Reto de los 30 días (OsoKara...

Par Tia-Fran

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fui vilmente nominada para escribirles 30 mini historias diarias por lo que les llenaré de one-shots bien lem... Plus

Reto (Día 0)
Día 1: Cita romántica
Dia 2: Parque de diversiones
Dia 3: Celos
Dia 4: Pelea de parejas
Dia 5: Propuesta de matrimonio
Dia 6: Fantasía sexual
Dia 7: M-preg
Dia 8: Doctor y enfermero
Día 9: Diferencia de edades
Dia 11: Omegaverse
Dia 12: Adaptación de alguna película Disney
Día 13: Ninja 1/2
Día 13: Ninja 2/2
Día 14: Piratas
Día 15: Una situación vergonzosa
Día 16: Profesor y alumno 1/2

Dia 10: Sugar daddy

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Par Tia-Fran

La ciudad de Akatsuka, un bonito lugar donde vivir o visitar, los vecindarios por lo general son bastante pacíficos y la gente agradable, el aire es limpio y jamás dejarás de encontrar algo que hacer allá, ya sea expediciones por sus verdes montes o visitar la playa donde puedes bucear, surfear o simplemente bañarte, sin dudas es el paraíso si consideramos la realidad del resto de Japón.

Mas como toda ciudad paradisiaca, el siquiera entrar a visitar tiene un alto costo, por supuesto que la maravillosa vida allí solo era vista por quienes pudieran pagar una buena suma de dinero ¿O acaso creen que todo es color de rosa? Pues no, aunque sea injusto el dinero lo mueve todo y sus habitantes con  bolsillos de oro son privilegiados en estar allí. También cabe destacar que rodeando tan hermosa ciudad se encontraban casas y campamentos de gente con menos recursos aspirando a obtener algún beneficio y poder estar a la par con sus jefes, aunque estos solo los aceptaran allí sin correrlos de donde vivían por hacer los trabajos que los ricos no querían hacer.

Por supuesto que para el millonario Osomatsu Matsuno tendría en la mira dicho lugar para asentarse como es debido, su soberbia era demasiada como para conformarse con una ciudad tan poblada como lo era Tokio, y para ser sinceros, el estar entre tanta gente le desagradaba al punto de querer iniciar un tiroteo como el ocurrido en las Vegas

Las Vegas…

Quizás la ciudad favorita del joven empresario, su exitosa vida comenzó con un viaje a la ciudad del pecado, donde el dinero, el alcohol y el sexo cautivaros su cuerpo de tan solo 18 años, un buen viaje cortesía de sus padres para celebrar su llegada a la adultez junto a sus 5 hermanos menores. Obviamente que al ser una familia de clase media, afortunadamente sin sufrir carencia en su corta vida, no hubo palabras para expresar la sorpresa y la felicidad que se produjo cuando ganaron su primer millón de dólares en uno de los tantos juegos de azar de por ahí.

¿Suerte? Tal vez, pero con 5 idiotas con los que compartir cada día y apostar si querían arreglarse entre ellos ¿Cómo no saber sobre ello?

Quizás la primera vez cuando Ichimatsu jaló de la palanca dándole al trío de oro fue un golpe de suerte, aun recordaban el impacto en sus rostros al ver la enorme cantidad de billetes verdes que cayeron al suelo, por suerte la objetividad de Choromatsu estaba allí para que el idiota que tenían de hermano mayor no se enviciara demasiado.

Cuando se fueron a meter a uno de los centros de póker más famosos de la ciudad no hubo dudas para el primer, segundo y sexto hermano en ganarle a un magnate del petróleo que confió de la supuesta inexperiencia que tenían para burlarse, pero gracias a las distracciones del carismático hermano mayor y la frialdad con la que jugaban los otros dos fue suficiente para comprarse la vida, bien acabado su viaje no desperdiciaron ni un centavo al volver, tanto Choro como Kara convencieron al de rojo en invertir aquel valioso dinero para su beneficio ¿Y qué otra cosa sería más conveniente que comprar casinos? Digo, para hacerle honores a la razón de su triunfo. Al pasar el tiempo fueron apoderándose de los principales casinos de todo el país incluyendo algunas acciones exitosas en el extranjero y convenios con varias empresas ¿Qué más podían pedir? ¡Ya lo tenían todo!

Lo mejor fue que, como el mayor, Osomatsu no desaprovechó la oportunidad de ser proclamado “el dueño” de todo, aunque pareciese injusto sus hermanos lo aceptaron mientras los tuviera bajo su cuidado. Sin embargo su primer hermano menor, Karamatsu; no se conformó por ello y decidió administrar cierta parte de las propiedades por su cuenta. No era algo que le agradara demasiado a Osomatsu pero lo aceptó con la condición de seguir bajo su mando. La cercanía ente ambos fue inevitable al salir constantemente a reuniones o citas con socios y su relación fue mejorando a pasos agigantados hasta llegar a ser algo más.

En un inicio fue por curiosidad mezclada con varias botellas de licor cuando se acostaron en una habitación del hotel en donde atendieron una junta, pero para sorpresa de ambos el encuentro fue tan gratificante que quisieron repetirlo una y otra vez hasta considerarse amantes.

El oji-escarlata se enorgullecía de ser el único en ver el lado más delicado y sensible del hermano narcisista, a pesar de que este parecía tan imponente y varonil con su cabello cuidadosamente peinado hasta la nuca y traje formal solo bastaba con tumbarlo a una cama para parecer una chiquilla tímida y sumisa, era todo un espectáculo personal para el de rojo.

