Capítulo 38.

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Abrió los ojos sin muchas ganas de hacerlo y es que en realidad se sentía completamente cómodo entre las sábanas mientras el cuerpo de Louis descansaba prácticamente sobre él puesto que lo abrazaba con mucha fuerza.



Intentó hacer el menor movimiento posible para levantarse muy a su pesar. Quería seguir en cama de aquella manera pero simplemente sabía que no podía hacerlo, se le haría tarde y ese era el gran día en el que elegiría la portada del libro y otros detalles acerca del diseño.



Se sintió triunfante cuando notó que Louis seguía completamente dormido a pesar de su ausencia y sin más se metió al baño para tomar una refrescante ducha haciendo que se sintiera completamente relajado. Todo estaba marchando a la perfección en su vida y eso sin duda hacía que una sonrisa se formara en sus labios, realmente nada podía ser mejor.



Cuando por fin se sintió limpio, salió de la ducha pero al entrar al cuarto se dio cuenta de que Louis ya no se encontraba ahí, cosa que lo extrañó por completo. Se vistió de una manera rápida sin descuidar su presentación personal y bajó las escaleras de la enorme casa que rentaba para dirigirse a la cocina donde vio a Louis abriendo y cerrando puertas de la alacena como un desquiciado.



Sonrió inconsciente y caminó en su dirección para abrazarlo por la espalda y depositar un dulce beso en su mejilla.




-          ¿Qué buscas con tanta desesperación? – preguntó recargando la cabeza en el hombro de su novio.

-          El café – dijo el chico de ojos azules completamente resignado – quería que estuviera listo para cuando salieras de la ducha – suspiró – pero con esta cocina tan enorme esa es una labor imposible.




Harry rió animado y dejó escapar a su novio de la dulce prisión de sus brazos.




-          Siéntate – ordenó el rizado – lo haré yo.




Louis rodó los ojos disgustado por no haber conseguido su cometido y sin más se sentó después de soltar unas cuantas quejas en un tono bajo causando la risa del de ojos verdes.

No tuvo que buscar como loco para conseguir lo necesario y empezar a preparar el café.




-          ¿Quieres acompañarme? – preguntó el rizado mientras ponía agua a calentar.

-          ¿A dónde? – soltó la pregunta cargado de curiosidad.

-          Te lo dije – se quejó – a elegir la portada del libro.

-          Sólo soy el editor, Harry – respondió al final – ve tú, yo tengo cosas que hacer en casa.

A Primera Vista... [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora