Apenas Frank abrió los ojos, sintió un débil frío rozar con su rostro. Volteó a su ventana y vio que estaba nevando, el cielo estaba nublado y eso le gustó. Claro, hasta que recordó que ese día era Nochebuena, lo que implicaba la cena, lo que implicaba personas. Y obviamente la presencia de los Way.
Cansado de estar acostado bajó de la cama y, aún con su pijama puesto, caminó hasta la sala. Al no ver a su madre, decidió buscarla por la cocina y luego por su habitación, pero nada, ella no estaba. Lo cual se le hizo muy raro ya que ese día nadie trabajaba.
Prefirió preparar un plato de cereal con leche como desayuno, y esperar a que su madre llegará.
Pasada una hora Linda entró por la puerta cargando muchas bolsas. Frank, al verla corrió a ayudarla.
-Gracias, cariño - le dijo ella llevando las bolsas a la cocina.
Frank le seguía por detrás, al poner todas las bolsas en la mesa comenzó a revisarlo que estas tenían, como si se tratara de un niño pequeño y curioso.
-¿Para qué compraste tanta comida?
-¿Acaso lo olvidaste? Hoy es Nochebuena, me encargaré de preparar la cena... tú mejor ve a arreglarte un poco, también invité a tus amigos... espero que tengas regalos.
-¿Regalos?
-Sí, de esas cosas que envuelves y luego se las das a alguien.
-Estoy enterado de lo que son los regalos, lo que no comprendo es porqué debería tenerlos.
-Porque debes darle algo a tus amigos, además, si no lo haces es descortés.
-¿Quieres decir que parte del protocolo de esta noche es dar regalos?
-Así es.
-Y si mejor les doy dinero, de esa forma ellos podrían comprar algo que ellos quieran y yo no tendré que pasar por la molesta tarea de escoger algo que podría o no gustarles.
-Frank, ¿acaso debo repetirlo una vez más?
-Bien - suspiró -. Luego nos vemos - dijo saliendo de la cocina.
-¿A dónde vas?
-A conseguir de esas cosas llamadas regalos.
Frank tomó una gran chamarra, se puso unos guantes y un gorro. Caminó varias calles y al no querer esperar el autobús decidió tomar un taxi.
Llegó al centro comercial en dónde se paseó por varias tiendas sin saber exactamente qué comprar.
-Disculpe, ¿puedo ayudarlo? - le preguntó una chica de cabello rubio.
-Es posible, me puede decir un regalo adecuado para una mujer de casi cuarenta años que, por cierto, le gustan los colores oscuros y las cebras.
-Oh... pues verá, le puedo ofrecer ropa - le sonrió conduciéndolo hasta la tienda de ropa para mujer.
-Esta bien - se encogió de hombros.
Aquella muchacha pasó más de una hora enseñándole ropa, varias prendas que a Frank no le gustaban.
Finalmente compró un abrigo que la muchacha le convenció de comprar, de otra forma, Frank hubiera permanecido en esa tienda una hora más. También compró un suéter para Donna, pero no supo que comprar para sus dos vecinos.
Caminó hasta la tienda de cómics para comprar alguna cosa de DC, para su vecino promedio. Compró un libro de ciencia ficción para Mikey, al final sólo le faltaba algo apropiado para sus amigos, Ray y Patrick.
Buscó más en la tienda, hasta que compró un sable de luz, de Star Wars, para Ray. Y un puño de Hulk, para Patrick.
Al terminar con las compras tomó otro taxi para que lo llevara de vuelta a su casa. En los cuatro años que había vivido con Ray jamás había festejando la Navidad, y era algo que le gustaba pues la Navidad era una de sus festividades poco preferidas. Ahora, si los demás años debía celebrar Navidad con su mamá, aprendió que debe comprar regalos mucho antes.
Entró a su casa tratando de cubrirse todo lo posible del frío, aún así llegó con la nariz roja, lo que provocó que su madre, al verlo, se riera por la ternura que le causaba ver a Frank así.
-Cariño, te pareces a Rodolfo el reno - comentó Linda para luego reír.
-No me causa... gracia - dijo temblando.
-Ay Frankie - se acercó para darle un beso en la frente -. Mejor ve a bañarte, y ponte ropa bonita.
Frank asintió y subió a su habitación para darse un largo baño. Al terminar se puso una simple sudadera que decía Star Trek, unos pantalones negros y sus Converse del mismo color.
Ya eran casi la diez de la noche y se escuchó el sonido del timbre, Frank vio desde las escaleras como su madre recibía a sus vecinos. Otro año más con ellos.
Se quejó por lo bajo y fue a saludar. Si no lo hacía sería un maleducado y nadie quería pensar eso de Frank.
-Buenas noches Donna, Mikey... Gerard.
-Hola - le saludó Mikey.
Donna hizo lo mismo y luego Gerard, quien le abrazó, sabiendo que Frank odiaba que tuvieran ese gesto con él.
Donna pasó a la cocina junto con Linda para preparar la cena. Mikey se sentó en uno de los sofás y le hizo una seña a Gerard para que este hiciera lo mismo.
-Dime Frank, estás feliz. Qué le pediste a Santa ¿eh? - preguntó Gerard divertido.
