espero que no os parezc amuy aburrido, sobretodo el principio.

Intentaré compensar con el siguiente ;-)
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Abrió los ojos cuando sintió como le quitaban la tela o bolsa que le cubría la cabeza. Aun no estaba seguro de lo que era, pero sabía perfectamente que cubría hasta su cuello creándole una sensación de impotencia.

Sus pupilas intentaron adaptarse a la luz cegadora doliéndole.

La oscuridad se volvió claridad. El negro se tornó blanco de golpe causándole un dolor en los ojos y sintiéndose mareado.

Poco a poco fue adaptándose a la luz dejando de ver puntos brillantes que le impedían abrir los parpados del todo. Se sentía completamente desorientado y cuando trató de moverse sintió como sus extremidades estaban atadas.

Miró a su alrededor intentando moverse pero a cambio recibió un golpe en su espalda haciéndole caer de boca sin poder frenar el impacto de su mandíbula contra el barro que tenía a sus pies.

No recordaba cómo había llegado allí.

Miró a su captor un hombre de aspecto sucio, cabello grasoso y enredado recogido en una coleta, bigote y dientes amarillentos.

-¿Qué... Que ha pasado? ¿Quién eres?

El tipo sin responderle le levantó del suelo y a empujones le hizo moverse por el sendero de tierra húmeda, rodeado de arboles en medio de lo que parecía la selva.

Se detuvo un segundo cuando escuchó un arrollo y su boca seca le recordó que seguramente llevaba horas sin beber ni comer.

Los pájaros cantaban con fuerza a su alrededor aumentando la sensación de paraje desconocido y caluroso.

Se sentía asfixiado por toda la situación.

Miró hacia al cielo ganándose otro golpe en la espalda haciendo que sus pies trastabillaran sin llegar a caer. Se giró levemente comprobando que por el momento estaba solo.

Se frenó y volvió a girarse mirando con odio a su captor. No entendía nada.

El hombre sonrió cínicamente y le golpeó en el estomago y en la mandíbula.

Rick escupió al suelo sintiendo el sabor metálico de la sangre invadir su boca.

-¿Dónde estoy?

-¡Cállate!-dijo con un notable acento hispano.

Movió su mandíbula sintiéndola tensa y su rostro seco lleno de tierra. Unos molestos bichitos y algunos mosquitos revoleteaban a su alrededor sin poder espantarlos.

Intentó mover sus muñecas atadas. Era imposible.

Rick bajó la cabeza y miró su ropa sucia y hecha harapos.

Sentía el sudor bajar por su espalda. Hacía demasiado calor y estaba agotado. Se sentía sucio, sus huesos dolían... Apenas podía arrastrarse por entre el barro mientras caminaba y su cabeza dolía sintiéndose mareado.

Siguió en silencio siendo empujado por su captor, fijándose que portaba un arma por lo que todas las ideas de escapar en cuanto tuviera un momento se borraron de sus pensamientos.

Llegaron a un claro de la arboleda que seguían por el camino y se fijó en una gran caseta de madera y un par de jaulas de hierro detrás de ésta. Completamente invisibles a la vista que cualquiera pasara por el camino, aunque dudaba que alguien en su sano juicio paseara por allí después de ver todos los hombres que rondaban por la zona.

Rick fue empujado hacia las jaulas que en algún momento debían haber sido habitadas por animales salvajes y que en aquel momento una de ellas era para un tipo tirado en el suelo rodeado de un charco de sangre.

-Ese es tu futuro si no te portas bien...-escupió su captor casi incomprensible.

Rick fue empujado cayendo de bruces de nuevo.

Miró a su alrededor.

-Agua-pidió apoyando su frente en uno de los barrotes tras ser metido en la jaula sin ser desatado, casi inmóvil.-Por favor...

-¡Manuel!-gritó su captor a otro que se acercó vestido con traje de camuflaje y con una ametralladora cruzada en su pecho- Este tipo quiere agua.

Rick miró en dirección hacia ese tal 'Manuel' ambos se miraron entre ellos y se rieron.

No había entendido nada, pero a juzgar por las risas estaba claro que no le alimentarían ni le darían agua.

Segundos después un Jeep llegó aparcando al lado de la caseta. Del coche se bajó un hombre acompañado por dos tipos armados.

-Señor, el señor Patrick ha llamado... Lo hemos trasladado aquí tal como pidió- Rick escuchaba pero no entendía una palabra de ese idioma por lo que no sabía que estaban diciendo.

El hombre que se acababa de bajar del Jeep asintió. Llevaba un traje, al parecer bastante caro y trataba de que sus zapatos no se ensuciaran de barro.

Fumaba un habano y su colonia rancia se olía a kilómetros, provocándole nauseas a Rick quien vomitó bilis en el suelo de su jaula.

-Ábreme la jaula, Enrique.

Enrique, el tipo con los dientes amarillentos que había traslado a Rick a lo largo del sendero, se acercó y le abrió la jaula.

El señor trajeado entró y pateó el estomago de Rick haciéndole toser y encogerse de dolor, quedando en un rincón.

-Ahora me perteneces chico, podré hacerte lo que quiera...

-¿Es valioso señor?

-Muy valioso, valdrá mucho dinero...-salió riendo de la jaula, cerrándola.

-Pidió agua.

-Dadle lo que quiere-dijo riendo y acercándose de nuevo a su coche, seguido de sus guardaespaldas, para marcharse tras comprobar que toda la operación había salido como esperaba.

Se giró una última vez.

