La buena reputación de Oliver...

By TatianaMAlonzo

2.9M 414K 297K

La Reputación #2 CONTINUACIÓN de La mala reputación de Andrea Evich, también disponible aquí en Wattpad. Es i... More

Prólogo
La buena reputación de Oliver Odom
Trailer #FanEdit
Capítulo 1
Capítulo 2
Correo de Oliver. 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Correo de Oliver. 2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Correo de Oliver. 3
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39 -FINAL-
Escena extra 1. Primera llamada
AHORA EN FÍSICO

Capítulo 16

65.7K 9.4K 5.5K
By TatianaMAlonzo


Andrea

Bouger no está mal. Me alejé un rato de la pista para beber algo, y aunque por haber mucha gente cerca de la barra aún no me atienden, el ambiente me gusta. Según Abner, hacen concursos de baile; por lo que, si todo sale como tía Su y yo planeamos, ganaremos una cena gratis y obtendré publicidad gratuita para mi academia.

Ahora debo encontrar con quién bailar.

En la pista, tía Su y Abner hacen pareja. Aaron, el Porky y Boris, por otro lado, tienen un trío un tanto excepcional, pero se divierten; así que me toca buscar compañía entre desconocidos.

Algunos tipos me miran con interés, pero ninguno me convence. Por lo sucedido con Sebastián me cuesta confiar. No me presto fácil a juegos del tipo intercambio de miradas, sonrisas o conversar solo porque sí con alguien.

—¿Quieres una copa? —Me pregunta con actitud cómplice un señor de pie junto a mí.

Le sonrío con prudencia. —No gracias.

—Vamos, solo una —insiste. Está ebrio, ese es un punto menos a su favor, y como no lo conozco la alerta de «Peligro» se activa.

Persiste y le ignoro. ¿Por qué te cuesta entender que no es no? Y aunque pierdo mi lugar en la barra, me alejo hasta poner una distancia de cinco personas entre nosotros. Suelta una carcajada.

—Zorra —se queja, señalándome mientras habla con el sujeto que le acompaña.

Pero no de tu cueva, pendejo.

No todos los tipos que han intentado acercarse a mí son cretinos, en la universidad conocí a unos bastante agradables, también durante mis clases de baile o al atenderles en El Cisne. ¿El problema? El video. Cuando todo marcha bien empiezo a plantearme cómo decirlo. Prefiero que sea así en lugar de que les tome por sorpresa o piensen que se los oculté adrede. Además, ver la reacción de una persona al saber de mi video me dice mucho de ella. Deseché a muchos cretinos de esa manera y otros tantos decidieron ser únicamente mis amigos. No pudieron con la carga de una mala reputación. Al menos fueron honestos. Y luego están los que sí quisieron continuar conociéndome. Sin embargo, a mi pesar, ninguno fue un Oliver Odom. Con ninguno quise compartir la misma Coca-Cola.

¿Qué hacer cuando el corazón te grita «Para qué sigues buscando si ya tienes el nombre del indicado»?

Por lo mismo, esbozo una sonrisa malhecha al sentir una mano caer sobre mi hombro; una mano que, advierto por el rabillo del ojo, pertenece a alguien que viste una camiseta de Superman.

—¿Qué hice yo para merecer esto? —digo, limpiando de la esquina de mi ojo una lágrima. Empezaré a creer que mi corazón es un imán para el suyo.

—Déjame pensar —suspira Oliver—, ¿irte cuando estábamos en nuestro mejor momento? —Termina de acomodarse en el lugar junto al mío—. ¿Marcharte cuando aún tenía mucho amor para darte? Puedo seguir toda la noche, bebé —agrega, elevando su voz para hacerse escuchar por encima del sonido de la música.

—No era necesario que respondieras —digo, sin todavía mirarlo directamente. Lo único que tengo claro es que aún viste la camiseta que le regalé.

—Tuve siete años para pensar en ello.

