El viento era demasiado frío, con las calles solitarias y ni un solo empaque de dulce que demostrara que Halloween había pasado. De nuevo empezaba la cuenta.
- ¿Estás bien?- Gerard miró enseguida hacia su lado donde Frank estaba quien le veía serio y preocupado. Un leve sonrojo le acaparó asintiendo enseguida.
El castaño suspiró acercándose a él, asustándolo un poco, deteniéndose solo alzando una mano, demostrándole que no le haría daño. Jamás se lo haría.
Gerard hizo un pequeño puchero dejando que de nuevo se acercara.
Con sus dedos, el tatuado repaso la herida. Marcas rojas que seguro serían violáceas se acentuaban en su cuello pálido. Gruñendo y soltándolo algo irritado.
- Ojalá el maldito hechizo también pudiera borrar tus heridas...- Estaba hastiado, en cierto punto. Gerard solo puso aligerar el ambiente soltando una risita nerviosa y alzando las manos para restarle importancia.
- No pasa nada, Frankie. ¡Enserio!- Recalcó.- Estoy perfecto. Ahora solo debemos enfocarnos en hallar lo que la mujer fantasma quiere.- Alzando un dedo para acentuar el asunto.- Y después seremos libres.- Sonrío.
Frank le observaba con cierta incertidumbre al final solo suspirando sin más.
- Eres tan lindo que duele.- Comentó casual mientras seguía caminando en dirección a las residencias. Gerard quedó estático viendo a la nada, procesando cada palabra dicha por el tatuado, tragando duro al final viéndolo alejarse.
Apretó los labios haciendo una expresión miserable.
No. No quería que las cosas fueran así. No cuando había estado enamorado de Frank durante tres años y era la primera vez que tenían algún momento íntimo de esta magnitud. Y ni siquiera se había dado cuenta del peso que tuvo en él esa simple frase:- ¡Hey!, ¿qué sucede?- Parpadeó confuso negando caminando hasta él. Frank sonrió enlazando su brazo al suyo, como si de mejores amigos tratasen.
Bueno, varias veces había visto a Mikey hacerlo con Frank, así que lo catalogaba de esa forma.
Llegando a la intersección de la subida hacia las residenciales de alta socialite, Frank le soltó parándose frente suyo:- Supongo que aquí nos despedimos.- Sus avellanas le miraban fijo, tanto que sentía algo de incomodidad.
- Si...- Murmuró algo cansado. Restregó sus ojos y miró entonces de nuevo al más bajo.- Tal vez mañana podamos no se... Saltarnos algunas clases... Ya sabes, buscando lo que dice la pista.- Agregó. Frank meditó sus palabras y al final solo sonrió.
- Genial. Será como una búsqueda del tesoro. Ya sabes, debemos estar preparados como los niños exploradores por si la loca esa pensó en ponérnoslas difícil.- Soltó una risita negando y después asintiendo.
- Nos vemos Frankie.- Alzando una mano en despedida. El castaño hizo lo mismo y cruzando la calle.
- Adiós Gee.- Quedando estático breves momentos ante el lindo sonido con el que aquel apodo había salido.
Si, dudaba de que se diera cuenta de lo que removía en su interior.
Con todo y un sueño infernal, ahí estaba él, en su primera clase pues no había visto al castaño en la entrada.
Supuso que se había dormido y le restó importancia mientras tomaba un café hecho en casa, oyendo los paradigmas del tiempo en clase de filosofía.
Seguro después de romper la maldición sacaría un perfecto cien en ese examen. Si es que lograban romperla...
Su garganta dejó ir lo último de aquel elixir mañanero y removió en sus bolsillos buscando entonces la primera pista que la mujer fantasma les había dado.
"Puedes hallarme, siempre a la sombra de las más grandes enseñanzas."
Se mordió el labio mirando hacia ningún lado en específico. Luego vio como Ray se rascaba la nuca tratando de no dormirse, pasando su mirada hacia varias personas de la clase que hacían prácticamente lo mismo.
- Señorita Ballato, haga el favor de votar esa goma de mascar al bote de basura.- Regañó el profesor Higgins. La chica mencionada llevaba un par de segundos haciendo bombas con su goma de mascar burlándose de él hasta el punto de interrumpir su emocional platica.
- Claro.- Dice ella soltando una risita por lo bajo.
Parece que al profesor le saldrá humo por las orejas así que enseguida cierra su libro viendo a Lindsey con amenaza.