-¡Bienvenido a Venezuela, Ricky!

Rick le miró frunciendo el ceño. ¿Por qué sabía su nombre? ¿Quién le había contratado? El hombre siguió su camino hasta su Jeep y se quedó allí viendo como Manuel y Enrique sus empleados encendían la manguera de agua fría y a presión y empapaban a su nuevo preso.

Rick tosió varias veces mientras sentía como tiritaba por el agua empapada, al principio había sido un alivio debido a las altas temperaturas de la zona, pero luego el dolor de la presión del agua y el sentirse ahogado cuando apuntaban directamente a su cara había sido un infierno.

Y aquello solo era el principio.

Cerró los ojos y trató de recordar cómo había llegado allí. Lo último que recordaba era subirse a un avión en dirección a Caracas para encontrarse con Kyra después de su paso por Nepal.

Miró su nueva estancia. Una jaula de apenas dos metros cuadrados, un suelo embarrizado con olor a orín y a estiércol, con una charca de agua estancada donde habitaban bastantes mosquitos que no dudaron un segundo en darse un festín con su cuerpo.

Él se dejó caer sin siquiera poder rascarse las picadas. Sin inmutarse.

Estaba en una zona en que nadie le buscaría... Estaba completamente perdido.

Kate se despertó de golpe cuando sintió frío. Había sentido durante toda la noche lo que hacía tiempo no experimentada. El calor de unos brazos y un cuerpo rodeándole al dormir. Sin embargo, el frío al separarse la despertó. Abrió los ojos y vio como convulsionaba.

Se quedó mirando a Rick quien se movía agitado mientras murmuraba palabras y cerraba los ojos con fuerza, aferrándose a las sábanas.

-Agua-dijo esta vez más claro- No... Kyra...

¿Quién demonios era Kyra?

Apretó sus labios molesta y suspiró debatiéndose entre despertarlo o no. Estaba teniendo una pesadilla pero... Era la única forma de que hablara y tal vez así conseguía algo de información.

No dudó un momento más y tocó su hombro haciendo que Rick se revolviera con fuerza y abriera sus ojos jadeando.

-Soy yo... Soy yo-musitó- Estas conmigo.

Rick la miró y gimoteó aterrado. Kate no lo dudó un instante y le abrazó acariciando su frente y su pelo con ternura.

-Ya está... Está todo bien-sonrió.

Rick alzó su mirada y tentativamente acarició su cuello con sus labios hasta que ella se relajó sin soltarle, dejando que él acariciara con su boca todo su rostro mientras ella seguía con sus manos.

Fue Kate quien esta vez buscó sus labios y los atrapó con los suyos, ambos quedando a la misma altura, cubiertos por la manta y acariciándose con cariño hasta que el móvil de ella interrumpió sobresaltando a Rick.

-El móvil-musitó Kate.

Rick apenas la soltó dejando que ella alargara la mano hasta alcanzar el teléfono.

-Beckett- Kate calló escuchando a su interlocutor- Ahora no puedo Javi. -miró la hora. Aún era muy temprano- Lo sé, pero ahora no puedo de verdad... Iré en un rato ok. Y gracias por todo.-colgó y dejó el teléfono volviéndose a centrar en Rick.

-Enrique y Manuel Ramos.-dijo la voz de Espo detrás suyo. Beckett apenas se giró y asintió dando las gracias a ese café que su compañero le ofrecía.

Javi se sentó en la silla de al lado de su escritorio.

Beckett dio un sorbo y volvió a fijar su mirada en el archivo que descansaba en su mesa. El archivo de Rick.

-Es una buena pista, Kate. Ambos procedentes de Maracaibo, Venezuela. Han aparecidos muertos en el East River... ¿Y sabes qué?

-¿Qué?

-Manuel tenía un papel en el bolsillo con una dirección y unas iníciales. D.P.

-¿D.P? ¿Daniel Patrick?

Espo asintió.

-O su primo, el gobernador.

Kate apretó sus labios.

-Hay otra cosa... En la autopsia. Tenían los anticuerpos del Dengue. Los dos.

-Rick los tenía.

-Su visado indica que llegaron al JFK hace exactamente dos semanas sólo... ¿Crees qué?

-Lo creo. Estoy segura que Rick estuvo con ellos.

Ambos se miraron.

-Tenemos que resolver este crimen... Pero Espo, se discreto. Todos los que han tenido algo que ver con Rick y con la trata de humanos... Ha aparecido asesinado.

Javi asintió y suspiró.

-Creo que tendrías que contarle todo ya...

Kate asintió no muy convencida. Si, su amigo tenía razón pero tal vez no era el momento idóneo, sobre todo después de la pesadilla que había tenido esa misma noche y precisamente después de acostarse.

Kate se quedó ausente.

-¿Estás bien?

-Si-frunció el ceño- ¿Ryan pasó la foto de él?

-Sí. Tal como pediste, jefa. Hospitales, Comisarias de todo el estado... Hemos decidido pasarla por Massachusetts por el tema de Daniel Patrick.

-Perfecto.

-¿Seguro estás bien, Kate?

-Sí, sólo algo cansada.

Pero ya no estaba segura que fuera cansancio, ya no estaba segura de que sólo se trataba del estrés normal de su trabajo, o de los días festivos que se avecinaban esa última semana de Noviembre. Ya no sabía si realmente quería que Rick reencontrara su hogar o su vida cuando ella se había acostumbrado a tenerlo en la suya.
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N/A: Os digo y me podeis creer, que en el siguiente habrá más Caskett ;-)

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