Todo era perfecto, todo iba bien, si no fuera por la necesidad del mayor en hacerle dependiente de su persona, ser completamente necesario en la vida del azul, pero era imposible, Karamatsu se independizaba cada vez más de él y eso le desesperó, en un intento de quitarle sus alas lo citó a una de sus instalaciones privadas y apostó por un tercio de sus propiedades a cambio de todo lo que le pertenecía a su hermano, pensaba que si este ganaba se iría definitivamente de su lado, lo intuía. Pero como en aquella vez la astucia de Karamatsu no le permitió al ansioso dueño jugar con la cabeza fría y por consiguiente había perdido. El oji-azul le miró un poco apenado pero aunque quiso decirle algunas palabras no pudo reaccionar en el momento en el que su amado aniki pateó su asiento botándole al suelo alfombrado, aquel silencioso deseo de querer estar a la misma altura que Osomatsu nunca fue revelada, sus suplicas fueron reemplazadas con sus gemidos de dolor cuando la misma persona que le miraba con amor cada vez que estaban a solas abusaba de él sin piedad.

--¡No te irás!—Gritó hecho una furia, sin pensarlo tomó por impulso el cuello del contrario con ambas manos haciendo presión— ¡No te dejaré! ¡Primero muerto antes de que me abandones!—Siguió sin prestar atención a la fuerza que usaba, no fue hasta que se vino en su interior cuando vio su rostro pálido y sus orbes azules sin vida.

Abrió sus ojos con terror al darse cuenta de la realidad, por más que le llamara o agitara para que despertase la ausencia de pulso confirmó que, efectivamente, había asesinado a su pequeño hermano y al amor de su vida.

Lloró, lloró por horas, sin descanso, sin consuelo, ni siquiera respondió a los llamados de su teléfono, solo era él abrazando al hermoso cadáver de su amante. En un momento de lucidez llamó a varios de sus contactos para ocultar su terrible pecado. Sobornó y amenazó a mucha gente para hacerlo parecer un asesinato por venganza de algún apostador resentido y convenció a todo mundo de ser así, aun cuando tuvo que llenar de balazos la piel que lo acogió por varias noches para lograrlo.

Fue un golpe duro para los otros 4, la muerte de Karamatsu significó un distanciamiento entre ellos enfriando los momentos que pasaban durante algún tiempo, era notoria la falta del segundo quien les sonreía y platicaba aunque no lo tomaran en cuenta muchas veces, el que siempre tenía los brazos abiertos y un rostro comprensivo para cuando alguno tuviera problemas. Si no fuera porque después de un tiempo, en su cumpleaños 10 años después de fallecido, le fueron a visitar todos juntos, no habrían vuelto a ser los de antes. En su lapida sintieron ese sentimiento de amor y unidad que este siempre les profesaba ¿Cómo eran capaces de separarse cuando él no hubiese querido eso? No importaba como fuera y cuanto costara, querían seguir siendo 6, aunque ahora fueran quintillizos.

Gracias a una serie de contratos y juegos buenos la alegría volvió a retomarse en su mansión, por supuesto que celebraron luego con alcohol y mujeres, aunque el de rojo parecía un poco ido a pesar de ser el primero en abrir la boca con sus chistes sexuales. Aun cuando aquel dolor de su corazón no de desvaneciera tenía que mostrar una sonrisa al resto, no podía descuidarse ni un segundo si quería llevarse a la tumba la verdad.

Al finalizar una cena no vio más conveniente pasear por las calles que recibían la llegada del invierno, dijo entonces a sus subordinados que le dejaran divagar un rato solo para despejar su mente, cosa que obedecieron al instante volviendo al auto para aguardarle.

--Hace más frio de lo usual ¿Eh~?—Se acomodó su abrigo comenzando a avanzar entre la gente, por suerte era un buen clima para perderse en sensaciones y pensamientos. Luego de un rato se detuvo a la entrada de un callejón a fumar uno de sus cigarros de marca, era el momento ideal para hacerlo, el fuerte sabor a tabaco de la mejor calidad no se comparaba con nada y el humo que exhalaba le distraía del resto, varias parejas melosas paseaban acurrucadas en frente y no pudo evitar hacer un gesto de asco, era realmente molesto. Al parecer el mundo le quería recordar constantemente que por su estupidez quizás no volvería a enamorarse jamás. Frunció el ceño botando el puro y pisándolo dispuesto a irse de allí cuando un sonido metálico lo detuvo. Con una mueca de desinterés volteó hacia el callejón oscuro viendo una silueta pequeña y delgada escabullirse. Al bajar la mirada notó que el fajo de billetes que guardaba en su bolsillo sobresalía desordenado.

--Fantástico, justo lo que me faltaba— Masculló entre dientes adentrándose para interceptar al presunto ladrón que vino a joderle, sabía que no tenía escapatoria, pues aquel callejón era parte de su territorio que conocía como la palma de su mano y por ende estaba consciente de que no había salida al otro lado. Preparó el arma bajo su abrigo listo para recibir cualquier ataque cuando vio esa figura ensombrecida ocultarse tras una pila de bolsas de basura sacándole una risa estruendosa de lo ridículo de la situación—Oi… es inútil que te escondas, sal de una maldita vez si no quieres que te parta la cara, maldita escoria—

Vio al desconocido removerse y no tardó más que un par de minutos en revelarse ante la escasa luz del lugar y Osomatsu cambió su expresión a una perpleja; era solo un niño, un niño muy delgado y vestido de una camiseta y short en muy mal estado, con unos ridículos lentes rotos, era de sorprenderse y más con el frío que hacía, a simple vista era más que obvio que ese pequeño era un vagabundo, muy probablemente abandonado, lo podía notar por su cuerpo tembloroso de frío y la expresión necesitada mirando con desilusión sus manos que sujetaban los billetes robados. Pero en el momento en que sus húmedos ojos claros chocaron con los suyos su impacto fue mayor, quedó paralizado sin poder decir nada, sin siquiera soltar un quejido.

