Llámame Derek [ANULADA]

By EfectoInvernadero

130K 10.6K 1.6K

¿Cómo te sentirías si un delincuente entrase por la ventana de tu cuarto? ¿Y si es un inquilino burlón, idio... More

SINOPSIS
[1] *
[2] *
[3] *
[4] *
[5] *
[6] *
[7] *
[8] *
[9] *
[10] *
[11] *
[12] *
[13] *
[14] *
[15] *
[16] *
[17] *
[18] *
[19] *
[20] *
[21] *
[22] *
[23] *
[24] *
[25] *
[27] *
[28] *
[29] *
[30] *
[31] *
[32] *
[33] *
[34] *
Aviso

[26] *

3.3K 275 73
By EfectoInvernadero

Hoy, era la fiesta.

Amaba los sábados, no me malinterpreteis, pero pasármelos en una fiesta con mi intento de mejor amiga no era muy divertido que se diga.

Era en un local de uno de los pueblos, al parecer un chico celebraba su cumpleaños y literalmente invitó a todo el mundo.

Me estaba arreglando junto a la soledad de mi cuarto ya que Derek se había ido hacía unas horas atrás, por suerte para mí mi madre se había ido a casa de Sierra a pasar la noche porque (O según había entendido) Sierra había vuelto a discutir con su marido y él se había ido de casa.
No era la primera vez que pasaba, aunque el hombre volvía a los dos días.
Logan por supuesto se había ido con ella así que tenía la casa para mí sola.

Yo había quedado con Margo en la rotonda que había entre la ciudad y el pueblo para no ir solas, se notaba mucho que ya no teníamos coche y más lo iba a notar cuando tuviera que andar tanto tiempo con tacones y un vestido que a pesar de ser sexy era algo incómodo.

Cuando ya llegó la hora de irme metí en el bolso el dinero, las llaves y el teléfono y bajé las escaleras.

Antes de marcharme eché un último vistazo de mi rostro en el espejo de la entrada para asegurarme de que todo seguía en su sitio y me fui.
Pero no estaba sola, vaya que no.

Derek me esperaba apoyado en su coche (que por cierto, me fijé en que ya había cambiado la rueda que le pinchó Trent), con una camiseta negra y unos vaqueros del mismo tono, hacía brisa aquella noche, con lo que, como os podéis imaginar, su cabello estaba más rebelde que nunca.
Me sonrió.

—¿Vamos?

—Te va a ver demasiada gente —Respondí con el ceño fruncido.
Estaba muy atractivo, su barba incipiente le daba el toque de chico malo que le faltaba.
Sus pupilas estaban dilatadas para adaptarse a la poca luz de la noche.
Y el color de sus ojos estaba apagado, un mar en calma y un bosque con los animales dormidos.

Derek soltó una pequeña risa que sacudió mi pecho.
¿Me había tomado las pastillas?
Sí, sí.
Entonces era aquel sentimiento llamado amor, que te sacude al mínimo gesto del chico que te gusta.

Qué duro era pensarlo.

—De los cuales muchos estarán borrachos, bastantes drogados y otros follando en los baños. Y sabes que mi cara no ha salido en ningún medio —Su sonrisa seductora nació de entre sus labios— Sube al coche, ternurita.

Sin decir nada caminé hasta el lado del copiloto y monté en el coche, el olor de Derek llegó a mis fosas nasales y suspiré, quería tener esa fragancia en mi nariz para siempre.

Me salvó de tener que andar hasta la rotonda; aunque seguía con la angustia de que alguien lo reconociera.
Parecía que iba a ser una noche normal, un chico y una chica que se gustan yendo de fiesta junto con otra amiga.
Y en mi pecho creció algo parecido a la felicidad.
Poder bailar con él, besarlo, darle la mano, olvidar que es un fugitivo.
Que todos lo vieran sin problema.

—¿Dónde has quedado con tu amiga? —Preguntó.

—En la rotonda, pero no creo que esté ya ahí.

Derek me miró de reojo una de sus manos estaba en el volante y la otra sobre la palanca de cambios; era muy buen conductor.

—Entonces vamos a su casa.

Asentí y le di la dirección, indicando un poco su zona.
Cuando ya supo cuál era su casa aceleró y el motor rugió; el paisaje se distorsionaba.

—Samantha —Dijo después de unos segundos de silencio bastante cómodo.

Giré el cuello y sus pupilas se clavaron por unos segundos en mí.

—Nada —Sonrió para sí mismo.

—¿Nunca te han enseñado que eso es lo peor que le puedes hacer a alguien? ¿Qué era? —Fruncí el ceño y soltó una carcajada.
Se mantuvo callado.

Giró el coche en la rotonda y fue recto hacia el pueblo de Margo.
Las calles estaban vacías como de costumbre en aquellas zonas tan rurales.

—No era nada, ternurita.

Frenó enfrente de una casa de tamaño normal, sus paredes eran de un amarillo claro y unas baldosas blancas formaban el camino hacia la puerta principal.
No hizo falta llamar al timbre; la pelirroja estaba saliendo por la puerta.
Nos miró sorprendida desde la entrada; llevaba unos vaqueros largos con una camiseta de tirantes con flecos, a medida que se acercaba podía ver su maquillaje con detalle, llevaba una base ligera y brillo de labios, se había alisado su cabello pelirrojo; cosa que, por cierto, nunca hacía.

