Llegó al frente del enorme edificio con Louis a su lado y después de revisar con la mirada se dio cuenta de que no tenía un lugar donde quedarse disponible.
- ¿Por qué no bajas? Yo estacionaré el auto – dijo el rizado.
Louis hizo caso a lo que el chico de ojos verdes pidió y sin más bajó para esperarlo dentro del lugar. Al entrar al enorme edificio que sabía que visitaría con frecuencia se dio cuenta de que la chica de la recepción le sonreía de una manera completamente nerviosa, cosa que le pareció lo más tierno del mundo. No era que ignorara el hecho de ser atractivo, sino que simplemente nunca había prestado atención a los coqueteos de personas completamente ajenas, que no fueran Harry.
- Hola – saludó ella desde su lugar.
Puso su mente a trabajar rápidamente y se dio cuenta de que el día en que se había reunido con Harry por primera vez igual la había visto, pero en realidad la había ignorado, no había preguntado ni siquiera por educación su nombre.
- Hola – contestó él regalándole una hermosa sonrisa.
Miró atentamente como la chica se sonrojaba al instante ante tal acción y notó que Harry jamás había hecho algo parecido, así de dulce.
- ¿Cómo estás? – preguntó ella en un intento desesperado de mantener una plática fluida – te está esperando John en la sala de reuniones, a ti y a el señor Styles.
Le causó demasiada gracia el hecho de que alguien hablara acerca de Harry con tal formalidad debido a que él jamás lo había hecho, pero decidió aguantarse esa carcajada que empujaba insistente entre sus dientes con demasiadas ganas de salir.
- Lo sé – dijo un poco después – yo igual espero a Harry – por más que quisiera sabía que él jamás podría dirigirse a aquel chico que conocía de pies a cabeza de una forma educada – vendrá en unos segundos, sólo estaciona su auto.
- Oh… - dijo ella y paseó su mirada por todos lados – soy Eleanor – extendió su mano hacia el chico de ojos azules quien la tomó sin titubear.
- Yo soy Louis.
- Lo sé – dijo ella haciendo ver una enorme sonrisa que él respondió para después soltar su mano.
Las puertas de la entrada del enorme edificio se abrieron de par en par dejando ver a Harry que se dirigió a paso rápido a donde ellos se encontraban.
- Vamos Louis, es tarde – dijo demasiado serio tomando la mano del chico para empezar a tirar de él – y tú Eleanor – se detuvo un momento para mirarla – mantente en tus asuntos de trabajo, por favor.
Después de soltar aquellas palabras hacia la chica continuó arrastrando a Louis hasta que estuvieron dentro del elevador. Dentro por fin se animó a soltarlo y se apoyó soltando un suspiro sobre las paredes de metal.
- ¿Qué te sucede? – le preguntó el de ojos azules visiblemente molesto mientras se frotaba la muñeca pues el rizado lo había jalado con mucha fuerza.
- Venimos a trabajar – dijo cerrando los ojos – no a perder el tiempo.
- Sólo la estaba conociendo – se quejó – trabajaré en el mismo edificio que ella, tan siquiera tengo que saber su nombre.
- No, no tienes que.
- No actúes como si estuvieras celoso – abrió los ojos como platos cuando se dio cuenta de que él mismo se había dado la respuesta hacia la actitud de Harry - ¿Estás celoso? – preguntó en un tono divertido.
El rizado tensó todo su cuerpo y ese fue el instante en el que Louis confirmo que le había dado en el clavo. Abrió la boca para burlarse un poco más pero las puertas hicieron ruido al abrirse, ese ruido que logró interrumpirlo.
Ambos salieron del elevador rápidamente y caminaron hacia la sala de juntas donde los esperaba John. Cuando abrieron las puertas de aquel enorme lugar se dieron cuenta de que si, efectivamente, llegaban tarde puesto que el representante ya se encontraba ahí.
- Qué bueno que llegan – dijo John dejando el periódico que leía en la larga mesa que se encontraba rodeada de sillas para después tomar su taza de café recién hecho y darle un sorbo.
- Perdón por el retardo – se disculpó Louis mientras se sentaba alado de aquel hombre.
- Llevo años sin escuchar esas palabras – dijo entre divertido y sorprendido – Harry no acostumbra a disculparse por llegar tarde – explicó.
El rizado se sentó al otro lado de aquel hombre mientras ponía los ojos en blanco por aquel comentario tan incómodo e innecesario.
- No tengo por qué pedirlas si sé que me disculparás al final de cuentas – defendió su actitud.
- Lo que no te perdono son esos bloqueos mentales que te dan de repente cuando tenemos la fecha de entrega demasiado cerca – dijo haciendo notar la razón de la reunión – mandé a Louis a ayudarte, pero conociéndote, no creo que lo hayas dejado así que…
- De hecho avanzó nueve capítulos – dijo Louis interrumpiendo el regaño hacia el rizado.
- ¿Nueve? – se alejó la taza de golpe de los labios por la sorpresa – vaya… eso quiere decir que tendrás unas vacaciones cortas antes de la fecha – analizó.
- Ya hice las revisiones de los capítulos anteriores que tenía escritos y después revisé los últimos nueve así que el trabajo está más que adelantado.
- ¿Cuántos capítulos faltan? – preguntó John hacia Harry.
- Unos nueve más.