--Discúlpeme… t-tenía mucha hambre y lo vi… yo no quería… ¡S-se lo devuelvo!—El menor se inclinó estirando sus manos para tratar de disculparse con el dueño del dinero quien no salía de su trance. No podía estar equivocado, todo ese niño, el color de pelo, la forma de su rostro, sus ojos azules, la piel blanca, si tan solo no estuviera sucio y con algunos hematomas podría jurar que era su difunto hermano en una edad más tierna, definitivamente era él, los mismos ojos rogantes cuando lo violo ¡La misma mísera expresión!

Claro que si… todo calzaba, ese niño parecía tener la misma cantidad de años de vida que Karamatsu de muerto ¿Habrá reencarnado? No estaba seguro ¡Pero joder que se le parecía! Incluso dentro de su mal aspecto podía ver los tímidos gestos de su hermano menor.

--Hey tu… mocoso ¿Cómo te llamas?—El contrario le mira algo temeroso, era comprensible considerando de cómo le había tratado en primera instancia, se dio una bofetada mental por ello.

--N-no recuerdo… tener uno…-- Murmuró bajando la cabeza, el mayor no dejaba de encantarse con sus reacciones, el niño volvió a apretar con sus pequeñas manos los billetes— Esto… sobre el dinero…-- Osomatsu volvió al tema que lo había convocado allí y suspiró.

--Está bien, puedes quedártelo— Sus grandes ojos se abrieron con emoción y una tierna sonrisa adornó ese rostro mugriento ¡Ah…! No era posible… ¿Acaso estaba enfermo?

--¿¡En serio!?— La ilusión si vio reflejada en él sin saber que aquel desconocido hilaba en secreto una idea en su mente.

--Si…… puedo incluso darte más, mira—De su abrigo sacó varios fajos más bajo la sorprendida mirada del oji-azul—Puedes tener todo esto, pero deber primero ayudarme con un problema— Dijo al sonreír con malicia al verle tragar grueso.

--¿E-es muy difícil?—

— No mucho realmente… aunque puede que te guste-- Y en ese entonces Osomatsu arrinconó al menor hacia la pila de bolsas apiladas en la muralla—Arrodíllate cariño~— Si bien se mostró desconfiado se vio obligado a obedecer al sentirse presionado por esos demandantes ojos escarlata, sin más se sentó en el suelo a la espera de otra instrucción— Eres un buen niño— Relamió sus labios al tenerlo allí, puede que el infante no supiera lo que pasaba dentro de su retorcida cabeza, pero a juzgar por como actuaba debía de tener miedo, podía saborearlo y con solo eso su excitación aumentó al punto de sacar su miembro ansioso y presionarlo contra los labios ajenos.

Lo que hacía era prohibido y mal visto socialmente ¡Pero por favor! Él era Osomatsu Matsuno, cometer estupideces que van más allá de lo aceptado era su especialidad y tampoco se podría jactar de que su historial laboral y el de su familia no había nada ilícito.

--Abre la boca y chúpalo— Dijo sin esperar a que el otro reaccionara, con un cosquilleo en el estómago introdujo a la fuerza su miembro en la boca del menor empezando a embestirle con precisión y paciencia—Agh… cuidado con tus dientes— Mordió tras esto su labio inferior para reprimir sus gruñidos, con solo sentir la esponjosa lengua que masajeaba su pene podía jurar que se vendría en cualquier momento.

Le importaba un carajo que ese niño apestara, disfrutaba el oral como un adolecente caliente y sobre todo al ver a su víctima lamer con sumisión que contrastaba con su rostro sonrojado y avergonzado junto a las lágrimas que limpiaban sus sucias mejillas. No podía reprimirse más, agarró su cabeza hundiéndose a lo profundo de la cálida boca tocando la garganta del menor que soltaba arcadas al sentir una amarga sustancia liberarse.

Este se fue hacia atrás con desespero y tosiendo botando los restos de semen que no pudo tragar, al volver en si se dio cuenta que había manchado la suela de los zapatos del mayor, sintió su cuerpo temblar al subir su mirada hacia la fría expresión del adulto, su desesperación le llevó a lamer lo que había derramado sobre su impecable imagen, fue entonces que Osomatsu sintió aquella chispa desaparecida hace ya casi una década.

--Se me acaba de ocurrir una mejor idea, vendrás conmigo—

--¿¡Ah!?—Grita al verse levantado en sus brazos, fue con bastante facilidad, quizás porque debía pesar menos que una pluma por la desnutrición— ¡Espere! ¿¡Que está haciendo!?— Preguntó exaltado en cuanto el desconocido comenzó a caminar hacia la salida.

--Ya lo dije, vendrás a vivir conmigo—Le guiña un ojo sonriendo al ver como el pequeño se sometía al divisar a sus hombres en la calle aguardándole para partir, subió al vehículo con el menor en sus brazos y se acomodó bien en el asiento de cuero rojo. Con su pequeño sobre su regazo, aprovechó de sacar su lado travieso apretando sus muslos descubiertos sacándole dulces jadeos, incluso sus reacciones eran adorables— Hubiera sido un total desperdicio dejarte entre toda esa mierda, eres muy lindo~… --Dijo antes de lamer su mejilla descaradamente, lo admitía, a pesar de que verlo en tal estado no era de lo más agradable no pudo evitar calentarse con solo eso, cada vez más caía en cuenta que quizás desde antes poseía ese lado extraño.

¿Pero quién no lo haría?

Solo bastaba con detenerse en esos zafiros que resaltaban como estrellas en su rostro cubierto de tierra y sus labios de fresa que se humedecían deliciosamente cuando alcanzó a su lado un pastelillo de chocolate para romper el muro de hielo entre ambos, no está de más mencionar ese rubor tan tierno en su cara mientras disfrutaba como nunca esa simple golosina.