Suspiré cuando entró al coche, su intensa colonia había invadido el aroma de Derek e inconscientemente quise echarla del vehículo; pero no lo hice.

Observó a Derek con curiosidad.

—Derek, ¿No?

—Ya nos vimos antes, Margarita.

—Margo —Le corrigió para después fruncir los labios— ¿Cómo es que vienes con nosotras?

—Porque quiero, puedo y hago de chófer.

La pelirroja no respondió, simplemente dejamos los tres que el silencio envolviera el ambiente.

Gracias a las indicaciones Margo conseguimos llegar al local.
Tenía unas luces de neón rosas, verdes y amarillas; la música se escuchaba desde fuera.
No había un hombre de seguridad que custodiara la puerta, simplemente un cordel rojo quitado y la entrada libre.

Algunas personas estaban apoyadas en la pared del bar/discoteca fumando y comentando alguna que otra cosa.

Me sentía como una adolescente normal y corriente, aquella sensación era fantástica y se multiplicó por mil al entrar al lugar.

Un hombre con una lagartija tatuada detrás de la oreja nos saludó.
Tenía la tinta algo corrida, seguramente se lo había hecho hace años.
La serpiente de Derek era mucho más detallada, con el cuerpo del animal enrollándose en su tronco, tan realista que parecía saltar en cualquier momento de su piel hasta tu yugular.
Deseaba acariciar con las yemas de mis dedos cada milímetro de tinta, desde sus abdominales hasta su espalda.
Mierda, Sam, concéntrate.

El olor a alcohol se metió en mis fosas nasales y todo el gentío me obstaculizaba observar la oscura zona solamente iluminada por luces de colores en las esquinas, a lo lejos la barra del bar tenía focos azules que hacían destacar el cabello cabello del chico que estaba sirviendo copas y dando sonrisas a cada chica que babeaba por él.

—Qué olor a vómito —Comentó Margo arrugando la nariz.

—Estamos al lado de los baños —Respondió el pelinegro recolocándose la camiseta y acomodándose el cabello, observaba el bar buscando algo que hacer, con sus labios entreabiertos y relamiéndoselos de vez en cuando.

—Me voy a ver si tienen cosas interesantes aparte del sexy camarero —Murmuró la pelirroja dejándonos solos y por primera vez no me molestó que se fuera.
Caminó deprisa hasta perderse entre la gente.

Suspiré y miré a mi alrededor hasta caer en la cuenta de una cosa.
Un par de chicas con las copas de la mano miraban con desdén al pelinegro, comentando cosas por lo bajo y consiguiendo que mi sangre hirviera decidiendo intervenir.

—¿Vamos a la barra? —Sonreí intentando quitarme esa mala sensación de encima, el chico de ojos bicolores parecía haber visto a las mismas chicas que yo y mis dedos se entrelazaron con los suyos.
Derek miró nuestras manos y frunció el ceño con una pequeña sonrisa.

—¿Celosa?

—No sé de qué me hablas -Fruncí los labios.

—Puedo asegurarte que estabas lanzándoles dagas con la mirada hace un minuto -Respondió divertido.

Mentira.

—No estoy celosa.

Su mano soltó la mía y la colocó en mi cintura, yo estaba de espaldas a las chicas pero podía escuchar sus insultos susurrados, Derek se acercó a mi oído y escuché su risa.

—Soy tuyo toda la noche, ternurita —Susurró— No de ellas —Colocó su barbilla en mi hombro y abrazó mi cadera.

Me mordí el labio, unas mariposas revolotearon en mi estómago y no pude evitar sonreír con ganas, el aroma de Derek parecía ponerme de buen humor, no solo fue lo que me dijo; sino el cómo lo dijo.

Cuando se irguió y me miró alcé ambas cejas
—¿Solo toda la noche?

—Y las que quedan —Bromeó—. Venga, vamos a tomar algo que te veo muy malhumorada hoy.

Las mismas chicas que antes me miraron de arriba a abajo con suficiencia, seguramente comparando mi cuerpo con los suyos (eran increíbles sus curvas) y preguntándose por qué un chico como Derek prefería irse con alguien como yo.
Lástima que durmiese conmigo y no con ellas, así que decidí disfrutarlo y les guiñé un ojo con diversión y maldad.

—Celosa —Susurró él mientras esquivábamos gente y mirábamos la barra de servir medio vacía.

—No lo estoy, cállate.

Se rió pero dejó el tema a un lado, puede que tuviese razón y estuviera un poco celosa, pero venga ya, ¿Quién no estaría molesta de ver como unas chicas se lo comen con la mirada?

Derek gruñó.
—Ve yendo tú, ternurita, tengo que ir al baño un momento —Besó mi frente y asentí con el ceño fruncido.

Seguí apartando gente hasta llegar al bar y me apoyé en la barra de mármol blanca con luces en el costado, el chico me sonrió y alzó una de sus gruesas cejas.
Mierda, era el chico pelirrojo de la moto.
¿Malcolm? Sí, era algo así.