John se veía completamente satisfecho con los resultados que ambos chicos le estaban reportando y se los hizo saber cuándo pegó un salto de emoción de su asiento.
- Quiero hablar un momento con Louis – pidió Harry con una cara suplicante.
- Lo que quieras – dijo feliz – no sabes el alivio que me has dado.
El hombre se despidió de ambos chicos sin borrar aquella sonrisa de sus labios de la felicidad que sentía. Era libre esa vez porque por fin no se sentía estresado por la idea de que tendría que pedir unos días más con tal de que Harry terminara de escribir, todo era perfecto.
Cuando estuvieron solos por completo, el rizado carraspeó y jugueteó con sus dedos nerviosamente sin saber que era lo que quería decir con exactitud. Quería responder todas las preguntas de Louis por dolorosas que fueran, pero no sabía si estaba preparado.
- Regresé por un proyecto que tengo – empezó hablando de una forma completamente baja pero aún así audible para el de ojos azules – aparte de que necesitaba inspiración para escribir.
Louis asintió levemente indicando que entendía por completo la razón de lo que decía. Sabía que Harry estaba respondiendo a esa pregunta que en el restaurante no había logrado responder por la interrupción. Ese era el momento, por fin iban a hablar de todo…
- Te odio – soltó Louis sin más.
- Yo entiendo que lo hagas – dijo el rizado sintiendo como si se le desgarrara el alma por aquellas palabras que el de ojos azules le acababa de decir – te prometo que…
- Me hiciste pedazos cuando te fuiste – le interrumpió y Harry entendió que Louis sólo quería que lo escuchara – nunca había llorado tanto por alguien – dijo pensativo – me lo dijeron demasiado tarde, lo sabía, pero de todas maneras fui a buscarte a casa de tu madre con la esperanza de que siguieras ahí aunque fuera un milagro, pero ya te habías ido dejándome una carta – no supo en qué momento sus ojos se llenaron de lágrimas – una maldita carta que no me daba la opción entre quedarme o irme contigo… sentí que habías sido tan egoísta – lo miró – si me lo hubieras dicho no hubiera pensado, para ese tiempo hubiera dejado todo por ti, en cambio tu sólo dejaste esa carta que me sé de memoria por tantas noches en vela que pasé leyéndola como si eso te trajera de regreso a mi, era mi único consuelo. Te amaba tanto y te detestaba al mismo tiempo porque sentía que me habías arrancado gran parte de la vida y todo se vio reflejado cuando no pude seguir. Pospuse mi educación universitaria porque sabía que mi mente se había ido contigo, tenía que esperar a que volviera a su lugar, a que ser se acostumbrara a vivir extrañándote.
Se tuvo que detener por un momento mientras limpiaba sus lágrimas de una forma desesperada con sus brazos como si con eso todo se fuera a detener, pero sabía de antemano que eso no pasaría pues estaba diciendo todo lo que se había guardado por años enteros.
- Te apoderaste de mi vida y luego te la llevaste contigo – reclamó - ¿Cómo pretendías que continuara con mi vida como si nada pasara?, ¿Cómo creías que te iba a olvidar de un día para otro?
- Yo nunca pensé que no sufrirías Louis – dijo Harry en su defensa – si yo actué egoísta en ese tiempo, tú lo estás haciendo en este momento porque no estás pensando ni siquiera un segundo en que yo la pasé igual de mal que tú – suspiró frustrado porque quería abrazar al de ojos azules para consolarlo, pero no era lo correcto hasta que terminaran de hablar y si él se lo permitía – mis padres se habían separado, no podía estar con mi madre ya que me odiaba por mi sexualidad y después de que decidí ir con mi padre me di cuenta de que hubiera dado igual el quedarme porque él nunca se encontraba en casa – explicó – no quería que te metieras en problemas con tu familia por el hecho de querer irte conmigo, quería estar contigo pero de la manera correcta, no actuando impulsivamente como sé que lo hubieras hecho de haberte dicho. No quería echar a perder tu vida, pero lo hice y destruí la mía en el acto.
Las lágrimas resbalando en las mejillas del chico de rizos una tras otra hicieron que Louis callera en cuenta de que si, que tal vez en ese momento estaba actuando egoísta al pensar únicamente en el dolor que él había sentido, dejando de lado por completo los sentimientos de Harry quien al parecer había sufrido tanto como él.
- Lo siento – dijo Louis – por mi egoísmo… sólo… me dolió y me dejé llevar por eso.
- Perdóname Lou – todo en su estomago se revolvió al escuchar que el rizado lo llamaba de esa forma – por todo.
El de ojos azules asintió y lo abrazó con fuerza como si tuviera miedo de que se le volviera a ir de las manos, como si fuera el último abrazo que se daban.
Las lágrimas del de ojos verdes mojaban el hombro de su camisa y estaba seguro de que las propias lograban el mismo efecto en la ropa de Harry. El sentimiento seguía tan vivo como el primer día y no lo podía creer. Por segunda vez en su vida la espera había valido la pena.
- Te amo – susurró el rizado dentro del abrazo.
En el debate interno que se formó no pudo contestar a pesar de que el amor se acumulaba en su garganta así que simplemente lo besó poniendo en ello todo su corazón y los sentimientos que su alma resguardaba logrando que se hiciera realidad lo que ambos se habían imaginado desde el momento en que se habían visto de nuevo en aquella fiesta de su amigo en común.