Karamatsu muy probablemente hubiese hecho lo mismo, no con sus impuras intenciones, sino porque su estúpida amabilidad le hubiera dictado rescatar a ese niño de la miseria y darle algo mejor, quiso pensar que también lo estaba haciendo por eso, por la memoria de su amado, quien se sentiría feliz de que alguna vez realizara acciones caritativas.

--Dijiste que no tenías nombre ¿Verdad?—El oji-azul se tensó y volteó a mirarle con sus mejillas repletas de dulce y migajas por todo su rostro, cosa que le hizo gracia, negando con la cabeza—Eso es perfecto, veamos… ¡Ah! Desde ahora te llamas Kara ¿Bien? Vivirás conmigo y no desobedecerás nada de lo que te diga, espero que te haya quedado claro—

--¡S-si!—Respondió con dificultad al tragar ¿Qué más podía hacer? Tenía más o menos la idea de cuan poderoso era aquel sujeto y que por su bien convenía hacerle caso, no es que confiara en él aun, lo del dulce lo hizo por impulso, solo por no haber comido hace un par de días.

Cuando llegaron a la entrada de la lujosa gran casa el vagabundo vio asombrado el majestuoso vestíbulo sintiéndose tan minúsculo en un lugar que jamás pensó conocer, y menos vivir en él. Recordó entonces que aún seguía en los brazos de su secuestrador, ese quien le hizo sentir tan extraño en el callejón, pero por más que este le intimidara estaba consiente que al menos bajo su cuidado tendría más posibilidades de sobrevivir que si se hubiera quedado en la caja de cartón que ocupaba como casa luego de que sus padres le pidieron aguardar en ese callejón para nunca regresar, aun así el pequeño estaba nervioso como un minino ¿Volvería hacerle lo mismo? ¿Qué fue eso todo eso? Con esa cosa del mayor es su boca se sintió casi a desfallecer de lo ahogado que estaba, la desorientación y la calentura le nublaron los sentidos, no quería volver a repetirlo… pero no podía negar que sea lo que sea lo que el mayor le había hecho, se había sentido muy bien.

--¡Hasta que apareces, escoria!— Kara, como ahora se llamaba, volteó su cabeza hacia dónde provenía esa voz claramente irritada bajando por las escaleras, aun sentado sobre el antebrazo del sujeto de rojo vio a un hombre de rostro idéntico acercárseles a paso rápido con una cara de pocos amigos, habían ciertos detalles que le diferenciaban, por ejemplo su traje más bien arreglado en comparación con el otro, de tonos verdosos y unos lentes que le daban un aspecto más intimidante a esos fríos orbes esmeralda que poseía.

--¡Chororin~! Justo a tiempo cariño— Se burló aparentando emoción, el mencionado cerró el puño y lo alzó frente a su rostro amenazante.

--¡No me llames así! ¡Agh, ese no es el punto! Se te ocurre desaparecer en uno de mis días libres, maldito irresponsable ¿Y quién crees que tuvo que hacer todo el trabajo? ¡Yo!... ¡Otra vez!— Estaba dispuesto a seguir con su sermones al mayor, más se detuvo cuando notó al invitado sorpresa que traía el otro en sus brazos.

--Oww~ ¿Tu hiciste todo eso? ¡Genial! Te daré el título de mejor tercer hermano y segundo al mando por eso—Se burló ante la mirada de odio que le lanzaba el de lentes, por lo que supuso que lo estaría mentalmente insultando en 30 idiomas diferentes y sonrió satisfecho por ello.

--Tch, mejor cállate y dime de donde sacaste ese niño—Apuntó un poco más calmado al menor quien se tensó, fue lo mismo con el de verde al reconocer aquel rostro— ¿Karamatsu…?— pregunta aun incrédulo llamando a su difunto hermano.

--Veo que pensaste lo mismo que yo, pero no, encontré a esta pobre criatura abandonado en la calle, y como soy un alma caritativa quise darle un lugar aquí ¿Estas conforme con eso?—

--¿De… la calle?— Llevó una de sus manos a su mentón inspeccionándole cuidadosamente— Parece desnutrido… ¿Estás seguro de todo esto, Osomatsu nii-san? Pudiste haberlo dejado en un orfanato—

--Ya está haciendo frío en la ciudad y los orfanatos son poco fiables ¿No sería mejor quedárnoslo? Sabes que el dinero aquí no es un problema. Además solo míralo, es tan lindo como una muñeca, sé que será un buen cambio aquí— Alegaba mientras bajaba al menor para dejarlo bien parado en el suelo.

--Aun así…-- Aguardó al ver a Osomatsu arrodillarse a la altura del menor para susurrarle al oído y luego empujarlo despacio a donde estaba él— ¿Qué estas...?—

--Me voy a mi oficina a terminar ese… ugh… papeleo, te encargo a nuestro nuevo hermanito, Choropajerovski, llama a Totty para que te ayude con él si quieres, nos vemos en la cena— Dijo dándole la espalda y despidiéndose con la mano.

--¡O-oye! ¡Espera!—Muy tarde, el mayor había desaparecido en el corredor—Maldición… Es un desconsiderado…-- Masculló bajando la mirada hacia “la carga” que tenía ahora, el pequeño se asustó por el duro semblante que poseía y este al notarlo se trató de calmar suspirando resignado— ¿Cuál es tu nombre?—

--K-Kara… señor…--

--Ya veo… está loco…--Volteó al pasillo donde se había ido su hermano— Y no es señor, como ahora te quedarás aquí por capricho del idiota ese tendré que ser “Choromatsu nii-san” para ti ¿Me entiendes? — Este asintió de acuerdo viéndole con un poco más de confianza tomando su mano para seguirle obedientemente hasta un cuarto del segundo piso – Ahora, hay que darte un baño— Volvió a mirarle de arriba abajo – Un muy buen baño, hay que dejarte decente para la cena— Una criada llegó a la escena por llamado del mayor, el de verde supuso que ya estaba al tanto del nuevo miembro familiar.

--¿Llamaba, Choromatsu-sama?—

--Si, infórmale sobre la llegada de este niño a Todomatsu, dile que deje de coquetear con las bailarinas y que venga. De paso baja a Jyushi si está sobre una mesa o en los tubos y que Ichimatsu deje de espantar a los jugadores con su actitud—Por los años que llevaban en aquel trabajo era predecible lo que estuviera haciendo cada uno, y como es el único preocupado por el orden del lugar no le queda otra que predecir las acciones de los otros. Era muy agotador.

Apenas la sirvienta se retiró Choromatsu se obligó a subir su paciencia y se dispuso a llevar al menor hacia el baño quitándole la ropa comenzando a refregar jabón en él con agua caliente, fue una sensación dolorosa al inicio pues su piel llevaba tiempo de estar reseca, sucia y fría, pero a medida que pasaba el tiempo se fue relajando disfrutando el suave toque del de lentes al masajear su cabeza para quitar el shampoo, luego, sumergido en la tina, pudo pasar un tiempo a solas quedando casi dormido por la agradable sensación, no fue hasta que el mayor volvió portando toallas y un cesto con cremas u otros artículos que necesitó abrir sus ojos con cierta molestia para secarse.

De lo que se pudo hablar con el contrario fueron cosas no muy agradables de recordar; de donde venía, quien eran sus padres, cuantos años tenía, que hacía en la calle, como había sobrevivido 2 años en la misma situación, no era algo que quisiera contar tan abiertamente, pero que, según el de verde, era necesario saber.

Al salir del baño le esperaba otro de ellos, con el traje de detalles rosa y peinado extraño, que portaba lo que supuso era su nueva ropa, a diferencia de los dos anteriores este si le deba un poco más de confianza a primera vista, pues ya sabía que Choromatsu era mas amable de lo que aparentaba, su sonrisa gatuna y orbes rosa le transmitían una tranquilidad que contrastaba con su simpática voz cantarina.

--Con que tú eres… ya veo porque Osomatsu nii-san te ha traído—

--Todomatsu, te ruego por lo que más quieras que no hablemos de ese tema ahora—Este le miró con melancolía y asintió vagamente. Quizás a él, como el compañero de juegos del segundo, fue uno de los más afectados por su partida, tampoco le hacía bien hablar de ello.

--Me dijeron que necesitaban mi ayuda—

--Si, encárgate de su cabello mientras lo visto— Dijo mientras le colocaba la ropa interior, el sexto comenzó a cepillarle sus hebras negras con algo de dificultad por el movimiento constante del menor al colocarse las prendas.

--No hablas demasiado ¿Eh~?—Inició el de rosa captando la atención del menor—Bueno, debe ser porque aun está perplejo de verles las caras a mis horribles hermanos mayores~—Kara soltó una risa que trató de disimular inmediatamente al ver el semblante del de verde.

--Pero si tenemos la misma cara…-- Suspiró agotado—Ustedes realmente ponen los bellos de mi trasero en llamas…-- Terminó de ajustar la corbata azul alisando con sus manos el traje al mismo tiempo en que Todomatsu terminó de cepillar su cabello añadiéndole por ultimo fijador de cabello quedando un bello peinado formal— Supongo que con esto Osomatsu estará conforme—

--Um… --Soltó de repente el menor.

— ¿Qué pasa?—

--¿U-ustedes son trillizos?— Ambos hermanos se miraron simultáneamente sonriendo.

--No, somos quintillizos ¿Qué te parece?—Su cara infantil tomó un tinte de asombro ante esa revelación.

--Woah… ¡increíble!—

--¿Verdad~?—Preguntó Todomatsu apoyándose en sus rodillas con su sonrisa gatuna—Espera a conocer a los otros dos, aunque… ah, no creo que sea una buena idea—Rodó sus ojos cuando la habitación comenzó a temblar asustando a os presentes, la puerta fue abierta abruptamente y unos fuertes brazos tomaron al de azul bajos las axilas alzándole para ver unos grandes orbes ámbar y un rostro sonriente mirarle con emoción.

--¡Jaja! ¡Es cierto! ¡Es igual a Nii-san! ¡Pero más pequeño!—Dijo este exaltado y sin una gota de sudor por la carrera que dio desde el piso de abajo.

--¿Q-quien eres…?—Preguntó aturdido.

--¡Soy Jyushimatsu!— Responde este— ¡Mira Ichimatsu nii-san! ¡Tenemos un nuevo hermanito!— Volteó hacia la puerta en donde estaba otro de ellos, su cara a diferencia de los demás parecía aburrida u cansada mientras caminaba encorvado hasta estar en frente del menor.

--Tch, tantos mocosos en el mundo y tenía que elegir precisamente al clon de Kusomatsu…-- Soltó despectivo aun cuando fue él quien se dispuso ir a conocer al pequeño doloroso antes que el de amarillo – En todo no creo que sea tan malo…. Mis gatos necesitan un juguete después de todo— Kara tembló ante esa sonrisa filosa y tenebrosa expresión, si ya Choromatsu en su momento le había intimidad este sin duda le aterraba ¿Sería capaz de vivir con alguien así?

--De nuevo con esos comentarios—Choromatsu le bajó de los brazos del animado chico mirando seriamente al amante de los gatos— No me digas que viniste a solo eso ¿O acaso querías conocerle?— Afiló su mirada sonriendo triunfante cuando este se puso nervioso.

