Doctor Who (V) : Coincidences...

By AprilHdzzCapaldi

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No es fácil nada de esto, ¿hasta cuándo todo los que nos toca debe de terminar así? No lo sé, pero aún me sig... More

Cast
Prólogo
Capítulo 1: La penúltima hora
Capítulo 3: La victoria de los Daleks
Capítulo 4: El tiempo de los ángeles
Capítulo 5: Carne y Piedra
Capítulo 6: Vampíros en Venecia
Capítulo 7: La eleccion de Amy
Capítulo 8: La Tierra Hambrienta
Capítulo 9: Sangre fría
Capítulo 10: Vincent y el Doctor
Capítulo 11: La Pandórica se abre
Capítulo 12: El Big Bang
Capítulo 13: La Canción de Navidad
Epílogo: El fin de una historia, el inicio de otra
=Aviso=

Capítulo 2: La bestia de abajo

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By AprilHdzzCapaldi

Estamos en el espacio exterior. Amy se encuentra volándo afuera, siendo sostenida por el Doctor.

– ¿Cómo es que puedo respirar?- pregunta con su acento escocés.

– Expandimos la burbuja de oxígeno- le contestó con una sonrisa.

– ¡Genial!

– Muy bien- dice el Doctor jalando a Amy de nuevo a la TARDIS-. Iremos algún lugar espectacular, te va encantar.

– ¡Hey, Doctor!- escuchamos la voz de Amy.

– La dejaste afuera- le comentó.

– Puede ser- me responde de manera indiferente.

– No es una pregunta.

Bajamos por las escaleras de la TARDIS. Abrimos las puertas, vemos unos dedos agarrandose del marco de la puerta.  Los dos agarramos las manos Amy para que se meta de nuevo a la TARDIS.

Me acomodo la chamarra, para ver al Doctor, que está caminando alrededor de la consola. Era tan diferente a su regeneración pasada, parece un niño que solo está buscando diversión.

– ¿Qué haces?- le preguntó con curiosidad.

– Llevarla a algún lugar genial. No te preocupes, que ya tengo el destino.

Se sigue moviendo alrededor de la TARDIS hasta que después de varios minutos, aterrizamos. El Doctor agarra la pantalla y vemos a una niña sentada en una banca llorando.

– Es una niña- comentó sorprendida.

– Está llorando- dice Amy terminando mi oración.

– Nosotros nos mantendremos alejados de los problemas- responde el Doctor.

Salimos los tres, me quedo viendo alrededor. Estamos en una ciudad. Es Londres, en la nave de Inglaterra. Algo falta, empiezo a brincar, Amy se me queda viendo raro.

– ¿Qué tienes?- me pregunta.

– Algo falta- le contestó cuando termino-. Todavía no sé qué es, pero algo falta y lo descubriré.

– ¡Oh!- exclama Amy emocionada-. Ahí está la niña que vimos en la pantalla. ¿Qué hacen en estas situaciones?

– Nos mantenemos alejados de los problemas- responde el Doctor con seguridad.

– Yo me voy acercando a la niña que se encuentra ahí, parece que nada en este universo puede consolarla.

– Hola- digo de forma amable sentándome a su lado-. ¿Estás bien?

– No- me contesta hipando-, mi amigo no ha regresado.

– ¿Regresado? ¿Por qué no ha regresado?

– Es que se vino caminando.

– ¿Qué tiene de malo caminar?- preguntó sorprendida, veo como el Doctor se acerca haciendo que saliera una sonrisa de mi boca-. Mi esposo, mi amiga y yo lo encontraremos, regresa a tu casa y te traeremos a tu amigo de vuelta.

La niña solo asintió con la cabeza, me acercó para contarle la situación de la pequeña. El Doctor va directo a la área de comidas, le quita un vaso a uno de los clientes de alguno de los restaurantes. Amy y yo nos acercamos con el Doctor, había puesto el vaso en el piso.

– ¿Qué pasa?- pregunta Amy preocupada por nuestras reacciones.

El Doctor se le queda viendo al vaso, yo lo observó con detenimiento, causando que ponga mis manos en mi cabello.

– Que tonta fui- pienso en voz alta.

– ¿Qué es lo que está sucediendo? No entiendo- vuelve a decir Amy,

– Me alegro que te hayas dado cuenta, Abigail.

– Es raro que me digas Abigail, después de que me dijeras por un largo tiempo Elizabeth o Lizzy.

– ¿Elizabeth?- pregunta sorprendida Amy.

– Abigail Elizabeth Smith- sé que no es necesario que le diga mi nombre de soltera, pero de todos modos lo haré-. Antes de casarme con el Doctor era Finnigan.

– ¡Oh!- es lo único que responde Amy.