—¿Por qué estás aquí? —le pregunto esperando que esta vez sí se sincere—. Le pediste a tu novia casarse contigo en televisión —recuerdo, doliéndome—. Eso solo se hace cuando amas mucho a alguien —Él baja su mirada. No obstante, parece divertirle mi cuestionamiento—. Todos los días veo a parejas comprometidas, Oliver. Se aman tanto que a veces hasta resulta empalagoso para otros, lo único que quieren es estar juntos. ¿Por qué no estás con tu prometida?

—Es...

—Si dices «Es complicado» te juro que voy a lanzar sobre ti mi Margarita una vez me la traigan —sentencio.

Él resopla.

—¿Aún no te traen tu bebida? —pregunta ignorando mi interrogatorio anterior.

—No —Miro al bartender dar prioridad a gente que vino cuando yo ya había pedido. Hijo de...

Oliver le silba y este al ver quién le llama se aproxima.

—Una Margarita para la dama y una cerveza para mí —pide.

—Claro, Oliver —sonríe el chico poniéndose ya a despachar la orden.

—Por supuesto, a Oliver Odom lo atienden rápido —me quejo.

—Es la única ventaja de esto —responde él mirando con un poco de molestia a las personas que le sacan fotos. Algunas hasta me piden que me quite.

—¿La única? —cuestiono—. Pensé que te gustaba ser famoso. En el programa o entrevistas que das parece gustarte.

—¿Parezco el tipo de chico que siempre quiso ser famoso, Andrea? —devuelve, dolido.

—Yo que te conozco de años diría que no —acepto—, pero la gente cambia... Tú has cambiado —recalco. Él me mira como si intentara comprender lo que he dicho.

—Sigo siendo el mismo, Andrea.

—Entonces contesta. ¿Por qué estás aquí y no con tu prometida?

Mi Margarita llega antes de que él decida hablar. Molesta, me acomodo mejor sobre mi banco y procedo a beber mi trago ignorándole. Siento ganas de romper el hielo pero no bajaré la guardia. Debe decirme a qué juega... con ella, porque conmigo ya no. Tiene que elegir.

¿Tiene que elegir?

Sin mirarme bebe algunos tragos de su cerveza. Luce... pensativo. ¿Por qué es tan difícil responder?

—Ella sabe de mí —digo, recordando la expresión de Karin al decir Oliver mi nombre durante la demostración de cocina. Una vez más lo miro—. ¿Sabe?

—No la estoy engañando contigo si ese es tu temor —responde él—. Ella tiene claro dónde estoy y por qué.

—Sigues sin hablar claro —insisto e intento bajar de mi banco para alejarme, pero él apoya una mano en mi hombro para detenerme. No. Basta.

—No es un tema de conversación sencillo —alega—. Lo mío con Karin Becker es más que una relación de pareja. Eso lo sabes... Y es mejor que, por el momento, nada más sepas eso.

—No me lo pones fácil cuando te acercas a mí para tontear teniendo una prometida. ¿O lo imaginé, Oliver? —exijo saber tratando de no sonar afectada, pero fracaso—. ¿Acaso soy una tonta que tomó demasiado en serio tus indirectas respecto a nosotros cuando, es claro, malditamente claro, que no las vas a dejar a ella?

—No fueron indirectas, Andrea —dice.

—¡Deja de hablar por partes! —exploto y salto de mi banco para alejarme. Me dueles.

Él me sigue.

—Andrea... —llama.

—¡Vete! ¡, te rompí el corazón, pero ya te vengaste... Con esto te vengaste, Oliver Odom! —lloro abriéndome paso entre la gente que baila en la pista. Mi noche fue arruinada dolorosamente.

—¡No busco vengarme! —asegura tirando de mi brazo para que me vuelva hacia él.

—¡No eres justo con ninguna de las dos!

—¡Ella tiene claro todo!

—¡Ah, entonces la idiota soy yo! ¡Qué maldito alivio!