--Y-ya dije que quería un juguete para mis gatos… no es nada importante realmente…--

--¡Ichimatsu nii-san botó la mesa de póker cuando se enteró!—Habló el de gran sonrisa.

--¡No es cierto! Uno de los jugadores había hecho trampa— Trata de justificarse, sin embargo el resto ya le conocía bien y se rindió.

--Está bien, ya dejen de pelear y vamos a cenar— El de verde tomó nuevamente la mano de Kara para salir del cuarto y encaminarse al gran comedor seguido de sus demás hermanos que seguían molestando al cuarto. Al llegar Osomatsu les esperaba sonriente y aguardó a que tomaran asiento antes de hablar.

--Sabía que harían un buen trabajo. Dime pequeño ¿Te gusta tu nueva familia?—El solo asentimiento del menor que sonreía dulcemente le bastó para saber que, para su alivio, se estaba adaptando bien.

La cena transcurrió con normalidad, bueno casi, si no contamos con que el mayor alimentaba a su nuevo hermanito sobre su regazo ganándose los reclamos de los demás, pero para su sorpresa el primogénito sonreía como nunca cada vez que Kara abría su boca obedientemente para recibir un bocado de la deliciosa cena, soltó una pequeña risa cuando recordó travesura que tuvo con él en el callejón y como los demás no se habían enterado cuando le había susurrado al menor que era su pequeño secreto antes de entregárselo al de lentes, al parecer era alguien lo suficientemente inocente y crédulo para manipular con facilidad. Por ello una idea llegó alejando la cuchara ante la confundida mirada del de pantaloncillos de rayas azules.

-¿Qué pasa?— Preguntó.

--Creo que ya estas lo bastante grande como para comer tu solo ¿no crees?— Dijo este con una sonrisa ladina.

--¿¡Dices eso cuando lo has estado alimentado todo este rato!?— Por supuesto que Choromatsu no se contuvo a reclamar, muchas veces la actitud del mayor era un verdadero dolor de cabeza. Este vio de reojo al menor ¡Bingo! Parecía decepcionado.

--Pero si quieres puedo seguir con una condición—Ahora se veía interesado, atento a lo que estaba por proponer— Debes llamarme “Onii-chan” ¿De acuerdo~?— Se señaló disfrutando el silencio de los demás.

--¿Estás loco, no? Primogénito asqueroso— Gruñe Ichimatsu desde su asiento.

--¿Eh? ¿Qué tiene de malo, Ichimacchan? Yo extraño que mis hermanitos me mimen, Onii-chan se siente solo… -- Hizo un puchero lloriqueando y burlándose del de morado hasta que sintió un jalón en su camisa por la mano de su pequeño.

--O……. Onii-chan… ¿Me das de comer?— Los presentes quedaron en shock y un ligero rubor se apoderó de las mejillas del mayor por tan adorable petición.

--¡Ah…! ¡Kara-chan sin duda es el mejor!— Dijo Jyushimatsu agitando sus manos.

--¿¡Que pasa con esa cara Ichimatsu nii-san!? ¡Das miedo!— Gritó el de rosa con espanto, en efecto, estaba colocando una expresión de impacto ensombrecida y con la boca abierta mientras dejaba caer el jugo de su vaso sobre su ropa. Al parecer el nuevo Matsuno estaría obligado a conocer a sus gatos y a ser tratado como uno más tarde.

(Si, esa cara XD No pude evitarlo perdón)

--¿Ves? Fue sencillo— Dio su recompensa al menor acariciando suavemente su delgado cabello negro finalizando con un beso en su frente que sacó rabietas a los otros 4 nuevamente, incluyendo la expresión aterradora que Ichimatsu no borraba al ver a su desconsiderado hermano ser el único en consentirle.

[…]

Así, las semanas se convirtieron en meses y años surtiendo un buen efecto en el pequeño Kara, no fue nada malo seguir al hombre que causó confusión en su inmadura mente, tampoco era malo la comida deliciosa, la cama calientita y los mimos de su nueva familia, no era nada malo; estaba sano y sonreía todo los días, jugar con Jyushimatsu al Baseball o hacer bromas estúpidas que sacaban risas a todos, alimentar a los gatos de Ichimatsu encontrando su lado tierno cuando se preocupaba por su seguridad y estado de ánimo, salir con Todomatsu a comprar bonita ropa y recibir cariño de sus amigas o ayudar a Choromatsu con los quehaceres, todo no era nada malo, sobre todo cuando “Onii-chan” le consentía y le hablaba con amor cuando dormían juntos en su cama acolchada y de mantas de terciopelo azul. Se sentía tan querido, tan dichoso, tan feliz, que aún no podía creer que un niño sin nombre como él podía recibir todo aquello.

Pero había algo que le inquietaba desde hace mucho y tenía que ver con su primer día en aquella gran casa y más aún, a lo que Osomatsu le había hecho en el callejón, aun recordaba esas sensaciones a la perfección, la calentura de su cuerpo, su corazón acelerado y esa expresión aterradora del mayor cuando metía su miembro en su boca, luego pudo enterarse gracias a sus hermanos, que aún no se han enterado de lo que ocurrió, que en esa ocasión se había excitado. También estaba aquella frase que le carcomía la cabeza “Se parece a…” ¿A quién diablos se asemejaba? Jamás en el tiempo que ha estado allí vio a alguien parecido a él ¿O es que acaso era un conocido de afuera? Quizás algún día sabría. Otro misterio sin resolver era el cuarto de “Onii-chan” que estaba estrictamente prohibido entrar, ya que solo algunas sirvientas entraban para ordenar o tener sexo con el oji- escarlata, porque si… ya estaba enterado, no era nada tonto y todo los estudios que ha recibido de tutores y sus hermanos le hicieron abrir sus ojos a la realidad por más desagradable que fuera, por lo que su conclusión fue la siguiente: Onii-chan tuvo sexo con él, sexo oral para ser exactos. Entonces ¿Por qué lo hacía con las demás mujeres? Debía admitir que se ponía celoso cada vez que las veía salir del cuarto con una sonrisa estúpida en el rostro. No, ellas no llegarán a lo que él es para Onii-chan, ellas no son sus consentidas como lo es él. Sea lo que sea lo que Osomatsu estuviera ocultando en su habitación lo sabría.