Después de unos segundos, el Doctor decide buscar el origen de lo que mueve a esta nave. El Doctor decide enviar a Amy con la niña, yo sigo al Doctor. Lo observó a una larga distancia, cada movimiento que hace es nuevo para mí, no es como su versión pasada y ahora tenía que conocerlo por onceava vez. Me acercó lentamente hasta donde se encuentra, sé que no puedo posponer esta conversación.

– ¿Cuánto tiempo pospondremos esta platica, Finnigan?- pregunta el Doctor con su voz que aún no estoy acostumbrada.

– Smith- le corrijo-. Me convertiste en Smith cuando me casé contigo.

–Esa no es la respuesta que esperaba- contesta el Doctor mientras nos bajamos por unas escaleras.

– Ya sabes mi respuesta, Doctor.

– Quiero escucharlo.

– No me importa que tan viejo o joven te veas, no me importas como seas. Yo siempre te voy a amar, de aquí hasta el fin de nuestros días- extiendo mis brazos-. ¿Abrazo?

Se acerca a mi, espero que me de un abrazo, pero el paso a un lado mío, provocando que bajara mis brazos. Eso causa que me ofenda su actitud.

– Definitivamente eres más grosero que en otras ocasiones.

– ¿Qué es esto?- dice acercándose a una caja de generador de energía.

– No, no lo es- digo frustrada-, por lo menos tu regeneración pasada era atento y encantador.

– Bueno, soy otra persona, recuerda que eso pasa cada vez que alguien se regenara- el Doctor abre el generador de energía, pero lo que más me sorprende es que no hay ningún cable-. No hay nada.

– Esto es más extraño de lo que pensaba.

– Así que ustedes también se dieron cuenta- nos habla una voz femenina, los dos volteamos, vemos a una mujer con una máscara blanca puesta.

– ¿Y tú eres?- preguntó insegura.

– Soy Liz X.

– ¿Qué haces aquí?- pregunta el Doctor algo distraído mientras seguía examinando el generador de energía.

– Decirle que su amiga corre peligro.

El Doctor y yo nos quedamos viendo. Se nos había olvidado por completo a Amy. El Doctor me agarra la mano, empezamos a correr sin rumbo fijo, algo raro en él o, ¿puede que se vuelve cotidiano? Nos encontramos a la niña, que se suponía que Amy estaba cuidando.

– ¿Y Amy?- le preguntó.

– No, se, ella entró y no la he vuelto a ver... y ...- no podía articular las palabras.

– Está bien- la abrazo, en realidad, yo necesito ese abrazo más que ella, no quiero que alguien más muera-, tranquila. Los vamos a encontrarlos. No te muevas de aquí.

Voy hacia dónde está el Doctor, quien está viendo a todos lados, en busca de alguna pista sobre el paradero de Amy. Me acerco al Doctor, que saca su destornillador sónico, en busca de alguna señal.

– Sígueme por aquí- dice desesperado.

Empezamos a correr, sintiendo las miradas molestas de las personas que hacemos a un lado.  Creo que no se da cuenta si me pasa algo. Casi tropiezo con una pelirroja, que me ve molesta porque al parecer, le quite su momento de tranquilidad.

– ¡Vamos Abi!- dice el Doctor,

– ¡¿Abi?!- le preguntó molesta-. ¡¿Desde cuando me dices Abi?!

– ¡Desde ahora!

– ¡Sabes que odio que me digan Abi!- le digo molesta.

Seguimos corriendo por toda la nave hasta que vemos una puerta. Me le quedo viendo al Doctor, sacamos nuestros destornilladores sónicos, pero veo que no funciona al intentar abrir la puerta.

– Estamos confundiendo la polaridad, porque los dos la estamos invirtiendo.

Guardo mi destornillador, me siento molesta porque lo saque por nada. Escucho como se abre la puerta, viendo una Amy asustada y confundida. El Doctor entra para después abrazarla. Entro yo, me sorprendo por la cantidad de pantallas que se encuentran ahí, veo una, donde está Amy.

– Doctor- lo llamó.

– Mira esto- le señaló la televisión.

– Si estás viendo esto- dice la grabación, con la cara de Amy era de preocupación y terror-. Debes de ir a buscar al Doctor y Abigail. Sácalos de aquí lo más pronto posible.

– Amy- la miro decepcionada-, ¿qué fue lo que hiciste?

– No lo sé- responde asustada.

– Acabaremos con esto y tu regresaras a casa- dice el Doctor molesto.

Veo abajo de la pantalla. Hay dos botones redondos, uno dice "protestar", el otro dice "olvidar". Me quedo parada y señaló el botón de "olvidar". El Doctor le dice varias cosas que apenas son audibles para mí. Volteo al piso, hay una maraca del cuadro alrededor de la silla, donde casualmente, está el Doctor.

– Las coincidencias no existen- susurró.

– ¿Qué?- pregunta el Doctor sorprendido,

– Vamos a protestar- sonrío satisfecha.

Aprieto el botón, dejó de sentir el piso casi al instante. Solo escucho nuestros gritos mientras vamos a cuesta abajo. El más divertido, es el Doctor. Caemos en algo esponjoso, me levanto sintiéndome sucia, como si hubieran lanzada baba de Raxacoricofallapatorius, lo cual es muy asqueroso.

– ¿En dónde estamos?- pregunta Amy.

– En la boca de alguna bestia- responde el Doctor emocionado.

– ¡Oh!, genial- digo sarcástica-. Lo que faltaba, es peor que la baba de los Raxa...

– El Doctor saca su destornillador sónico, veo como Amy, aparentemente está igual o peor que yo, espero que no vaya usar el Destornillador para sacarnos de aquí.

– ¿Qué haces?- pregunta Amy.

– Vamos a salir.

Mala idea, me aterra la simple idea de salir de aquí, en cualquiera de las dos partes. Escucho el sonido que venía del lado contrario al que nos encontramos.

– ¡No!, ¡no!, ¡no!- digo preocupada,

Veo como algo se empieza a acercar, estoy dispuesta a salir corriendo en cualquier momento. El Doctor me agarra la mano muy fuerte para evitar correr. Cierro los ojos y aguanto la respiración cuando siento algo en mi cara.

Abro los ojos para encontrarme afuera, quiero quitarme la ropa, pero no lo haré porque quien sabe dónde está la TARDIS, en este lugar. Trato de quitarme todo lo que tengo encima de mi. Estoy llena de vomito de alguna criatura estela. Nos alejamos un poco para encontrarnos con Liz X, parece muy feliz de vernos.

– Me alegra que estén bien- dice con una sonrisa.

Sin decir más nos empieza a guiar hasta llegar a un lado de las naves, en donde están sus aposentos. Me sorprende la cantidad de vasos de agua que se encuentran ahí. Trato de llegar sin romper un vaso.

– Vamos directo a las preguntas- dice el Doctor emocionado-. ¿Quién eres tú?

– He escuchado historias sobre ti, Doctor- contesta Liz tranquilamente-. También de ti, Abigail.

– Es bueno saber que los monarcas me recuerden- respondo satisfecha al saber quién se encuentra ahí.

– Victoria, Liz II y la primera- comenta con una emoción su voz-. Decirle niña consentida a la primera Liz, no es algo que alguien hacia todos los días.

– Tenía que defender mis cosas. Era ella o yo.

– En serio quiero saber quién es ella- contesta rendido el Doctor.

Me empiezo a reír de lo obvio que era la respuesta, a pesar de que está en frente de sus narices. Eso le demostrará que en los próximos viajes. Su arrogancia baje mucho. Me acerco a él para verlo.

– Es la reina Elizabeth X- digo divertida.

La cara del Doctor no tiene precio, jamás había visto su cara tan asombrada por algo, ni siquiera cuando le propuso por segunda vez robarle la TARDIS. Entre las tres, nos atacamos de la risa, una vez que terminamos vemos que la cara del Doctor no es nada divertida.

– ¿Qué hacemos aquí?- pregunta el Doctor hacia Liz X.

– Tengo un presentimiento de que las personas que me rodeas me están escondiendo algo. Algo no anda bien y sé que lo notaron, primero Abigail cuando saltó y después el Doctor cuando puso el vaso en el piso.

– Fue tonto de mi parte saltar, era obvio que no iba a sentir nada- me defiendo.

– ¿Qué es lo que propones?- preguntó Amy algo preocupada.

– Ir a una torre que se encuentra en esta nave. Tengo el presentimiento de que ahí hay algo oculto.

Salimos de los aposentos de Liz X, no sin antes ponerse su máscara nuevamente. Los cuatro la seguimos por algunos pasillos de la nave. En nuestro camino nos encontramos con la niña. Siento que he perdido condición cuando subimos las escaleras de la Torre.

– Liz X debes de ir más lento- comentó tratando de tomar aire.

– Es malo que respires por la boca- me responde detrás de su máscara.

Era cierto, estaba respirando por la boca. Nos quedamos un par de minutos hasta que llegaron Amy, la niña y el Doctor, después continuamos nuestro acenso por aquella torre. Llegamos al final de la escalera para encontrarnos con una puerta de madera.

– Lo que sea que estén escondiendo se encuentra atrás de esta puerta- comenta Liz X, iba hacer un comentario sarcástico, pero no era el momento de hacerlo.

– ¿Lista?- pregunta con seriedad.

– Si, estoy  lista- respondió con seguridad.

El Doctor saca su destornillador, me quedé sorprendida y me le quedé viendo, esto hizo que el Doctor me devolviera la mirada sorprendido.

– ¿Qué sucede?- me pregunta el Doctor.

– Hasta donde yo recuerdo, los destornilladores no tienen funciones para la puerta.

– ¿Qué propones?-  pregunta el Doctor ofendido.

– No se preocupen chicos, ya tengo la llave aquí- nos interrumpe Liz X enseñándonos la llave.

Liz X pone la llave abriendo la puerta, entramos los cuatro para encontrarnos con una enorme mazmorra que tiene tecnología de la época. Me quedo realmente sorprendida, escucho unas risas haciendo que la niña corriera y todos vemos una antena que se asoma en un orificio.

– Esto no es tan malo como parece- comentó al ver alrededor.

– Su majestad, bienvenida- dice un hombre acercándose.

Todos nos quedamos sorprendidos por la amabilidad que está demostrando hacia la reina. El hombre le cuenta que es tradición de la reina que cada cierto tiempo, Liz X tiene que buscar el camino a la torre. Era algo que ella debía de hacer.

– ¿Y por qué alguien haría algo así?- preguntó sorprendida.

– Por esto- dice el Doctor.

Las tres nos quedamos viendo un vídeo donde está Liz X, habla que siempre hace ese camino cada determinado tiempo, el vídeo explica que en su viaje a Nueva Tierrra, fueron los últimos en salir, para desafortuna de ellos ya no había medio para ir a la misma velocidad, hasta que un día encontraron una ballena estelar que los llevaría, pero nadie debía de saberlo. Así que amarraron la nave y desde la torre dan toques para que vaya más "rápido"

– Si  abdicas la ballena estelar morirá- dice la grabación-, pero si decides quedarte debes de borrar tu memoria.

– Vaya, es peor de lo que imaginaba- digo sorprendida-. Prácticamente la ponen entre la espada y la pared.

– ¿Por qué harían eso?- pregunta el Doctor-. ¿Porque aniquilar a todos los adultos que lo dan, pero no a ningún niño? ¿Por qué borrar la memoria por un largo tiempo?

Hubo un silencio incómodo entre nosotros, parece que todos sabemos la respuesta, pero nadie quiere mencionarlo, con miedo de que algo nos pase. Me le quedo viendo al Doctor.

– ¿Cuántos años tiene gobernando?, porque este vídeo tiene más de 40 años- digo señalando a la pantalla.

– Tienes más de 60 años gobernando. La mascara es de porcelana con algunos filtros para poder hidratar la cara y conservarla joven, esto hace que mantenga su edad cuando encontró a la ballena estelar.

– Eso no es posible- camina hacia atrás Liz incrédula-. No lo puede ser.

– Si lo es- respondo tranquilamente-. Debes de tranquilizarte, sé que esta decisión no es algo que lo tomes tan precipitadamente. Tienes que calmarte y pensar en el bien de tu pueblo.

Liz X se queda callada, parece que eso la deja pensativa, estaba entre la espada y la pared, era una decisión que no sea podía hacer precipitadamente. Al parecer, las veces anteriores no había abdicado por el bien del pueblo. Me quedo viendo aquella antena que seguía jugando con los niños.

– Lo siento, su majestad- dice Amy cruzando la habitación para llegar con la reina, le agarro la mano-. Es por el bien de todos.

Amy le agarra la muñeca haciendo que apretara el botón de abdicar, sentimos como se movía más rápido la nave de Inglaterra. Todos nos quedamos sorprendidos viéndonos unos a los otros.

– Va más rápido- dice sorprendida Liz X.

– Claro que va más rápido, la ballena estelar nunca quizo hacer daño, solo quería ayudar.

El Doctor habla con Liz X, esperando a que no vuelva a repetirse lo sucedido hoy. Esperaba a que Liz no volviera a usar esa máscara de porcelana y que nadie sería informado sobre lo sucedido.

– ¿Creen que vuelva a pasar algo parecido?- preguntó Amy preocupada.

– No lo sabemos, ustedes, los humanos son persona realmente impredecibles en sus acciones- comentó pensativa mientras nos quedamos parados en un enorme ventanal.

– ¿Cómo supiste que no haría nada?- pregunta el Doctor.

– Algo me dice que es la última de su especie- los dos la vemos sorprendida-. Me recordaron ustedes, que no quieren dañar, si no todo lo contrario.

– Es bueno que hayas pensado por ella- le digo con una sonrisa.

– Supongo que es hora de volver a casa- comenta desilusionada.

– Creo que es muy pronto para regresar- comenta el Doctor.

Amy se acerca para abrazar al Doctor fuertemente y después a mi, que me dice gracias en el oído. Nos quedamos viendo aquel hermoso paisaje que nos regalaba el universo

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