—¡No! —Él me rodea para que no me quede otra opción que verle—. Ella debe dejarme a mí, ¿de acuerdo? —contesta, hablando muy cerca de mis labios. Muy cerca—. No yo a ella... Y eso, en todo caso, no va a ser posible por ahora.

Me seco más lágrimas... —¿Por qué?

—¡ME MATARÍA!

Sí, eso lo dijo gritando.

—¿Ella? —cuestiono, incrédula—. ¿Quién es? ¿El diablo?

—La hija.

Niego con la cabeza. —No comprendo.

Oliver me jala hasta una esquina. La música a todo lo que da todavía taponea nuestros oídos, pero al menos ahora hablamos con mayor privacidad. Me estoy calmando. Se está calmando... Por lo menos empezó a hablar.

—No solo trabajo para el padre de Karin —explica—, él y sus nuevos socios me tienen en su poder gracias a un contrato e información que me afecta. Prácticamente le vendí mi alma al diablo, Andrea. Y si no les cumplo esto no terminará bien para mí. Nadie quiere perder dinero. Nadie. De manera que si Karin no termina conmigo primero, si yo la dejo a ella, me toca soportar la ira de su papito, que más que su hija termine con el corazón roto teme que la ruptura le haga perder contactos... Y hay más —Él pasa ambas manos sobre su cara—, mucho más; por lo que, agravando el problema, aunque Karin quisiera terminarme...

—¿Su padre no la dejaría?

—Estás entendiendo bien.

Y es demasiado para analizar. 

—¿Y ella te quiere terminar? 

—No. No todavía.

—¿No todavía? 

No comprendo.

—Estoy trabajando en ello.

Cambio el peso de mi cuerpo de un pie al otro. No me gustó nada cómo sonó eso. ¿Trabajando en ello?

—¿De qué forma?

—Sabe que pase la noche contigo —Oliver lo dice como si fuese algo «normal»

—¡Pero no hicimos nada! —Mi cara es de horror.

—¿Terminarías a tu novio de pasar toda la noche con su ex en un muelle?

—Por supuesto.

—Ella no.

Dios.

—¿Por qué?

—Sabes que mi fuerte nunca ha sido entender a las mujeres —Él suspira con pesadez—. Necesita tiempo, Andrea. Hay  cosas en juego —insiste.

—Tal vez le tiene miedo a su papá.

—Ya he tratado de terminar otras veces con ella y siempre encuentra la manera de convencerme para que sigamos —explica—. «Te ayudaré con esta tarea de la universidad», «Te ayudaré a organizar tu horario», «Papá te quiere dar trabajo», «Papá te va a ascender», «Papá te hará socio...», «Te puedo ayudar a ganar El chef de oro» Esa fue la última.

»La conocí en la universidad. Empezamos como amigos que se ayudan en clase. Esa temporada conseguí trabajo como cocinero en un restaurante de comida rápida, Karin iba a comer conmigo y soportaba que le hablara de ti por horas. ¡Por horas! Me consoló... También me vio salir con otras chicas que, contrario a ella, si les enfadó escucharme hablar de Andrea Evich... Pero a ella no... Ella esperó paciente a que yo reaccionara y le diera una oportunidad, cosa que en su momento me pareció buena idea... Se ganó mi confianza, Andrea, mi afecto... Todo estuvo bien hasta que acepté trabajar para su papá.

Oliver deja caer los brazos como se sintiera derrotado. 

—No tienes una pistola en la cabeza para seguir en situación —lo regaño.

—Por supuesto que no —Él vuelve a mirarme—. Pero me acostumbré. Me acomodé. Estar con ella estuvo bien —Él hace comillas con sus dedos al decir lo último—. Absolutamente todo, repito, iba bien hasta El chef de oro. Me sentí mal por ella por no quedar entre los finalistas y, tomando en consideración lo buena que es para negociar, le propuse ser mi representante. Los problemas se dieron cuando su papá vio una oportunidad... y ahí es donde empieza lo complicado.