-Al contrario de ti, yo no comprendo la razón de estas festividad. Es decir, Jesús ni siquiera nació el 25 de diciembre, lo cambiaron para que coincidiera con algunas fechas paganas. En conclusión, no le veo sentido.
-¿Por qué no te gusta la Navidad, Frank? - preguntó Mikey con esa expresión seria en su rostro.
-Es una larga historia - respondió Frank mirando a la nada.
-Tenemos tiempo - le sonrió Gerard.
-Pero yo no - Frank subió a su habitación a esperar que su madre lo llame para el momento de la cena.
Poco antes de que dieran inicio a la cena llegaron Patrick y Ray. Ambos cargados de regalos y suéteres graciosos.
-¡Feliz Navidad, enano! - exclamó Ray con los brazos abiertos.
-¡Ray! - Frank corrió a abrazar a Ray y este correspondió levantándolo ligeramente, como si se tratara de un muñeco.
-¿Cómo permite que él le abrace pero yo no? - preguntó Gerard a Mikey en voz baja.
-Es su amigo... y tú eres un idiota - le respondió de la misma forma.
-Chicos vamos a cenar - les llamó Linda desde la cocina.
Patrick ayudó a poner la mesa y Ray ayudó en lo que pudo con la cocina.
Todos ya estaban sentados en la mesa, Linda y Donna no paraban de hablar, Ray y Patrick les acompañaban. A diferencia de Frank ellos sabían... socializar.
-Frank, has estado callado toda la noche - mencionó su madre -. Al menos di algo.
-Bueno... sabían qué, Isaac Newton nació el 25 de diciembre. Deberíamos estar celebrando su cumpleaños en lugar de esto.
-Sí, pero Jesús es más conocido que Isaac Newton - habló Ray -. Sólo piensa en un inepto chico que no estudió para su examen de física, es obvio que no conoce a Isaac Newton, ah pero pasar el examen le manda sus más sinceras oraciones a una deidad. En este caso, una de las más conocidas es Dios, lo que implica a Jesús. Entiendes de lo qué hablo.
-Sí, pero eso sólo me demuestra lo malo del sistema educativo.
-Como sea - interrumpió Patrick -. Frank, no te gustaría abrir los regalos que Ray y yo te trajimos.
-Esos se abren mañana.
-Pero nosotros queremos ver tú reacción ahora, mañana no podremos.
-Bien.
Caminaron hasta donde se encontraba el árbol. Linda sacó su cámara y comenzó a grabar todo.
Frank abrió el regalo de Ray, se sorprendió bastante al ver que su amigo le había regalado una nave a escala. La Enterprise.
-Ray, esto es... ¡genial! - exclamó para luego abrazar a Ray.
-Ahora abre el mío, el mío - insistió Patrick.
Frank abrió una caja que tenía el nombre de Patrick, se trataba de un suéter navideño. Frank lo miró extrañado y al levantar el suéter, vio que una pequeña caja se escondía al fondo de la caja.
-¿Qué esto? - abrió la cajita y se encontró con el anillo de El Señor de los Anillos -. No puedo creerlo.
-¿Te gusta? Tiene la inscripción en lengua negra.
-Es... mi precioso - se rió.
Frank se lanzó a abrazar a Patrick. Luego este, al igual que Ray, abrió el regalo de Frank.
Pasas las doce, ambos tuvieron que irse. Como Donna vivía al lado se quedó un momento más.
Frank se sentó en las escaleras apreciando el anillo.
-Hey, Gollum - se sentó a su lado Gerard -. Hace rato me dejaste con una duda - le dijo acercándose a Frank. Este pudo percibir el aroma a vino, fue entonces cuando notó que Gerard estaba ebrio.
-Dime.
-¿Por qué carajos no te gusta la Navidad?
-Eso es algo que no te importa.
-Cuéntame - insistió apoyándose en el hombro de Frank.
-Supongo que mañana lo olvidarás, bien - suspiró -. Cuando yo tenía seis años, mamá y yo salimos de compras para preparar la cena de Nochebuena... al llegar, yo subí a la habitación de mis padres a buscar a... mi padre. Entonces vi que la ropa y algunos papeles estaban esparcidos por toda la habitación, me asusté y le dije a mamá... ella descubrió que mi padre se había ido, nos dejó. Esa noche no hubo cena ni tampoco regalos, sólo escuchaba los sollozos de mi madre desde la otra habitación.
-Lo lamento, Frankie - Gerard se acomodó más en su hombro y luego le abrazó.
-No lo vi desde entonces... antes sólo se encargaba de pasarme una pensión cada mes. Supongo que jamás me quiso.
Gerard empezaba a quedarse dormido, mientras abrazaba a Frank como un oso de felpa.
-Ahora muévete - Frank le empujó para separar de él. Subió a su habitación dispuesto a dormir.
Y otra vez esos feos recuerdos invadía su mente. Como la vez en que le mandó su última carta a Santa, fue cuando tenía siete, y lo único que le pidió fue que su padre vuelva con él.
Eso no pasó, ni en esa, ni en las próximas navidades.
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Que sad no?
Inspirado en hechos reales.
Merry Christmas motherfuckers.
S lng nd gd nght