Y esa era su aventura de hoy, saber lo que había en el cuarto de su hermano mayor que estaba en ese momento en el jardín con invitados importantes apostando y bebiendo como de costumbre. Tragó grueso inhalando para tomar confianza y abrió la puerta de madera, no parecía a simple vista diferente a la de sus demás hermanos, salvo que poseía una elegante decoración de colores rojizos combinado con negro, dorado y distintos tonos cafés, a decir verdad era un estilo muy moderno y estaba impregnado de un olor de manzana y canela, justo como el perfume de Onii-chan. Revisó los cajones, bajo la cama y el armario; nada, nada salvo un botón tras la ropa colgada que luego de un buen rato buscando encontró satisfecho, algo dudoso la presionó abriendo una compuerta tras él en el mismo armario dando a un espacio oculto que se alumbró al instante.

Temeroso, avanzó por lo que parecía un segundo armario, pero más grande, por un lado se veía tenidas ordenadas y colgadas impecables similares a los que usaban los Matsuno y el mismo con detalles azules y algunos brillantes, por otra, estaba un estante con archivos y varios frascos que supuso, eran productos de belleza y algunas cajas que tenían joyería masculina en su interior como relojes, cadenas, adornos para trajes formales y lo que destacaba sobre ello, un par de aretes dorados con zafiros al centro bastante bonitos ¿Quizás se le vería bien a él también? Al tomar un frasco de vidrio con perfume lo probó sobre él quedando impregnado en una esencia floral, no era dulce sino fresca, nada cargante pero lo suficientemente fuerte para hacer presencia, la misma que desprendía la ropa allí.

Pero no era el olor a Osomatsu y se preguntó porque tendría este armario alternativo al lado del propio, era como si fuera el de otra persona con distinto gusto, uno un poco más serio y amante de los tonos fríos y los detalles resaltantes a juzgar por la joyería. Si no era del mayor ¿De quién sería?

Siguió inspeccionando hasta encontrar otro franco tras los archivos que contenía un líquido rojo oscuro y espeso en él, al no saber que era decidió abrirlo retrocediendo el putrefacto olor que poseía, arrugó la nariz asqueado ¿Por qué su hermano tendría algo así guardado? Metió sus dedos en él manchando la punta del líquido que reconoció al instante, solo podía ser…

--¿¡S-sangre…!?—Exclamó estupefacto tapando el frasco y dejándolo donde correspondía, un miedo le invadió de pronto, quería huir de ahí rápidamente pero se detuvo en cuanto divisó un pequeño marco de foto boca abajo en aquel estante y como el niño que era no pudo contener su curiosidad pese al mal presentimiento que tenía. Sus temblorosas manos tomaron el objeto y lo llevó a su dirección quedando estupefacto al verse en la foto de allí, verse no, pues eran dos adultos allí, uno de ellos era indudablemente era su hermano mayor de rojo y a su lado estaba otro con un rostro similar a los quintillizos usando la ropa, el sombrero y los lentes que estaban cuidadosamente guardados en ese extraño cuarto secreto, pero también era notablemente parecido a su persona, sus cejas y ojos azules daban su misma mirada que el espejo reflejaba cada mañana. Claro que con su cabello más largo, traje formal, mirada serena y postura elegante daba un aspecto varonil y poderoso distinto de Osomatsu que aunque solía tener una actitud refrescante imponía miedo cuando quería hacerlo.

Absolutamente todo era similar a él, era perturbarte de cierta manera, no quiso seguir allí ni un segundo más. Pero en ese instante sus rodillas descubiertas temblaron no solo por aquella extraña situación, si no por los penetrantes ojos escarlata que le miraban serio a sus espaldas.

--Oh mi pequeño y lindo hermanito ¿No te enseñé que es de mala educación indagar en las cosas de los demás~?— Su voz resuena con su característico tono casual, pero esta vez tenía un tiente sombrío que congeló la sangre del menor.

Su miedo aumentó cuando Osomatsu se inclinó para rodearle lentamente con sus brazos y apoyar su barbilla en su hombro, notó que el menor estaba paralizado y una expresión aterrada que acompañaba el rápido latir que escuchaba, aun así no dejó de verlo como algo adorable así como todo lo  que hacía su amado pequeño.

--¿Me temes?—No hubo respuesta— Parece ser que venir aquí no fue una buena idea ¿Verdad?— Esta vez recibió un leve asentimiento y suspiró— Ahh~… No queda de otra… Él es mi hermano menor, es el segundo de los… sextillizos Matsuno, Karamatsu— Sintió el jadeo contrario en ese instante, suponía que debía estar pasando en aquella pequeña cabeza, en pocas palabras, había comprendido por qué lo había traído a vivir con él – No te mentiré, es exactamente lo que crees, pero ahora es diferente, ustedes son diferentes en sí, él no era tan dócil, leal y tierno ni menos vivo como tú lo estas…-- Sus manos bajaron hasta su abdomen plano para acariciarlo sin pudor alguno, este se ruborizó tratando de articular palabra.

--¿Q-que fue lo que le pasó?—Preguntó con una voz cortada.