—¿Qué quieres tomar, belleza?

—Dos Martinis —Sonreí con educación y me devolvió el gesto.
Era muy tenaz con las manos, sacaba vasos y los llenaba en cuestión de segundos, su mirada parecía brillar al servirlos.

Estuvo unos minutos atendiendo a los demás clientes con la misma tenacidad y labia que a mí, después volvió y se apoyó en la barra.

—Te veo aburrida, ¿Quieres también mi número de teléfono como aperitivo? —Me guiñó el ojo.

No me esperaba que tuviera una personalidad tan jovial, ni tampoco que me tratara como si nada cuando hacía unos días me miraba con una intensidad inaguantable.

Arrugué la nariz con gracia
—Estoy a dieta.

—¿A dieta de números?

Asentí y se mordió el labio divertido.

—¿Y de qué se trata esa dieta?

—De rechazarlos —Mi respuesta pareció hacerle gracia, pasó la balleta por el mármol y frunció el ceño divertido sin dejar de mirarme.

—Mi técnica siempre suele funcionar, ¿En qué he fallado, belleza?

—En que ya está acompañada —Habló mi acompañante, su brazo se colocó en mi hombro y mi corazón latió a una velocidad abismal, después sonrió.

—Ya van tres chicas acompañadas y una lesbiana que me tiró el vaso a la cara, qué mala suerte —El chico al parecer no apreciaba lo suficiente su vida, sus dos manos se apoyaron en la barra y le plantó a Derek una sonrisa juguetona y burlona.
No tenía miedo, aunque era comprensible: tenía mucho músculo.

—Sigue sirviendo, quizá tengas
suerte —Respondió mi acompañante con sorna.

Al alejarnos me reí
—¿Quién es ahora el celoso?

—Ibas a rechazarlo, ¿No?

—Quién sabe.

Me miró como si estuviera loca pero también con ese ápice de diversión propio de Derek, bebió de su vaso sin decir nada y copié la acción, el Martini quemó mi garganta; no estaba acostumbrada a beber.
Dejé el vaso encima de un altavoz, no quería más, tan solo el olor de ese local podía marearme y tomar alcohol solo empeoraría las cosas.
El ambiente era muy movido, el líquido temblaba por la música y la gente bailaba pegada debido a la canción.

Derek dejó su vaso al lado del mío, estábamos en una esquina apartados casi a la entrada del lugar y el frío que entraba por la puerta cuando la abría alguien me ponía el vello de punta.
El pelinegro me acorraló contra una pared, las chicas de antes nos miraban sin disimulo seguramente deseando intercambiar vidas.

—No sé si es el olor a marihuana que hay en los baños o qué pero tengo unas jodidas ganas de besarte increíbles —Susurró, mis labios se fruncieron de los nervios.
Una de sus manos agarró mi cintura mientras que la otra acariciaba mi muslo de arriba a abajo con lentitud, disfrutando el tacto de su palma contra mi piel hasta meterla debajo de mi vestido.
Rodeé sus hombros con mis brazos para atraerlo y besar su cuello.
Olía de maravilla, una mezcla extraña propia de Derek. Cuando uno de sus dedos tocó la tela de mis bragas me acerqué todavía más a su cuerpo, quería sentirlo.

Maldita sea, sabía volver loca a cualquier mujer.

Sonreí a las chicas que nos miraban y lo besé con más intensidad por debajo de su oreja para después sonreír burlona, mis ojos se clavaron en los de cada una, dejando claro mi papel con el chico de ojos bicolor.

Quizá fue el Martini que se me subió muy rápido a la cabeza o mis ganas retenidas, pero se sentía jodidamente bien.

Derek me miró, con las pupilas aumentadas y su iris más oscuro que nunca, el azul y el verde parecían estar pasando por tempestades de lujuria.
—Me está matando no poder tocarte como yo quiero, solo porque hay gente —Susurró antes de tomar su boca contra la mía, nuestros labios chocando y nuestras lenguas jugando con fuerza e intensidad, las luces del local lograban que viera el cabello de Derek con una mezcla de azul y amarillo, cabello del que, por cierto, estaba tirando para pegar más nuestras bocas si podía ser.
Una sensación cálida bajó por mi vientre hasta llegar a mi entrepierna, la calidez se convirtió en fuego y mis neuronas en ese momento no estaban funcionando.
Levantó mi pierna y sus dedos acariciaron la parte de abajo de mi rodilla, su cuerpo se adaptó al mío y cuando se movió para besarme el cuello sentí su erección.

—¿Derek?

******

¿Qué os ha parecido el momento #Sarek? 🌚

¿Quién creéis que es la persona que ha roto el momento?

¿Qué os parece Malcolm?
Va a dar mucho juego...

Continue Reading

You'll Also Like

2.4M 147K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Damon. Un hombre frío, amante de los retos, calculador... decidido. Se adentra en un mundo desconocido, donde l...
267K 10.3K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...
31.6K 1.2K 35
en esta historia seras Mia 🔞
741K 45.5K 39
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...