No sé cómo son las cajas de iPhones, así que las describiré como me plazcan?)) y tampoco sé si los iPhone son de los colores que pongo porque soy pobre y los pobres no tienen para comprarse una mierda de esas ni que porque se prostituyan cien veces al día (creo xdd).
Les regalo en éste capítulo una mamadita sucia xdd
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—Hey, Jimin, supe que te vas a mudar a la casa del muelle. ¿Es verdad? —casualmente unos de mis compañeros de trabajo se me acerca, relajado, simpático y sonriente. Generalmente Jackson Wang era así todo el tiempo y su aura era muy amigable por su actitud bromista y algo despreocupada. Supe por su curiosidad que Taehyung y Seokjin estuvieron cuchicheando por ahí acerca a de mi mudanza, así que le entregué al chino una sonrisa cómoda.
—Sí —respondo—. A mi alfa no le gusta mucho el ambiente en los complejos de apartamentos.
Y yo ya me empezaba a aburrir un poco de estar ahí. Yoongi y yo vimos la Casa del Muelle como una excelente opción para comenzar «oficialmente» nuestra primera etapa de pareja en un lugar nuevo para crear muchísimos más recuerdos bonitos.
—Eso es genial, te lo mereces, enano — y es ahí cuando se deja ver como es y me muestra su sonrisa hincha pelotas.
Arrugo el entrecejo rápidamente y le lanzo una mirada fulminante.
—Bastardo engreído —le insulto y su gesto burlón se amplia.
—Tranquilo, pequeñito, te aseguro que en algún punto del tiempo lograrás crecer al menos tres centímetros con suerte.
—Vete a la mierda, Wang —profiero metiendo la cabeza de nuevo en mis papeles.
—Kim —saluda Jackson girándose hacia mi amigo, vi la cara de Taehyung y venía con una mueca de disculpa.
Me quejo en un suspiro agotador cuando supe a lo que venía.
—¿De nuevo el señor Siwon?
—Seh, ésta vez dijo que la fecha del cheque que le dimos el lunes estaba mala.
Uhg, odiaba a ése señor, siempre tocándome las pelotas.
—Le voy a mandar toda una chequera de cheques vencidos para que se lo meta por el culo. Dios, me va a matar.
—¿Quieres que lo haga por ti, pequeñito? —pregunta Wang con una sonrisa amable.
—Sí, por favor. Aún tengo que facturarle unas cosas a Namjoon y mandárselas.
¿Y qué día de trabajo era suave?
Pero gracias a la Diosa Luna esa no me desanimaba, hoy sería un día especial. Cumpliría seis meses de pareja con Yoongi y quería pasarlo en nuestra nueva casa.
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Pasada las doce del mediodía, empecé por desviarme de mi camino habitual a casa para ir al centro a por las tiendas de regalos. El tren no era mi transporte preferido pero lo tenía que coger si quería llegar más rápido. Conseguí salir con todas mis pertenencias del tumulto de gente, ganándome más de un maleducado empujón. El clima de Holchester era húmedo y algo sombrío, pero de la buena forma. Había sol, sí, pero sólo para iluminar un poco las vías y las calles. Caminé en línea recta para cruzar la calle y rápidamente llegué a un centro comercial de más de cinco pisos. Mi lugar favorito era aquí porque las tiendas de regalos siempre eran las mejores y con productos de buena calidad.
Me fui por las escaleras eléctricas y llegué al segundo piso, encaminándome a una tienda de celulares.
—Hola, ¿tiene el iPhone 6? —pregunté con voz tímida. El chico detrás del mediano y lujoso mostrador me sonrió y pude saber que era un omega igual que yo por su tenue esencia a levadura.
Eso me hacía cuestionarme una cosa respecto a mi olor, porque cada vez que Yoongi se ponía cariñoso a estar arrimándose a mí me decía que mi aroma era adictivo y que le volvía loco. Yo verdaderamente no sabía a qué olía y tenía mucha curiosidad.
—Sí, lo tenemos en dorado, blanco y bronce. ¿Cuál desea?
—Uhm —mordí mi labio inferior, pensando—... ¿puede mostrarme los modelos si no es mucha molestia?
A veces se me metía lo tímido y santo cuando estaba con personas desconocidas.
—Sí, sí. Espera un segundo —se giró y entró por una puerta en lo que yo no había reparado. Luego apareció con tres cajas de forma rectangulares y de longitud plana, las puso sobre el cristal del mostrador y comenzó por abrir cada una. La primera fue el iPhone dorado.
—Ohh —abrí mi boca con expectación.
—¿Le gusta? El teléfono le hará ver elegante y le dará una apariencia de hombre serio —el chico tenía razón pero lamentablemente yo no era elegante ni mucho menos serio. Vio mi cara de negación y entonces procedió a guardar el dorado y luego sacó a la vista el blanco—. Éste también le hará ver un poco serio, pero principalmente de éste color lo compran los adolescentes, por lo que también tendrá su toque juvenil y lindo.
Si no fuera omega, juraría que me estaba coqueteando.
—Y por último tenemos el bronce. Éste es más brusco, agrio e imponente. Vienen a comprarlo los hombres de negocios con una vida ocupada u hombres espectaculares con pollas enormes a los que se le ve muy bien éste celular.
Me sonrojé hasta la coronilla con ése comentario pero inevitablemente mis labios se elevaron para darle al chico una mirada traviesa y pícara.
—Creo que ya sé cuál quiero.
—Excelente —habló devolviéndome el gesto de manera cómplice.
Sí, me agrada éste chico.
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Llegar a nuestra casa del muelle fue sencillo, Yoongi estaba a mi lado, estacionando el auto con concentración. Su mandíbula estaba apretada y sus ojos miraban hacia atrás mientras manejaba despacio en reversa para ajustarse en una buena posición. Suspiré soñadoramente, sintiendo contraerme ante el tirón de placer al ver esa imagen que a mi parecer era demasiado sexy.
—Amor, puedo oler cuán excitado estás desde aquí —me sorprendió diciendo, poniendo toda su atención en mí. Olfateó el aire y cerró los ojos soltando un gemido masculino que me supo a buena follada—. ¿Quieres chupármela en el auto, Jiminie?
—Sí, alfa —gemí de tan sólo imaginármela ya metida en mi boca.
Su mirada se torna oscura igual que la mía lujuriosa y entonces ya entiendo qué hacer. Como puedo me paso a su asiento mientras él lo echa hacia atrás y yo me pongo entre sus rodillas, apoyándome en mis muslos. Mi nuca toca el volante y me estremezco al sentir el cuero en mi piel.
—Yoongi, echa el asiento más hacia atrás, el volante me toca.
Él lo hace y baja su cabeza hacia a mí para darme un húmedo beso antes de separarse y recostarse por completo en el asiento.
—Empieza, cariño —musita con voz suave y demandante. Fijo mi vista en el bulto que hay bajo su pantalón y me relamo los labios sintiéndolos secos, llevo mis manos hacia él y lo desabrocho y le bajo el cierre de la cremallera con cuidado. No tiene bóxer abajo y la garganta se me seca—. Sorpresa, Jiminie —alarga mi apodo con una sonrisa ladina y me enciendo.
Aproximo mi cabeza hacia su erección y la delineó con mi lengua sobre la tela, su polla apunta hacia arriba y me inclino un poco más hacia ella para cogerla todo lo que puedo alcanzar con mis labios y deslizarlas dos veces por mi boca lentamente. Escucho su gruñido agónico y sé que le ha gustado tanto como a mí. La palma de mi mano vieja a al tronco de su polla para frotarla por encima, causando que se remueva.
—Sácala, cariño, es toda tuya...
Con su ayuda le bajo los pantalones hasta los tobillos sin que mi cabeza choque incómodamente con el volante. Mis ojos brillan con anhelo al apreciar su polla enorme al aire y reluciente. La rendija de la corona gotea y baña con líquido pre-seminal todo a su alrededor, me dan ganas de lamerla y es lo que hago. Le doy un beso al tallo de su polla y subo a la cabeza para sacar mi lengua y saborearle con gusto. Mi punta pasa por esa pequeña hendidura y traviesamente presiono con ella ahí.
—¡Oh...! —gime ronco.
Mis labios se abren de improvisto y me trago la polla de mi alfa soltando un quejido ahogado de placer.
—¡Maldición, Jimin, sigue así, amor! —me estremezco al sentir su mano en mis cabellos rubios y sé que quiero que lo haga rápido.
Subo la cabeza, deslizando de mi boca la polla de piel sensible hasta el glande para chuparla y bajar de nuevo en un lento vaivén. La punta toca mi campanilla y mis ojos se humedecen, Yoongi lo nota y me mira con ojos preocupados a la vez que se desliza fuera de mí.
—¿Andas bien, amor? ¿Lo dejamos hasta aquí? —su actitud preocupada en vez de hacerme retroceder, aumenta mi deseo y en un dos por tres ya tenía su polla de regreso en mi garganta—; ¡J-Jimin...! Sí, cariño, trágatela toda... oh, joder... es tuya, amor, siempre tuya —sus caderas comenzaron a moverse a la par que mi cabeza. Mientras mi cabeza bajaba, sus caderas subían y yo chupaba. La mano que tuvo todo el tiempo en mi cabeza se encerró en un puñado de mi cabello y lo haló, mandándome una deliciosa corriente de satisfacción por todo el cuerpo. Eso hizo que follara mi boca más veloz hasta el punto en el que él empleaba su propio ritmo dentro de mi boca.
Masturbo lo que mi boca no alcanza y entonces vacía toda su eyaculación en mí. Succiono para beberla y sacar un poco de mi boca para frotarla en su tronco, dejándoles besos en ella por todos lados.
—Ven aquí, amor, te quiero besar —hago lo que me pide y me siento a horcajadas en su regazo. Lo miro con devoción, amando el gesto lobuno que se muestra en sus facciones. Nuestras respiraciones con irregulares y a medida que pasan los minutos entre nuestras miradas, nuestro pulso se calma.
—¿Yoongi?
—¿Uhm?
—Te quiero mucho.
—Jiminie... —lleva una mano a mi mejilla y con la cara de su pulgar me deja una dulce caricia. Sus ojos relucen y la poca luz de sol que entra por los cristales del auto hacen que sus ojos parezcan dos esferas luminosas y el poderoso sentimiento detrás de esa mirada, de esos ojos oscuros, me pone la piel de gallina— Te amo.
Él es tanto y yo tan poco, que de alguna manera me entran ganas de llorar. El nudo se forma en mi garganta y como instinto me echo en él para ocultarme en la curva de su cuello cálido. Su olor me reconforta, me relaja.
Mi silencio hizo que él siguiera hablando.
—Eres más de lo que yo esperé y me siento tan dichoso de que el destino te hubiera puesto en mi camino —más bien te puso a ti en el mío—. Fuiste como un salvador para mí, un ángel. Yo... ése día que me encontraste en la carretera me habían echado de mi casa. Mis padres son dos alfas y por lo tanto no toleraron tener en la familia a un mariquita que no sería capaz nunca de imponer ni ser una figura de respeto en una manada. Soy un lobo solitario que huyó de casa por prejuicios y toda esa mierda, y me siento tan conmovido de que mi omega sea una persona como tú. En estos seis meses he aprendido muchas cosas de ti y me he dado cuenta también de muchas cosas, amor —ay, dios santísimo, seguro se refiere a los pedos que me tiro cuando duermo... qué vergüenza—. Eres excepcional y hueles de maravilla.
—Sobre eso... —me despegué de su cuello y lo miré con los labios fruncidos— siempre me dices eso y yo no sé a qué huelo. Así que quiero que me lo digas ya.
—¿Estás curioso, verdad?
—Por supuesto —moví la cabeza de arriba hacia abajo varias veces, asintiendo.
Se dejó caer por completo en el espaldar del asiento y me llevó con él, dejándome yo caer en su pecho. Una mano se coló bajo la tela de mi franela blanca y sentí como sus dedos se paseaban con parsimonia por ése pequeño tramo de piel, erizándome los bellos con sutiles caricias.
—Tu olor... la primera vez que te vi mi nariz picó y no supe por qué, no le tomé importancia porque para ése tiempo yo acababa recientemente de terminar con una relación y no estaba para analizar ni prestarle atención a nada. Aunque de inmediato me atrajiste y eso... tu olor es... no sé cómo explicarlo pero contrasta con el mío.
—¿Puedes saber tu olor?
—Sí y no entiendo por qué tú no puedes hacerlo.
—Soy un lobo defectuoso, creo.
—No, no lo eres —me dio un beso en el pelo sin detener sus caricias en mi espalda baja—. Quizás tienes el olfato mal desarrollado. A muchos les puede pasar.
—Sí, pero yo no quiero que me pase a mí, joder —repliqué como niño pequeño, berrinchudo.
—Hey —bajó su mano a mi trasero y me dio un semi nalgada—, no digas groserías, cariño o sino voy a tener que castigarte cada vez que utilices vocabulario vulgar fuera del sexo.
—Estúpido alfa —mascullé enterrando la nariz en su pecho. Escuché su risa y disfruté del vibrar de su pecho al hacerlo. Hice una inhalación, bebiéndome de su riquísimo olor a tierra húmeda y a la esencia de lluvia en ella.
—Eres un rezongón.
—Cállate —gruñí y de nuevo se rió, burlándose de mí—. Mejor dime a qué huelo de una buena vez.
—Mi mamá me decía antes que los omegas que no están marcados por su alfa no pueden distinguir su olor hasta el sexo.
—Alfa —ronroneo sin proponérmelo—, ¿acaso me está mandando una indirecta?
Una sonrisa juguetona bailó en sus finos labios y su agarre en mis caderas se ajustó.
—Si la coges tal vez te lleves otra sorpresita, bebé.
Gruñí, aceptando el reto.
[N/A]:
Perdón por molestar con mis notas pero necesito hacerles una pregunta ante del capítulo que sigue: ¿quieren lemon en el siguiente cap? ¿Uno detallado? Es que lo estaba escribiendo y me quedé estancada en él, porque bueno, es un smut/lemon romántico y ustedes saben que yo siempre digo que no soy romántica ni nada de eso y la verdad no soy buena en escribirlos... así que, ¡please! Respondan la pregunta, no importa si son dos personas, o tres (no una, porque será sólo contaré con una opinión y así no cuadra).
Thanks for all, girls, a kiss💙
—A.M♥