- ¿Le parece gracioso, señorita Ballato?, ¿acaso no le importa su educación?
- Oye, tranquilo profesor.- Alzó las manos restándole importancia y yendo de nuevo a su asiento, siendo detenida antes de hacerlo.
- Va a escribirme planas en el pizarrón lo que resta de la clase, sobre la prohibición de goma de mascar durante el periodo de clase.- Dijo con una sonrisa que disimulaba ser amable. La pelinegra hizo una mueca a punto de negarse.- Es eso o ir a la oficina del director.- Lindsey refunfuñó un momento antes de ir hasta el pizarrón y tomar un gis empezando a escribir.- Con letra pequeña, practique su ortografía señorita Ballato.- Era increíble cómo algunos empezaban a soltar risas ocultas hacia la pelinegra mientras esta gruñía por lo bajo empezando a escribir la segunda oración.- Esas risas.- Regañó entonces el profesor a quienes empezaban a burlarse más notoriamente.- Esto es solo una lección, estudiantes. Antiguamente, no tan antigua, se usaban este tipo de métodos para que las personas pudieran grabarse mejor las cosas. Estos inventos como el pizarrón, son útiles para plasmar nuestros métodos de enseñanzas y dejar la sabiduría en ustedes que son nuestra próxima generación.- Gerard mantenía la mirada hacia la ventana, escuchando a segundo plano todo lo que el profesor decía, hasta que viendo como una hoja volaba de un lado al otro, su mente proceso haciendo click enseguida.
Miró hacia dónde Higgins seguía hablando y Lindsey escribiendo, entonces vio cada letra en ese trozo de madera algo verdusca y todo tuvo sentido.
¿Acaso la mujer fantasma los creía idiotas?
- ¡Eso es!- Gritó entonces.
Todos miraron a verle entonces a él haciendo que se diera cuenta de su metida de pata. Se mordió los labios sentándose lentamente y riendo nervioso.
- Ah... Me alegra que esté de acuerdo con mi punto, señor Way. Pero por favor, no grite así.- Dijo el profesor, volviendo después a su charla motivacional.
El pelinegro se mordió los labios con Ray viéndole extraño.
- ¿Qué te ocurre?- Le susurró el moreno. Gerard apenas y le hizo caso, mirando el reloj en la pared y contando los segundos cuando este anunciara la salida.
El timbre se escuchó por toda la escuela haciendo al pelinegro salir corriendo del salón antes que todos, oyendo el llamado de Ray desesperado.
Pero no importaba, por qué había descubierto de qué trataba la primera pista.
Enseguida se paró buscando a Frank en la entrada de su salón, hallándolo medio dormido al fondo, siendo levantado por Jamia y tomando sus cosas desganado.
Cuando le vio salir no dudó en ir hacia él.
- Frank.- Le llamó. Su hermano que estaba al lado del castaño frunció el ceño mirándole extrañado. Todos los que le rodeaban lo hicieron, de hecho.
El avellana le miró enseguida sabiendo que algo bueno había pasado.
- Vamos a las canchas.- Le dijo enseguida. Gerard negó.
- El salón de música.- Asintiendo entre sí y caminando ambos sin importarle los demás.
Ellos ahora vivían en una burbuja, una apartada de la realidad.
Y realmente no les importaba causar daños más allá de ella. No cuando al día siguiente podían corregirlo y continuar.
Entraron al salón de música cerrando enseguida y se vieron entre sí.
- Perdón por no saltarnos las clases, me quede dormido y llegue tarde.
- No importa. He descubierto de que trata la primera pista.
- ¿¡Qué!?- Gritó el menor. Gerard asintió sonriendo ante su descubrimiento yendo hasta el pequeño pizarrón que tenía el salón.
- "Puedes hallarme, a la sombra de las más grandes enseñanzas".- Alzando sin más la madera de la que este estaba hecho y dejando ver detrás, donde otra frase estaba escrita. Su segunda pista.
- Detrás del pizarrón.
***
Hola a todos.
Ultima actualización del fin :)
No se, siento que les aburre esta historia XD ¿tal vez por que es mucho rollo?
Si alguna vez quieren aportar alguna idea si creen que no les está gustando como va, denla por mensaje :), yo les daré créditos por ello
Ahora sí, tengo gripe así que me largo a mi cama 🖖🏻
Pásenla chido 🌻