--Pues… dejé de ser Onii-chan para él—Susurró en su oído sonriendo por la inmediata reacción del menor— ¿Qué hay de ti pequeño Kara? ¿Dejaré de ser Onii-chan para ti también?—Fue más atrevido lamiendo el contorno de su oreja para provocarle aún más, se fascinaba por los jadeos involuntarios que su hermanito lanzaba avergonzado tapando su boca para tratar de reprimirlos. Osomatsu se disgustó por ello y empezó a tocar sus caderas y costados haciendo más difícil al menor acallar sus gemidos—Tienes una voz muy dulce ¿Por qué la escondes? Y eso que no has contestado a mi pregunta—

--Y-yo…ngh~… Solo quiero a onii-chan ¡Ah…! P-porque sin él no…. Sería feliz con mi familia…. — Eso fue suficiente para el mayor, no podía ser más dichoso, el bello niño de ojos cristalinos le necesitaba, esta vez sí dependía de él, lo quería y sus propias palabras se lo confirmaron.

“Lo siento Karamatsu, te amé, te sigo amando todavía, puede que ambos nos hayamos traicionado y con eso me condenaras a no olvidarte jamás, pero este niño me necesita, sea o no tu otra vida lo deseo cuidar para que no cometa tus errores, si resulta ser así y por más que lo quiera te aseguro que seguiré enamorado aunque sea de tu recuerdo así como lo estaré por él, espero que entiendas eso, sé que lo harás… amor mío”

--¿O-onii-chan?—Volvió a llamarle trayéndolo a la realidad. Sonrió nuevamente y besó su cuello acariciando su piel bajo la ropa de marca, sus dulces sonidos volvieron a cautivarlos— Ah… no más…--

--¿Porqué? Te ves tan lindo así… solo déjate llevar—Susurró— Ahora que lo sabes todo podemos pasar más tiempo juntos—

--¿De verdad?—

--Así es… Comenzando desde ahora—En un movimiento rápido alzó al menor entre sus brazos cerrando el armario secreto tras sí y lo recostó suavemente sobre su enorme cama de mantas rojas, ante su confusión el mayor no esperó, desabotonó su camisa para probar con deseo esa piel tersa y blanca que le encendía pasando su lengua por sus rosados botoncitos tan deliciosos y sensibles que hacían al de azul agitarse de una forma erótica ante sus ojos, con besos bajó hasta su vientre y retiró el molesto pantalón para devolverle el favor de aquella vez, ahora era él quien lamía el pequeño miembro de Kara que se deshacía en gemidos presionando con sus manos la cabeza del oji-escarlata contra su entrepierna. Simultáneamente comenzó a prepararle lentamente para lo que vendría después.

--S-se siente raro…--

--No es raro, es “se siente bien”—Respondió con un tono travieso. No tardó mucho antes de que su pequeño se viniera, era su primera eyaculación después de todo— Ah~… que buena vista~, la mejor sin dudas— Musita antes de relamer sus labios, su adorable hermanito no podía lucir mejor; completamente rojo y jadeante, víctima de la lujuria y con esa maravillosa fragancia rosas azules—Lamento si soy un poco brusco, pero ya no puedo contenerme— Sentenció bajando la cremallera de su pantalón de tela y acomodándolo en la entrada del menor entrado y arrancándole un grito ahogado.

Dolía, dolía demasiado, era tan caliente, el pene de su hermano palpitaba mientras se abría paso por su interior, era la misma sensación placentera de aquel entonces ¿Ósea que siempre lo había deseado de aquella forma? ¿Era extraño? Todo era confuso, pero no podía pensar claramente ahora, solo su cuerpo podía responder a eso aceptando el hecho que lo estaba haciendo con su hermano mayor, este era consciente de su sufrimiento y se tomó su tiempo para distraerle con caricias y besos por toda su cara a fin de mitigar el dolor. Hasta que por fin, luego de un rato, se empezó a mover de acuerdo a cuanto podía soportar el menor.

--¡Ah~…! ¡Onii-chan! ¡Osomatsu onii-chan!—Gritaba entre jadeos— ¡S-se siente bien!... ngh…-- Estaba extasiado con solo ver la socarrona sonrisa de Osomatsu y su cuerpo desnudo sobre él, su hermano es muy atractivo, siempre ha pensado así. Por parte del contrario no podía estar mejor, su pequeño apretaba de manera increíble sin llegar a molestarle, como si se ajustara él. Sí, eso debía ser, su cuerpo estaba hecho para él únicamente— ¡Espera!... Algo sale… n-no se—

--Descuida, déjalo salir, yo también lo haré. Confía en onii-chan ¿Si?— Este asintió con sus ojos llorosos para seguir con jadeando aún más fuerte rasguñando la espalda no tan ajena y viniéndose en conjunto experimentando la sensación más placentera que había tenido.

--¡Ahh~!—Ambos respiraban agitados, su primera vez fue increíble y aunque el millonario pudiese aguantar varias rondas más consideró prudente dejarlo descansar por esta vez, no quería espantarlo, quería hacerle sentir bien, por inercia le acurrucó entre sus brazos acariciando sus cabellos como solía hacerlo con su antiguo amante luego del sexo.

Parece que si estaba loco como había dicho Ichimatsu, pero loco por aquel niño que dependía de él, eso no hacía más que satisfacerlo por completo.

--Por qué siempre seré onii-chan ¿Verdad~?—

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I’m so sorry for make you waiting so long, pero tarde este, es en escribir esta parte del reto y me inspiré demasiado, aparte no me ha dado el cuero de continuar lo demás (Además de las postulaciones a universidad festividades durante diciembre) ¡Pero les prometo que continuaré novia infernal pronto! ¡Y el siguiente reto también! (Psss… se viene un au nuevito y buenito para la otra 1313 woof woof…)

Por favor tomen esto como mi regalo de navidad para ustedes queridísimos 🎄🎉🎊 le agradezco tenerme paciencia 😢💙

Nos vemos~💙

Fran~💙💙

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