—¿Hay más?

Él asiente. —Hay cosas que todavía no me siento listo para decirte —admite, confundiéndome todavía más... 

Niego con la cabeza. —¿Al menos la quieres? —pido saber. 

—Ella... está bien —contesta, todavía apoyado en la pared. Parece resignado.

—Lo haces sonar como si hubieras estado con ella por interés. Solo por interés —concluyo.

—En parte —admite.

—¡Eso es horrible! —Hago énfasis en Horrible.

—No solo yo me beneficié —insiste—, lo que te platico no es algo a lo que Karin sea ajena. Sabe por qué estoy con ella, así como también tiene claro por qué a veces no quiero estarlo... Funcionó durante muchos años.

—¡Pero suena horrible! —repito—. ¿Por qué nunca intentaste seguir conociendo a otras chicas?

—No valía la pena —dice, distraído. No parece querer hablar de ello. 

—¿Por qué? —insisto en saber,

—¡Porque ninguna de ellas iba a ser TÚ! —dice por fin, dejándome en shock—. ¿De acuerdo? —Me mira como si le doliera—. Ninguna.

—Tú... —Apenas puedo encontrar mi voz. No puedo decir más.

—Y por eso ahora no veo las horas de... —Deja lo que está diciendo en suspenso para tomar un poco de aire. 

—¿De alejarte de ella?

—Sí —termina, agradeciendo que yo lo diga. 

—Pensé que no me querrías —admito, mirando a la gente bailar—. Creí que no te acordarías de mí.

—Imagina cómo me sentía yo sabiendo que fuiste tú la que me abandonó.

Lo miro. —Pero te expliqué mis razones.

—Y leerlas una y otra vez no ayudó.

Dios.

—¿Ahora qué? —pregunto, esperando que él responda.

—Quiero besarte pero no me vas a dejar... —Una vez más me mira esperando que sea yo la que decida. 

Poso mi atención en sus labios. —No... No es justo para ella —repito—. Te quiere a pesar de todo, ¿no?

—Sí —admite a su pesar.

—¿Y eso no te da aunque sea un poco de remordimiento? —Él... no contesta—. Esto no está bien —insisto, intentando esconderme de él... de todos.

—No hemos hecho nada malo —defiende—. Eso sí, porque tú no quieres.

—¡OLIVER!

Me mira de lleno. —¿Prefieres que mienta? Te repito que yo no la obligo a estar conmigo.

—¡Pero no está bien!

—¿Qué no está bien? —exige. 

—Que no te importe.

—Su padre colaboró en la antipatía que ahora siento por ella y todo lo que representa.

No me gusta el enojo con el que dice eso.

—Jugaste su juego, Oliver —le hago ver y eso lo lastima. En verdad lo lastima. ¿Qué punto crucial toqué?

—Entonces a lo mejor sí tienes razón y he cambiado —dice, poniéndose de pie otra vez—. Tal vez ya no soy aquel chico bueno... el de la buena reputación.


----

Muchísimas gracias por dejar Tu voto ♥

Continue Reading

You'll Also Like

68K 10.2K 34
{boyslove} En un mundo donde seres de otro planeta se han apoderado de la Tierra, todos los humanos han sido aniquilados, exceptuando algunos niños...
590 81 49
Sofía vive en el mundo literario aferrada a los chicos que solo existen en los libros, chicos creados por chicas. Pero eso cambia cuando conoce a Gab...
Él Te Escucha By Jobs

Mystery / Thriller

3.3K 519 16
Ella, una chica inocente. Él, el asesino incógnita más buscado. ¿Quién diría que un simple podcast haría que tú muerte estuviera tan cerca?
1.9K 559 34
"Demencia" es una antología de cuentos narrados desde la perspectiva de un esquizofrénico. Con la peculiaridad de que a veces narran las voces dentro...